lunes, 29 de mayo de 2023

La soberanía petrolera en el debate electoral


Víctor Álvarez R. 

El Estado venezolano es el dueño de los yacimientos de petróleo, pero Pdvsa no cuenta con los recursos financieros, la tecnología y el capital humano que se requiere para extraerlos y rentabilizarlos.

Para la visión nacionalista y estatista, la soberanía nacional descansa en la propiedad estatal de los yacimientos y en  el control de las actividades de exploración, extracción, comercialización, refinación y conexas. Es una visión centralista y controladora de todas las operaciones de la industria. Pero con una Pdvsa en ruinas y un Estado sin suficientes ingresos, ese modelo es inviable.

En el modelo privatizador, el Estado no es accionista ni minoritario ni mayoritario, se limita a promover la inversión privada en la explotación de los yacimientos para recibir el impuesto sobre la renta (ISLR) y otros impuestos que pagan las corporaciones petroleras. El gran incentivo al inversionista es minimizar  el cobro de la regalía estatal por la explotación de un recurso natural no renovable.

Privatizar o no privatizar es un falso dilema. En ninguna de esas visiones extremas está la alternativa para reconstruir la industria petrolera. El conflicto entre propiedad estatal absoluta y privatización total desaprovecha un amplio abanico de alternativas en las que pueden coexistir compañías estatales, corporaciones transnacionales y empresas mixtas en las actividades estratégicas, medulares o conexas de la industria. El interés nacional debe explorar nuevas oportunidades en esta amplia gama de modelos de negocios e inversión que, lejos de ser excluyentes, son complementarios entre sí. 

Para generar más ingresos fiscales y en divisas, Venezuela necesita más inversión privada en la industria petrolera. La sociedad venezolana no se beneficia de empresas mixtas donde la mayoría accionaria del 51 % pertenece a un Estado que no tiene recursos para cubrir el aporte de capital que le corresponde. Ante estas restricciones presupuestarias tan severas, rentabilizar las riquezas del subsuelo exige una nueva forma de ejercer la soberanía nacional sobre las riquezas del país.

Si la soberanía reside en la propiedad estatal de los recursos del subsuelo, el Estado debe hacer uso de su facultad para negociar con los socios privados el aprovechamiento racional de estos recursos en función de generar un creciente bienestar a los venezolanos. El actual ciclo electoral puede ser de gran utilidad para comenzar a debatir sobre un nuevo acuerdo nacional en materia petrolera. Al margen de las altisonancias propias de la diatriba electoral, es necesario elevar el nivel del debate y evaluar con mesura y ponderación los pros y contras, las ventajas y desventajas del modelo de propiedad estatal versus el modelo de propiedad privada, así como las alternativas de negocio e inversión que surgen entre estos extremos. 

De cara al interés nacional, se impone analizar -sin tabúes ni prejuicios- la viabilidad y conveniencia de una reforma del marco legal y regulatorio que abra paso a un nuevo modelo de negocios en la industria petrolera. Esta reforma es necesaria para llegar a acuerdos con los inversionistas que si tienen los recursos financieros, tecnológicos y el talento humano que Venezuela necesita para rentabilizar unas cuantiosas reservas petroleras que, de lo contrario, se quedarán depositadas para siempre en el subsuelo y no aportarán los ingresos que urgen para mejorar las precarias condiciones de vida en la mayoría de los hogares venezolanos.

sábado, 20 de mayo de 2023

Propuestas para el debate electoral: Flexibilizar sanciones a cambio de un Fondo de Prestaciones Laborales



 Víctor Álvarez R.

El gobierno de Nicolás Maduro anunció que los ingresos generados por los 50 pozos petroleros que conforman la Macolla Cacique Chaima -en los cuales se extraen 9 mil barriles diarios de petróleo (MBDP) que se utilizan para mezclar 15 MBDP Merey y producir un total de 450 mil barriles mensuales para la exportación-, serán destinados en su totalidad al Fondo Nacional de Prestaciones de los trabajadores públicos.

Desde que apareció el petróleo en la vida nacional, hace más de un siglo, esta es la primera iniciativa en la que el ingreso petrolero se destina directamente a cubrir las remuneraciones de los trabajadores. La cuantificación de las reservas del yacimiento y el ritmo de extracción indicarán los años en los que la Macolla Cacique Chaima podrá garantizar el pago de las prestaciones.    

La macolla es una infraestructura superficial que agrupa una serie de pozos interconectados para recolectar el crudo a través de instalaciones y servicios comunes como taladros de mantenimiento, tuberías, tanques, y servicios de agua, electricidad y telecomunicaciones.

En principio, se trata de una medida de desconcentración y descentralización del ingreso petrolero que pudiera funcionar con políticas de transparencia y bajo supervisión internacional, con base en los acuerdos firmados con el PNUD. Hasta ahora es apenas un anuncio y para ejecutarlo habría que aprobar una Ley para crear el Fondo, definir su estructura organizativa y el modelo funcional para evitar que los ingresos por exportación de la producción de la macolla sean destinados a otros fines, terminen siendo una nueva carga para Pdvsa al estilo de las misiones, y un engaño para los trabajadores.

¿Qué hizo Noruega con las ganancias petroleras que también puede hacer Venezuela?

jueves, 18 de mayo de 2023

¿Qué hacer con el subsidio a la gasolina?: Una propuesta para el debate electoral

 

Víctor Álvarez R. 

En el imaginario venezolano se implantó la idea de que éramos un país rico, con las mayores reservas de petróleo del mundo, y por eso la gasolina tenía que ser barata. Los subsidios a los combustibles son expresión de una cultura rentista que pretende vivir de ingresos que no son fruto del trabajo. Estos subsidios indebidos se mantienen como inercia de la Venezuela rentista, como es el caso del subsidio a la gasolina.

En tiempos de abundancia, esos subsidios pesaban poco en el presupuesto nacional. Pero en las actuales condiciones de escasez e inflación cuestan mucho, son regresivos, antipopulares y deben ser eliminados y reorientados en beneficio de los grupos más vulnerables de la sociedad. La renta petrolera ya no alcanza para pagarlo todo y esto obliga a establecer prioridades.

El debate sobre las consecuencias económicas, políticas, sociales y ambientales del subsidio a la gasolina es un tema pendiente. Abordar con honestidad en el debate electoral este tema permitirá saber si Venezuela ya está preparada para encarar -sin traumas- la decisión de sincerar el precio de los combustibles y destinar los ingresos adicionales que se generen a financiar otras prioridades que el país tiene. 

Los costos del subsidio

En Colombia, el precio del galón de 3,78 litros es de $ 2,68 equivalente a 0,70 $/litro; con las políticas ambientalistas de la Administración Petro, el precio de los combustibles tenderá al alza. En EEUU y Unión Europea el precio está en torno a los 5,00 $/ galón, equivalente a 1,30 $/litro. En los países de América Latina con gobiernos progresistas, un galón cuesta al menos $ 4, a razón de 1 $/litro. Llenar un tanque de 60 litros cuesta casi 60 dólares.

En Venezuela, el cupo mensual de gasolina subsidiada es de 120 litros y cuesta 24 bolívares, a razón de 0,2 Bs/litro. Al tipo de cambio de 24 Bs/$, con un (1) dólar se pueden comprar 120 litros de gasolina. La gasolina dolarizada está en 0,50 $/litro y para llenar un tanque de 60 litros se pagan a $ 30. Esta exagerada diferencia entre el precio de la gasolina subsidiada y la dolarizada es un incentivo perverso a la especulación y contrabando de extracción. Hay redes que se dedican a hacer la cola en las estaciones de servicio para comprar el cupo de gasolina subsidiada en bolívares, y luego la revenden a 1 y 2 dólares el litro. Un negocio más rentable que el narcotráfico.

¿Privatizar Pdvsa?: la industria petrolera en el debate electoral


 Víctor Álvarez R.

La precandidata presidencial María Corina Machado (MCM), lanzó su polémica propuesta de privatizar Pdvsa. Quienes se oponen a la privatización de la industria petrolera no tardaron en reaccionar y señalan que MCM aprovecha los recientes escándalos de corrupción y el colapso de Pdvsa bajo el modelo de propiedad estatal para pescar en río revuelto y abrirle camino a su objetivo de entregar la principal industria del país al capital transnacional.

En medio de la diatriba político-electoral, es necesario evaluar con mesura y ponderación los pros y contras, las ventajas y desventajas del modelo de propiedad estatal frente al modelo de propiedad privada, así como las alternativas intermedias entre estos extremos. 

El agotamiento del modelo de propiedad estatal

El modelo de propiedad estatal sobre la industria petrolera no se limitó a la propiedad de los yacimientos, sino que se extendió a las actividades de exploración, extracción, comercialización, refinación e, incluso, a las actividades conexas y afines. La excesiva penetración del Estado a lo largo de todos los eslabones de la cadena productiva  degeneró en un caldo de cultivo de poderosas élites que secuestraron para su provecho la industria petrolera y la administraron como si se tratara de una propiedad privada, dando origen a decenas de tramas de corrupción y saqueo que han sido develadas y atacadas por la Policía Anticorrupción del gobierno y por la Fiscalía General de la República.

Aunque el saqueo y destrucción de la Pdvsa roja rojita no tiene comparación, los partidarios de la privatización de la industria petrolera argumentan que en la Pdvsa de la meritocracia también hubo episodios de corrupción. Innumerables petro-espías que desde la gerencia de Pdvsa vendían a los competidores internacionales información confidencial sobre precios, volumen y productos; información estratégica de los activos de la compañía se entregaba a los competidores e intereses extranjeros sin firmar ningún tipo de acuerdo de confidencialidad; se desviaban y robaban cargamentos de petróleo.

Apertura a la inversión privada

jueves, 11 de mayo de 2023

¿Cómo evitar el inminente remate de Citgo?

 

Víctor Álvarez R.

Citgo está a punto de ser rematada por un tribunal de EEUU, mientras el gobierno y la oposición no hacen sino echarse la culpa de quién es el responsable de su inminente pérdida. La oposición acusa al gobierno por las expropiaciones y emisión de deuda garantizada con las acciones de Citgo y el gobierno acusa a la oposición por el mal manejo que ha hecho de los activos de la República en el exterior.

En EEUU no se puede embargar los activos de una compañía para cobrar una deuda del dueño porque se trata de dos figuras jurídicas distintas. Por lo tanto, ni las deudas por nacionalizaciones, ni los laudos contra la República, deberían cobrarse con cargo a Citgo porque ésta jurídicamente es propiedad de Pdvsa, y no de la República.

Sin embargo, las cortes estadounidenses argumentan que el gobierno interino de Guaidó dio base para demostrar que la República y Pdvsa son la misma figura jurídica y que tienen un mismo patrimonio contra el cual se puede cobrar la indemnización que reclaman los acreedores de la República.

A partir de 2019 el gobierno de EEUU reconoció a Juan Guaidó -para entonces Presidente de la Asamblea Nacional 2015-, como Presidente de la República, y en esta dualidad de funciones Guaidó procedió a designar la nueva Junta Directiva ad hoc de Citgo. El juez Leonard Stark encontró pruebas para demostrar que el gobierno interino ejerció un control extensivo de Pdvsa al utilizar fondos de sus  filiales para sus propios fines, ordenar a Pdvsa suspender pagos del Bono 2020 y anunciar que la deuda de Pdvsa y la República tendrían el mismo trato.

Aunque Pdvsa nunca tuvo negocios con Crystallex -y el litigio de la minera canadiense es contra la República de Venezuela-, el marco legal estadounidense contempla la figura del alter ego que permite al afectado por el impago de una deuda, embargar otros activos propiedad del deudor moroso. Con las evidencias mencionadas, el juez Stark determinó la aplicación del principio de alter ego que identifica como uno solo, tanto el patrimonio de la República Bolivariana de Venezuela como el de Pdvsa y sobre esa base sentenció el remate de las acciones de PDV Holding para pagar la indemnización que reclama Crystallex a la República.

Este fallo basado en la figura del alter ego sentaría un precedente jurídico que puede ser utilizado en otros juicios que buscan cobrar indemnizaciones pendientes con cargo a los activos de Venezuela en el exterior. Citgo también está en la mira de los tenedores del Bono 2020 de Pdvsa, el cual se emitió con una garantía del 51% de las acciones de Citgo, así como de otros acreedores que reclaman a la República el pago de deudas pendientes. El interinato se negó a pagar el Bono 2020 por considerar que fue emitido ilegalmente, sin la aprobación de la AN-2015.

Después que la Corte de Apelaciones ratificó el control que el gobierno interino ejerció sobre Pdvsa, la Corte Federal de Distrito, en Delaware, emitió la orden de vender las acciones de PDV Holding y el Juez Leonard Stark presentó el cronograma de subasta.

¿Por qué no se ha concretado el remate de Citgo?

lunes, 8 de mayo de 2023

Venezuela: condiciones políticas vs condiciones electorales

 

Víctor Álvarez R. / @victoralvarezr

El desconocimiento de los derechos políticos facilita la prolongación de un poder hegemónico y antidemocrático. En Venezuela el 75 % de los electores quiere un cambio en el mando político. Sin embargo, la división y abstención del electorado descontento ha facilitado la continuidad de un régimen autoritario que deteriora las condiciones electorales para desestimular la participación ciudadana.


Las condiciones electorales deben ofrecer a todos los competidores las mismas oportunidades de ganar o perder, sin ventajismos de ningún tipo. Implica imparcialidad de los medios de comunicación públicos, no utilización de recursos del Estado a favor de una parcialidad política, regulación de las campañas electorales, fiscalización del origen de los gastos y observación internacional. Sin embargo, en Venezuela se despliega una permanente persecución, encarcelamiento y exilio forzoso de líderes de la oposición, se abusa de la inhabilitación política para sacar de la contienda a candidatos ganadores, se ilegalizan partidos políticos o se les despoja de los nombres y símbolos para entregárselos a disidentes que le hacen el juego al gobierno.

Ciertamente, las condiciones electorales son muy desventajosas, pero no anulan la enorme ventaja que otorgan las favorables condiciones políticas derivadas del 75 % de rechazo al gobierno. La fuerza electoral del chavismo viene cayendo y el malestar nacional continúa creciendo. El régimen no actúa con ingenuidad y para controlar el riesgo de ser barrido, hará todo lo que esté a su alcance para deteriorar las condiciones electorales, crear dudas sobre el proceso electoral, desvalorizar el voto, dividir a sus adversarios y promover la abstención para convertir en mayoría electoral su precaria base de apoyo político y social, lo cual es facilitado por una oposición que se hunde en un fuego cruzado de insultos y descalificaciones que desaniman al elector y provocan su abstención. Así es imposible capitalizar electoralmente el enorme rechazo al gobierno.

¿Cómo recuperar la confianza en el voto?

 

 Víctor Álvarez R.

Los abstencionistas sembraron la idea de que “en Venezuela se vota pero no se elige”, que “participar en las elecciones es convalidar la farsa electoral del régimen”, que “dictadura no cae con votos” y con ese argumento se lanzaron por la vía violenta e insurreccional. Ahora que el país se prepara para un nuevo ciclo electoral que incluye elecciones primarias en 2023, presidenciales en 2024, megaelecciones de gobernadores, alcaldes, diputados regionales y concejales en 2025, se plantea, entonces: ¿Cómo recuperar la confianza en la institución del voto para avanzar hacia una solución política, electoral y pacífica del conflicto venezolano?

Recuperar la confianza en el voto no depende única y exclusivamente de mejorar las condiciones electorales para realizar un proceso electoral a tono con los estándares internacionales. Aunque en Venezuela el poder electoral cumpla con un arbitraje institucional y mejore las condiciones para celebrar unos comicios competitivos -a tono con los estándares internacionales-, si los candidatos son unos mediocres y con una oferta electoral poco atractiva, los electores no se sentirán estimulados a votar. Priorizar en el debate político la flexibilización de las sanciones a cambio de mejores condiciones electorales puede parecer muy justo para los candidatos que quieren aumentar su probabilidad de ganar, pero revela el profundo divorcio de la dirigencia política con el sentir nacional.

Para estimular a votar, los partidos tienen que postular buenos candidatos y llegar a acuerdos unitarios que conviertan la victoria electoral en una meta alcanzable. Los malos candidatos representan una amenaza para recuperar la confianza en la institución del voto y retomar la ruta electoral. Los postulados no pueden ser trepadores ni figuras desprestigiadas, con malos antecedentes que no movilizan a nadie ni contribuyen a vencer la abstención. Tienen que ser reconocidos luchadores, distinguidos ciudadanos, de brillante trayectoria, con autoridad política y moral, capaces de generar un amplio respaldo y animar a votar.

Ahora bien, ¿Quiénes son los precandidatos que interpretan el clamor del país descontento con el gobierno y con la oposición? ¿Quiénes son esos líderes que comprenden las causas del malestar nacional? ¿Los que están en el exilio y reciben espacio en la tarima internacional? ¿Los que están en el país y pactan con el gobierno? ¿Los que se postulan y se ganan el respaldo del electorado a pesar de las desventajosas condiciones en las que compiten?











domingo, 7 de mayo de 2023

Canje de condiciones electorales por flexibilización de sanciones

 

Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias

La flexibilización de las sanciones económicas a cambio de mejores condiciones electorales es funcional a las aspiraciones de los partidos políticos de aumentar sus cuotas de poder. Pero si los candidatos no tienen una oferta electoral sintonizada con la urgencia de una población exhausta por la crisis, el elector no se sentirá motivado a votar porque no encontrará propuestas convincentes para mejorar sus precarias condiciones de vida ni superar los salarios de hambre que no alcanzan para comprar la canasta alimentaria, penuria agravada por los problemas cotidianos de electricidad, agua, gas, educación, vivienda, salud, transporte, telecomunicaciones, inseguridad, etc. que azotan a las familias venezolanas.

Estos son los problemas que atormentan a las familias venezolanas y deberían ser la prioridad de los partidos y precandidatos en su oferta electoral. Sin embargo, prefieren poner delante su exigencia de mejores condiciones electorales a fin de cristalizar sus aspiraciones de poder, sin imprimirle a su mensaje un contenido social y esperanzador que interprete el sufrimiento de una población empobrecida que necesita soluciones concretas a sus problemas concretos.

Levantar la bandera de flexibilizar las sanciones económicas a cambio de mejorar las condiciones electorales, pero sobre todo a cambio de mejorar las condiciones sociales, es lo que puede motivar y movilizar a la ciudadanía para capitalizar electoralmente el enorme descontento nacional.

La emergencia humanitaria se debe atender sin condiciones

sábado, 6 de mayo de 2023

Contradicciones en la oposición: ¿Habrá candidato único y unitario?

 Unidad y lucha de verdades parciales y antagónicas: 

¿Habrá candidato único y unitario? 



Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias

El país descontento con el gobierno aún tiene la expectativa de que el bloque de la oposición que cohabita con el gobierno llegue a un acuerdo electoral con el otro bloque que tiene el respaldo de EEUU, razón por la cual mira con desprecio y exclusión a los otros sectores de la oposición.

Este sector que se arroga la condición de ser la auténtica y mayoritaria oposición, y se asume como la oposición ganadora, exige a la Comisión Nacional de Primarias (CNP) que solo participen los “genuinos” opositores para evitar que el gobierno infiltre candidatos de su conveniencia.

Los factores que siguen enfrascados en esta confrontación no terminan de asumir que un cambio en el mando político del país solo será posible con la unidad de todas las oposiciones, a saber:

ü  La coalición de partidos que integran la Plataforma Unitaria

ü  Los nuevos partidos que integran la Alianza Democrática

ü  La tendencia radical liderada por María Corina Machado (MCM) y su partido Vente Venezuela

ü  La candidatura de Antonio Ecarri y la naciente coalición de Lápiz, Cambiemos y Avanzada Progresista

ü  La candidatura outsider del comediante Benjamín Rausseo

ü  El chavismo crítico organizado en torno a la Alternativa Popular Revolucionaria.

Pero la Plataforma Unitaria prefiere seguir siendo la oposición con apoyo internacional, que someterse a un gobierno de una oposición a la que considera falsa, colaboracionista, plagada de alacranes vendidos al régimen.

Por su parte, la Alianza Democrática prefiere seguir siendo oposición en otro gobierno de Maduro, que ser el socio maltratado y excluido en un eventual gobierno liderado por la Plataforma Unitaria.

Benjamín Rausseo y Antonio Ecarri apenas están construyendo su maquinaria electoral para poder movilizar y capitalizar a su favor el descontento nacional contra el gobierno y contra el liderazgo tradicional de la oposición.

MCM se desmarca de la Plataforma Unitaria y de la Alianza Democrática a quienes cataloga de oposición fracasada que no fue capaz de sacar al país de la crisis, a pesar del enorme respaldo internacional que recibió. Exige que la elección primaria se realice sin la asistencia técnica del Consejo Nacional Electoral (CNE), y siembra preocupación y miedo en los electores al advertir que el uso de las captahuellas permitirá identificar a los votantes que luego serán víctimas de retaliaciones por parte del gobierno. Con tantas tensiones internas, las primarias corren el riesgo de terminar en un fracaso que dividiría y desmovilizaría a los electores.

Las contradicciones antagónicas y los arraigados odios entre las diferentes oposiciones y sus precandidatos impiden postular un candidato único y unitario. Así, lo más probable es que cada bloque de la oposición  compita con su respectivo candidato. Prefieren presentarse divididos y salir derrotados, que ver a su competidor por el liderazgo de la oposición, ganando la elección presidencial.

Las tensiones y contradicciones entre las diferentes oposiciones se manifiestan  en una lucha de dos verdades parciales y antagónicas que aleja la posibilidad de presentarse unidas en torno a un candadito único y unitario. Es una contradicción existencial dónde el triunfo de la tesis de una oposición es la muerte de la tesis del otro sector. De allí la obstinación en el todo o nada, el empeño en el que el ganador se lo lleve todo.

En esta confrontación fratricida, las oposiciones subordinan el interés nacional a sus proyectos políticos particulares y ambiciones personales. Siguen hundidos en su contradicción antagónica y existencial, divorciadas del clamor nacional, sin voluntad para dejar a un lado sus mezquindades y miserias, a fin de convocar al reencuentro, reconciliación y reconstrucción nacional. Más que la firme determinación de los diferentes bloques de la oposición de derrotar electoralmente a Nicolás Maduro, lo que está planteado entre ellos es una disputa por la conducción política de la oposición, la cual se dirimirá en las Presidenciales de 2024.

Por lo tanto, la elección primaria no será para definir el liderazgo de toda la oposición, sino para escoger al candidato de la Plataforma Unitaria que competirá no solo contra Nicolás Maduro, sino también contra el candidato de la Alianza Democrática, contra la candidatura de MCM y las candidaturas de Benjamín Rausseo, Antonio Ecarri y el candidato del chavismo crítico. Será en las Presidenciales de 2024 cuando se definirá el verdadero e indiscutible liderazgo de la oposición, y será aquel que llegué de segundo, detrás de Nicolás Maduro.

Un candidato único y unitario es una condición clave para recuperar la confianza en el voto. Mejorar las condiciones electorales es necesario más no suficiente. Tan o más importante son las condiciones en las que se presente la oposición. La división y la abstención ponen a ganar al candidato oficialista, aumentan la probabilidad de que Nicolás Maduro convierta en mayoría su menguada base de apoyo electoral y sea reelecto Presidente de la República hasta el 2030.

Si las oposiciones se presentan divididas, el país descontento no tendrá confianza y esperanza en que a través del voto podrá lograr el cambio que necesita y espera. Es hora de que los diferentes bloques de la oposición reflexionen y recapaciten para dejar a un lado sus proyectos particulares y ambiciones personales, y postulen un candidato único y unitario que permita capitalizar electoralmente el enorme descontento con el actual gobierno y lograr un cambio en el mando político por la vía democrática, electoral y pacífica.