Texto completo de la entrevista concedida a Liseth Boon para la edición Aniversaria de
El Mundo Economía & negocios
¿Pueden considerarse los consejos comunales, los comités de tierra urbana, mesas técnicas de agua, las cooperativas, etc. como emprendimientos?
Emprender es impulsar, promover, organizar, comenzar, iniciar un proyecto que dé respuestas y soluciones a problemas individuales y colectivos. Emprende el buhonero que no tiene trabajo formal y se va a una tienda mayorista, compra diez cargadores de teléfonos y los vende en un semáforo para poder llevar comida a la mesa de su casa; emprenden los muchachos que arman una banda de música urbana para así poder expresarse; emprenden las madres del barrio que crean una cooperativa para elaborar postres que luego venden a restaurantes y hoteles; y, por supuesto, emprenden los vecinos que se organizan en mesas técnicas de agua, comités de salud, comités de tierra urbana, consejos comunales y se hacen corresponsables en la solución de sus propios problemas.
¿Pueden identificarse como emprendimientos sociales?
Los emprendimientos sociales surgen de la necesidad de dar respuesta a problemas colectivos a través de la participación ciudadana y de la corresponsabilidad. Están guiados por principios de solidaridad, cooperación y complementación. No tienen fines de lucro pero tampoco vocación de pérdida. Si se ven obligados a generar ingresos para sostenerse, lo hacen cuidando que esos recursos no sean apropiados de forma individual, sino invertidos en función de resolver los problemas colectivos que sus miembros prioricen y decidan. La contraloría social para asegurar la transparencia y correcta aplicación de los fondos es fundamental.
¿Cómo se distinguirían de los emprendimientos que buscan beneficios económicos?
En los emprendimientos que buscan beneficios económicos particulares, los socios se reparten entre ellos las ganancias y cada quien hace lo que quiere: cambia el carro, se va para Europa, se compra una acción en un club. En estos casos la felicidad está asociada a la satisfacción de las necesidades individuales, a la noción de tener más y no de ser más. En los emprendimientos sociales la motivación es complementar las capacidades y recursos de todos para trabajar unidos y resolver los problemas que afectan al colectivo, la realización humana se alcanza al sentirse útil a la comunidad. Es otra lógica, otro mapa mental, otro sentido común muy diferente al del egotismo y el individualismo.
¿Estas organizaciones comunitarias requieren las jerarquías jurídicas y administrativas?
Internamente requieren una organización básica para distribuir funciones y asumir responsabilidades. La clave de su éxito está en conjurar la amenaza de la burocratización, eligiendo a los verdaderos líderes de la comunidad. Esta amenaza generalmente viene por la pretensión del aparato del Estado o de los partidos políticos de controlar las organizaciones de base, imponiendo sus agentes. Cuando lo logran, estos priorizan el interés del ente o partido que los impuso y así se alejan del sentir de la comunidad. Por eso nunca hay que bajar la guardia en la lucha contra el burocratismo, entendido este como el intento de colonizar las organizaciones de base por parte de funcionarios del gobierno o de partidos políticos que no entienden cuál es su función y se la pasan ofreciendo dádivas y prebendas como expresión de la cultura rentista y clientelar, cuando lo que debe prevalecer es la dignidad de la lucha social y comunitaria.
¿Emprendimiento y/o consejos comunales podrían considerarse como nuevos términos que identifican a viejas formas de asociación comunitaria? ¿nuevos nombres para antiguas formas de organización?
Lo que son viejos son los problemas que durante décadas han agobiado a las comunidades. En su propósito de resolverlos han ensayado distintas formas y esquemas organizativos, unos más exitosos que otros. Al calor de la democracia participativa y protagónica que se construye en Venezuela, hoy estamos en presencia de una participación popular que no tiene precedentes. ¿Cuándo antes se había visto aquí tanta gente organizada en comités de tierra urbana, comités de salud, mesas técnicas de agua, consejos comunales, comités de fábrica?. ¡Nunca! Son nuevas formas de organización que se han ido desarrollando al calor de las luchas de las comunidades y se multiplican en la medida que tienen éxito en su empeño por encontrar soluciones a los problemas que los afectan
En lo económico el rentismo nos ha convertido en un país de empleados y no de emprendedores
Los países que no disfrutan de una abundante renta petrolera para comprarle al resto del mundo lo que falta para satisfacer sus necesidades tienen que producirlo con su propio trabajo. La escasez de recursos los obliga a emprender para producir lo que no pueden importar. No es el caso de la Venezuela rentista, que por casi un siglo ha disfrutado de un torrente de petrodólares que no es fruto de su emprendimiento productivo. Esa renta no proviene de la producción y exportación de alimentos, calzado, vestidos, medicinas, electrodomésticos o equipos electrónicos sino de la venta de un recurso natural que heredamos de la naturaleza. Al ser el Estado el perceptor de la renta petrolera, éste la distribuye internamente a través de diferentes mecanismos como la baja presión fiscal, la sobrevaluación del bolívar y el gasto público, en el cual se incluye el pago a una abultada nómina de empleados públicos que, en otras circunstancias, se habrían visto obligados a emprender para asegurar su autoempleo. Si queremos lograr nuestra soberanía económica y productiva y eradicar las causas estructurales del desempleo, la pobreza y la exclusión social, Venezuela está emplazada a transformarse de un país de empleados en un país de emprendedores que sean portadores y promotores de las nuevas relaciones sociales de producción basadas en la solidaridad, la cooperación y la complementación y no en la explotación del ser humano y la depredación del ambiente.
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