viernes, 22 de noviembre de 2019

Venga quien venga, el ajuste económico hará tambalear al próximo gobierno


Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Venezuela atraviesa por una prolongada crisis económica, política y social que requiere la participación consciente de sus ciudadanos para superarla. No se trata solo de un cambio político, también se requiere un cambio en el modelo económico, lo cual implica la transformación de la cultura rentista por una nueva cultura tributaria, sustentada en el valor del trabajo y la inversión productiva.
Cualquier gobierno que sustituya al régimen de Maduro recibirá un país en ruinas. Desde el inicio tendrá que aplicar drásticas medidas para corregir los graves desequilibrios macroeconómicos que causan la escasez e hiperinflación. Y a las medidas de ajuste económico suele atribuirse un impacto social y un costo político. Para aliviar el déficit fiscal y erradicar su financiamiento con emisiones de dinero inflacionario, el nuevo gobierno tendría que sincerar las tarifas de los servicios públicos de electricidad, agua, gas y telecomunicaciones, lo cual no sería bien recibido en un país castigado por una prolongada escasez y voraz hiperinflación. Por si fuera poco, también tendría que sincerar el precio de la gasolina.

Indexación de los créditos a la tasa de cambio oficial: sigue la dolarización


Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
El Banco Central de Venezuela publicó una nueva resolución en la que autoriza el ajuste de los créditos comerciales al comportamiento de la tasa de cambio oficial. Al sincronizar los préstamos en bolívares con el precio del dólar, si éste sube, el saldo a pagar en bolívares también sube y absorbe la ganancia cambiaria, desestimulando así la especulación en divisas.
La combinación de bajas tasas de interés, creciente inflación y alza permanente del dólar hizo de la especulación cambiaria un gran negocio. Tras la fachada de créditos comerciales, agrícolas o industriales un torrente de bolívares iba a parar al mercado paralelo, presionando el precio de la divisa.
Endeudarse con tasas de interés muy por debajo de la las tasas de inflación para comprar un televisor, una nevera, una lavadora o simplemente dólares, resultó ser un gran negocio que se hizo a expensas del activo de la banca, cuyos préstamos a cobrar en bolívares se derritieron como cubitos de hielo bajo el voraz fuego inflacionario.  
Para muestra un botón: en 2017, a la tasa de cambio oficial de entonces, el activo de la banca en bolívares equivalía a $ 12.120 millones, pero al cierre de septiembre de 2019 apenas llegaba a $ 259 millones. A medida que subía la tasa de cambio, la expresión en bolívares del total de créditos era cada vez menor.
Ahora se aprueba la indexación de los créditos en bolívares a la evolución de la tasa de cambio oficial, pero esta medida -que si bien protege los activos de los bancos-, se hace a expensas de los deudores que no podrán pagar los créditos, si la tasa de cambio se dispara. Así, quien haya comprado a crédito una secadora, probablemente tendrá que vender la lavadora para poder pagar el saldo deudor, evitar que éste siga creciendo y no tener que vender también el televisor.