martes, 31 de mayo de 2011

El emprendedor socialista: sin fines de lucro pero sin vocación de pérdida

Texto completo de la entrevista concedida a Liseth Boon para la edición Aniversaria de
El Mundo Economía & negocios

¿Pueden considerarse los consejos comunales, los comités de tierra urbana, mesas técnicas de agua, las cooperativas, etc. como emprendimientos?

Emprender es impulsar, promover, organizar, comenzar, iniciar un proyecto que dé respuestas y soluciones a problemas individuales y colectivos. Emprende el buhonero que no tiene trabajo formal y se va a una tienda mayorista, compra diez cargadores de teléfonos y los vende en un semáforo para poder llevar comida a la mesa de su casa; emprenden los muchachos que arman una banda de música urbana para así poder expresarse; emprenden las madres del barrio que crean una cooperativa para elaborar postres que luego venden a restaurantes y hoteles; y, por supuesto, emprenden los vecinos que se organizan en mesas técnicas de agua, comités de salud, comités de tierra urbana, consejos comunales y se hacen corresponsables en la solución de sus propios problemas.

¿Pueden identificarse como emprendimientos sociales?

Los emprendimientos sociales surgen de la necesidad de dar respuesta a problemas colectivos a través de la participación ciudadana y de la corresponsabilidad. Están guiados por principios de solidaridad, cooperación y complementación. No tienen fines de lucro pero tampoco vocación de pérdida. Si se ven obligados a generar ingresos para sostenerse, lo hacen cuidando que esos recursos no sean apropiados de forma individual, sino invertidos en función de resolver los problemas colectivos que sus miembros prioricen y decidan. La contraloría social para asegurar la transparencia y correcta aplicación de los fondos es fundamental.

¿Cómo se distinguirían de los emprendimientos que buscan beneficios económicos?

En los emprendimientos que buscan beneficios económicos particulares, los socios se reparten entre ellos las ganancias y cada quien hace lo que quiere: cambia el carro, se va para Europa, se compra una acción en un club. En estos casos la felicidad está asociada a la satisfacción de las necesidades individuales, a la noción de tener más y no de ser más. En los emprendimientos sociales la motivación es complementar las capacidades y recursos de todos para trabajar unidos y resolver los problemas que afectan al colectivo, la realización humana se alcanza al sentirse útil a la comunidad. Es otra lógica, otro mapa mental, otro sentido común muy diferente al del egotismo y el individualismo.

¿Estas organizaciones comunitarias requieren las jerarquías jurídicas y administrativas?

Internamente requieren una organización básica para distribuir funciones y asumir responsabilidades. La clave de su éxito está en conjurar la amenaza de la burocratización, eligiendo a los verdaderos líderes de la comunidad. Esta amenaza generalmente viene por la pretensión del aparato del Estado o de los partidos políticos de controlar las organizaciones de base, imponiendo sus agentes. Cuando lo logran, estos priorizan el interés del ente o partido que los impuso y así se alejan del sentir de la comunidad. Por eso nunca hay que bajar la guardia en la lucha contra el burocratismo, entendido este como el intento de colonizar las organizaciones de base por parte de funcionarios del gobierno o de partidos políticos que no entienden cuál es su función y se la pasan ofreciendo dádivas y prebendas como expresión de la cultura rentista y clientelar, cuando lo que debe prevalecer es la dignidad de la lucha social y comunitaria.

¿Emprendimiento y/o consejos comunales podrían considerarse como nuevos términos que identifican a viejas formas de asociación comunitaria? ¿nuevos nombres para antiguas formas de organización?

Lo que son viejos son los problemas que durante décadas han agobiado a las comunidades. En su propósito de resolverlos han ensayado distintas formas y esquemas organizativos, unos más exitosos que otros. Al calor de la democracia participativa y protagónica que se construye en Venezuela, hoy estamos en presencia de una participación popular que no tiene precedentes. ¿Cuándo antes se había visto aquí tanta gente organizada en comités de tierra urbana, comités de salud, mesas técnicas de agua, consejos comunales, comités de fábrica?. ¡Nunca! Son nuevas formas de organización que se han ido desarrollando al calor de las luchas de las comunidades y se multiplican en la medida que tienen éxito en su empeño por encontrar soluciones a los problemas que los afectan

En lo económico el rentismo nos ha convertido en un país de empleados y no de emprendedores

Los países que no disfrutan de una abundante renta petrolera para comprarle al resto del mundo lo que falta para satisfacer sus necesidades tienen que producirlo con su propio trabajo. La escasez de recursos los obliga a emprender para producir lo que no pueden importar. No es el caso de la Venezuela rentista, que por casi un siglo ha disfrutado de un torrente de petrodólares que no es fruto de su emprendimiento productivo. Esa renta no proviene de la producción y exportación de alimentos, calzado, vestidos, medicinas, electrodomésticos o equipos electrónicos sino de la venta de un recurso natural que heredamos de la naturaleza. Al ser el Estado el perceptor de la renta petrolera, éste la distribuye internamente a través de diferentes mecanismos como la baja presión fiscal, la sobrevaluación del bolívar y el gasto público, en el cual se incluye el pago a una abultada nómina de empleados públicos que, en otras circunstancias, se habrían visto obligados a emprender para asegurar su autoempleo. Si queremos lograr nuestra soberanía económica y productiva y eradicar las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión social, Venezuela está emplazada a transformarse de un país de empleados en un país de emprendedores que sean portadores y promotores de las nuevas relaciones sociales de producción basadas en la solidaridad, la cooperación y la complementación y no en la explotación del ser humano y la depredación del ambiente.

El empresario socialista

El empresario socialista es un agente de cambio social; un transformador del modelo tradicional de producción; un líder con capacidad para planificar, organizar y dirigir con éxito un proyecto productivo para liberar al trabajador de la explotación del capital, para producir bienes y servicios que satisfagan necesidades básicas y esenciales de la población, para generar excedentes que puedan ser invertidos en beneficio de la comunidad, para corregir y evitar el impacto ambiental de la actividad productiva y, más bien, preservar los recursos naturales.
A diferencia del empresario capitalista que está motivado por fines de lucro, el empresario socialista está motivado por su vocación de servicio y por principios de solidaridad, cooperación y complementación. No crea nuevos productos para inducir necesidades superfluas, para rendirle culto a la sociedad de consumo que confunde la felicidad y el bienestar con la riqueza material, que aliena la conciencia de los seres humanos para que vivan pendientes del próximo artículo que se van a comprar, del próximo gusto que se van a dar. El empresario socialista organiza un proceso de producción de aquellos bienes y servicios que resultan imprescindibles para asegurar las condiciones de supervivencia y reproducción de la sociedad.
El empresario socialista es un buen gerente
El empresario socialista es un gerente que tiene clara cual es la necesidad de la gente que va a satisfacer. Sabe identificar, seleccionar y adquirir las maquinarias, equipos, herramientas, materias primas, insumos, suministros, etc. que se requieren para producir los bienes y servicios que va a ofrecer en condiciones de precio, calidad, cantidad y oportunidad de entrega, a tono con las necesidades del pueblo trabajador.
El empresario socialista sabe quiénes son sus consumidores y usuarios, quiénes son sus clientes y proveedores. Con base en sus fortalezas y debilidades, está dispuesto a construir una alianza estratégica de mutuo beneficio con el Estado que lo apoya, pero sabe que tiene que enfrentar las amenazas y oportunidades del mercado. Sabe que el nuevo modelo productivo aún no termina de nacer y que el viejo modo de producción todavía no termina de morir.
El empresario socialista está consciente de que no se las sabe todas, pero está dispuesto a aprender. Poco a poco se va familiarizando con las herramientas claves de la gerencia empresarial. Va aprendiendo a leer un balance General, un Estado de Ganancias y Pérdidas, un Flujo de Caja. Y a la hora de pedir un crédito está consciente de que tiene que demostrar la viabilidad económica, comercial, tecnológica y financiera del proyecto si aspira que la institución de financiamiento público le apruebe los recursos que ha solicitado.
También es un visionario
El empresario socialista es un visionario. Tiene una visión clara, un sueño claro, de la empresa que quiere construir. Sabe cuál es su misión, ha definido objetivos y metas bien precisas que orientan su desempeño, cuantifican y definen los plazos máximos para trabajar. Tiene un diagnóstico claro de las fortalezas y debilidades de su empresa, conoce perfectamente las oportunidades y amenazas que le presenta el entorno en el que se desenvuelve, sobre todo, tiene una estrategia clara para lograr el mejor de los desempeños que en esas circunstancias le sea posible alcanzar.
El empresario socialista es un emprendedor, un innovador, un líder, un motivador con la fuerza de voluntad necesaria para vencer la inercia y empezar, con la tenacidad necesaria para encarar las dificultades, con la perseverancia necesaria para superar los grandes y pequeños problemas que siempre se le van a presentar, con el carisma necesario para motivar al equipo de que forma parte a no desmayar en su lucha por el desarrollo humano integral.
Tiene conciencia política y compromiso social
El empresario socialista tiene conciencia política. Sabe que si no se transforma el actual modo capitalista de producción, no será posible avanzar en la construcción del socialismo venezolano. Es un emprendedor decidido a transformar el viejo modo de producción, explotador de la fuerza de trabajo y depredador del ambiente, por un nuevo modelo productivo caracterizado por el desarrollo endógeno, por la participación popular en el proceso de generación y distribución de la riqueza, por el cambio en las relaciones de poder y propiedad sobre los medios de producción, por el desarrollo armónico y proporcional de las regiones, por su aporte al equilibrio internacional, al logro de un mundo multipolar, a la profundización de la integración latinoamericana y al fortalecimiento de la cooperación sur-sur.
El empresario socialista tiene claro que para erradicar las causas de la pobreza, la miseria y la exclusión social hay que impulsar y desarrollar nuevas formas de propiedad social, que incluyan pero trasciendan la propiedad privada y la propiedad estatal: nuevas formas de propiedad social, de propiedad colectiva, de propiedad comunitaria como condición para hacer posible el desarrollo pleno de los poderes creadores del pueblo, del espíritu emprendedor de la gente, de la capacidad emprendedora de nuestro pueblo trabajador.
El empresario socialista está comprometido con la construcción de un nuevo modelo productivo de creciente inclusión social, bajo el control de los trabajadores directos y de la comunidad, en el que se erradiquen las condiciones que permiten la explotación del ser humano y la destrucción de ambiente y, por lo tanto, se ponga fin a las causas estructurales que generan desempleo, pobreza y exclusión social.