jueves, 29 de septiembre de 2011

“La economía venezolana es cada vez más capitalista”

“La economía venezolana es cada vez más capitalista”

29 Septiembre, 2011

ND.- El exministro de Industrias Básicas y Minería, Víctor Álvarez, aseguró este miércoles que “a pesar de que el gobierno declara constantemente la bandera del socialismo, durante la última década la economía nacional se ha hecho más capitalista”. Así lo afirmó en la presentación de una ponencia titulada “Una estrategia para superar el rentismo e ingresar en una economía global basada en el conocimiento”, en el marco de la celebración de los 50 años del Centro de Estudios de Desarrollo, Cendes-UCV.
“A través de las expropiaciones de Conferry, Cantv, Sidor, Electricidad de Caracas, Owens Illinois, cementeras, Cadena de Supermercados Éxito, entre otras, se cree que el Estado esta expropiando todas las industrias y no existe espacio para el sector privado, sin embargo al revisar las cifras de Banco Central de Venezuela, los datos oficiales revelan que, lejos de disminuir, el peso del sector privado en el Producto Interno Bruto (PIB) más bien ha aumentado. Van para el cielo pero van llorando. Su participación sigue siendo mayoritaria y ello, define la naturaleza capitalista del actual modelo productivo”, dice el investigador del Centro Internacional Miranda, al tiempo que detalla que al cierre de 2011 el sector privado aportaba 70,9%, el público 29,1%, “a pesar de toda la política de nacionalizaciones” y la economía social sólo 1,6%”.

No obstante, explica Álvarez que en vez de gastar millones para convertir propiedad privada en estatal, “el gran desafío de la política económica bolivariana es recuperar la inversión bruta en capital fijo como porcentaje del PIB, para dejar de ser un país exportador de materias primas y construir un sólido aparato productivo capaz de sustituir importaciones, diversificar exportaciones y generar los millares de empleos productivos”.

Venezuela apenas tiene 0,25 establecimientos industriales por cada mil habitantes, mientras que Colombia tiene 1,2 y México 1,7. El reto es crear más y mejores empresas en la economía social en las que se genere trabajo digno, estable y bien remunerado, y se aumente la producción nacional para sustituir importaciones y diversificar las exportaciones. Muy poco se contribuye a la transformación de la economía rentista en un nuevo modelo productivo socialista cuando se expropian empresas privadas en quiebra para convertirlas en empresas públicas deficitarias que solo pueden sostenerse si se aprueban créditos adicionales para pagar sus nóminas.

Cuando se gasta dinero en pagar expropiaciones en vez de invertirlo “en la creación de nuevas y mejores empresas, no estamos contribuyendo a aumentar el número de empresas ni el patrimonio productivo. Nos quedamos con el mismo número de establecimientos y la misma capacidad productiva, pero en otras manos. Eso no es crecimiento, ni mucho menos desarrollo”.

A la vieja y obsoleta Conferry capitalista había que ponerle al lado una nueva y eficiente Conferry socialista, que demostrara con mejores precios y mejor servicios la superioridad de la economía socialista sobre la capitalista. Pero resulta que se expropió una empresa en precarias condiciones, con naves deterioradas por tantos años de uso y poco mantenimiento, deudas ocultas y trabajadores y usuarios descontentos que ahora tienen una gran expectativa sobre una empresa que estaba al borde de la quiebra. Era mejor constituir una nueva empresa con barcos nuevos. Levantar esa empresa en decadencia será muy difícil y si no se logra en el corto plazo, los enemigos de la construcción socialista dirán: "Allí está, otra empresa más que estaba bien gerenciada en manos del sector privado y bastó que la estatizarán para quebrarla" 

La ponencia de Víctor Álvarez, viene a formar parte del cierre del Simposio “Objetivos y estrategias de desarrollo para Venezuela”, organizado por el Centro de Estudios del Desarrollo de la UCV, Cendes, en el marco de su 50 aniversario.

El simposio realizado los días 26 a 28 de Septiembre en el auditorio Casa del Profesor Universitario de la Asociación de Profesores de la UCV, buscó enriquecer el debate que está en marcha en Venezuela sobre las salidas a la crisis, ubicándolo en la dimensión del desarrollo y encumbrándolo por encima del enfoque limitado a las racionalidades técnicas de las políticas públicas.

martes, 13 de septiembre de 2011

¿Ganar elecciones o tomar el poder?

El CNE anunció la separación de las elecciones del año 2012. Los comicios presidenciales tendrán lugar el 07 de octubre de 2012, las elecciones regionales en el mes de diciembre y las locales en abril de 2013.

Potenciar el triunfo de las fuerzas progresistas, de izquierda y revolucionarias en esa larga jornada de elecciones pasa por cumplir con el necesario y cada vez más urgente proceso de revisión, rectificación y reimpulso del proceso revolucionario, que tantas veces se ha prometido y muy pocos resultados ha presentado. Tanto así, que todavía no se ha presentado un análisis crítico sobre los resultados de las elecciones del 26-S.
 
De cara a las próximas elecciones, y ante el avance de la oposición en las parlamentarias por encima de los escenarios que se habían estimado, es obligatorio preguntarse si los candidatos del PSUV tenían un verdadero arraigo popular o fueron importados de otros estados e impuestos por la Dirección Nacional; si estamos en presencia de un pueblo plenamente consciente o todavía hay mucho clientelismo político que superar; si el obligatorio “trabajo voluntario” al que fueron sometidos los funcionarios fue causa de abstención electoral; si el gobierno ha sido todo lo eficiente que el pueblo exige; si la inflación, el desempleo y la inseguridad son un invento mediático o verdaderos problemas que causan estragos en la población; si la torpeza con la que se procedió a expropiar pequeños comercios, cercanos a sitios históricos y plazas públicas, lejos de ser visto como una conquista popular, por el contrario fue interpretado como una amenaza a la propiedad personal y familiar; si el caso de miles de contenedores de comida podrida, cuando el ingreso de muchas familias ni siquiera alcanza para comprar la canasta alimentaria, puso en bandeja de plata argumentos a la oposición para evidenciar la supuesta incapacidad del gobierno; si el burocratismo, la incompetencia y la corrupción son calumnias de los enemigos de la Revolución o verdaderas prácticas perversas que están minando la fe, la esperanza y el entusiasmo de la gente; si es cierto que la abstención favoreció a la oposición o, por el contrario, muchos de los que antes votaban por los candidatos del gobierno esta vez lo hicieron por la oposición; si estos resultados son una manifestación de deslealtad o una advertencia sobre muchas cosas que es necesario mejorar.

No seamos ingenuos. Cada vez que haya elecciones bajo las reglas de la democracia burguesa las transnacionales y sus socios nacionales explotarán al máximo nuestros errores para reconquistar el poder, imponer sus leyes al gobierno y descalabrar así la Revolución. El objetivo no puede ser solo el de ganar elecciones sino el de tomar el poder. Pero a lo largo de estos años, la economía más bien se ha hecho más capitalista, el burocratismo se ha exacerbado, y el recrudecimiento de la cultura rentista y paternalista lapidan el espíritu emprendedor y frenan el desarrollo de las fuerzas productivas de las cuales depende el logro de la soberanía productiva y la liberación del trabajajo asalariado de la explotación del capital.

La convocatoria para relanzar el Polo Patriótico de cara a las elecciones del 2012-2013 es un llamado al reencuentro de las fuerzas progresistas, de izquierda y revolucionarias que por diferentes razones se han distanciado en el curso de estos años. Su éxito exige una profunda crítica y autocrítica en función de corregir los errores cometidos y acordar una plataforma de interés nacional que permita reunificar las fuerzas de las diferentes organizaciones políticas, sociales y de base que tienen como propósito común la construcción de una sociedad democrática, libre de desempleo, pobreza y exclusión social.

El sectarismo y fanatismo políticos están entre los problemas medulares que ha dejado a muchos compañeros y camaradas arrinconados y excluidos. En Venezuela no hay 4 millones de oligarcas. Muchos de los que hoy votan por la oposición ayer estuvieron acompañando el proceso, pero se alejaron desilusionados por las desviaciones y errores que se han cometido. La obligación ahora es reenamorarlos y recuperarlos para que dejen de ser los relegados y eliminados del proceso. Pero el sectario solo ve en ellos a unos traidores y apátridas, a seres repelentes, malvados y perversos, mientras que a sí mismos se ven como la encarnación de la virtud. Por eso se afincan en la calumnia y la difamación de todo aquel que no esté bajo su tolda y al son de su comparsa, para desprestigiarlo y asesinarlo moralmente. Y así, en lugar de atraerlo, lo terminan de alejar y excluir.

El reencuentro de las fuerzas progresistas pasa por entender que las revoluciones no las hacen los gobiernos sino los pueblos, que la gente de izquierda también está en las organizaciones sociales, culturales, religiosas y de base. El carácter unitario y democrático del Polo Patriótico debe estar fundamentado en la consideración y el respeto, en la comprensión y la tolerancia. Solo así podremos construir una fuerza en la que quienes no coincidamos del todo podamos ser fraternales críticos, más no enemigos, en el que nos reconozcamos por lo que nos une y no por lo que nos separa. Donde la crítica leal y comprometida a los errores del proceso no se etiquete de actitud sospechosa, de quintacolumna o saltatalanquera. La única talanquera tiene que ser la Constitución Bolivariana: dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Leyes del Poder Popular abren espacio a un nuevo modelo de propiedad social

ENTREVISTA A VICTOR ALVAREZ
CLODOVALDO HERNÁNDEZ / ESPECIAL PARA CIUDAD CCS

Usted escribió un libro sobre los riesgos de que el burocratismo y los esquemas socialistas del siglo XX, acaben con el socialismo del siglo XXI. ¿Ha recibido alguna respuesta alentadora?

—La respuesta al alerta la encontramos en la creación de un nuevo marco legal que abre amplios espacios para un nuevo modelo de propiedad social. Se aprobaron las leyes del Poder Popular, Planificación Pública y Popular, Contraloría Social, del Sistema Económico Comunal y la reforma a la Ley de Consejos Comunales. Son instrumentos para conjurar la amenaza del burocratismo y de un exagerado peso de la propiedad estatal. En el socialismo del siglo XX, la estatal era prácticamente la única forma de propiedad: desde una peluquería hasta una siderúrgica. En ese caldo de cultivo fermentaron poderosas élites burocráticas que secuestraron la revolución y administraron la propiedad pública como si fuera su propiedad privada.

—¿Las decisiones del IV Congreso del Partido Comunista de Cuba pueden ayudar a que en Venezuela tengan eco posiciones como las suyas?

—Entre Venezuela y Cuba ha habido retroalimentación. La Revolución Bolivariana ha influenciado en las reflexiones y decisiones de Cuba. Y, por otro lado, la Revolución Cubana siempre es una inspiración para cualquier otra en Latinoamérica y el mundo porque nunca abjuró de sus ideales. Permitir el emprendimiento particular, familiar, colectivo, va a ser un detonante de las capacidades de mucha gente, familias que tienen sus proyectos particulares. Hasta ahora se ha hablado de la propiedad estatal como fórmula para liberar a los trabajadores de la explotación, pero comprobamos en las experiencias fracasadas del siglo XX que estatizar no necesariamente es socializar. Muchas veces es la expresión de un capitalismo de Estado que repite las relaciones de enajenación que se cuestionan al sistema capitalista. La salida es el empoderamiento de las comunidades, de los trabajadores organizados, que se sientan copropietarios sociales de esos medios de producción y ejerzan su capacidad de decisión para remunerar su trabajo y distribuir e invertir los excedentes.

—¿Esas élites burocráticas son una modalidad de corrupción?

—En el pasado, las élites se concedieron muchos beneficios y privilegios, altos sueldos, bonificaciones, incentivos. El Presidente ha sido crítico de eso porque significan apropiación de recursos públicos. Ese secuestro que ejecuta la burocracia sobre la propiedad pública la convierte en una especie de burguesía funcional. Igual que la burguesía, se apropia del excedente que generan los trabajadores, sin ninguna contraprestación. En la práctica, ejercen funciones de burguesía.

—¿Qué relación hay entre esa burguesía funcional y eso que llaman la boliburguesía?

—Sobre eso también hemos alertado: la Revolución Bolivariana ha sido muy permeada por oportunistas, incluso algunos que se han beneficiado de contrataciones públicas, préstamos estatales, exoneraciones arancelarias. Esos terminan siendo reproductores de las relaciones capitalistas de producción que la revolución cuestiona. Hay un grupo de empresarios que levantan las banderas del socialismo cuando en la práctica explotan a los trabajadores, contaminan el ambiente, ejercen tráfico de influencias y pagan comisiones. Es una desviación muy dañina porque genera desencanto y desilusión. La gente termina pensando que todo es más de lo mismo y hasta más de lo peor.

—¿Tienen nombre esas personas, esos grupos?

—El país sabe y ve quiénes ayer eran unos ciudadanos de a pie y hoy son prósperos empresarios; quiénes eran trabajadores que vivían de un ingreso fijo y ahora son magnates. ¿Cómo acumular una enorme fortuna en meses o años? Bueno, con la explotación intensiva de muchos trabajadores o con negocios oscuros con el dinero del Estado.

—Como ex ministro de Industrias Básicas y Minería: ¿se puede lograr la propiedad social con el nivel actual del movimiento sindical, en parte atomizado y en parte desideologizado?

—Una cosa es el interés genuino, íntegro, honesto del trabajador de base y otra, los intereses corporativos y grupales de quienes se disputan el control de los sindicatos y de las empresas. Esos grupos de rapiña que se disputan el poder, han llegado a paralizar las empresas, lo cual es un crimen porque abona al fracaso del empoderamiento de los trabajadores y lo desacreditan ante el país. Cualquier ciudadano, al ver aquel bochinche, puede pensar que esa no es la vía.

—Ha habido incluso violencia y crímenes por encargo. ¿Es posible quitar las élites corruptas y dar paso al control obrero real?

—El momento más oscuro de la madrugada es justo antes del amanecer. Por muy desalentador que se vea el panorama, la indignación de la base trabajadora, su decisión firme de ponerle límite a semejante voracidad, abrirá los caminos del control obrero y el empoderamiento popular.

—El Centro Internacional Miranda es muy criticado por otra tendencia interna, la del Grano de maíz, (autores de la columna del diario Vea). ¿Por qué no debaten y avanzan en una misma dirección?

—En el Centro Internacional Miranda asumimos el compromiso por la buena marcha de la revolución, con una voz crítica pero muy leal y comprometida. Hablamos desde el dolor y la preocupación de ver las desviaciones, los errores. Queremos proponer correctivos. Nuestra crítica siempre ha sido muy propositiva, no creemos en ella como profesión. Quienes honestamente estamos preocupados por la buena marcha de la revolución y hemos atendido el llamado del Presidente de revisar, rectificar y corregir, tenemos que encontrarnos en el camino.
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Tanque lleno de libros

Víctor Álvarez debe ser uno de los miembros del Centro Internacional Miranda (CIM) que más contribuye a mantener lleno ese “tanque de pensamiento” de la Revolución Bolivariana, al menos si se juzga por las obras escritas.

En el lugar de honor está el libro "Venezuela: ¿Hacia dónde va el modelo productivo?", que ganó una mención honorífica del Premio Internacional Libertador y el Premio Municipal “Gustavo Machado” al Pensamiento Político, en 2009. Es coautor, junto a Davgla Rodríguez, de una "Guía teórico-práctica para la creación de empresas de producción socialista" y ha presentado una serie de cinco "Cuadernos de Educación Comunal" en los que diserta sobre el capitalismo, el neoliberalismo, el socialismo del siglo XXI, los TLC y la ALBA. En 2010 mantuvo el flujo hacia el tanque con "Del Estado burocrático al Estado comunal", en el que alerta sobre el riesgo de una excesiva propiedad estatal.

Álvarez, se graduó de economista en La Habana en 1985 y se postgraduó en el Centro de Estudios del Desarrollo (Cendes), el Instituto Venezolano de Planificación (Iveplan) y la Universidad Carlos III, de Madrid.

Fue ministro de Industrias Básicas y Minería, presidente de la Corporación Venezolana de Guayana, del Banco de Comercio Exterior y del Fondo de Reconversión Industrial. Más allá de la teoría, pues, algo sabe del tema de la propiedad estatal y del temible burocratismo.