Víctor Álvarez R.
Con 80 %
de rechazo al gobierno y sus candidatos, el país descontento tiene la
oportunidad de ganar la mayoría de gobernaciones y alcaldías en las
Megaelecciones del 21-N. Postular candidatos unitarios que generen confianza y
estimulen a votar es una obligación de los partidos políticos que se plantean
recuperar la confianza en la institución del voto y retomar la ruta electoral.
Las
condiciones electorales deben ofrecer a todos los partidos las mismas
oportunidades de participar, sin intervenciones ni ventajismos de ningún tipo. No
contribuye a la celebración de unas elecciones competitivas ilegalizar partidos
políticos o despojar sus nombres y símbolos para entregárselos a disidentes que
siguen el juego del gobierno y así nadie se anima a votar por ellos.
Pero la
alta abstención también es un reflejo del desencanto de la gente por la baja
calidad de la acción política de los partidos. El electorado se desmotiva cuando ve a dirigentes y líderes políticos
enfrascados en una sarta de insultos y acusaciones que, de ser verdad, los
descalifican e invalidan para asumir cargos públicos de elección popular.
Desde la
oposición se cuestiona la reelección indefinida, pero vemos que muchas
organizaciones políticas tienen desde hace años el mismo presidente, el mismo secretario
general, la misma dirección. Parecen atornillados a sus cargos y así se le
cierra el paso a nuevas generaciones de dirigentes. La falta de democracia
interna en los partidos suele ser uno de los detonantes de esos conflictos
internos que sirven de pretexto al gobierno y al TSJ para intervenirlos.
En los partidos de la
oposición pareciera que la unidad no es un objetivo prioritario ni viable. Convencido de que a mayor cantidad de tarjetas en
el tarjetón, mayor será la confusión del elector, el gobierno exacerba su división
al aprobar tarjetas a varios partidos. El oficialismo no le teme a la tarjeta
de la MUD porque sin unidad es un partido más y su reactivación agravará las
contradicciones internas de la oposición.
Con
tantos partidos, si estos no pactan candidaturas unitarias, el voto opositor se
dispersará. Aún si el gobierno acepta mejorar las condiciones electorales, si los
partidos de la oposición va divididos y no presentan buenos candidatos a la
mayoría de las 23 gobernaciones, 335 alcaldías, 250 diputados regionales y
2.400 concejales, será muy difícil vencer la abstención y esto favorecerá a los
candidatos del gobierno que ganarán con apenas el 20 % de los votantes.
Para analizar las condiciones
electorales y la situación interna de los partidos políticos, en la serie “Diez
conversaciones estelares con diez mujeres comprometidas con una solución
electoral y pacífica a la crisis venezolana” hemos invitado a Mercedes
Malavé, comunicadora social, con doctorado en la Universidad Pontificia de la
Santa Cruz, directora de formación del IFEDEC y presidenta del partido Unión y
Progreso.
Vea la conversación completa con
Mercedes Malavé aquí https://youtu.be/kIaJyEyopm4
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