viernes, 25 de septiembre de 2020

¿En qué consiste la propuesta del gobierno a los bonistas de la deuda externa?


 Víctor Álvarez R.

Premio Nacional de Ciencias

En 1998 la deuda externa de Venezuela sumó $ 28.000 millones, $ 23.000 millones eran deuda de la República y $ 5.000 millones de Pdvsa.  En 2008,  la deuda pública subió a $ 50.000 millones y en 2019 llegó a $ 130.000 millones. A raíz de la suspensión de los pagos en el año 2017 se han estado capitalizando las cuotas vencidas y por eso el monto de la deuda no deja de crecer. Para finales de 2020 se estima en más de $ 140.000 millones. En 20 años la deuda se cuadruplicó y equivale a un porcentaje cada vez mayor de las exportaciones. En 2008 representaba el 53% de los ingresos externos y en 2020 lo que se debe supera en 1.900% los ingresos por exportaciones.

jueves, 17 de septiembre de 2020

La tragedia económica y social de Venezuela

Víctor Álvarez R./Premio Nacional de Ciencias



Según el FMI, en 2018 la contracción del PIB en Venezuela fue de -18% y en 2019 de -35%.  Entre 2013-2019 se acumula una caída de 65 %. En 2020, debido a la inactividad económica causada por el Covid19, la economía continuará cayendo en picada. La inflación en 2018 fue de 65.000%, en 2019 se estimó en 200.000% y, según los cálculos del Observatorio Venezolano de Finanzas de la Asamblea Nacional, la acumulada hasta agosto de 2020 superó el umbral de 1.000 %.

Esta tragedia económica tiene su explicación. Una larga sobrevaluación del tipo de cambio estimuló toda clase de importaciones que desplazaron y arruinaron la producción nacional, rígidos controles de precios asfixiaron la actividad productiva y comercial, la ruinosa ola de expropiaciones y un ambiente de creciente inseguridad jurídica desestimularon la inversión y así se fue apagando la actividad productiva. La escasez de productos y la emisión desmesurada de dinero para cubrir el déficit de las empresas públicas se combinaron para desquiciar una voraz hiperinflación que volvió sal y agua el ingreso de los hogares.

Venezuela no solo ha dejado de ser un país rentista sino que está dejando de ser un país petrolero. La extracción de crudos  cayó de 3 millones de BPD en 2012 a menos de 400 mil BPD en el primer semestre de 2020. La capacidad de refinación está en ruinas y por eso hay escasez de combustibles. Por si fuera poco, las sanciones económicas han sido el golpe de gracia para un país exhausto.

Sin ingreso fiscal petrolero y con una economía contraída la recaudación fiscal se ha desplomado. Las empresas en quiebra no tienen cómo pagar ISLR y la informalización de las operaciones de compra venta que no exigen la factura para evitar el pago del IVA merma aún más los ingresos fiscales. El gobierno no cuenta con recursos para repotenciar los servicios de agua, energía eléctrica, gas doméstico y telecomunicaciones. A todas estas, el BCV continúa emitiendo dinero para financiar empresas públicas deficitarias, atizando así la hiperinflación que disuelve el ingreso real y empobrece a la población.

Según la última Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) el 79 % de los hogares está en condición de pobreza al no poder cubrir el costo de la canasta alimentaria.

De acuerdo a los cálculos del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores CENDA, la Canasta Alimentaria para el grupo familiar de 4 personas en el mes de julio tuvo un costo de Bs. 45.519.252,73, equivalente a $ 183.

Por su parte, el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas), el precio de la Canasta Mínima Alimentaria conformada por solo 15 productos se ubicó en julio en 6.906.073,51 bolívares, equivalente a $ 25,86, mientras que el salario mínimo apenas equivale a $ 1,5. 


Esto quiere decir que se requieren 17,2 salarios mínimos para poder comprar la canasta alimentaria.

El acelerado empobrecimiento ha causado una diáspora sin precedentes. Según ACNUR, más de 4,6 millones de venezolanos son migrantes y refugiados que se enfrentan al hambre, la falta de acceso a la atención médica, la falta de vivienda y la xenofobia.

Esta es la lamentable tragedia económica y social que sufre el país con las reservas de petróleo más grandes del mundo.

viernes, 11 de septiembre de 2020

Medidas económicas: necesarias más no suficientes

 Víctor Álvarez R.

 


El gobierno anunció nuevas medidas económicas a fin de aliviar el impacto de la cuarentena sobre el aparato productivo.

·    Las nuevas microempresas no pagarán tasas en el Servicio Autónomo de Registros y Notarías, la  patente mercantil ni el Impuesto Sobre la Renta hasta el 31-12-2021.

·       El IVA en vez de pagarse semanalmente se hará con una frecuencia quincenal.

·       También anunció un Plan de Compras Gubernamentales para reactivar las Pymes.

Al igual que el resto del mundo, en Venezuela el aislamiento social afectó la producción y el comercio. Pequeñas y medianas empresas paradas, sin producción y sin ventas sufren problemas de flujo de caja y no tienen cómo pagar la nómina. Para compensar, los gremios empresariales insisten en posponer el cobro del ISLR, disminuir el IVA y suspender los impuestos municipales.

viernes, 4 de septiembre de 2020

La viabilidad económica de la transición política

Víctor Álvarez R.

Premio Nacional de Ciencias

 

Venezuela atraviesa por una prolongada crisis económica, política y social que requiere la participación de sus ciudadanos para superarla. No se trata solo de un cambio político, también se requiere un cambio en el modelo económico, lo cual implica la transformación de la cultura rentista, acostumbrada a vivir de ingresos que no son fruto del esfuerzo productivo, por una nueva cultura tributaria, sustentada en el valor del trabajo y la inversión productiva.

Cualquier gobierno que asuma la conducción de Venezuela recibirá un país en ruinas. Desde el inicio tendrá que aplicar drásticas medidas para corregir los graves desequilibrios macroeconómicos que causan la escasez e hiperinflación. Para aliviar el déficit fiscal y erradicar el financiamiento con emisiones de dinero inflacionario, el nuevo gobierno tendría que sincerar las tarifas de los servicios públicos de electricidad, agua, gas y telecomunicaciones, lo cual no sería bien recibido en un país exhausto, largamente castigado por una prolongada escasez y voraz hiperinflación.

Como se sabe, a las medidas de ajuste económico suele atribuirse un impacto social y un costo político que suele dar al traste con los gobiernos que las aplican. Macri heredó del kirchnerismo unas tarifas de servicios públicos tan bajas que su recaudación no permitía cubrir los costos de mantenimiento, para corregir el déficit fiscal y aliviar las presiones inflacionarias tomó la decisión de sincerar las tarifas, pero la clase media urbana, las pymes y los trabajadores sintieron que sobre sus bolsillos recaía el mayor peso del ajuste, el creciente descontento social se expresó en un costo político-electoral que abortó las reformas económicas y llevó al reemplazo del gobierno que impulsó las mismas.

En Ecuador, la reducción del subsidio a la gasolina -con su impacto en las tarifas de transporte público-, se anunció luego de aprobar una ley que ofreció generosas exoneraciones de impuestos a las grandes inversiones de capital, la intensidad de las protestas obligó al gobierno de Lenín Moreno a echar para atrás las medidas. En Chile, el aumento en las tarifas del Metro fue la gota que rebosó el vaso y dejó al descubierto el enorme descontento social acumulado.

La lección está clara: los problemas económicos heredados después de largos períodos de gobiernos populistas no pueden corregirse cargando el costo del ajuste sobre la población más vulnerable. El creciente descontento terminará restaurando al viejo orden que ya se creía definitivamente superado.

En este sentido, la viabilidad económica de una transición política en Venezuela, sin marchas y contramarchas, tiene que mirarse en el espejo de estos países. Hasta ahora, la atención nacional ha estado enfocada en el debate político y no se está prestando suficiente atención a la viabilidad económica de la transición política.

Quienes aspiran gobernar al país para darle un viraje al modelo rentista y populista -plagado de subsidios y gratuidades indebidas que se pagan con el impuesto inflacionario-, tendrán que prestar más atención a la distribución de los costos sociales que generan los ajustes macroeconómicos. Si no se prevén las debidas compensaciones, y si las medidas no se comunican y explican bien, el rechazo de los sectores afectados puede dar al traste con el programa de reformas económicas, la transición política puede ser abortada y los desequilibrios económicos que se expresan en una severa escasez y galopante hiperinflación que castiga a los hogares, empresas e instituciones en vez de corregirse se verán agravados.

La viabilidad económica de la transición política. Ver video YouTube https://youtu.be/SEPaDZPb-sg