miércoles, 29 de septiembre de 2021

Ni la diplomacia ni las sanciones son la vía para resolver la crisis venezolana

 


 En “Diez conversaciones estelares con diez mujeres comprometidas con una solución electoral y pacífica del conflicto venezolano” hemos invitado a la destacada internacionalista Giovanna De Michele. Vea la conversación completa aquí https://youtu.be/pWzlWKN_czg

Víctor Álvarez R. / @victoralvarezr

El conflicto venezolano ha sido abordado en la ONU, OEA, Unión Europea, Grupo de Lima, CELAC. Allí se ha denunciado la represión y exilio de líderes sociales y políticos, la violación de derechos humanos, la censura a medios de comunicación, la violación al principio de autonomía de los poderes públicos, el deterioro de las condiciones electorales. Sin embargo, nada concreto se ha resuelto todavía.

El endurecimiento de las sanciones económicas -lejos de forzar la caída del gobierno-, agravaron la crisis causada por una pésima política económica, empobrecieron aún más a la población y brindaron al régimen la excusa perfecta para desarrollar una narrativa épica de resistencia antiimperialista.

Las alternativas de la oposición venezolana se han debatido entre la vía insurreccional y la ruta electoral. El Cucutazo, el golpe de Estado del 30 de abril, la operación Gedeón, la invocación al TIAR fueron episodios alentados por la idea de “todas las opciones están sobre la mesa”. Pero cuando la intervención militar extranjera fue eficaz para derrocar a un gobierno, resultó inútil para reestablecer la paz y recuperar la gobernabilidad. Así lo demuestran Afganistán, Irak y Libia, donde las intervenciones militares dispararon una espiral de violencia que aún sigue.

La diplomacia es lenta y la crisis humanitaria no espera. Si bien es cierto que los debates en los foros internacionales han influido en la conformación de una opinión pública internacional muy crítica que llevó a más de cincuenta países a desconocer el gobierno de Nicolás Maduro, también es cierto que la diplomacia internacional ha sido muy lenta en la resolución del caso venezolano. La prolongación del conflicto ha desembocado en varios procesos de negociación que no pasaron de ser válvulas de escape o maniobras para ganar tiempo. En México se vuelve a retomar el camino de las negociaciones para lograr una solución política y pacífica del conflicto.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

La dolarización llegó para quedarse

En esta nueva entrega de la serie Diez conversaciones estelares con diez de los mejores economistas de Venezuela hemos invitado a Asdrúbal Oliveros, Socio-Director de Ecoanalítica. Vea la conversación completa aquí https://youtu.be/Tcbc63UGPgg           


Víctor Álvarez R. / @victoralvarezr

El efecto combinado del colapso de la renta petrolera, el endurecimiento de las sanciones y el impacto económico del Covid 19 ha obligado al Ejecutivo nacional a activar válvulas de escape para aliviar la presión económica y social. Un gobierno sin capacidad financiera para sostener el modelo nacionalista y estatista ha dado rienda suelta a la apertura comercial, desregulación y liberalización económica, dolarización, privatización y apertura a la inversión extranjera. Son las nuevas tendencias que se asoman en la economía venezolana y que pudieran consolidarse y llegar a ser irreversibles. Estos cambios en la política económica crean otro ambiente para el emprendimiento y la iniciativa privada.  Quien no los perciba debido al ruido de la diatriba política, se quedará al margen de las oportunidades de negocio e inversión que empiezan a aparecer en Venezuela. En este abandono del modelo nacionalista y estatista, una presión clave la han ejercido los inversionistas privados que están dispuestos a correr los riesgos de hacer negocios en un país sancionado, pero en un contexto de apertura comercial y liberalización económica.

La dolarización transaccional ha sido forzada por la hiperinflación que disolvió el poder de compra de los billetes y obligó a sustituirlos por la divisa estadounidense. Para no trancar el mercado interno por falta de medios de pago, el Ejecutivo ha permitido el uso de divisas en las transacciones locales, práctica que antes era perseguida y penalizada. A su vez, la dolarización transaccional presiona la dolarización de los servicios financieros para que este creciente circulante en divisas se pueda canalizar hacia el financiamiento de la producción y el consumo.

Para compensar la escasez causada por la reducción en un 80 % del PIB y contener la inflación, el gobierno abrió el mercado interno a toda clase de importaciones sin arancel. Ha exonerado una amplia gama de códigos arancelarios del pago de impuestos de importación que, en condiciones de apreciación del tipo de cambio, compiten ventajosamente con la producción nacional y hacen mucho más lucrativo importar que producir. Bodegones, supermercados, tiendas de electrodomésticos y agencias de automóviles, proliferan a lo largo y ancho del territorio nacional.

sábado, 11 de septiembre de 2021

Desconfianza sembrada en el voto perjudica a partidos que regresan a la ruta electoral

 

En esta nueva entrega de la serie “Diez conversaciones estelares con diez mujeres comprometidas con una solución electoral y pacífica del conflicto venezolano” hemos invitado a Mibelis Acevedo Vea la conversación completa aquí 

 https://youtu.be/zb0CkjJyMTE

Víctor Álvarez R. / @victoralvarezr

En las Megaelecciones del 21-N se elegirán 23 gobernadores, 335 alcaldes, 250 diputados regionales y más de 2.400 concejales. Para los candidatos de la oposición, las condiciones electorales son muy desventajosas, pero pueden ser compensadas si se aprovechan las favorables condiciones políticas derivadas del 80 % de rechazo al gobierno y sus candidatos. Pero la oposición abstencionista sembró en el mapa mental del país la idea de que “en Venezuela se vota pero no se elige”, que “dictadura no cae con votos”, que “participar en la farsa electoral es legitimar la dictadura”. El voto ha perdido valor como instrumento de cambio y esto es funcional y útil gobierno. Si la mayoría descontenta se abstiene, la minoría que vote por el PSUV devendrá en una mayoría.

La fuerza electoral del chavismo viene cayendo, el malestar nacional continúa creciendo, pero la oposición se sigue absteniendo. Para un gobierno que cuenta con solo 20 % de apoyo en las encuestas, la abstención es lo que lo puede poner a ganar. Por eso hará todo lo posible para desestimular que el 80 % de electores descontentos voten y barran con los candidatos oficialistas. Con semejante rechazo, Maduro puede poner en riesgo el control hegemónico del territorio si llega a perder un buen número de gobernaciones y alcaldías.

viernes, 3 de septiembre de 2021

Un gobierno sin renta petrolera se financia con el impuesto inflacionario

 


Víctor Álvarez R. 

Vea la conversación con Sary Levy, Presidenta de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, aquí https://youtu.be/5wYfh2B06Fw

La gente de a pie suele decir que “el producto más caro es el que no se consigue”, que “mucho dinero detrás de pocos bienes dispara los precios” y que “mientras los precios suben por el ascensor, los salarios lo hacer por la escalera”. Con estas expresiones se refieren a la escasez de bienes y servicios, a las desmesuradas emisiones de dinero que cada vez compran menos y a la distribución regresiva del ingreso que sufren debido a la hiperinflación.

El gobierno no recauda suficiente renta petrolera, ISLR, IVA, ni aranceles, no tiene cómo financiar el gasto público. Además, soporta el peso de las empresas públicas de electricidad, agua potable, gas doméstico, telecomunicaciones, metro y otras que no facturan ni siquiera para pagar su nómina. Ante semejante déficit en sus ingresos fiscales, se dice que el gobierno se financia con un impuesto inflacionario.

Permanentemente se le cuestiona al gobierno financiar su déficit con emisión de dinero por parte del BCV, pero aunque el déficit público se financie con el llamado impuesto inflacionario, los ingresos fiscales ordinarios también sufren la voracidad de la hiperinflación, sobre todo porque el ISLR y el IVA se recaudan después de haberse causado y, en ese intervalo, los ingresos del gobierno también pierden poder adquisitivo.