viernes, 3 de julio de 2020

¿Qué hizo Noruega con el petróleo que aún puede hacer Venezuela?


Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
En Venezuela, la dura lucha por la sobrevivencia nos acorta la mirada y hace ver el futuro con pesimismo. Para las familias que se acuestan con hambre, los enfermos sin asistencia médica, las instituciones sin presupuesto que apenas pueden pagar sus nóminas y las empresas al borde de la quiebra, decirles que tienen que esperar hasta el mes que viene es, sencillamente, anunciarles su sentencia definitiva.
Los problemas de escasez, hiperinflación, inseguridad, cortes de electricidad, racionamiento de agua y falta de gas se agravan a tal extremo que ya se empiezan a escuchar los profetas del desastre que vaticinan una hambruna en Venezuela. ¡Cómo nos vamos a resignar a sufrir una hambruna en un país con las reservas de petróleo más grandes del mundo; con cuantiosos yacimientos de oro, diamantes, coltán, hierro, bauxita y otros minerales estratégicos para el desarrollo industrial; con millares de profesionales que se graduaron en las mejores universidades del mundo, con amplia experiencia, pero que hoy están regados por todos lados, extrañan su tierra y están dispuestos a regresar para reconstruirla!
Venezuela no necesita profetas del desastre que la desalienten. Con semejante  potencial, lo que tenemos que hacer es prepararnos para la próxima crisis de abundancia, porque Venezuela será reconstruida. La Nación recuperará su industria petrolera y una vez que haya levantado la producción a tres millones de barriles diarios y los precios se estabilicen en torno a 60-70 $/b, el gran reto será cómo administrar esa abundante riqueza para no repetir la historia de aquel país con las reservas de petróleo más grandes del mundo que terminó sufriendo una grave crisis humanitaria, la cual desembocó en la diáspora de millones de venezolanos que huyeron de la escasez, la hiperinflación y el hambre.
Una vez que haya sido recuperada la producción petrolera y los precios de los crudos se estabilicen, tenemos que evitar que se reedite el círculo vicioso de la Venezuela rentista que se embriaga de una falsa prosperidad en los años de las vacas gordas, pero no se preparar para amortiguar los tiempos de las vacas flacas. Evitar que se repita esta historia exige activar mecanismos de defensa que protejan al país de los altibajos de los precios del petróleo y así estar en condiciones de encarar las crisis de escasez y, sobre todo, las crisis de abundancia.