viernes, 26 de marzo de 2021

VENEZUELA: Condiciones políticas son más decisivas que condiciones electorales

Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias

Las condiciones electorales deben ofrecer a todos los competidores las mismas oportunidades de ganar o perder, sin ventajismos a favor de alguno de los candidatos o partidos. Implica imparcialidad de los medios de comunicación públicos, no utilización de recursos del Estado a favor de una parcialidad política, regulación de las campañas electorales, fiscalización del origen de los gastos y observación internacional. En Venezuela se despliega una permanente persecución, encarcelamiento y exilio forzoso de líderes de la oposición, se abusa de la inhabilitación política para sacar de la contienda a candidatos ganadores, se ilegalizan partidos políticos o se les despoja de los nombres y símbolos para entregárselos a disidentes que le hacen el juego al gobierno.

Ciertamente, las condiciones electorales son muy desventajosas, pero no anulan la enorme ventaja que otorgan las favorables condiciones políticas derivadas del 80 % de rechazo a los candidatos del gobierno. La fuerza electoral del chavismo viene cayendo, el malestar nacional continúa creciendo, pero la oposición se sigue absteniendo. En las Presidenciales que se convocaron en 2013 luego de la muerte de Chávez, Nicolás Maduro casi pierde con Henrique Capriles: obtuvo 7.587.579 votos frente a 7.363.980. La diferencia fue de apenas 223.599 votos. A partir de entonces, el caudal electoral del oficialismo se debilita. La dinámica entre las Presidenciales de 2013 y 2018 revela que el voto de Maduro baja en números absolutos, pero aumenta en números porcentuales: en 2013 sacó 7.587.579 votos equivalente a 50,51% y en 2018 sacó 6.248.265 votos, equivalente a 66,51 %. Esto lo explica la abstención de la oposición.

Las ventajosas condiciones políticas pueden ser más decisivas que las desventajosas condiciones electorales, siempre y cuando se haga el trabajo de organización política para capitalizar electoralmente este enorme descontento. Pero la dinámica del voto opositor entre las Parlamentarias de 2015 y 2020 es catastrófica: se derrumba en números absolutos y se hunde en números porcentuales debido a que los partidos más importantes decidieron abstenerse y los que participaron se presentaron divididos. La oposición venezolana no logra capitalizar electoralmente el enorme rechazo al gobierno porque se abstiene o postulan varios candidatos que dispersan los votos, facilitando el triunfo de los candidatos oficialistas que a lo sumo mueven 20 % de los votantes.

Muchos dirigentes de la oposición venezolana, en vez de sudar la camiseta y gastar la suela recorriendo el país para movilizar electoralmente a la ciudadanía que quiere un cambio de gobierno, siguen esperando que su ascenso al poder sea el resultado del endurecimiento de las sanciones y de una mayor presión internacional. No celebran primarias para elegir los candidatos unitarios, no organizan su maquinaria electoral, no preparan los testigos que defenderán los votos, no arman una fuerza de propaganda que promueva los candidatos. Siguen desconectados del sentir nacional y, en vez de ofrecer al país opositor opciones de organización política, deciden abstenerse. Y desde la contemplación pasiva de quienes se abstienen, nuevamente se allanará el camino para que los candidatos del oficialismo ganen.

La intervención internacional, lejos de contribuir a unir a la oposición, lo que ha hecho es dividirla aún más. “Debido a su rol en actos y decisiones que socavan la democracia o como resultado de graves violaciones de derechos humanos”, la UE sancionó a 19 funcionarios venezolanos entre quienes figura un rector de la oposición en el Consejo Nacional Electoral (CNE) y dos diputados de la oposición que fueron considerados como cómplices de una farsa electoral montada por el régimen. Muchos líderes sociales con arraigo popular que se quieren postular y pueden ganar, han decidido inhibirse por temor a ser sancionados e incluidos en una misma lista junto a funcionarios acusados de violar derechos humanos.

A fin de lograr candidaturas unitarias para las próximas elecciones de gobernadores y alcaldes, lo que el 80 % de venezolanos que rechaza al gobierno de Nicolás Maduro espera de la comunidad internacional no es una clasificación de la oposición en auténtica oposición, supuesta oposición y alacranes, sino una mediación eficaz que facilite el entendimiento, no solo entre el gobierno y la oposición, sino también entre las diferentes corrientes de la oposición, incluyendo a los factores de izquierda que se desmarcan de la coalición gobernante del Gran Polo Patriótico,.

Pero la UE no reconoce la Asamblea Nacional electa en las Parlamentarias del 2020 y, siendo coherentes, tampoco reconocerá sus actos. Esto anuncia un inminente desconocimiento, tanto del nuevo CNE cuya elección está en marcha, como también de las próximas elecciones de gobernadores y alcaldes previstas para diciembre de este año. La unidad de la oposición no se logrará exacerbando las descalificaciones entre los diferentes partidos y dirigentes, ni desconociendo cada elección que en Venezuela se realice. Eso no ayuda a retomar la ruta electoral ni a reconstruir la confianza en el voto para aprovechar unas favorables condiciones políticas, mucho más decisivas que las desventajosas condiciones electorales.

 

 

 

lunes, 22 de marzo de 2021

¿De qué se enferma la macroeconomía y cómo nos contagia?

Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias

El nuevo gobierno que resulte de unas elecciones limpias y transparentes recibirá un país en ruinas y tendrá que aplicar drásticas medidas para corregir los desequilibrios macroeconómicos que causan la escasez e hiperinflación. Para aliviar el déficit fiscal y erradicar el financiamiento con emisiones de dinero inflacionario, se verá obligado a sincerar las tarifas de los servicios públicos de electricidad, agua, gas y telecomunicaciones, lo cual no sería bien recibido en un país exhausto, castigado por una prolongada escasez y voraz hiperinflación. Por eso, a las medidas de ajuste macroeconómico suele atribuírseles un impacto social y costo político que desemboca en el fracaso de los gobiernos que las aplican.

¿Cómo explicarle al ciudadano de a pie, al pequeño y mediano empresario, a una ONG el impacto que tienen los desequilibrios macroeconómicos sobre el empleo, el poder adquisitivo de los presupuestos de hogares, empresas e instituciones, y en general sobre la calidad de vida y la prosperidad de una Nación? ¿Cómo explicarles qué es la macroeconomía, de qué se enferma y cómo nos contagia?

Si le hacemos un examen de sangre a la macroeconomía venezolana para ver como tiene la hemoglobina, el colesterol, los triglicéridos, ¿cuáles serían esos indicadores claves de la macroeconomía que tenemos que aprender a leer e interpretar, cuáles son los valores actuales y que tan lejos estamos de los valores normales?

En el debate político se suele escuchar una y otra vez que “sin cambio político no habrá cambio económico”. Sin embargo, el gobierno autoriza la apertura del mercado interno a toda clase de importaciones, levantó los controles de cambio y de precios, procede a desregular y liberar la economía, bendice la dolarización y, por si fuera poco, anuncia un proceso de apertura a la inversión extranjera y privatización de empresas públicas. ¿Se puede decir que ese conjunto de medidas conforman un Programa de Reformas Económicas?

¿Cuáles deberían ser las medidas en materia fiscal, monetaria, cambiaria, de precios, etc. que no deberían faltar en un verdadero Programa de Estabilización Macroeconómica? ¿Cuáles serían las medidas correctas, en qué orden lógico deberían ser aplicadas y cuál sería la velocidad de ejecución más adecuada para las condiciones en las que se encuentra el país?

¿Cuáles serían los indicadores macroeconómicos que tendrían que comenzar a dar rápidas y significativas señales de mejoría para que el ciudadano de a pie tenga la certeza de que el programa de reformas va por el camino correcto y debe ser apoyado? ¿Cuáles serían las victorias tempranas que se deben alcanzar en materia fiscal, monetaria, cambiaria, precios, PIB, etc.? ¿Con qué frecuencia se deberían evaluar los avances hacia los objetivos y metas planteados para estar seguros de que el programa de reformas fue bien diseñado y está siendo bien ejecutado?

Estas preguntas son respondidas por Leonardo Vera, individuo de número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, en la conversación que sostuvimos con él en el marco del ciclo “Diez conversaciones estelares con diez de los mejores economistas de Venezuela”. Ver video https://youtu.be/F5aoax26Q5M