sábado, 30 de octubre de 2021

#MegaElecciones21-N: ¿Qué es el voto consciente e inteligente?

 

Víctor Álvarez R.

1.       Ni gobierno ni oposición: atrás quedó la polarización

Venezuela ya no está dividida entre chavistas y opositores. La polarización cede ante otras expresiones que no se identifican con los bloque en pugna. Ni los partidarios del gobierno ni de la oposición son mayoría. Según Datanálisis los “ni-ni” sumaron 67% en lo que va de 2021. No se trata de indiferentes sin posición ni activismo político, sino de un creciente malestar nacional que rechaza a un liderazgo político incapaz de acordar soluciones para sacar al país de la crisis.

La debilidad de los independientes radica en que carecen de organización partidista. Tampoco tienen líderes prominentes con aspiraciones políticas, razón por la cual no tienen claro cómo capitalizar electoralmente el descontento nacional. Al no sentirse identificados con los candidatos del gobierno ni de la oposición suelen abstenerse. Pero ante una oposición dividida y un gobierno que apenas cuenta con 20 % de aceptación, la abstención facilita el triunfo de los candidatos oficialistas.

2.       ¿Por quién votar?

La gente que quiere una solución electoral y pacífica del conflicto venezolano aún no encuentra por quien votar. Buscan candidatos que no solamente exijan la restitución de los derechos políticos de quienes aspiran a ser elegidos, sino que también defiendan los derechos sociales de los electores.

En las Megaelecciones del 21 de noviembre se elegirán 23 gobernadores, 335 alcaldes, 250 diputados regionales y 2.400 concejales. Son 3.000 cargos para los cuales se postularon 70.000 candidatos, 3.000 del gobierno y 67.000 de la oposición. Se han postulado candidatos improvisados, impuestos por las cúpulas de los partidos o financiados por el gobierno para dividir el caudal del voto opositor.

Fondos de Pensiones, Cajas de Ahorros y Mercado de Valores: el financiamiento de la Venezuela post-rentista

 


Urbi Garay, profesor titular de finanzas del IESA e Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, explica el potencial de los Fondos de Pensiones, Cajas de Ahorro y Mercado de Valores como nuevas fuentes de financiamiento en la Venezuela post-rentista. Vea la entrevista completa aquí:  https://youtu.be/Hn4L11-Jr_I 

Víctor Álvarez R. 

Noruega es un país petrolero con 5 millones de habitantes donde la tasa de natalidad es de apenas 1,95. Demográficamente esto quiere decir que el número de hijos apenas sustituye a los padres. Su población se estanca y tiende a envejecer. Como el pago de las pensiones no podía ser cubierto con las contribuciones a la seguridad social, la necesidad de garantizar una vejez digna pasó a ser una prioridad de la sociedad noruega. En 1990 se creó el Fondo Noruego del Petróleo con el objetivo de hacer inversiones cuyos rendimientos aumentaran el nivel de reservas del sistema de pensiones. En 1995 se hizo la primera transferencia por un monto equivalente a $ 285 millones que fueron invertidos en el exterior en bonos, valores, acciones, etc. Gracias a los sucesivos depósitos y rendimientos de las inversiones, actualmente los activos del Fondo superan los 900 mil millones de dólares, equivalente a $ 200 mil por habitante. Pero esos fondos no se reparten sino que se invierten. Solamente un porcentaje de los rendimientos puede ser utilizado como complemento del Presupuesto Nacional, el cual se financia fundamentalmente con los impuestos que pagan los contribuyentes.

En Venezuela, cuando una persona se jubilaba y recibía su liquidación, podía montar un negocio o comprarse una vivienda. Hoy apenas puede comprar un mercado. Vemos con dolor la situación de los jubilados que reciben pensiones de hambre. En otros países los fondos de pensiones tienen una importante participación accionaria en empresas rentables, inversiones inmobiliarias y bonos para hacer rendir sus fondos y asegurar una jubilación digna.

¿Por qué en Venezuela no es así? ¿Por qué los fondos de pensiones no realizan inversiones para hacer rendir las contribuciones a la seguridad social y garantizar pensiones que permitan vivir dignamente? ¿Qué lo impide?

miércoles, 6 de octubre de 2021

Se abren vías para el entendimiento nacional

 


Víctor Álvarez R. / @vicalvarezr

En esta nueva entrega de Diez conversaciones estelares con diez mujeres comprometidas con una solución electoral y pacífica del conflicto venezolano hemos invitado a Eglée González Lobato, creadora del Proyecto Entendimiento Nacional y directora de la Cátedra Libre “Democracia y Elecciones”. Escuche la conversación completa aquí https://youtu.be/8Q4tItDIjos

El Cucutazo, el conato de Golpe de Estado del 30 de abril, la Operación Gedeón y la invocación al TIAR fueron parte de un atajo insurreccional que se convirtió en el camino más largo para lograr un cambio político en Venezuela. Quienes una y otra vez repitieron que solo negociarían con Maduro el salvoconducto que lo sacaría del país, finalmente se sientan en México a negociar con él una solución al conflicto venezolano y ese paso hacia una solución política y pacífica hay que celebrarlo.

Dice la sabiduría popular que “uno es esclavo de lo que dice y amo de lo que calla”. Los partidos que apostaron a la abstención repitieron una y otra vez que “en Venezuela se vota pero no se elige”, que “dictadura no cae con votos”, que “participar en las megaelecciones es convalidar la farsa electoral del régimen”. Ahora, quieren disfrutar los beneficios de ganar gobernaciones y alcaldías, pero sin pagar entre sus seguidores extremistas los costos reputacionales de retomar la Ruta Electoral.

Guaidó dice que las Megaelecciones el 21-N son una farsa y a los partidos de la Plataforma Unitaria no se les siente plenamente convencidos de participar. En vez de apoyar la reelección de los gobernadores y alcaldes que ya tiene la oposición, han postulado otros candidatos que amenazan con dividir el caudal electoral del país descontento y facilitar así el triunfo de los candidatos oficialistas. Pareciera que su estrategia es provocar resultados muy reñidos para cantar fraude, desconocer los resultados, deslegitimar el proceso electoral, agravar la crisis de gobernabilidad y así lograr que se prolongue el reconocimiento internacional del interinato.