Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Cualquier gobierno que
sustituya al régimen de Maduro recibirá un país en ruinas. Desde el inicio tendrá
que aplicar drásticas medidas para corregir los graves desequilibrios
macroeconómicos que causan la escasez e hiperinflación. A las medidas de ajuste
económico se les atribuye un impacto social y costo político que puede significar para el nuevo gobierno la pérdida de
las parlamentarias. Y al no contar con el respaldo de la AN, se habrá producido
un cambio político pero no se habrá superado la crisis de gobernabilidad.
En efecto, para aliviar
el déficit fiscal y erradicar su financiamiento con emisiones de dinero
inflacionario, el nuevo gobierno tendría que sincerar las tarifas de
electricidad, agua, gas y teléfono, cuestión que no sería bien recibida en los
hogares que han visto como su ingreso es devorado por la hiperinflación.
Además, tendría que internacionalizar el precio de la gasolina con su impacto
en las tarifas del transporte público; y, por si fuera poco, reactivar el cobro
de peajes para generar recursos que permitan repotenciar la deteriorada infraestructura
vial.
El nuevo gobierno tendría
que iniciar un duro y no siempre rápido proceso de renegociación de la deuda
externa. Los términos de esa negociación son claves para liberar fondos y reinsertar
a la República en el mercado financiero internacional. De lo contrario, no se
podrá tener acceso a los recursos para importar los repuestos, insumos y
maquinarias que requiere la reactivación productiva.
El nuevo gobierno tendría
que ejecutar un profundo proceso de reestructuración de toda la administración
pública, fusionar y reducir el exagerado número de ministerios, liquidar entes
públicos inoperantes y privatizar empresas estatales que terminaron quebradas
por la corrupción. Tendrá que acometer la reconstrucción de Pdvsa y deslastrarla
del enorme peso de misiones sociales y productivas que nada tienen que ver con
las funciones medulares de exploración, extracción, refinación y
comercialización de crudos, que es donde la compañía se tiene que enfocar.
Aliviarle esta carga a Pdvsa implica sincerar una nómina de más de 144 mil
trabajadores que se resistirán a perder su empleo. La considerable reducción de
las abultadas nóminas de la burocracia pública puede desencadenar una ola de
conflictividad sindical y social que comprometería la gobernabilidad.
Todos estos son problemas
económicos complejos que llevará tiempo resolver. Liberar controles de cambio y
de precios, corregir el déficit fiscal, erradicar el financiamiento monetario,
sincerar tarifas de electricidad, agua, gas, teléfono y peajes, eliminar
ministerios y entes públicos inoperantes, privatizar empresas quebradas,
reconstruir Pdvsa y sincerar su exagerada nómina, son una pesada carga que puede
dar al traste con un nuevo gobierno en su primer año de gestión.