Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Hay un creciente
clamor nacional sobre la necesidad de sincerar el precio de la gasolina, cuya
distribución “gratuita” ha degenerado en una política antipopular y antiempresarial.
El subsidio a la gasolina no es gratis, se paga a través del impuesto hiperinflacionario que recae
sobre todo en quienes viven de un ingreso fijo, pero que también afecta a las
empresas que no pueden sincronizar el ajuste de sus precios al ritmo
hiperinflacionario, y luego no pueden reponer el total de los inventarios con
los ingresos que obtienen por ventas.
La “gratuidad” de la gasolina no beneficia a
los más pobres que no tienen carro y nunca van a una estación de servicio a
llenar el tanque. Semejante subsidio arruina las finanzas de Pdvsa porque no
permite a las refinerías cubrir sus costos. Esto obliga al BCV a emitir dinero inflacionario,
el cual transfiere a Pdvsa para que pueda pagar sus nóminas. Es un estímulo
perverso al contrabando de extracción que solo beneficia a las mafias y amenaza
con dejar al país sin gasolina.
Escenarios de ajuste del precio de la gasolina
La gasolina más cara en América Latina es la
que se vende en Uruguay a 1,51 $/litro, el precio intermedio lo encontramos en
México y Brasil a razón de 1 $/L y la más barata es la de Ecuador, a 0.50 $/L. Nuestra
propuesta es ajustar la gasolina en Venezuela al precio más barato al que se
vende en América Latina, a fin de poder cubrir los costos de refinación, transporte
y comercialización, y generar un margen de ganancias que se destinará a: