MCM
afirma que hasta 10 días antes de las elecciones se puede inscribir la
candidatura presidencial de Corina Yoris. La Ley
Orgánica de Procesos Electorales (LOPRE) tiene dos artículos que definen los
plazos de postulación.
ü El artículo 44 dice: “El Cronograma Electoral establecerá los
lapsos previstos para las postulaciones. Las postulaciones consignadas fuera
del lapso previsto en el Cronograma Electoral serán extemporáneas y se tendrán
como no presentadas”.
ü El artículo 64 agrega: “La
sustitución de un candidato o una candidata constituye una nueva postulación y, en consecuencia, cuando el
postulado sustituto o la postulada sustituta no sea un candidato o una
candidata previamente admitido o admitida, deberá cumplir con los requisitos
establecidos en la presente ley y su reglamento”.
Si bien el artículo 64 deja claro que sí podría ser admitida la
postulación de alguien no postulado previamente, esto debe hacerse en los
plazos establecidos en el Cronograma Electoral, tal como lo establece el artículo
44. Para evitar los problemas de interpretación, los artículos 44 y 64 deberían
fusionarse en uno solo, dejando claro que los cambios en las postulaciones se
podrán hacer en los lapsos establecidos en el Cronograma Electoral, y que todo
cambio posterior será, o bien una adhesión a otra candidatura aceptada, o bien
una renuncia que deja en libertad a la militancia para que vote por cualquiera
de los candidatos que quedan. La fecha límite para que las modificaciones o nuevas
postulaciones salgan en el tarjetón es el 20 de abril. Después de esta fecha, solo
se podrán presentar adhesiones a otras candidaturas aceptadas hasta 10 días
antes de las elecciones, pero estas modificaciones ya no saldrán en el tarjetón.
De acuerdo al artículo 44, una nueva postulación consignada fuera del cronograma
será considerada como no presentada.
En el caso de Corina Yoris el oficialismo tiene un argumento adicional y es que ella fue presentada públicamente como candidata-representante de MCM, quien está inhabilitada. Por lo tanto, la interpretación oficial considera que se trata de una candidatura por mampuesto, de un fraude a la Ley.
En una
entrevista en CNN Corina Yoris dijo: “Ninguna
persona a la que María Corina le diga ‘toma tú el testigo y sigue en la
carrera’, va a ser aceptada”. Cualquiera sea el escogido por MCM para
recibir su capital electoral va a ser inhabilitado y su apoyo puede desembocar
en una especie de beso de la muerte, tal como fue aquel beso fingido y mal
intencionado de Judas Iscariote cuando entregó a Jesús para que lo
crucificaran. Es todo un dilema: si MCM no apoya a un candidato alternativo es
malo, pero si le levanta la mano es peor.
El
oficialismo no va a dejar correr en la carrera presidencial a quien los
cataloga de narco-régimen y camarilla de delincuentes; a quien los acusa de traidores
a la patria que entregaron la soberanía nacional a la ocupación cubana, al
espionaje iraní y ruso; a quién los acusa de convertir el territorio nacional
en una guarida de grupos terroristas cómo Hezbollah, FARC y ELN; a quien aplaude las recompensas que ofrece EEUU por la
captura de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello; a quien ha solicitado endurecer las
sanciones económicas contra Venezuela; a quién invocó la activación del TIAR y la
creación de una amenaza creíble a través de una intervención militar extranjera;
a quien promueve juicios en la Corte Penal Internacional y desafió a Maduro
diciéndole: “yo no te quiero muerto, yo
te quiero vivo para que enfrentes la justicia, yo te quiero preso”.
Si bien
es cierto que esa estrategia amenazante, retadora y de confrontación radical le
sirvió a MCM para hacer crecer como la espuma su popularidad y aceptación en
las encuestas, y ganar con el 92,35 % de los votos la Primaria presidencial de
la Plataforma Unitaria; esa misma estrategia no funcionó para incentivar al
régimen a permitir su inscripción y dejarla competir en unas elecciones libres
y justas que hicieran posible la alternabilidad en el poder por la vía electoral
y pacífica.
En vez de
seguir con su discurso amenazante, a MCM le conviene bajar el volumen, leer la
Biblia y seguir la palabra de Jesús: “Así que sean mansos como una paloma y astutos como una
serpiente”. Quizás
haga falta un acuerdo interno entre MCM y la PU, con una astuta y audaz puesta
en escena. Fingir una ruptura entre MCM y la PU, y una vez que la candidatura
alternativa haya sido postulada, aceptada por el CNE y no impugnada por nadie,
entonces MCM insiste hasta el 18 de julio en su obstinada idea de que va a
inscribir la candidatura de Corina Yoris y, al vencerse el plazo, entra en acción
y levanta la mano al que encabece las encuestas. Esta jugada reduce el margen
de maniobra del oficialismo y minimizaría el riesgo de que también inhabiliten
al candidato opositor que a última hora reciba su apoyo.
Un
verdadero líder no se obstina en imponer una candidatura que no puede competir,
a riesgo de perderlo todo. No se empeña en meter el gol cuando la defensa rival
lo tiene cercado y pasa la pelota a un compañero para que anote y el equipo
gane. Si no puede cristalizar sus nobles aspiraciones, evita que degeneren en
una ambición y codicia personal, comprende a tiempo las trampas y obstáculos
insalvables que le impone su adversario y traza nuevos caminos. Actúa con
sensatez para no perder la mejor oportunidad que el país ha tenido para lograr
un cambio político por la vía electoral y pacífica.
Según las
encuestas, el potencial de votos del candidato oficialista está entre 20 y 30%,
en su mejor escenario. A pesar del impacto que tuvo su inhabilitación en la
intención de votar por ella, MCM todavía conserva un potencial de voto de 60%. Esto quiere decir que la proliferación de
candidatos no ha funcionado para romper la polarización: el resto de los
candidatos apenas suma el 10%. Y si todos ellos decidieran a poyar a Maduro no
lo harían ganador. La recurrente división y abstención de la oposición es lo
que convierte en mayoría a la minoría oficialista, tal como ocurrió en las
Presidenciales de 2018, cuando Nicolás Maduro estaba prácticamente derrotado
debido al enorme rechazo popular, pero terminó imponiéndose gracias a la
división y abstención de la oposición.
Las
desventajosas condiciones electorales pueden ser ampliamente compensadas con
las favorables condiciones políticas derivadas del 70% de rechazo a la gestión
de gobierno. La condición básica para capitalizar electoralmente ese enorme
descontento es competir con un candidato único y unitario. Pero ese escenario
no se concretó y ahora al país descontento le toca pasar de lo deseable a lo
posible.
En
cualquier caso, hay que optar por lo
posible y actuar con pragmatismo. Lo más probable es que hacia Manuel Rosales y
Benjamín Rausseo fluirá el caudal electoral de MCM. El reto es convertir al candidato
que lidere las encuestas en una poderosa opción presidencial que sea capaz de
pactar con el gobierno las garantías de no persecución política que hagan
posible la alternabilidad en el poder. Un Pacto de Convivencia Pacífica, con
garantías de no persecución para todos, es la vía para que finalmente el
candidato del país descontento se pueda alzar con la victoria, recibir el mando
y poder gobernar sin la resistencia y obstrucción de quienes pierdan el poder y
pasen a ser la oposición.
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