domingo, 19 de junio de 2011

Ausente presencia

Caracas, 19 de junio de 2011

Ausente presencia:

Cuando te fuiste me invadió una culpa voraz. Me quedé con la certeza de que pude haber hecho mucho más para que no te marcharas de esa manera, que no hice todo lo que se podía. Ese día tu fatiga, tu voz estremecida y tus confusiones anunciaban ya la despedida. Pero yo no supe interpretar esas señales.

¿Por qué no supe entender tu tristeza aquella vez que te robaron buena parte del sueño por el que tanto habías luchado?. ¿Por qué no fui capaz de sentir el dolor que estalló con semejante fractura y se hizo infinito hasta aquel diciembre que pasamos juntos en Caraballeda?. Ahora que también me duelen los estragos del tiempo vengo a entender que, con tantas averías, nadie quiere ser eterno. Y así no hay nada más humano que cansarse de tanto resistir. ¡Qué distinto habría sido todo si hubiese entendido a tiempo que tu vida dejó de ser vida para transformarse en una épica de la resistencia, en una heroicidad, en una hazaña cotidiana!.

Recuerdo aquella vez que te plantee mi intención de separarme. Me dijiste que cuando uno está enamorado la pareja le parece perfecta, y lo que para otros es un defecto a todas luces, para uno es una virtud, un atributo. Me veías danzando en la euforia del enamoramiento, hechizado por el descubrimiento, hundido en la magia de la atracción y de la seducción, en el excitante desafío del miedo a ser vencido. Y te empeñabas en que el amor es otra cosa: la certeza de seguir juntos en la salud y en la enfermedad, en la abundancia y la precariedad, en la fama y el anonimato, en el poder y el desamparo.

Mira, no es momento de sacar cuentas y pasar facturas, no quiero sacarte nada en cara. Al igual que tú, yo también miré para los lados, me desvié del camino y tuve mis encunetadas. No he sido un santo. Pero mientras yo ardía en la silenciosa hoguera de mi rabia, tú siempre llegabas con tu grúa de comprensión infinita, a remolcarme antes de que terminara de caer al fondo del barranco. Y así me enseñaste que perdonar es perdonarse, es liberarse de ese rencor que es un dolor supremo, un tormento que solo sana cuando quedamos libres de culpas y remordimientos, sin afanes de venganza.

Pero te cansaste y te marchaste. No me opuse, no me desesperé, ni grité. Tampoco lo acepté. Más bien, ese día me puse mi mejor traje y encontré la reserva de serenidad que hacía falta. Parecía un gerente, ocupándome de todos los detalles para que tuvieras una digna despedida. En esas circunstancias, muchos otros hacen suya nuestra pena, como si de una muerte se tratara, como si a un entierro hubiesen sido convocados.

Ya no estamos juntos para glorificar nuestras luchas cotidianas, aunque no dejo de escuchar tus proclamas: “Dios aprieta pero no ahoga”, “El momento más oscuro de la madrugada es justo antes del amanecer”, “No importa cuántas veces uno se caiga, lo importante es levantarse”. A pesar de la escasez de aquellos tiempos siempre encontraste la manera de premiar mi mejor esfuerzo, aunque a veces no lograra todo lo que me proponía. Pero también me castigaste por mis inmadureces e imprudencias. Así templaste mi carácter y aprendí a diferenciar lo malo de lo bueno, lo justo de lo injusto. Y con esas herramientas que me diste salí a caminar por la vida, creyendo en causas perdidas y otras no tan perdidas, siempre lleno de idealismo.

Quién iba a pensar que este incrédulo terminaría hablando solo contigo, como si fueran comunicaciones del más allá, encuentros cercanos de algún tipo. Pasan los años y todavía no me acostumbro a estar sin ti ¿Lo entiendes?. Quiere decir que a veces me entristece no poder hacerte cosquillas y disfrutar tus carcajadas; quiere decir que me hacen falta aquellas conversaciones sobre los grandes sucesos cotidianos; quiere decir que extraño tender mi mano y no encontrar la tuya para agarrarla y apretarla, quiere decir que aún busco tu abrazo, quiere decir que no te olvido, viejo, que no te olvido. Cuánta razón tuvo aquel amigo que al momento de darme el pésame me dijo al oído: “la muerte no llega con este viaje sino con el olvido”.

Hoy no es el día de tu cumpleaños ni un año más de tu partida, es el Día del Padre y te extraño, como te he extrañado tantos días. Pero te siento a mi lado papá, porque aunque sea de otra manera, nunca has dejado de estar conmigo

¡Siempre!

Tu hijo

Víctor

jueves, 16 de junio de 2011

Graduados para emprender

Las universidades fueron creadas para reproducir los sistemas económicos, políticos y sociales. Por eso, la universidad creada para sostener el sistema capitalista rinde culto al comportamiento individual y a la competencia de todos contra todos, tras la falsa creencia de que así todos progresarán. Considera a la competencia como la fuerza motriz del desarrollo. Cualquier comportamiento diferente, como serían la solidaridad y la cooperación, es considerado absurdo y contrario a la naturaleza humana. No conciben otra manera de organizar la actividad económica que no sea en torno al afán de lucro y a la maximización de la ganancia y rentabilidad del capital.

Para que la inclusión en la educación universitaria contribuya realmente a la construcción de una nueva sociedad, es necesario plantearse la transformación integral de la universidad. En ésta todavía se forman los reproductores de un orden económico basado en la explotación del trabajo asalariado, generador de desempleo, pobreza y exclusión social. De allí la necesidad de repensar el perfil del egresado para que sea portador de los principios de solidaridad, cooperación, complementación, reciprocidad, equidad y sustentabilidad que deben gobernar el nuevo modelo productivo que en Venezuela se construye.

El egresado de la universidad pública debe ser consciente de la diferencia entre las prioridades del capital que lo emplea y los problemas de la sociedad a la cual está llamado a servir. Una cosa es formar empresarios capitalistas y otra muy distinta es formar emprendedores socialistas que difundan nuevas relaciones sociales de producción.

La transformación universitaria en marcha tiene que plantearse un nuevo perfil del egresado universitario. No se trata de seguir graduando profesionales que salen a buscar empleo o a crear empresas guiadas por el afán de lucro, sino de emprendedores comprometidos con la tarea de crear empresas de propiedad social, cuyos excedentes -en lugar de ser repartidos como ganancia capitalista-, sean invertidos como ganancia social, contribuyendo así a la generación de trabajo estable, a la producción de bienes y servicios destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales del pueblo trabajador, y al buen vivir de las amplías mayorías antes empobrecidas y excluidas.

Por todas estas razones hay que profundizar la transformación integral de la universidad y el modelo productivo e impulsar la vinculación universidad-empresa para crear ambientes productivos innovadores. Esto pasa por acordar una unidad de criterios para que la universidad comprenda y asuma su papel en la construcción de la nueva sociedad.

Conceptos como parques tecnológicos, incubadoras de empresas, empresas de base tecnológica, industrias del conocimiento no pueden ser superficialmente adoptados. En lugar de copiar, se impone construir un modelo propio, sin menoscabo de analizar los factores que explican el éxito o fracaso de otras experiencias, las cuales siempre estarán marcadas por sus propias particularidades.

Para sostener el proceso de transformación universitaria y productiva es clave: i) corresponsabilidad entre actores públicos-privados-academia para complementar la investigación-producción y construir redes de innovación que rompan las barreras culturales al cambio; ii) liderazgo y compromiso de las universidades para lograr mejoras continuas en la cantidad y calidad de la educación e investigación, creando y fortaleciendo centros de I&D; iii) reforma curricular para formar egresados con un perfil más emprendedor, dispuestos a crear empresas de la nueva economía social; iv) compromiso de la empresa de retribuir a la sociedad los apoyos públicos recibidos; v) inversión local para desarrollar el talento humano e impulsar una creciente actividad en el campo científico y tecnológico; vi) compromiso de todos los niveles de gobierno para mejorar la infraestructura de servicios y de comunicaciones que requiere el desarrollo económico del territorio.

La transformación universitaria y productiva tiene que facilitar el tránsito de la industrial intensiva en materias primas, energía y fuerza de trabajo barata hacia las nuevas industrias del conocimiento, en las cuales los factores inmateriales ligados al conocimiento y a la organización predominan sobre los factores materiales ligados a la transformación técnica de materias primas y recursos naturales. Este cambio también tiene que expresarse en nuevas formas de propiedad y organización de las relaciones sociales de producción, en la distribución territorial de las actividades económicas y en la preservación del ambiente. Es así como la nueva universidad podrá contribuir a la transformación de un sistema económico basado en la explotación del trabajo ajeno y en la depredación del ambiente por un nuevo orden económico y social basado en la cooperación, la complementación y la sustentabilidad.

viernes, 10 de junio de 2011

El espacio de la economía social

Las empresas de la economía social están llamadas a ser la célula económica fundamental del nuevo modelo productivo. Por eso, el Estado está obligado a promover su crecimiento y desarrollo a través de incentivos arancelarios, fiscales, financieros, cambiarios, compras públicas, suministro de materias primas, capacitación y asistencia técnica a las empresas de la economía social.

Las Empresas de Propiedad y Producción Social (EPS) son una expresión de la organización popular, generan y fortalecen nuevas estructuras de participación que hacen posible el desarrollo humano integral de los venezolanos/as históricamente excluidos de la actividad económica y productiva. A través de la generación de masivas fuentes de empleos productivos y estables en todas las regiones del país, las EPS facilitan la desconcentración poblacional y la descentralización territorial, por eso se deben promover en todas las regiones para lograr el desarrollo armónico del país entero.

Las empresas de la economía social juegan un papel fundamental en la conformación de la nueva estructura social, ya que impulsan la mejora de las condiciones de trabajo y relaciones de producción, posibilitando nuevas formas de organización y participación de los trabajadores en esas unidades productivas. Permiten la articulación y conformación de redes de participación comunitaria y popular, garantizando la democratización del patrimonio productivo. Viabilizan el nuevo modelo de participación popular, a través de instrumentos no tradicionales de gestión social y empresarial, como el presupuesto participativo, la contraloría social y los procesos de cogestión y autogestión. Son empresas sin fines de lucro pero sin vocación de pérdida llamadas a generar un creciente excedente, solo que éste no se distribuye bajo la forma de ganancia individual para el socio capitalista, sino que se trata de un excedente para financiar la inversión social. Por lo tanto, las empresas de la economía social están llamadas a ser empresas eficientes y sustentables desde el punto de vista social, económico y ambiental.

Caracterizadas por una creciente participación y contraloría social, representan un eficaz instrumento en la lucha contra la corrupción, el despilfarro, el burocratismo, la negligencia y la falta de compromiso que todavía existente en muchas instituciones y empresas del Estado, contribuyendo así a la creación de una nueva institucionalidad revolucionaria, a través de iniciativas conjuntas entre las comunidades organizadas, las organizaciones de base y los trabajadores, en el propósito común de liberarse de la explotación del capital.

viernes, 3 de junio de 2011

¿Reactivar o transformar la economía?

Resumen
En el período de auge económico anterior, mientras el PIB estuvo creciendo, cada vez que el BCV publicaba su informe celebrábamos el acierto de la política económica y la fortaleza de la economía venezolana. Nunca reparamos en la naturaleza y calidad de ese crecimiento, razón por la cual se mantuvo la inercia de otorgar los incentivos públicos, sin aplicar ningún principio de reciprocidad a los beneficiarios. Pero cuando nos dimos cuenta que gracias a estos generosos incentivos lo que más estaba creciendo era la economía capitalista y que la estructura del PIB se estaba tornando de mala calidad -con un creciente peso del comercio importador y los servicios financieros especulativos y de alto riesgo-, entonces comenzamos a celebrar la caída del PIB, argumentando que lo que se derrumbaba era la economía capitalista, sin hacer nada para reactivarla. La lección fue clara: apostar a la desaparición de la economía capitalista sin haber creado antes la nueva economía socialista es el atajo perfecto para quedar atrapados en un círculo vicioso de caída de la producción, escasez, acaparamiento, especulación, inflación, desempleo y creciente malestar social.

En adelante, las medidas que el Gobierno tome deben buscar -más que la sola reactivación-, la transformación del capitalismo rentístico en un nuevo modelo productivo socialista. Lograr esta transformación estructural exige una profunda revisión y rectificación de la política económica. Más que medidas aisladas, se impone el diseño de una nueva estrategia económica que reimpulse y transforme la dinámica económica interna, en función de lograr los objetivos de la soberanía productiva y empoderamiento popular sobre la economía. La reactivación es un proceso que debe estar sincronizado con la transformación estructural en función de sustituir el orden viejo, explotador del ser humano y depredador de la naturaleza, por otro orden capaz de erradicar las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión social.
¿Se reactiva la economía o se reactiva el capitalismo?

El Informe Económico del Banco Central de Venezuela indica que PIB creció 4,5 % en el primer trimestre de 2011. Con este resultado se pone fin a dos años consecutivos de recesión y se da inicio a una nueva reactivación del aparato productivo nacional. Esta recuperación se debe en gran medida a una política económica que se propuso incentivar una mayor demanda agregada interna a través de un mayor flujo de divisas a los agentes económicos para reanimar así el consumo y la producción.
 
Desde 1998 hasta 2010, el peso del sector privado de la economía pasó de 64.7 % a casi 70 %, mientras que la participación del sector público en el PIB cayó de casi 35 % a 30 %. Por su parte, la participación de la economía social, contabilizada como componente del sector privado, es de apenas 1.6 %.

Estos datos revelan que entre 1998-2010 la economía venezolana se hizo más capitalista, lo cual es totalmente contradictorio con los objetivos que se ha planteado el Gobierno Bolivariano de construir un nuevo modelo productivo socialista. En la Venezuela de 2011, tanto la reactivación del PIB como el nivel de empleo que se genera están fuertemente marcados por el abrumador peso que todavía tiene el sector mercantil en la economía, siento este el que define la naturaleza explotadora y depredadora del modelo productivo que aún impera en Venezuela.

En Venezuela, la lucha por lograr una mejor distribución del ingreso no tiene como escenario el sector capitalista de la economía. Esta pugna se traslada a la captura de la mayor parte de la renta petrolera. Su inversión social a través de las Misiones ha permitido compensar una distribución regresiva del ingreso en el sector privado de la economía, donde la participación del capital se ha incrementado en desmedro de lo que reciben los trabajadores. En 1999 a estos les tocaba el 39.7% del valor creado, superior al 36.2 % que le tocaba al capital. Diez años después, la participación de los trabajadores cayó a 32.8 % mientras que la de los capitalistas subió a 48.8%.

Estos datos son una clara demostración del capitalismo salvaje que aún predomina en Venezuela, el cual no se aprecia en toda su crudeza debido a la inversión social de la renta petrolera. Sin embargo, cuando el ingreso petrolero se derrumba, quedan al descubierto los potenciales conflictos distributivos entre capital y trabajo. En condiciones de restricciones económicas, es muy probable que se intensifiquen los conflictos obrero-patronales a través de reclamos, marchas, paros y huelgas para lograr una distribución progresiva del ingreso generado al calor de su esfuerzo productivo. La rivalidad en la distribución del ingreso puede hacerse más cruenta si los precios del petróleo también muestran un comportamiento errático y la economía no se reactiva en el corto plazo. Por lo tanto, transferir el poder económico al pueblo y traspasar la propiedad de los medios de producción fundamentales a los trabajadores directos y a la comunidad organizada para liberarlos de la explotación del capital, es un reto que todavía tiene pendiente la Revolución Bolivariana.

Significativo: reactivación sustentada en el sector privado y en la actividad no petrolera

Tradicionalmente, los dos motores más importantes de la economía venezolana han sido el sector petrolero y el de la construcción. Sin embargo, en esta oportunidad esos dos sectores cayeron en -1,8 % y -7,7 %, respectivamente. Esto quiere decir que la recuperación actual de la economía venezolana ha descansado en la actividad no petrolera, la cual creció 5,2% en el primer trimestre, respecto a igual período del año anterior. Por otra parte, es muy significativo el impulso retomado por el sector privado, al crecer en 4,6%, mayor que el 4,5 % registrado por el PIB total y el 3,3 % de crecimiento que reportó el sector público.

El comportamiento positivo de las actividades no petroleras es generalizado; Comercio, 10,4%; Servicios de transporte y almacenamiento, 7,8%; Comunicaciones, 8,0%; Manufactura, 7,6%; Servicios producidos por el Gobierno General, 7,6%; Instituciones financieras, 5,6%; y Electricidad y agua, 3,1%.

Construcción

La construcción privada disminuyó en 17,8%, afectada por la paralización de obras por parte de constructoras fraudulentas que estafaron a miles de familias. También influyó la menor disponibilidad de insumos básicos debido a la crisis eléctrica que afectó la producción en este sector. La construcción del sector público aumentó 5,2%, asociado a una mayor ejecución de las obras demandadas por las empresas petroleras y no petroleras, pero no pudo compensar la caída de la construcción privada. En promedio, el sector construcción cayó 7,7 %.

Productores de servicios del Gobierno General

Los Servicios del Gobierno General crecieron en 7,6%. Esto se debe a una mayor prestación de servicios de administración pública, 10,7%; salud, 7,7%; y, enseñanza, 4,6%: Todo esto, en el marco de la creciente inversión social que realiza el Gobierno bolivariano para atender a la población de menores recursos, lo cual se expresa en el incremento de la matrícula en la educación superior, la mayor dotación de los planteles educativos, la entrega de insumos y materiales a la red hospitalaria y la atención a la población afectada por las fuertes lluvias que ocurrieron durante el período.

Un crecimiento apoyado en el sector real de la economía

En la manufactura se observa un significativo crecimiento de 8,6% del sector privado, mientras que el crecimiento del sector público fue de 8,2%. Se destaca el crecimiento de la industria de alimentos y bebidas, que creció en 5,6%. También crecieron los sectores de Maquinarias y aparatos eléctricos, 27,9%; Industrias del papel, 18,6%; Edición e impresión 14,1%; Fabricación de sustancias y productos químicos, 13,6%; Muebles, 12,9%; Prendas de vestir, 12,9%; Metales comunes, 11,9%; Minerales no metálicos, 9,6%; y Caucho y plástico, 7,8%. Se observó contracción en la Fabricación de maquinaria y equipos, -10,9%; Productos de madera, -8,7%; Vehículos, -3,1%; y, Textiles, -1,2%.

La reactivación sostenida de la economía no será gracias a la mano invisible del mercado, sino obra de una sabia y oportuna actuación del Estado. Mantener esta recuperación pasa por concentrar el impacto de los incentivos públicos en los sectores con mayor efecto multiplicador: los de más peso en la estructura del PIB que han sufrido una mayor contracción. En Venezuela, la manufactura es el sector que más aporta en la conformación del PIB (15 %), en los dos años anteriores de recesión fue uno de los que más se contrajo, pero también ha sido uno de los que ha mostrado un mayor ritmo de recuperación. Por lo tanto, su incidencia en el desempeño general del PIB es mucho mayor.

Por su peso específico en el PIB, cualquier crecimiento o contracción de la industria repercutirá en la dinámica general de la economía y el empleo. La manufactura tiene un gran impacto sobre las cadenas productivas. Hacia atrás demanda materias primas a la agricultura, pesca, forestal, minería, etc. Hacia adelante ofrece bienes intermedios y finales para el desarrollo de otros sectores. Demanda también servicios de apoyo, agua, gas, electricidad, telecomunicaciones, financiamiento, infraestructura, redes de distribución y comercialización. Si crece la industria crecen también estos sectores.

Solo a través de un firme reimpulso a la industrialización transformaremos la economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo capaz de sustituir eficientemente el alto volumen de importaciones, diversificar la oferta exportable y ser cada vez menos vulnerables a los traumas que ocasionan los altibajos del ingreso petrolero.

¿Reactivar o transformar la economía?

Luego de dos años consecutivos de recesión, mantener la reactivación de la actividad productiva y propiciar su transformación estructural exige una profunda revisión y rectificación de la política económica. Más que medidas aisladas, se impone el diseño de una nueva estrategia económica que reimpulse y transforme la dinámica económica interna, en función de lograr los objetivos de la soberanía productiva.

La recuperación del PIB anunciada por el BCV es una ocasión propicia para revisar la política económica, toda vez que ya no se trata solo de reactivar la economía sino de transformarla. En este sentido, las medidas que el Gobierno en adelante tome, deberán ir más allá de mantener una simple reactivación económica para plantearse, fundamentalmente, la transformación de una economía rentista en un nuevo modelo productivo socialista.

En el período de auge económico anterior a la última recesión, mientras el PIB estuvo creciendo, cada vez que el BCV publicaba su informe, celebrábamos el acierto de la política económica y la fortaleza de la economía venezolana. Pero nunca reparamos en la naturaleza y calidad de ese crecimiento, razón por la cual se mantuvo la inercia de otorgar los incentivos públicos, sin aplicar ningún principio de reciprocidad a los beneficiarios.

Pero cuando nos dimos cuenta que gracias a estos generosos incentivos lo que más estaba creciendo era la economía capitalista y que la estructura del PIB se estaba tornando de mala calidad -con un creciente peso del comercio importador y los servicios financieros especulativos y de alto riesgo-, entonces comenzamos a celebrar la caída del PIB, argumentando que lo que está cayendo es la economía capitalista, sin hacer nada para reactivarla. La lección fue clara: apostar a la desaparición de la economía capitalista sin haber creado antes la nueva economía socialista es el atajo perfecto para quedar atrapados en un círculo vicioso de caída de la producción, escasez, acaparamiento, especulación, inflación, desempleo y creciente malestar social.

Por lo tanto, la reactivación de la economía es un proceso que debe estar sincronizado con su transformación estructural. Pero no será la mano invisible del mercado la que guie este proceso llamado a sustituir el orden viejo, explotador del ser humano y depredador de la naturaleza, por un nuevo orden capaz de erradicar las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión social. Se requiere el diseño y ejecución de una sabia y oportuna estrategia de reactivación y transformación estructural de la economía venezolana que impulse la sustitución del capitalismo rentístico por un nuevo modelo productivo de amplia y creciente inclusión social, bajo el control de los trabajadores directos y de la comunidad organizada. Profundizar la transformación de la estructura económica es el nuevo reto que tiene por delante la Revolución Bolivariana, con el fin de sustituir el orden viejo, explotador del ser humano y depredador de la naturaleza, por otro orden capaz de erradicar las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión social.