viernes, 23 de enero de 2015

#ENTREVISTA "El gobierno tiene margen de maniobra pero no comprende la naturaleza de la crisis"

20 Enero, 2015

Enrique Meléndez / especial Noticiero Digital / 20 ene 2015.- El ex ministro de Industrias Básicas y Minería, Víctor Álvarez, afirma que, a pesar de la significativa caída de los precios del petróleo, el gobierno tiene un margen de maniobra importante que compensaría en un 85% la caída de los ingresos.
¿El problema? El gobierno nacional no tiene una compresión correcta de la naturaleza de la crisis económica. “Esa incomprensión de las verdaderas causas de los desequilibrios se manifiesta en un análisis muy superficial que se verifica cuando uno evalúa el tipo de medidas que se adoptan”.
A continuación la primera parte de nuestra conversación con Noticiero Digital.
¿Qué cree usted que debe hacer el gobierno nacional a consecuencia de la caída de los precios del petróleo?
-Indudablemente que el derrumbe de los precios del petróleo va a tener un impacto muy severo en el déficit fiscal en el curso de 2015. Se estima muy conservadoramente que el déficit pudiera estar entre un 18 ó 20 por ciento del PIB; lo cual es un déficit descomunal.
-Sin embargo, el país y el gobierno tienen un margen de maniobra que inteligentemente utilizado y aprovechado pudiera compensar en gran medida una caída tan abrupta de los ingresos fiscales, para poder generar los recursos que permitan financiar, sobre todo, los programas sociales e impedir una erosión muy severa, de lo que es la inversión social del gobierno.
-Ese margen de maniobra pudiera ser, en primer lugar, la unificación cambiaria que le pueda reportar al Fisco un cuantioso ingreso. No tiene sentido que el gobierno siga sacrificando un enorme déficit fiscal, a empeñarse en vender el mayor porcentaje del presupuesto en divisas a una tasa totalmente artificial; como es la de 6,30, incluso, la de doce bolívares del Sicad I.
-Sobre todo porque el efecto antiinflacionario que se esperaba de esas tasas de cambio para abaratar las importaciones que se hacen y que, supuestamente, iba a ser transferido al precio que pagamos todos los consumidores, resulta que ese efecto ha sido anulado por los cazadores de renta, los especuladores cambiarios y los corruptos que han diseñado sofisticados mecanismos para capturar los dólares baratos a 6,30, a 12 y luego buscar la manera de venderlos en el Sicad II y sobre todo, en el paralelo; lo cual deja sin sentido que el gobierno siga haciendo ese sacrificio por empeñarse en mantener unas tasas de cambio sobrevaluadas. De modo que allí hay un importante margen de maniobra.
-La otra decisión tiene que ver con sincerar el precio de la gasolina. Si uno estima que el subsidio semanal que recibe cada vehículo cada vez que va a una estación de servicios a llenar el tanque está en torno a los sesenta dólares por semana, y si uno multiplica los 60 dólares por 52 semanas, ya son 3 mil 120 dólares por subsidio, y si uno multiplica eso por los 4 millones de carros que circulan por el territorio nacional, ahí hay un costo de oportunidad de más de doce mil millones de dólares que el gobierno pudiera levantar.
-Si se sincera el precio de la gasolina, al igual que el precio en la frontera con Colombia, las islas del Caribe y Brasil; prácticamente se erradicaría el contrabando de extracción de más de cien mil barriles diarios; de manera que cuando multiplicas 100 mil por 365 días al año, y multiplicas eso por un precio en unos 70 dólares, que es el promedio para este año, eso da adicionalmente unos 3 mil 500 millones de dólares más.
-Si, además de eso, revisas los acuerdos de cooperación energética, particularmente, los de Petrocaribe y en lugar de posponer el cobro de la factura a quince o veinte años, revisas los plazos y los adecuas a estas nuevas condiciones de restricciones económicas y presupuestarias; garantizándole el suministro a los países del acuerdo; pero planteando una nueva condición de que la factura se pague a 90 ó 180 días se pudieran entonces generar unos 5 mil millones de dólares más.
-Si, adicionalmente a todo lo planteado, se recorta el gasto militar; se logra un ahorro de unos 3 mil millones de dólares; además de eso, se racionaliza y se disciplina el gasto público; prácticamente el impacto de la caída de los precios del petróleo pudiera corregirse en un 85 ó 90 por ciento en el curso del año 2015.
¿A qué precio se referiría usted, cuando habla de unificación cambiaria? ¿Sería una tasa fija o se iría devaluando? ¿Qué sucedería con el paralelo?
-Hay distintos criterios para aproximarse a cuál debería ser el nuevo precio del dólar. Un criterio es la llamada tasa de cambio implícita que consiste en dividir la liquidez monetaria entre las reservas internacionales, toda vez que la tasa de cambio es una relación de bolívares entre dólares, y eso estaría dando 84 bolívares por dólar. Esa sería una tasa de cambio muy alta para el arranque de la unificación que si bien tiene un rigor técnico, debe tener también viabilidad política y social.
-Otro criterio pudiera ser fijar el nuevo precio del dólar para que exprese la verdadera productividad de la agricultura y de la industria; de manera que le dé un respiro al aparato productivo interno que se ha visto severamente castigado por ese alud de importaciones que llegaron a tasa de cambio sobrevaluada; que no expresaba la verdadera productividad de la economía del país, y esa tasa pudiera estar entre 50 y 55 bolívares por dólar.
-Hay otro criterio; que es la tasa de cambio de equilibrio; que es donde se iguala la tasa de la oferta y la demanda de divisas y que pudiera estar entre 35 ó 40 bolívares por dólar. Yo me decanto por esta tasa para evitar el impacto inflacionario; que en todo caso ya ha sido absorbido en la mayor cantidad de bienes y servicios que uno consigue en las redes de distribución y comercialización; toda vez que, ante la certeza de los agentes económicos de que tarde o temprano los que estaban presupuestados a tasas Cencoex de 6,30 han sido migrados a la tasa de Sicad I, y los que estaban en Sicad I, han tenido que migrar a la tasa del Sicad II; ya prácticamente, a la hora de fijar el precio de venta al público, no se está utilizando la tasa de 6,30, ni siquiera la del Sicad I, sino la del Sicad II, y en loa mayoría de los casos en la tasa del paralelo.
-De modo que (la unificación cambiaria) no tendría impacto inflacionario por eso; porque el impacto ha sido absorbido, y debería ser una tasa flotante. No debería ser una tasa rígida porque el impacto inflacionario terminaría de nuevo apreciando y sobrevaluando esa tasa de cambio. Una sola tasa de cambio sería un incentivo para la activación de otras fuentes de divisas distintas a la petrolera.
-Porque una tasa de cambio de 35 ó 40 bolívares; donde operadores a gran escala, que necesitan convertir divisas en bolívares pero que no lo hacen al verse obligados a convertirlos a 6,30 ó 12, al tener una tasa de cambio mucho menos remunerativa, sería un estímulo para la inversión extrajera. Permitiría incluso reactivar las exportaciones no petroleras. Estimularía la repatriación de capitales y, por supuesto, sería un estímulo mayor para el turismo internacional.
¿Por qué el presidente Maduro ha tardado tanto en llevar a cabo los anuncios del ajuste económico?
-Creo que hay varios factores que inciden en esta inercia gubernamental. Por un lado, la incomprensión de la naturaleza de esta crisis económica y de los distintos desajustes fiscales, monetarios, cambiarios y de precios a través de la cual se expresa la misma. Esa incomprensión de las verdaderas causas de los desequilibrios se manifiesta en un análisis muy superficial que se verifica cuando uno evalúa el tipo de medidas que se adoptan.
-Que son medidas, sobre todo, orientadas a aumentar las regulaciones, a aumentar los controles de precios; los controles biométricos, los cupos, y que, finalmente, lo que están atacando es la manifestación superficial del problema; que no se está yendo a la raíz del problema. Son muchos los diagnósticos equivocados; en consecuencia, muchas las políticas equivocadas que se han adoptado.
-Por otro lado, está todo lo que tiene que ver con las supersticiones en el sector oficial; los costos políticos que se le atribuyen, las creencias limitantes, que existen dentro del propio gobierno y que está preso; preso al creer que si aumenta el precio de la gasolina se va a detonar un conflicto social; al creer que la unificación cambiaria va a ser un elemento que va a empobrecer aún más a la población cuando hay sectores que sencillamente están en unos niveles de pobreza crítica; al creer que si se levantan los controles de precios se va a recrudecer la inflación.
-Un tercer elemento es la influencia que tienen los cazadores de renta, que son los que amasan cuantiosas fortunas porque se aprovechan del régimen cambiario; capturan dólares baratos a 6,30 y a 12 para luego los venderlos en el Sicad II o en el paralelo. Son las mafias que viven del contrabando de extracción de gasolina; del contrabando de extracción de alimentos, y que terminan teniendo una gran influencia en el gobierno; quienes han sido denunciados por el propio presidente de Maduro, y que de alguna manera frenan también la adopción de las medidas.

¿Cómo derrotar el contrabando?


Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias

Con el fin de proteger el poder de compra de los salarios, el gobierno ha hecho uso del anclaje cambiario, del control de precios y de los subsidios. Estos instrumentos de política antiinflacionaria suelen dar resultados en el corto plazo, pero cuando se prolongan en el tiempo, generan distorsiones que son aprovechadas por especuladores y contrabandistas para amasar escandalosas ganancias, anulando así el efecto positivo sobre la población.

Al no comprender la esencia del contrabando, el fenómeno suele atacarse con medidas que inciden en su manifestación, más no van a la raíz del problema. Lo que en esencia es causado por distorsiones económicas, se confunde con su manifestación delictual. En consecuencia, las autoridades tratan de combatirlo con controles, multas y penas de cárcel que temporalmente lo atenúan, pero no terminan de erradicarlo porque no atacan sus verdaderas causas: las distorsiones del sistema de precios relativos derivadas del régimen de cambios múltiples, de  los rígidos controles de precios y de los ineficientes subsidios que no llegan a la población.

El gobierno  apeló al anclaje cambiario para abaratar las importaciones y contener la inflación. Eso funcionó en los primeros años pero se agotó al caer la renta petrolera. Al retrasarse la liquidación de divisas, surgió un mercado paralelo que aprovecha la demanda insatisfecha para inducir una creciente brecha entre la tasa oficial y el paralelo. Este último termina siendo la base de cálculo para los precios, incluso de productos importados al cambio oficial. La especulación se recrudece con el régimen de cambios múltiple, al ofrecer perversos incentivos a los cazadores de rentas que capturan los dólares de Cencoex y Sicad I para luego venderlos en el paralelo.

El control de precios también estimula el contrabando de extracción. Al congelar el PVP del producto final pero dejar liberados los precios de los insumos y fuerza de trabajo, llega un momento en que los crecientes costos superan los precios controlados. Este rezago provoca grandes pérdidas que desestimulan la producción. Como nadie produce para perder, cae la producción o crece el contrabando de extracción para vender los productos a un mayor precio en los países vecinos.

Los cuantiosos subsidios a los precios de la canasta básica tampoco rinden el efecto esperado, toda vez que el enorme diferencial de precios en la frontera estimula el contrabando e impide que el producto subsidiado llegue a los hogares venezolanos. No habría contrabando de gasolina, ni de alimentos, ni de medicinas, si el precio fuese igual en ambos lados de la frontera. Para derrotar el contrabando que agrava la escasez y atiza el acaparamiento y la especulación, los subsidios al precio de los productos deben ser sustituidos por subsidios directos a las familias pobres.

La caotización de los precios comprueba el agotamiento de los controles y subsidios que ya no sirven para llevar productos a precios solidarios a la población venezolana. Por el contrario, al prolongar el régimen de cambios múltiple, los controles de precios y los ineficientes subsidios, el gobierno crea las condiciones para que se multipliquen los negocios fraudulentos y facilita los ataques de los conspiradores que lo quieren derrocar. Mientras el gobierno no corte por lo sano y corrija estas distorsiones, se mantendrán los incentivos al acaparamiento, la especulación y el contrabando que tanto malestar provocan en la población. @victoralvarezr

Cambios en la política cambiaria


Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias

El nivel al cual se fija la tasa de cambio dependerá del objetivo que persiga la política económica:

ü    Si el objetivo es mantener bajos los precios, la tasa de cambio será baja

ü    Si se trata de estimular la producción local, la tasa de cambio será alta

ü    Si hay necesidad de generar nuevos ingresos fiscales, se devaluará

El presidente Maduro, anunció un sistema cambiario que atenderá tres mercados: 6,30 Bs/$ para alimentos y salud; un solo Sicad para las demás importaciones; y, la conversión del Sicad II  en un nuevo mercado a través de bolsas públicas y casas de cambio que permitirá a personas naturales y jurídicas realizar directamente operaciones de compra-venta, sin intermediación del BCV.

Este último mercado persigue activar una creciente oferta de divisas no petroleras que abata el dólar paralelo y dependerá de que no se frene artificialmente la tasa de cambio. Si bien al inicio ésta puede lucir muy alta, a medida que aumente la oferta de divisas proveniente de la inversión extranjera, la repatriación de capitales, el turismo internacional y las exportaciones no petroleras, este mercado irá encontrando su nivel de equilibrio. De lo contrario, se mantendrá el paralelo con las irracionales cotizaciones que ha alcanzado el mismo. 

El impacto de este tercer mercado puede ser muy positivo, pero es necesario analizar también cuál será el impacto de las otras dos tasas de cambio en la economía. Veamos:

Tasa de cambio y productividad

La tasa de cambio equivale al monto de moneda nacional que se entrega por cada unidad de divisa extranjera. Entre dos economías normales (sin la distorsión del ingreso rentístico) la tasa de cambio suele estar determinada por la productividad de cada una, toda vez que en el proceso de intercambio comercial lo que pasa de un país a otro son bienes y servicios. Por lo tanto, la expresión monetaria que hace equivalentes los diferentes niveles de productividad es la tasa de cambio.

Cuando el 95 % del ingreso en divisas proviene de una renta internacional -y no de exportar bienes con valor agregado nacional- encontrar una  tasa de cambio que exprese la productividad de la economía real no es una tarea fácil, ya que el abundante ingreso en divisas no es consecuencia de los niveles de productividad alcanzados por el aparato productivo del país, sino de la actividad extractiva que genera dicha renta. El Estado-propietario recibe unos dólares del resto del mundo que no tienen una contrapartida en el esfuerzo productivo interno, por lo que su venta generalmente se hace a un precio o tasa de cambio que el gobierno decide unilateralmente y nada tiene que ver con la productividad nacional.

A través de la tasa de cambio oficial, el Estado propietario del 95 % del ingreso en divisas pone en manos privadas la renta que es propiedad pública. Si vende los dólares baratos, entonces entrega más poder de compra externo del que recibe a cambio de unos bolívares que cada vez compran menos en el mercado interno. En consecuencia, el impacto de la nueva y única tasa Sicad sobre el aparato productivo dependerá del nivel al que se fije la misma. Una tasa Sicad todavía baja brinda la posibilidad de convertir pocos bolívares en muchos dólares, lo que permitirá comprar más productos afuera que adentro. Por lo tanto, entre producir e importar, seguirá siendo mejor negocio comprarle al resto del mundo lo que con esfuerzo y constancia debería producirse nacionalmente.

Pero si en lugar de frenar la nueva tasa Sicad se permite que ésta  alcance un nivel que refleje la verdadera productividad de la agricultura e industria, esto estimulará la producción nacional, lo que se traducirá en un importante impulso a la transformación de la economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo exportador. Así será posible sustituir importaciones, diversificar exportaciones, ahorrar divisas y generar nuevas fuentes de ingreso externo que permitan compensar la baja del ingreso petrolero.

Inflación vs reactivación

Si bien la importación de alimentos y medicinas a 6,30 Bs/$ ayudará a contener el alza de los precios en dos renglones clave de la canasta básica, la consecuencia no deseada es que estimulará la importación ventajosa de esos bienes que castigan y desplazan la producción nacional, perjudicando los objetivos y metas de la soberanía alimentaria y productiva.

 Al mantener una tasa tan baja de 6,30 Bs/$ para la importación de alimentos y medicinas, la producción nacional no tiene ninguna opción de crecer y desarrollarse frente a la competencia de productos foráneos altamente subsidiados. La industria local para poder cubrir los costos domésticos -que en los dos últimos años han aumentado 56,3% y casi 70%-, y obtener una ganancia razonable, necesitaría que las importaciones con las que tiene que competir se hicieran a una tasa de cambio considerablemente superior.

La obsesión antiinflacionaria de la política cambiaria frena el crecimiento de la agricultura e industria, impidiendo así la transformación productiva. Mientras el intercambio de bienes con otro país se haga a una tasa de cambio que no relacione adecuadamente la productividad relativa de las economías, la producción nacional siempre estará en desventaja.

Si un mecanismo para distribuir la renta petrolera se ha profundizado en la V República, al extremo de crear distorsiones sin precedentes en el funcionamiento de la economía y de la sociedad venezolanas, este ha sido precisamente el bajo precio oficial de la divisa, lo cual ha retrasado la transformación del capitalismo rentístico e importador en un nuevo modelo productivo socialista y exportador. Ojalá y los cambios anunciados por el Presidente Nicolás Maduro se profundicen y, una vez superado este año electoral, se avance hacia la convergencia y unificación cambiaria a un nivel que exprese la verdadera productividad de la economía nacional. @victoralvarezr

¿Logrará la gira de Maduro recuperar los precios del petróleo?

 
Víctor Álvarez R.
publicado en htp://elestimulo.com

El presidente Nicolás Maduro emprendió una gira por diferentes países para defender el precio del petróleo. Para sustentar la posibilidad real de recuperar y estabilizar la cotización de los crudos en los mercados internacionales es necesario comprender las causas coyunturales y estructurales que determinan la evolución de los precios.

Así tenemos que la combinación de una menor actividad económica global, con una mayor producción de países No-OPEP ha provocado un exceso de oferta estimada en 2 millones de barriles diarios que ha sido el detonante del derrumbe de los precios. Ni siquiera los sucesos geopolíticos de Ucrania y el grito de guerra contra el Estados Islámico han impedido la baja de los precios.

Pero lo más importante son los cambios estructurales en la matriz energética mundial debido a la difusión de las tecnologías de información que mejoran la eficiencia energética, hoy es posible producir una unidad de PIB con mucho menos energía. En 2017, EE.UU. pasará a ser el primer productor de crudos con su petróleo de esquisto y dejará de comprarle petróleo a la OPEP.

Por si fuera poco, la apreciación del dólar en comparación con otras monedas de reserva afecta negativamente los ingresos de los países exportadores de petróleo y materias primas que facturan en dólares sus exportaciones. Un mayor poder de compra del dólar debilita el precio del petróleo en el mercado internacional.  A la luz de todos estos factores, resulta poco probable que los precios del petróleo perforen en el corto y mediano plazo el umbral de los 100 $/b.

La pregunta que surge, entonces, es ¿si alcanzará el ingreso en divisas para cubrir las importaciones esenciales y pagar la deuda externa?. Según su Informe de Gestión, PDVSA extrajo 2.898.000 bdp en 2013 y 2.905.000 en 2012. La producción ha venido declinando y ahora los precios del petróleo se han derrumbado. Para calcular el ingreso neto en divisas, hay que restar el consumo interno de 750.000 bdp. Al saldo de 2.148.000 se deben descontar los envíos a Cuba, PetroCaribe y Alba, equivalentes a 300.000 bdp. Además, hay que restar el envío de 330.000 bdp a China. Quedan 1.518.000 bdp para exportar. Si al menos se logra el precio de 60 $/b estimado en el Presupuesto 2015, el ingresó será de $ 33 mil millones. Esto no alcanzará para cubrir importaciones esenciales en torno a 40 mil millones y honrar los pagos de la deuda externa, que este año llegan a $ 11 mil millones.

Más esto no quiere decir que el país inevitablemente se encamine hacia un default, toda vez que el gobierno tiene al alcance de la mano la posibilidad real de compensar la caída de la renta petrolera si procede a unificar el régimen de cambios múltiples en torno a 35 $/b, sincera el precio de la gasolina al nivel que tiene en la frontera, adecua los convenios de cooperación energética a las nuevas circunstancias de restricciones presupuestarias, reduce el gasto militar y ajusta el gasto público.

Lo más probable es que los precios del petróleo permanezcan por debajo de 70 $/b en el primer semestre de 2015, aunque se espera cierta recuperación en el segundo semestre del año, impulsado sobre todo por el nivel mínimo que requieren los nuevos petróleos para ser rentables. Un precio para el WTI menor a 60 $/b, perjudica y hace inviable la explotación de altos costos de los yacimientos no convencionales.

Precios del petróleo relativamente bajos dominarán la escena económica durante 2015. En consecuencia, parecieran inevitables los ajustes económicos y es muy probable que el gobierno los ejecute de manera encubierta, tal como lo ha hecho con los ajustes de precios rezagados que no son publicados en la Gaceta Oficial, o como las disimuladas devaluaciones que ha realizado a través de los Convenios Cambiarios 30 y 32.

El descalabro de la renta petrolera emplaza a adecuar los acuerdos de cooperación energética, tal como ya se hizo con el Fondo Chino, cuyos pagos fueron contemplados a precio de mercado. Como la caída de  los precios obligaba a entregar una mayor cantidad de petróleo, para mitigar este impacto se acordó eliminar el cupo en barriles y prolongar el plazo para pagar. De igual forma deberían revisarse los demás acuerdos de cooperación energética y adecuarlos a las nuevas circunstancias de restricciones presupuestarias. No se trata de interrumpir el suministro sino de cobrar en 90 o 120 días la factura petrolera que se financia a 15-20 años de plazo.

¿Y ahora cuánto costará el dólar?


Víctor Álvarez R.
La considerable caída de los precios del petróleo sorprendió al gobierno sin ahorros. El nivel de reservas internacionales es muy crítico y no se acumularon recursos en el Fondo de Estabilización Macroeconómica para encarar los tiempos de escasez. Sin embargo, el gobierno tiene un importante margen de maniobra que -bien identificado e inteligentemente aprovechado-, puede ayudar a compensar el descalabro del ingreso petrolero y evitar un mayor impacto económico y social.
Para empezar, el gobierno puede derrotar el contrabando y la especulación si corrige las distorsiones cambiarias, de precios y los ineficientes subsidios que alimentan los millardarios negocios de especuladores, contrabandistas y corruptos. El producto más caro es el que no se consigue, de qué vale un PVP congelado por debajo del costo si así nadie produce y los bienes esenciales no se consiguen. Es la abismal brecha de precios entre Venezuela y los países vecinos una de las causas más importantes que explica el contrabando de extracción y la escasez.
El impacto de las medidas cambiarias
El Presidente Nicolás Maduro anunció un sistema cambiario que atenderá tres mercados, dejando claro que se mantendrá la tasa de 6,30 Bs/$ para alimentos y salud; pero sin precisar en cuánto quedará la única tasa Sicad para las demás importaciones, ni el precio de la divisa que regirá para el nuevo mercado que se activará a través de las casas de bolsa.
En este último mercado las personas naturales y jurídicas podrán realizar directamente operaciones de compra-venta de divisas, sin intermediación del BCV. El objetivo es estimular una creciente oferta de divisas no petroleras que erradique el dólar paralelo. Pero el logro de este esquivo objetivo dependerá de que no se frene artificialmente la tasa de cambio, como terminó pasando con el Sicad 2. Al inicio, el precio de la divisa en ese tercer mercado seguramente quedará muy alto -por encima del actual Sicad 2-, pero a medida que aumente la oferta de divisas proveniente de la inversión extranjera, la repatriación de capitales, el turismo internacional y las exportaciones no petroleras, este mercado irá encontrando su nivel de equilibrio.
La unificación de los SICAD
Para el análisis del segundo mercado, es importante subrayar que la tasa Cencoex está extremadamente sobrevaluada, Sicad 1 muy sobrevaluado y Sicad 2 luce subvaluada, en comparación con la tasa de cambio de equilibrio que se ubica en torno a 40 Bs/$. En consecuencia, el Sicad unificado tendría que comenzar en un punto intermedio entre las actuales tasas de Sicad 1 y 2. Sobre todo porque ante un bajo nivel de reservas internacionales y el actual exceso de liquidez, un Sicad único al nivel de Sicad I no resultaría confiable ni sostenible y las presiones de demanda en el mercado cambiario harían muy difícil aislar los factores especulativos.
La razón por la cual se espera que la nueva tasa Sicad unificada se deslice gradualmente hacia el límite de Sicad II es que -a medida que el gobierno levante más bolívares por cada dólar que venda en el segundo mercado-, podrá compensar -en términos de bolívares-, el descalabro del ingreso en divisas: menos dólares se venderán más caros. Y al vender los dólares a una tasa mayor, PDVSA podrá aliviar sus finanzas y no tendrá que recurrir a nuevos endeudamientos con el BCV. Así, el instituto emisor recibirá menos presiones para emitir dinero sin respaldo, cuestión que favorecerá la desaceleración de la liquidez monetaria, cuyo desmesurado crecimiento ha desquiciado la inflación.
La suerte del dólar paralelo
Al despejarse la incertidumbre sobre la tasa de cambio, se espera un aumento en la oferta de divisas privadas y un punto de inflexión en el dólar paralelo, el cual tenderá a la baja, tal como ocurrió cuando se reformó la Ley de Ilícitos Cambiarios. Para entonces se activó el Sicad 2 y el paralelo cayó de casi 100 Bs/$ a menos de 70 Bs/$.
Si la sumatoria de la oferta pública y privada de divisas en los tres mercados satisface la demanda, ya no habrá razones para precios tan altos del paralelo y este tenderá a bajar hasta desaparecer. Así, quienes especulan en el mercado cambiario procurarán vender sus divisas antes de que el paralelo caiga a su mínimo nivel.
¿Quiénes serán los perdedores?
Si se aprendieron bien las lecciones que dejó el anclaje cambiario, el Sicad único no debería ser una tasa de cambio fija, sino permitir su flotación en un sistema de bandas o aplicar un crawling peg con pequeños y periódicos ajustes que eviten la tendencia a la sobrevaluación. Así, la nueva tasa Sicad se iría acercando gradualmente a un nivel que exprese la verdadera productividad del aparato productivo, facilitando la sustitución de importaciones, la diversificación de exportaciones y la transformación de la economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo exportador.
Muy afectadas quedarán las industrias locales de alimentos y fármacos que no podrán competir con unas importaciones subsidiadas a una tasa tan baja de 6,30 Bs/$. Los fabricantes nacionales tienen que contabilizar un crecimiento de los costos domésticos que corren a razón de 56,3 % y casi 70 % en los últimos dos años y así no podrán competir con importaciones tan baratas. Aunque se logre contener la presión alcista de los precios en estos dos sectores fundamentales de la canasta básica, el efecto no deseado es que para lograr la meta antiinflacionaria, se castigarán dos sectores clave en los que se sustenta el logro de la soberanía alimentaria y productiva. 
 

#ENTREVISTA Ingresos petroleros no alcanzarán para importar todo lo que se require

Víctor Álvarez entrevistado por Marisela Castillo
Revista DINERO
 
Las largas colas en los supermercados y farmacias que se registran en enero confirman el agotamiento de los inventarios y sentencian el colapso de los controles de cambio y de precios. A esto se le suma que el barril de petróleo continúa cayendo y todo parece indicar que su precio no se recuperará al menos durante este 2015.
El ex ministro de Industrias Básicas y ex director de Pdvsa, Víctor Álvarez, explica que los anaqueles solo podrán llenarse si se corrigen las distorsiones macroeconómicas y se aplica una eficaz política de reactivación industrial que permita compensar lo que ya no se puede importar.
Asegura que la política económica de Maduro durante el 2014 fue de contingencia y se enfocó a combatir la inflación, escasez y especulación, pero a través de controles, multas y penas de cárcel, sin mayores actuaciones en materia de políticas macroeconómicas y sectoriales.
Álvarez, graduado de economista en la Universidad de La Habana, lo advierte desde ya: los ingresos que recibirá Venezuela en 2015 no alcanzarán para cubrir la totalidad de importaciones que requiere el país.
Él saca cuentas: “Según el Informe de Gestión, PDVSA extrajo 2.898.000 barriles de petróleo (bdp) en 2013 (…) Para calcular el ingreso neto en divisas hay que restar el consumo interno de 750.000 bdp. Al saldo de 2.148.000 se deben descontar los envíos a Cuba, PetroCaribe y Alba, equivalentes a 300.000 bdp. Además, hay que restar el envío de 330.000 bdp a China. En total quedan 1.518.000 bdp para exportar”, explica.
Lo que quiere decir que “si al menos se logra el precio de 60 dólares por barril, cifra estimada en el Presupuesto 2015, el ingresó será de $ 33 mil millones”. Esta cantidad, advierte, “no alcanzará para cubrir importaciones esenciales en torno a 40 mil millones y honrar los pagos de la deuda externa, que este año llegan a $ 11 mil millones”.
Señala que en 2015 habrá mayores restricciones en el acceso a las divisas y esto obligará a renegociar la deuda externa “en vista de que no resulta viable tener que cancelar $ 11.200 millones en servicio de la deuda externa en momentos en que se registra una drástica caída de los ingresos de divisas y la capacidad de financiamiento está prácticamente cerrada”.
A su juicio, una opción muy cara sería colocar deuda en moneda extranjera con un interés superior el 16%. “Saldar la deuda en estas condiciones implicaría posponer el pago de la deuda privada que dejó pendiente la extinta Cadivi y sacrificar importaciones que son esenciales para reanudar el crecimiento de la economía”, resalta.
A pesar de esta situación, el ex director de Pdvsa asegura que esto no quiere decir que Venezuela vaya a caer en default porque el gobierno aún tiene algunas vías que puede tomar, como “la unificación cambiaria, sincerar el precio de la gasolina, adecuar los convenios de cooperación energética a las nuevas circunstancias de restricciones presupuestarias, reducir el gasto militar y ajustar el gasto público”.
Proyecciones
Aunque el gobierno proyectó una tasa de cambio de 6,30 Bs por dólar, un crecimiento del PIB de 3%, y una inflación entre 25-30%, a Álvarez le cuesta creer que se cumplan estos cálculos.
“Durante años se subestimó el precio del petróleo aparentando una actitud conservadora, cuando en realidad se trataba de una maniobra para aumentar los fondos del poder central, en menoscabo de los recursos que corresponden a las gobernaciones y alcaldías. Ahora que los precios del petróleo han caído por debajo de lo estimado, es propicia la ocasión para retomar la práctica de un solo presupuesto, eliminando el presupuesto paralelo que se ejecuta a través de Fonden. Esto disciplinará el gasto público, evitará el financiamiento monetario del déficit y creará mejores condiciones para que se puedan alcanzar las estimaciones de PIB e inflación”, agrega.
Álvarez es de los que piensa que la OPEP seguirá perdiendo terreno frente a los productores NO OPEP y que los precios del barril difícilmente se recuperaran en 2015, por lo tanto el gobierno puede compensar esta situación si en lugar de vender el 90% de las divisas a tasas de Cencoex y Sicad I, unifica en torno a 35 Bs/$. Esta es una de sus propuestas.
Otra de las opciones que plantea es “sincerar el precio de la gasolina que supone aprovechar un costo de oportunidad de 12 mil millones de dólares. Además, de adecuar los acuerdos de cooperación energética que pasa por cobrar en 90-120 días el petróleo que se financia a 15-20 años. Esto puede generar  6 mil millones de dólares”.
El gasto militar y el ajuste al gasto público sería otra de las acciones. “De no tomarse estas correcciones persistirá la escasez de divisas que dispara el tipo de cambio paralelo, con su pernicioso efecto en el desquicie de los precios”, advierte.
¿Ajustes en año electoral? 
A pesar que el 2014 fue uno de los pocos años en los que no hubo elecciones, Maduro no aprovechó estos meses para disminuir las distorsiones económicas, a través de ajustes.
Este escenario se le complicada porque en 2015 están programadas elecciones parlamentarias. Álvarez advierte que “adoptar medidas para estabilizar la economía en medio de un ciclo electoral resulta complejo por el costo político que se le atribuye”. De esta manera, para el también investigador del Centro Internacional Miranda (CIM), la racionalidad económica queda subordinada a la lucha por el poder porque “ganar las elecciones presidenciales, parlamentarias  o regionales siempre será la prioridad. Si se pierden los comicios, otros serán los que controlen el reparto y uso de la renta”, agrega.
Pero no hacer las correcciones empeorará la escasez, acaparamiento y especulación. Advierte que cada vez es menos creíble que estos problemas se les atribuyan a la guerra económica. “Eso ya no es creíble por la población y el gobierno no debería insistir más en ese pretexto, a riesgo de provocar una crisis de gobernabilidad con un creciente descontento social que en cualquier momento puede explotar”, recomienda.
A su juicio, ningún gobierno puede ganar elecciones parlamentarias ni presidenciales si la vida cotidiana se convierte en un calvario. “Que las cosas más elementales como hacer mercado, conseguir las medicinas o reponer una batería se conviertan en una hazaña, crea un creciente malestar social que inevitablemente tendrá su costo político”.  
A continuación la entrevista completa
 
1. La OPEP seguirá perdiendo terreno frente a productores NO OPEP y los precios del barril difícilmente se recuperaran en el primer semestre del año. ¿Qué le espera a Venezuela y qué acciones debe tomar?
El gobierno puede compensar la baja del ingreso petrolero si en lugar de vender el 90% de las divisas a tasas de Cencoex y Sicad I, unifica en torno a 35 Bs/$. También puede sincerar el precio de la gasolina que supone aprovechar un costo de oportunidad de $ 12 mil millones, adecuar los acuerdos de cooperación energética pasa por cobrar en 90-120 días el petróleo que financia a 15-20 años, esto puede generar  $ 6 mil millones. Otro margen está en el recorte del gasto militar y en ajustar el gasto público. De no tomarse estas correcciones persistirá la escasez de divisas que dispara el tipo de cambio paralelo, con su pernicioso efecto en el desquicie de los precios.   

2. El presidente Maduro emprendió una gira por diferentes países para defender el precio del petróleo. ¿Considera que fue eficiente esta gira? 

Eso lo dirá la evolución de los precios en el primer semestre. Lo importante es comprender las causas que determinan la evolución de los precios. La combinación de una menor actividad económica global, con una mayor producción de países No-OPEP ha provocado un exceso de oferta estimada en 2 millones de barriles diarios. Ni siquiera los sucesos geopolíticos de Ucrania y el grito de guerra contra el Estados Islámico han impedido la baja de los precios. Pero lo más importante son los cambios estructurales en la matriz energética mundial debido a la difusión de las tecnologías de información que mejoran la eficiencia energética, hoy es posible producir una unidad de PIB con mucho menos energía. En 2017, EE.UU. pasará a ser el primer productor de crudos con su petróleo de esquisto y dejará de comprarle petróleo a la OPEP. Así resulta poco probable que los precios del petróleo perforen en el corto y mediano plazo el umbral de los 100 $/b.

3. ¿Cómo fue la política económica en el 2014?

Fue de contingencia, enfocada en combatir los problemas de inflación, escasez, acaparamiento y especulación a través de operativos de controles, multas y penas de cárcel, sin mayores actuaciones en materia de políticas macroeconómicas y sectoriales. El gobierno lanzó una ofensiva a través de  la Ley Habilitante con el fin de reforzar los controles cuya acción más emblemática por su inocuidad fue la Ley Orgánica de Precios Justos y la creación de la Sundde. Pero a pesar de toda la expectativa que se generó, no pudieron contener la inflación porque el gobierno la confundió con la especulación.

4. ¿Qué es lo que debió hacer el gobierno que no lo hizo?

Al no comprender su verdadera causalidad, el gobierno ataca los problemas económicos a través de medidas que inciden en su manifestación, más no van a la raíz del problema. Lo que en esencia es causado por distorsiones macroeconómicas, se confunde con su manifestación delictual. En lugar de atacar las causas fiscales monetarias, cambiarias y de precios se enfocó en atacar las consecuencias. El gobierno no ha reconocido el impacto de los errores de política económica en la destrucción del sistema de precios relativos. Son las distorsiones que generan el régimen de cambios múltiples, los rígidos controles de precios y los subsidios socialmente ineficientes, los que estimulan el contrabando de extracción, la escasez, el acaparamiento y la especulación.

5. ¿Cree que las estimaciones del gobierno para el 2015 se cumplan?

El gobierno proyectó una tasa de cambio de 6,30 Bs/$, crecimiento del PIB de 3%, y una inflación entre 25-30%. Pero el reiterado incumplimiento de estas metas le resta mucha credibilidad a unas predicciones que se hacen sin sustento, son una ficción, un ejercicio sin fundamento. Durante años se subestimó el precio del petróleo aparentando una actitud conservadora, cuando en realidad se trataba de una maniobra para aumentar los fondos del poder central, en menoscabo de los recursos que corresponden a las gobernaciones y alcaldías. Ahora que los precios del petróleo han caído por debajo de lo estimado, es propicia la ocasión para retomar la práctica de un solo presupuesto, eliminando el presupuesto paralelo que se ejecuta a través de Fonden. Esto disciplinará el gasto público, evitará el financiamiento monetario del déficit y creará mejores condiciones para que se puedan alcanzar las estimaciones de PIB e inflación.   

7. Hemos esperado meses el ajuste económico y no llega. ¿Será que éste modelo de escasez, colas e inflación es el que propone el gobierno?

Ningún gobierno puede ganar elecciones parlamentarias ni presidenciales si la vida cotidiana se convierte en un calvario. Que las cosas más elementales como hacer mercado, conseguir las medicinas o reponer una batería se conviertan en una hazaña, crea un creciente malestar social que inevitablemente tendrá su costo político.

8. ¿Por qué, entonces, el gobierno no hace algo para corregir esta situación?

Son los autogoles del gobierno los que facilitan nuevos ataques de los conspiradores y corruptos que lo quieren derrocar. La caotización de los precios comprueba el agotamiento de los controles de cambio y de precios como instrumentos de política antiinflacionaria y anulan el impacto social del enorme sacrificio fiscal que se hace al mantener una tasa de cambio oficial tan baja. Los millardarios subsidios no han servido para mantener a raya la inflación. Al prolongar las distorsiones macroeconómicas el propio gobierno crea las condiciones para que se multipliquen los negocios fraudulentos. Mientras el gobierno no corte por lo sano y corrija semejantes distorsiones, se mantendrán los incentivos perversos al acaparamiento, la especulación y el contrabando que están generando tanto malestar en la población.

9. En su informe sobre Perspectivas Económicas 2015 se refiere al aumento de la gasolina. ¿Cuál es su propuesta? ¿Cuánto debería costar el litro?

Según la ley, un precio justo es aquel que permite cubrir los costos y obtener una ganancia de 30%. El costo de refinación de un litro de gasolina es Bs. 2,75 y los costos de transporte y comercialización suman Bs. 0,35. En total, los costos son Bs. 3,10, a lo que hay que sumar Bs. 0,90, equivalentes al 30% de ganancia, lo cual indica que el precio justo de la gasolina debería ser 4 Bs/litro. Sin embargo, este precio seguiría siendo muy barato en comparación con los países vecinos. Es el enorme diferencial de precios en la frontera lo que estimula el contrabando. No habría contrabando de gasolina, ni de alimentos, ni de medicinas, si el precio fuese igual en ambos lados de la frontera. Para derrotar el contrabando que agrava la escasez y atiza el acaparamiento y la especulación, habría que sincerar el sistema de precios al nivel de los precios internacionales, dejando claro que los subsidios al combustible y los alimentos serían sustituidos por subsidios directos a las unidades de transporte y a las familias pobres.

10. ¿No cree usted que el primer paso para salir de esta crisis es empezar por reconocer los errores que se han cometido? 

2015 comenzó con un anuncio que sugiere el inicio de la corrección de una serie de distorsiones que -en el contexto de las restricciones presupuestarias que surgen del descalabro de los precios del petróleo- el país ya no puede soportar. El presidente Nicolás Maduro autorizó reactivar 71 peajes que serán administrados por las gobernaciones. La orden de reactivar los peajes en las principales vías del país revoca una decisión tomada por el Presidente Chávez en 2008, y puede ser el inicio de la corrección de una serie de distorsiones heredadas por el Presidente Nicolás Maduro, entre las  cuales se destacan el anclaje cambiario, el presupuesto paralelo a través de Fonden, el financiamiento del déficit fiscal por parte del BCV, el precio de la gasolina, los rígidos controles de precios que desincentivan la producción, los subsidios socialmente ineficientes y los convenios de cooperación energética.

11. ¿Alcanzarán los ingresos del país para pagar la deuda externa, deuda interna y cubrir las importaciones? ¿Algún riesgo de caer en default?

Según su Informe de Gestión, PDVSA extrajo 2.898.000 bdp en 2013 y 2.905.000 en 2012. La producción ha venido declinando y ahora los precios del petróleo se han derrumbado. Para calcular el ingreso neto en divisas, hay que restar el consumo interno de 750.000 bdp. Al saldo de 2.148.000 se deben descontar los envíos a Cuba, PetroCaribe y Alba, equivalentes a 300.000 bdp. Además, hay que restar el envío de 330.000 bdp a China. Quedan 1.518.000 bdp para exportar. Si al menos se logra el precio de 60 $/b estimado en el Presupuesto 2015, el ingresó será de $ 33 mil millones. Esto no alcanzará para cubrir importaciones esenciales en torno a 40 mil millones y honrar los pagos de la deuda externa, que este año llegan a $ 11 mil millones. Ojo, pero esto no quiere decir que se vaya a caer en default, el gobierno tiene al alcance de la mano la posibilidad de compensar la caída de los precios del petróleo si realiza la unificación cambiaria, sincera el precio de la gasolina, adecua los convenios de cooperación energética a las nuevas circunstancias de restricciones presupuestarias, reduce el gasto militar y ajusta el gasto público. Lo que le falta es claridad económica y voluntad política para enfrentar a los cazadores de renta, especuladores y corruptos que son los únicos que se están beneficiando con la inacción gubernamental.

miércoles, 21 de enero de 2015

El margen de maniobra: medidas al alcance de la mano para enfrentar la caída del petróleo


Víctor Álvarez R
Premio Nacional de Ciencias

Cada crisis se presenta como amenaza u oportunidad. Ya no se puede seguir tapando las ineficiencias a fuerza de petrodólares y ahora toca corregir las desviaciones y errores de política económica que explican en gran medida los problemas de caída de la producción, escasez, acaparamiento, especulación e inflación que tanto malestar causan en la población, los cuales el gobierno atribuye única y exclusivamente a la guerra económica, sin reconocer el margen de responsabilidad que tiene no solamente en la causalidad de los mismos, sino en lo que es más importante: su definitiva solución si efectivamente sabe aprovechar un conjunto de medidas que tiene al alcance de la mano.

A continuación presentamos 25 propuestas que hoy el Gobierno pudiera anunciar para enfrentar la baja de los precios del petróleo:

1) Iniciar la convergencia cambiaria eliminando la tasa Cencoex, con Sicad 1 para alimentos y medicinas y dejando flotar la tasa Sicad 2 para el resto de las importaciones, inversión extranjera, exportaciones no petroleras, repatriación de capitales y turismo internacional. Como el Estado es el perceptor directo del 95% del ingreso en divisas, al obtener más bolívares por cada dólar recibirá suficientes recursos para mantener los programas sociales que deben ser la primera prioridad.

2) Igualar el precio de la gasolina al que tiene en la frontera para erradicar el contrabando de extracción, permitiendo a PDVSA recuperar los costos e invirtiendo las ganancias en la modernización y ampliación del sistema de transporte público en todos y cada uno de los 335 municipios del país, fijando la tarifa o precio del pasaje a un 50% del actual.

3) Adecuar PetroCaribe a las nuevas restricciones presupuestarias, cobrando en 90-120 días la factura que se financia a 15-20 años.

4) Sustituir importaciones públicas por un programa de compras gubernamentales en favor de la producción nacional, para así lograr su rápida reactivación.

5) Reducir y reorientar el gasto militar hacia la adquisición de maquinarias y equipos para aumentar la producción de alimentos y medicinas.

6) Recomprar la deuda externa venezolana que se remata a menos del 40% de su valor nominal y así aliviar los próximos pagos de capital e intereses.

7) Reprogramar el pago del componente en divisas de las obras de infraestructura contratadas a Brasil, Irán, etcétera con los bonos de la deuda externa que sean recomprados.

8) Gestionar nuevo financiamiento externo con garantía de reservas en oro, únicamente para reactivar las exportaciones no petroleras que garanticen la generación de divisas para cancelar el préstamo y mejorar el balance externo.

9) Ahora que no hay reservas excedentarias ni precios exorbitantes, eliminar la inflacionaria práctica del presupuesto paralelo, ahorrando en el Fondo de Estabilización Macroeconómica el ingreso petrolero superior a los 60$/b que hasta ahora se venía gastando todo a través del FONDEN.

10) Implantar una rigurosa disciplina fiscal que evite incurrir en un déficit superior al 5% del PIB y, además, prohíba expresamente su financiamiento a través de emisiones de dinero sin respaldo por parte del BCV.

11) Eliminar los ineficientes controles que congelan PVP por debajo de los costos de producción, lo cual desestimula la producción y causa escasez, ya que nadie produce para perder.

12) Sustituir por subsidios directos a los hogares pobres, los subsidios a la electricidad, agua y gas que solo estimulan el derroche y agravan el déficit fiscal.

13) Igualar el precio de los alimentos y medicinas al precio que tienen estos bienes en los países vecinos, para así evitar el contrabando de extracción que estimula la abismal diferencia de precios entre países fronterizos y anula totalmente la eficiencia social de los subsidios, al no conseguirse el producto en el país.

14) Desestatizar a través de la Bolsa Pública de Valores las empresas secuestradas y quebradas por burocratismo, a través de nuevas formas de propiedad social mixta que permitan la participación accionaria de los consejos de trabajadores, consejos comunales y sector privado.

15) Reactivar el cobro de peajes, exonerando únicamente al transporte público, para aliviar el déficit y generar los recursos que se requieren para repotenciar la deteriorada vialidad pública.

16) Prohibir que BCV financie el déficit de PDVSA y empresas públicas con el fin de desacelerar el desmesurado crecimiento inflacionario de la liquidez, en una economía que sufre crecientes índices de escasez.

17) Corregir las tasas de interés reales negativas que desestimulan el ahorro y exacerban el consumo, lo cual refuerza aún más las presiones inflacionarias que se quieren abatir.

18) Programa de financiamiento en montos suficientes, bajas tasas de interés, largos plazos y garantías flexibles para la reactivación urgente de la agricultura y la industria manufacturera.

19) Programa especial de suministro por parte de todas las empresas públicas, de materias primas e insumos básicos a la industria transformadora, en condiciones adecuadas de precios, condiciones de pago, calidad, volúmenes y oportunidad de entrega.

20) Otorgar preferencia en las compras gubernamentales a la producción nacional sobre importaciones, con garantía de pronto pago.

21) Reforma y reactivación de la Ley de Concesiones para promover inversiones privadas en la repotenciación de la infraestructura básica de apoyo a la actividad manufacturera en parques industriales: electricidad, agua, gas, plantas de tratamiento, puertos, aeropuertos, almacenadoras, etcétera.

22) Relanzamiento de la Ley de Inversiones para promover inversiones nacionales por la vía de la repatriación de capitales, así como inversiones extranjeras asociadas a la transferencia de tecnología, formación del talento humano nacional, asistencia técnica a la Pyme y máxima incorporación de valor agregado nacional en los proyectos de inversión.

23) Refundación del INCE para priorizar los programas de capacitación técnica-productiva que permita contar con el factor humano capacitado y especializado que requiere la reactivación, reconversión y reindustrialización de la economía nacional.

24) Reforma de la LOCTI para estimular la inversión directa de las empresas en el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas que facilite la mejora de productos y procesos para fortalecer la calidad, productividad y competitividad de la oferta exportable nacional.

25) Unificación cambiaria a un nivel que exprese la verdadera productividad del aparato productivo, lo cual ayudará a sustituir importaciones por producción nacional, diversificar las exportaciones no petroleras, promover la inversión extranjera, repatriar capitales y atraer turismo internacional. @victoralvarezr

 

viernes, 16 de enero de 2015

La Economía venezolana: Balance 2014-Perspectivas 2015


Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias 2013


Contenido

 






















1.    Caída de la renta petrolera nos sorprendió sin ahorros


Luego de tres años de estabilidad en torno a los 100 $/b, en el segundo semestre de 2014 los precios del petróleo cayeron en más del 40%. El detonante de esta pronunciada baja es un exceso en la oferta de petróleo y una menor demanda por la desaceleración de la economía mundial. La combinación de una menor actividad económica global, con una mayor producción de países No-OPEP ha provocado un exceso de oferta estimada en 2 millones  de barriles diarios. Si bien los EE.UU. e Inglaterra muestran tasas de crecimiento económico positivas, la Unión Europea no termina de recuperar un ritmo de crecimiento estable y sostenido. China e India dan muestras de una desaceleración del ritmo de crecimiento y Japón pareciera entrar en una nueva recesión.

Pero lo más importante en la tendencia de los precios del petróleo a mediano y largo plazo son los cambios estructurales en la matriz energética mundial. La difusión de las tecnologías de información mejora la eficiencia y facilitan el cambio de la matriz energética en todo el mundo, hoy es posible producir una tonelada de acero, de aluminio o de PIB con mucho menos energía y eso repercutirá en la demanda futura de petróleo. En 2017, EE.UU. pasará a ser el primer productor de crudos con su petróleo de esquisto, y la OPEP seguirá  perdiendo terreno frente a los productores No OPEP. La economía mundial está en franca desaceleración, incluyendo a China e India, y ni siquiera los sucesos geopolíticos de Ucrania y el grito de guerra contra el Estados Islámico -que otrora habría desquiciado los precios-, esta vez no han tenido ningún impacto en detener la baja en la cotización de los crudos. En tales circunstancias, resulta poco probable esperar un considerable rebote de los precios del petróleo en el corto plazo.

Por si fuera poco, el fortalecimiento del dólar acentúa la drástica caída de los precios del petróleo. La apreciación del dólar en comparación con otras monedas de reserva afecta negativamente los ingresos de los países exportadores de petróleo y materias primas que facturan en dólares sus exportaciones. Un mayor poder de compra del dólar debilita el precio del petróleo y las materias primas en el mercado internacional. 

Países como Arabia Saudita, Emiratos, Kuwait y Qatar están en mejores condiciones de soportar una prolongada caída de los precios del petróleo, toda vez que ahorraron en los tiempos de bonaza un considerable volumen de recursos que ahora les permite encarar el comportamiento errático de los precios del petróleo. Pero en Venezuela, las Reservas Internacionales cayeron en torno a los $ 20.000 millones, muy por debajo del nivel óptimo estimado en $ 29.000 millones. Para inflarlas, el Directorio del BCV incluyó monedas extranjeras de fácil conversión en divisas, diamantes y demás piedras o metales preciosos que, en realidad, deberían considerarse como activos de reserva, toda vez que los mismos no aumentan la liquidez en divisas que la economía requiere.

Es muy probable que los precios del petróleo permanezcan por debajo de 70 $/b en el primer semestre de 2015, aunque se espera cierta recuperación en el segundo semestre del año, impulsado sobre todo por el nivel mínimo que requieren los nuevos petróleos de esquistos para ser rentables. Un precio para el WTI menor a 60 $/b, perjudica y hace inviable la explotación de altos costos de los yacimientos no convencionales.

2.    Perspectivas para 2015


El PIB registró tres trimestres consecutivos de caída en el año 2014. El total de la producción nacional de bienes y servicios en el primer trimestre cerró con una baja de 4,8%, en el segundo tuvo otra caída de 4,9% y en el tercero retrocedió 2,3%[i]. Pero esta caída del PIB no puede ser atribuida única y exclusivamente al descalabro de los precios del petróleo, toda vez que en el primer semestre los precios del crudo se mantuvieron cerca de $ 100 por barril. En todo caso, la caída de los ingresos petroleros del segundo semestre vendría a ser un catalizador de la contracción económica que ya venía desde comienzos de 2014. Sin embargo, a pesar de que es en el tercer trimestre cuando comienzan a derrumbarse los precios del petróleo, el ritmo en el que retrocede el PIB en este trimestre es apenas la mitad de la caída en los dos trimestres anteriores.   

La política económica en 2014 fue de contingencia, enfocada en combatir los problemas de escasez, acaparamiento y especulación a través de operativos de controles, multas y penas de cárcel, sin mayores actuaciones en materia de políticas macroeconómicas y sectoriales.

Según el último reporte del BCV, en el tercer trimestre 2014, a pesar de la caída del PIB, crece  la actividad “Productores de Servicios del Gobierno General”, asociada a servicios de salud, administración pública y defensa, enseñanza y seguridad social que, en conjunto, crecen 2,1%, superior al crecimiento de 1,6% registrado en el IIT. También crecen “Instituciones financieras y Seguros” y “Comunicaciones”, con variaciones positivas de 13,2% y 4,1%, respectivamente. Pero en el IIIT2014 se registra un nuevo descenso de las actividades de manufactura y comercio, en -4,4% y -9,5%, respectivamente.

La caída de las importaciones privadas en -12,3% fue en alguna medida compensada por el aumento de las importaciones públicas en 16,5[ii]. Pero en 2015, año de restricciones de divisas que impedirán importar, la solución estructural para reactivar la economía y derrotar la escasez y la inflación tendrá que ser a través de políticas que estimulen la producción. Compensar el impacto de la baja de los precios del petróleo exige una política macroeconómica coherente con nuevas políticas agrícolas, industriales y tecnológicas que contribuyan a reactivar el PIB. 

La proyección del Gobierno para este año quedó plasmada en el Presupuesto 2015 en el que estima un crecimiento del PIB de 3% y una inflación entre 25%-30%, afirmando que el tipo de cambio se mantendrá en 6,30 Bs/$. El gobierno se propone aumentar la producción de alimentos entre 15% y 18%. Pero el reiterado incumplimiento de las metas presupuestarias en términos de crecimiento del PIB, inflación, precios del petróleo, reservas internacionales, tasa de cambio, etc. le resta credibilidad a sus predicciones.  

Los organismos internacionales así como agencias de calificación de riesgo pronostican para Venezuela un 2015 con menor producción y más inflación. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima una caída de -1% del PIB y una inflación de 62,9%.  Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal),  coincide con el FMI al estimar una caída entre 0,5-1. En tanto, calificadoras de riesgo como Fitch Ratings considera que la economía venezolana seguirá en recesión en 2015  y rebajó la calificación de la deuda externa venezolana a niveles de probable impago[iii]. En otra tónica, la calificadora Moody's considera que los desequilibrios fiscales  no representan un peligro inmediato para la capacidad de pago de la deuda del país, aunque la alta inflación y unas cuentas externas impactadas por la caída de los precios del petróleo plantean riesgos que habrá que monitorear[iv]. La mayoría de los analistas coincide en que el año 2015 tendrá dificultades económicas, muchas de ellas relacionadas con la administración de divisas y el tipo de cambio[v]. 

De no tomarse las correcciones necesarias en la economía y especialmente en el área cambiaria, continuarán disparándose el tipo de cambio paralelo que se ha convertido en la tasa marcadora en el proceso de formación de los precios, sin que el gobierno haya podido pulverizarlo, tal como lo prometió una y otra vez en años anteriores. Al momento de redactar este análisis aún no se habían anunciado las medidas para "equilibrar la economía", pero se espera que el Sicad II se convierta en la modalidad predominante para la adquisición de divisas al permitir operaciones directas de compra-venta de divisas sin la mediación del BCV. Con inflaciones de 56.3% 3n 2013 y 70% en 2014, no es descabellado ni alarmista pronosticar una inflación de 80% para este año electoral. Incluso, luce subestimada si el gobierno no corrige el déficit fiscal y se empeña en financiarlo a través de emisiones de dinero inorgánico.

Parecieran inevitables e inminentes los ajustes económicos y es muy probable que el gobierno los ejecute de manera disimulada y encubierta, tal como lo ha hecho con los ajustes de precios rezagados que no son publicados en la Gaceta Oficial, o como las devaluaciones a cuenta gotas que ha realizado a través de los Convenios Cambiarios 30 y 32. Lo mismo tendrá que hacer con el subsidio a los servicios públicos de electricidad, gas doméstico y agua, así como con los  ineficientes subsidios a los alimentos y medicinas que estimulan el contrabando de extracción e impiden que los productos lleguen al consumidor.

Lo cierto es que precios del petróleo relativamente bajos dominarán la escena económica durante 2015. Debido al auge inflacionario y la restricción de divisas, resulta difícil que la expansión fiscal sea suficiente para reactivar la economía sin provocar más inflación. La disminución de los ingresos fiscales  y la propensión a financiarlo con emisiones de dinero inorgánico, reservas internacionales muy por debajo del nivel óptimo, la brecha cambiara que estimula la especulación y la corrupción, el peso de los pagos de la deuda externa, la destrucción del sistema de precios relativos, el desplazamiento del aparato productivo por más de una década de importaciones subsidiadas y por los rígidos controles de precios, definitivamente  son los grandes retos que el gobierno del Presidente Nicolás Maduro tendrá que encarar en el año 2015.  

3.    La política económica


La política económica en lugar de corregir las causas de las distorsiones fiscales monetarias, cambiarias y de precios se enfocó en atacar las consecuencias. El gobierno lanzó una ofensiva a través de  la Ley Habilitante con el fin de reforzar las regulaciones y controles sobre la economía. La acción más emblemática por su inocuidad fue la Ley Orgánica de Precios Justos y la creación de la Sundde. Pero a pesar de toda la expectativa y despliegue que se generó, luego de un año tales medidas no pudieron contener la inflación, escasez, acaparamiento y especulación. El gobierno confundió especulación con inflación y al no corregir los desequilibrios macroeconómicos que generan la presión alcista sobre los precios, atacó el problema con controles, multas y penas de cárcel, como si de un delito se tratara, cuando la inflación en realidad es causada por las distorsiones fiscales, monetarias y cambiarias que aún no han sido corregidas.

a)    El desequilibrio fiscal


A lo largo de 2014, la política económica se propuso estimular el ritmo de actividad a través de la expansión fiscal. Esto generó un déficit fiscal en torno a 18,0% del PIB, el cual ha sido financiado  a través de la impresión de dinero sin respaldo por parte del BCV. Analizando las fuentes de este déficit, se observa que un 7% lo causa el desequilibrio fiscal del Gobierno Central, mientras que la mayor proporción es causada por los problemas financieros de PDVSA, lo cual explica un 11% del déficit.

Semejante desequilibrio en las cuentas fiscales se debe a que la compañía petrolera se ha visto muy perjudicada al ser obligada a vender la mayor proporción de sus divisas a una tasa de cambio oficial de 6.30 Bs/$. En consecuencia, la cantidad de bolívares que recibe a esta tasa de cambio tan baja no le rinde para pagar una nómina de más de 140 mil trabajadores, cancelar a tiempo la deuda con proveedores y contratistas y transferir fondos a las misiones sociales. A esa tasa de cambio ni siquiera puede mantener al día sus obligaciones fiscales, razón por la cual entrega pagarés al Tesoro Nacional que luego éste intercambia por efectivo en el BCV, propiciando un desproporcionado crecimiento de la liquidez monetaria en un mercado con  creciente escasez. Esto atiza la inflación, eleva la demanda de divisas escasas y ensancha la brecha entre la tasa oficial y el paralelo.

En lugar de ahorrar en tiempos de bonanza para encarar los tiempos de escasez, el gobierno mantuvo una política fiscal pro-cíclica con aumentos del gasto público cada vez que aumenta el ingreso petrolero y recortes presupuestarios cuando cae el ingreso. El mandato del artículo 321de la CRBV de activar el Fondo de Estabilización Macroeconómica -concebido para estabilizar los gastos del Estado ante las fluctuaciones de los ingresos ordinarios-, ha quedado como letra muerta. En ausencia de este mecanismo amortiguador, la economía venezolana sigue expuesta a los shocks externos que se presentan debido al comportamiento errático del mercado petrolero.

Un gobierno rentista suele apelar a la devaluación como el mecanismo más rápido para corregir el déficit fiscal. Como el Estado es el perceptor del mayor porcentaje del ingreso petrolero, en lugar de optimizar el gasto, le resulta más fácil vender las divisas a un precio mayor. El Estado automáticamente obtiene cuantiosos ingresos que le permiten corregir el déficit, sin pagar el mayor costo político que implica disciplinar el gasto y atacar las verdaderas causas macroeconómicas del deterioro fiscal. La política cambiaria se utiliza así con fines fiscales, toda vez que la devaluación es, en los hechos, un impuesto cambiario. Por esta razón, el gobierno ha puesto en práctica una devaluación encubierta al migrar a Sicad I y II un número creciente de rubros inicialmente presupuestados a la tasa de Cencoex. Asimismo, los recientes Convenios Cambiarios 30 y 32 que respectivamente autorizan a PDVSA a vender a cualquier tasa de cambio oficial el porcentaje de divisas que debe entregar en bolívares a Fonden, así como los ingresos en divisas derivados de los convenios de cooperación energética, constituyen ambos una manera de sortear el déficit fiscal por la vía de la devaluación.

b)   El desequilibrio monetario


A pesar de que el artículo 320 de la CRBV señala que “el BCV no estará subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias”, desde 2010 el instituto emisor ha venido financiando a PDVSA. Según datos oficiales, hasta noviembre de 2014 el BCV ha transferido a la compañía petrolera Bs. 664.000 millones[vi], sin que haya aumentado la producción. Esta política de expansión monetaria, lejos de estimular la economía generó una mayor presión sobre los precios, apreciación del tipo de cambio real y agotamiento de las reservas internacionales. En consecuencia, las reformas a la ley del BCV no arrojaron los resultados esperados.

De hecho, uno de los factores que más ha propagado la inflación ha sido la emisión de dinero inorgánico para financiar empresas públicas deficitarias. La inyección de dinero sin respaldo en el contexto de una economía con altos índices de escasez, no hace más que erosionar el poder de compra de la moneda nacional. Cada vez hay más bolívares procurando comprar productos que se hacen más escasos. Los propios datos oficiales revelan que el financiamiento a PDVSA ha sido la principal causa de la expansión desproporcionada de la liquidez monetaria que se ha convertido en un factor propagador de la inflación. PDVSA debe sanear sus finanzas y eso pasa por sincerar tanto la tasa de cambio oficial como el precio de la gasolina, así como fijar límites inquebrantables a las operaciones que el Gobierno puede hacer con el BCV.

Para recoger el exceso de liquidez que él propio BCV genera, la autoridad monetaria ha incrementado el encaje legal, primero de 17% a 19% y luego de 19% a 20% en octubre y diciembre de 2013, respectivamente. Y nuevamente, en junio de 2014, lo elevó de 20 a 21.5%. Esto significa que los bancos deben congelar el  21,5% del dinero que captan. Obviamente, la política monetaria del BCV ha sido contradictoria. Por eso, el exceso de liquidez no ha bajado y es más el dinero sin respaldo que con una mano el BCV inyecta a la circulación doméstica, que el que saca con la otra mano a través del encaje legal. Ciertamente, un aumento del encaje de 4,5% es  poco lo que puede neutralizar ante un desmesurado aumento de la base monetaria que entre noviembre de 2013/noviembre de 2014 fue de 80 %, sin que la oferta de bienes haya crecido en la misma proporción.

Por otra parte, la relación entre tasas activas y pasivas fijadas por el BCV no contribuye a contener las presiones de demanda que generan inflación. Las  tasas de interés vigentes son negativas, no compensan la inflación, penalizan el ahorro e incentivan el consumo. Y los intentos aislados por contener la liquidez bancaria a través de restricciones sobre el crédito terminan anulados por una mayor emisión de dinero para financiar el déficit fiscal.  

Una vez que el gobierno comprenda que el auge inflacionario es la inevitable consecuencia de las emisiones de dinero inorgánico para financiar empresas públicas deficitarias, quedará claro que un paso clave para recuperar la fortaleza del bolívar, abatir la inflación y proteger los salarios tiene que ver con la recuperación de la autonomía del BCV, que sabiamente quedó plasmada en la Constitución de 1999. Un BCV más independiente podrá resistir las presiones para financiar el déficit fiscal con emisiones de dinero sin respaldo y defender de mejor manera la meta de inflación.

c)    El desequilibrio cambiario


La tasa de cambio equivale al monto de bolívares entregado por cada unidad de divisa extranjera. Así, entre dos economías normales (sin la distorsión del ingreso rentístico) la tasa de cambio suele estar determinada por sus productividades relativas, toda vez que en su proceso de intercambio comercial, lo que pasa de un país a otro son bienes y servicios que resultan de sus niveles de productividad, cuya expresión monetaria es la tasa de cambio.

Ahora bien, cuando el 95 % del ingreso en divisas proviene de una renta internacional -y no de exportar bienes con valor agregado nacional- encontrar una tasa de cambio que exprese la productividad de la economía real no es una tarea fácil. El Estado-propietario recibe unos dólares del resto del mundo que no tienen una contrapartida en el esfuerzo productivo interno, por lo que su decisión de repartirlos a través del mercado suele cumplirse a una tasa de cambio que se fija sin tener en cuenta la productividad real del aparato productivo. En consecuencia, un abundante ingreso rentístico tiende a sobrevaluar la moneda nacional. Esto se concreta en una tasa oficial barata que solo se modificará en situaciones de escasez de divisas y déficit fiscal. Por lo tanto, en la sobrevaluación de la tasa de cambio reside uno de los mecanismos más importantes para distribuir la renta petrolera en favor de los agentes económicos y sociales internos.

La sobrevaluación de la tasa de cambio permite comprar barato afuera, lo que resulta más caro adentro. A través del intercambio desigual en el mercado de divisas, el Estado transfiere la renta petrolera a quienes compran la divisa barata mientras dure la sobrevaluación de la tasa de cambio. Ante un mal manejo de la política cambiaria, el crecimiento de la agricultura e industria nacionales se ve seriamente obstaculizado. La consecuencia no deseada es la importación ventajosa de toda clase de bienes que inhiben y desplazan la producción nacional, perjudicando así el logro de los objetivos de soberanía alimentaria y productiva.

Ante la drástica caída de los precios del petróleo, el anclaje cambiario y la sobrevaluación del bolívar terminaron siendo un costoso subsidio que ya no soporta ni PDVSA ni el fisco. El régimen de cambiaos múltiples está muy distorsionado y debe ser unificado. La existencia de cuatro tasas de cambio, tres oficiales y una  paralela, estimulan la especulación cambiaria y la fuga de capitales. La sobrefacturación de importaciones, la subfacturación de exportaciones, las empresas de maletín, los “raspacupos” son estimulados por el enorme diferencial que existe entre las diferentes tasas de cambio. La tasa oficial de 6.30 Bs/$ es un verdadero manjar para los cazadores de renta que -en complicidad con funcionarios corruptos- controlan y capturan buena parte de la asignación de las divisas oficiales, sin que este subsidio cambiario se traslade al precio de venta al público. Las distorsiones del régimen de cambios múltiples impiden que el mayor porcentaje de los dólares preferenciales finalmente se traduzcan en una mayor oferta de mercancías importadas, toda vez que la abismal diferencia entre los diferentes tipos de cambios es el mayor incentivo a la especulación cambiaria y la fuga de capitales.

4.    Auge inflacionario y caotización de los precios


La inflación, a pesar de ser permanentemente maquillada y subestimada, alcanzará en 2014 el nivel más alto en los últimos 15 años, en torno al 70%, incremento muy superior al 56,3% registrado en 2013. Este auge inflacionario es la inevitable consecuencia del desmantelamiento del aparato productivo interno y de una política fiscal deficitaria que se financia con emisiones de dinero sin respaldo por parte del BCV. Al subestimar el impacto que la expansión monetaria origina en una economía signada por crecientes índices de escasez, los precios se han desquiciado. Mucho dinero detrás de pocos bienes conduce a que suban los precios. Lejos de lograr un aumento en el PIB, las políticas fiscales deficitarias lo que han hecho es atizar cada vez más la inflación. 

También ha influido en el alza de los precios una devaluación encubierta que se lleva cabo al desplazar al Sicad I y II un creciente número de rubros inicialmente presupuestados a la tasa Cencoex de 6.30 Bs/$. Las persistentes dificultades para tener acceso oportuno a las divisas a cualquiera de las tasa de cambio oficial contribuye a la certeza de que más temprano que tarde los demás rubros de Cencoex serán pasados a Sicad I y II. En estas circunstancias, el exceso de liquidez presiona la cotización del dólar en el mercado paralelo, dando origen a la perniciosa práctica de imponer el mismo como base de cálculo en el proceso de formación de precios.

En un reciente intercambio con la prensa, el Presidente Nicolás Maduro reconoció que el contrabando de extracción alcanzó el 32% de los productos importados con dólar preferencial o subsidiados por el gobierno nacional. Al referirse una vez más a la “guerra económica”, denunció que los que conspiran contra la Revolución Bolivariana pretenden “colapsar el sistema de abastecimiento de la Nación mediante actividades de acaparamiento, especulación y caotización de precios”[vii].

Si bien un proceso revolucionario siempre sufrirá la reacción de los intereses que afecta, también es necesario reconocer el impacto que han tenido los errores de política económica en la caotización y destrucción del sistema de precios relativos, lo cual se expresa en la irracional coexistencia de bienes muy baratos con otros muy caros que no permiten el intercambio de equivalentes y, por lo tanto, estimulan la especulación y el contrabando de extracción. Las más perversas distorsiones sobre el sistema de formación de precios las genera el régimen de cambios múltiples, los rígidos controles de precios y los subsidios que no llegan a la población. Expliquemos como estas desviaciones y errores de la política económica caotizan los precios.

Primero que todo es necesario entender que el gobierno venezolano, debido a la presión inflacionaria que ejerce el desequilibrio entre la pujante demanda y la rigidez de la oferta, recurre al anclaje cambiario como instrumento de política antiinflacionaria. La situación hace crisis cuando cae la renta petrolera o se retrasa la liquidación oportuna de divisas. Se activa, entonces, un mercado paralelo hacia el cual se desplaza la demanda insatisfecha, originando una creciente brecha entre la tasa de cambio oficial y la cotización de la divisa en el mercado ilegal. Esta última cotización se termina convirtiendo en la tasa de cambio que se aplica para el cálculo del precio de venta al público, incluso de los productos que se importan a la tasa de cambio oficial. Esta práctica -a todas luces especulativa-, termina anulando el efecto antiinflacionario de la política cambiaria, a la vez que asegura exorbitantes ganancias a los especuladores y corruptos que resultan favorecidos con la asignación de la divisa a la tasa preferencial, pero que defraudan a la Nación y especulan en contra del consumidor. El nefasto régimen de cambios múltiple es una verdadera tentación para los cazadores de rentas que logran capturar los dólares de Cencoex y Sicad I, pero fijan los precios con base en la cotización del dólar paralelo, obteniendo escandalosas ganancias que son el detonante de la caotización de los precios.

El control de precios también contribuye a agravar el problema, toda vez que al congelar el PVP del producto final pero dejar liberados los precios de las materias primas, insumos, maquinarias, fuerza de trabajo, etc, llega un momento en el que los crecientes costos superan a los precios controlados y, al provocar pérdidas, se desestimula la producción.

Finalmente, los millardarios subsidios a productos de la canasta básica alteraran aún más los precios relativos, lo cual estimula el contrabando de extracción, la escasez, el acaparamiento, la especulación, la corrupción y la dolarización de la economía con base en la cotización del mercado paralelo.

Al prolongar las distorsiones del régimen de cambios múltiple, los controles de precios y los ineficientes subsidios, el propio gobierno estimula los negocios fraudulentos. Son los autogoles del gobierno los que facilitan los ataques de los especuladores, contrabandistas y corruptos, lo cual está generando un creciente malestar en la población. Mientras el gobierno no corte por lo sano y corrija estas distorsiones, una y otra vez se repetirán las olas especulativas, las cuales se verán catalizadas con cada aumento salarial o pagos de aguinaldos y utilidades. Ante una creciente inflación que devora el poder adquisitivo de los salarios, las personas que viven de un ingreso fijo no quieren tener dinero y por eso se anticipan a comprar toda suerte de bienes que se revaloricen con el tiempo. Ante la expectativa de que todos los precios van a seguir subiendo se refuerzan las presiones de demanda y la consiguiente escasez sirve de caldo de cultivo para que se recrudezcan las perversas prácticas del acaparamiento y la especulación. Un nefasto círculo vicioso que solo se puede cortar si se erradica de una vez por todas los perniciosos incentivo que ofrecen la abismal brecha entre los distintos tipos de cambio, los rígidos controles de precios y los exagerados subsidios que estimulan el contrabando de extracción.

Sin lugar a dudas, el auge inflacionario y la caotización de los precios comprueban el agotamiento de los controles de cambio y de precios como instrumentos de política antiinflacionaria y anulan la tasa oficial como referente para formación de precios. Al confundir la inflación con la especulación, la caotización  del sistema de precios intentó ser combatida con controles, multas y penas de cárcel que atacan la manifestación del problema pero no erradican sus verdaderas causas, las cuales tienen que ver con las distorsiones que generan tanto el régimen de cambios múltiples, como los rígidos controles de precios y los subsidios que son las verdaderas causas del contrabando de extracción, la escasez, el acaparamiento y la especulación.

5.    El peso de la deuda externa


La caída de los precios del petróleo ha generado toda clase de rumores sobre un posible default de Venezuela. Para saber con certeza la posibilidad real de que el país incumpla sus compromisos de deuda externa, es necesario estimar el ingreso petrolero como la más importante fuente de divisas. Según su Informe de Gestión, PDVSA extrajo 2.898.000 bdp en 2013, 2.905.000 en 2012 y 2.985.000 en 2011. La producción ha venido declinando y ahora los precios del petróleo están cayendo. Para calcular el ingreso neto en divisas que recibe el país, hay que restar el consumo interno de 750.000 bdp. Al saldo de 2.148.000 se deben descontar los envíos a Cuba, PetroCaribe y Alba, equivalentes a 300.000 bdp. Y a esta nueva cifra hay que deducir las entregas a China por un mínimo de 230.000 para cubrir los tramos  A y B del préstamo y 100.000 para el tramo C; aunque según el Informe de Gestión, PDVSA realmente entregó 475.000 en 2013, 449.00 en 2012 y 415.000 en 2011. Si se restan 300.000 de los acuerdos y 330.000 de China, quedan 1.518.000 bdp para exportar. A un precio de 100 $/b por 365 días da un ingreso de $ 55 mil 400 millones. Pero a 75 $/b la cifra cae a $ 41 mil 500 millones. Si al menos se logra el precio estimado en el Presupuesto 2015, el ingresó será de $ 33 mil millones. ¿Alcanzará esta cantidad para cubrir las importaciones esenciales, cancelar la deuda interna y mantener al día los pagos de la deuda externa?. Veamos.

Existen dos tipos de bonos denominados en dólares: los bonos soberanos de la República y los bonos de PDVSA. Las amortizaciones y pagos de cupones para la deuda soberana en divisas y la de PDVSA superarán los $ 11 mil millones anuales para los próximos tres años. Para garantizar las importaciones esenciales que el Estado realiza, seguramente la deuda interna pendiente con el sector privados desde la transformación de Cadivi en Cencoex una vez más se pospondrá, sobre todo si se priorizan los pagos de la deuda externa. Las importaciones que llegaron a su máximo de $ 59 mil millones en 2012, tendrán que ser considerablemente reducidas, por debajo de $ 40 mil millones. Venezuela podría prorrogar el pago de capital emitiendo nuevos bonos para cancelar el capital que debe, lo cual liberaría cerca de $ 6 mil millones, limitándose a pagar $5 mil millones en intereses. En todo caso, los pagos por importaciones y deuda suman $ 51 mil millones, sin contar los pagos por las indemnizaciones pendientes y por los fallos del CIADI.

En diciembre de 2013 la agencia S&P rebajó la calificación de Venezuela de “B” a “B-”. Menos de un año después, volvió a rebajar la calificación de “B-” a “CCC+”, por las profundas distorsiones de la economía y la caída de los activos en dólares. Subyace en esta calificación la posibilidad real de un default, lo cual se traduce en un mayor grado de dificultad para conseguir nuevas fuentes de financiamiento externo. El incumplimiento en el pago de la deuda soberana se podría traducir en un embargo de las exportaciones de petróleo y esto podría afectar la única fuente de divisas que el país tiene.

Sin lugar a dudas, en 2015 habrá mayores restricciones en el acceso a las divisas. Esto obligará a renegociar la deuda externa en vista de que no resulta viable tener que cancelar $ 11.200 millones en servicio de la deuda externa en momentos en que se registra una drástica caída de los ingresos de divisas y la capacidad de financiamiento está prácticamente cerrada. Una opción muy cara sería colocar deuda en moneda extranjera con un interés superior el 16,0%. Como ya lo apuntamos, saldar la deuda en estas condiciones implicaría posponer el pago de la deuda privada que dejó pendiente la extinta Cadivi y sacrificar importaciones que son esenciales para reanudar el crecimiento de la economía.

6.      ¿Por qué está en crisis el neo-rentismo socialista?


El neo-rentismo socialista es un modelo de dominación que se basa en el uso intensivo de la renta petrolera para financiar la inversión social y crear una red clientelar que le sirve de apoyo social. Debido a la contracción del aparato productivo interno y su incapacidad para generar nuevos empleos al ritmo que crece la población económicamente activa, el neo-rentismo socialista tiende a acentuar el papel empleador-clientelar del Estado, el cual no logra generar un trabajo realmente emancipador y liberador, toda vez que éste queda mediatizado por la lógica opresiva del Estado burocrático que funcionariza y somete a la fuerza de trabajo. En tales circunstancias, la dominación se logra a través de un sistema de premios y castigos para asegurar la lealtad de los seguidores políticos, comprar la simpatía de grupos ambivalentes y castigar o disuadir a los adversarios.

Este modelo confunde la sociedad con el Estado. Asume que desde el entramado burocrático se representa y defiende el interés social, a pesar de las enormes contradicciones que la sociedad tiene no solo con el mercado sino también con el Estado. Al igual que el capitalismo rentístico, el neo-rentismo socialista se sustenta en el extraordinario poder político, económico y social que confiere el control de la renta petrolera.

a)    Expresiones distintas del mismo modelo de acumulación extractivista


El capitalismo rentístico y el neo-rentismo socialista son expresiones distintas del mismo modelo de acumulación extractivista. El neo-rentismo socialista funcionó a la perfección mientras los ingresos petroleros crecieron exponencialmente y resultaron más que suficientes para financiar la inversión social y alimentar los canales para distribuir la renta.

Con la reconstrucción de la OPEP, el restablecimiento de las cuotas, la recuperación de los precios del petróleo, el pago de dividendos por parte de las filiales de PDVSA y el considerable aumento de las regalías, el abundante ingreso fiscal de origen postergó la necesidad de aumentar la presión fiscal sobre el sector privado. Pero con el estancamiento de la producción petrolera y la caída de los precios en el mercado internacional, este modelo nuevamente ha entrado en crisis.

En lugar de ahorrar en tiempos de bonanza para encarar los tiempos de escasez, el neo-rentismo socialista se sustentó en una política fiscal pro-cíclica con aumentos del gasto público cada vez que aumenta el ingreso petrolero y recortes presupuestarios cuando cae el ingreso. Con el descalabro de los precios del petróleo este modelo ha entrado en crisis y ya no puede sostenerse.

b)   De la cultura rentista a la cultura del trabajo


En circunstancias de restricciones económicas y presupuestarias como las que plantea la actual caída de los precios del petróleo, el gobierno ya no puede seguir gastando igual ni mantener cuantiosos subsidios a empresas estatales que no son estratégicas.

Resulta escandaloso que en empresas públicas secuestradas por el burocratismo y donde se reproducen los mismos conflictos obrero-patronales de la IV República, se cancelen millardarias sumas de dinero por concepto de bonos de productividad y hasta dividendos, cuando lo que arrojan son cuantiosas pérdidas. Esa práctica, lejos de expresar valores socialistas, revela la mentalidad rentista que espera que todo lo pague el petróleo. Semejante desviación del neo-rentismo socialista solo podrá superarse a través de nuevas formas de propiedad social bajo el control de los trabajadores directos y de la comunidad organizada.

Superar sin traumas el neo-rentismo socialista implica avanzar de la estatización a la socialización de la propiedad para generar un verdadero trabajo emancipador y liberador. Este es el mejor incentivo para mejorar el desempeño en esas empresas cuyos nuevos propietarios-accionistas serían los trabajadores en asociación con el capital privado, para así fortalecer su gerencia, dignificar el trabajo y transformar la cultura rentista que pretende vivir de ingresos que no son fruto del esfuerzo productivo, en una nueva cultura sustentada en el valor del trabajo, y no en las dádivas o prebendas.

7.    El margen de maniobra


2015 comenzó con un anuncio que sugiere el inicio de la corrección de una serie de distorsiones que -en el contexto de las restricciones presupuestarias que surgen del descalabro de los precios del petróleo- el país ya no puede prolongar ni soportar. El presidente Nicolás Maduro autorizó reactivar 71 peajes que serán administrados por las gobernaciones. Esta decisión comenzará con el cobro del peaje a los vehículos de carga y se espera que luego sea extendida a los particulares, pudiendo quedar exonerado el transporte público

La orden de reactivar los peajes en las principales vías del país revoca una decisión tomada por el Presidente Chávez en 2008, y puede ser el inicio de la corrección de una serie de distorsiones heredadas por el Presidente Nicolás Maduro, entre las  cuales se destacan el anclaje cambiario, el presupuesto paralelo a través de Fonden, el financiamiento del déficit fiscal por parte del BCV, el subsidio a la gasolina y los rígidos controles de precios que desincentivan la producción y los convenios de cooperación energética.

a)    Revisar PetroCaribe y acuerdos de cooperación energética


En un contexto de restricciones presupuestarias, Venezuela no puede prolongar acuerdos que amenazan la gobernabilidad económica. Esto emplaza a adecuar los acuerdos de cooperación energética, tal como ya se hizo con el Fondo Chino. Como los pagos a China fueron contemplados a precio de mercado y la caída de  los precios obligaba a entregar una mayor cantidad de petróleo, para mitigar este impacto a finales del año 2014 se anunció la eliminación del cupo en barriles y la prolongación del plazo para pagar.

Con este mismo propósito debería procederse a la revisión de los demás acuerdos de cooperación energética. Si asumimos que en 2015 PDVSA vende a 90 días el mismo volumen de 300.000 bdp a un precio de 70-80 $/b, el cobro anticipado pudiera generar un ingreso aproximado de $ 9 mil millones. Pero, si mantiene el mismo subsidio y financia el 60% a 15-20 años de plazo, recibirá en efectivo menos de $ 4 mil millones, lo cual es sencillamente insostenible en el actual contexto de restricciones económicas y presupuestarias. Compensar la caída de los precios del petróleo para evitar un déficit fiscal aún mayor pasa por adecuar los convenios de cooperación energética a las nuevas circunstancias de restricciones presupuestarias. No se trata de interrumpir el suministro sino de cobrar en 90 o 120 días la factura petrolera que se financia a 15-20 años de plazo

b)   Promoción de la inversión extranjera


Si un lado bueno tiene la caída de la renta petrolera es que obliga a volver la mirada hacia un modelo económico sustentado en la agricultura, industria y construcción como los sectores que proveen los bienes que resultan imprescindibles a la hora de satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la sociedad.

La precariedad actual del aparato productivo interno ofrece a su vez enormes oportunidades para promover la inversión extranjera asociada a la transferencia de tecnología, la formación del capital humano, la asistencia técnica a las Pymes venezolanas y la transformación de las abundantes fuentes de materias primas e insumos básicos en productos de mayor valor agregado que sustituyan ese enorme volumen de importaciones y, además,  diversifiquen la oferta exportable para reducir la dependencia del ingreso petrolero.

Las medidas para promover inversiones que permitan la reactivación productiva traerán al debate la revisión del marco legal, particularmente las leyes del Trabajo, Precios Justos, Antimonopolio e, incluso, la ley del BCV. Particular atención habrá que darse a la Ley de Promoción de Inversiones.

Venezuela cuenta con un enorme potencial para sanear su economía. A medida que se transforme la economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo exportador, la dinámica interna se hará menos dependiente del reparto de la renta petrolera.

c)    Escasez de divisas: oportunidad para Industrializar


La caída de los precios del petróleo, al agudizar la escasez de divisas, es al mismo tiempo una enorme oportunidad para relanzar la industrialización de la economía venezolana. Ya no se cuenta con la abundante renta petrolera que propició la sobrevaluación de la tasa de cambio y entronizó una prolongada tendencia a comprarle al resto del mundo lo que bien pudiera producirse en Venezuela. En adelante, las necesidades básicas y esenciales del consumo interno tendrán que ser cubiertas con productos nacionales.

E efecto, los problemas relacionados con la liquidación oportuna de divisas que restringen la capacidad de importación, deben ser vistos como una gran oportunidad para relanzar y reimpulsar el desarrollo industrial. No hay que esperar a que reboten los precios del petróleo y se produzca un nuevo auge de la renta, toda vez que la abundancia de dólares es lo que ha estimulado la tendencia a importar y posponer la industrialización de la economía venezolana, lo cual se expresa en la inercia de comprarle al resto del mundo los productos agrícolas e industriales que pudieran generarse internamente.

Una vez más el país sufre la paradoja de ser un país rico en materias primas pero pobre tecnológicamente para transformarlas en productos de mayor valor agregado. Impulsar la manufactura nacional es una necesidad que hoy más que nunca debemos reconocer, sobre todo si tenemos en cuenta el efecto multiplicador que el desarrollo de este sector es capaz de ejercer sobre otras actividades económicas orientadas a generar la oferta de bienes, servicios y empleos destinados a satisfacer las necesidades de nuestra sociedad. Industrializar la economía venezolana es la clave para transformar el capitalismo rentístico dependiente e importador en un nuevo modelo productivo soberano y exportador.

Pero la industrialización no puede ser un proceso que se deje en manos de la mano invisible del mercado, sino un esfuerzo bien planificado que asegure la rápida reactivación de las capacidades productivas y tecnológicas que están cerradas u operando a media máquina. En adelante, la política industrial debe ser un componente fundamental de la política económica orientada al logro de los objetivos de seguridad y soberanía alimentaria y productiva. Además, es la mejor manera de generar empleos verdaderamente fructíferos, cuya remuneración tenga como contrapartida la producción de una abundante oferta de bienes y servicios destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales del pueblo trabajador, sin romper el equilibrio que se debe preservar entre la oferta y la demanda para contribuir a estabilizar los precios.

Al satisfacer la demanda interna con producción nacional se evita que los ajustes en el tipo de cambio -que encarecen el componente importado y repercuten en la estructura de costos-, desborden las presiones inflacionarias. Importante es armonizar la política macroeconómica con las políticas sectoriales, particularmente la agrícola, industrial y tecnológica. El punto de partida radica en desalentar las importaciones para favorecer la producción nacional a través de un tipo de cambio que exprese la verdadera productividad de la economía no petrolera, una política arancelaria y tributaria que proteja el esfuerzo productivo nacional, y una gama de incentivos fiscales y financieros para la inversión productiva y el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas.

En Venezuela, la industrialización está llamada a ser la fuerza motriz para impulsar la transformación de una economía rentista, que poco produce y casi todo lo importa, en una nueva economía independiente y soberana. Es la única estrategia posible para transformar el modelo primario-exportador que nos condenó a ser exportadores de petróleo y materias primas, en un nuevo modelo productivo capaz de sustituir eficientemente importaciones, diversificar la oferta exportable y, de esta manera, ahorrar y generar nuevas fuentes de divisas que nos hagan menos dependientes del ingreso petrolero.

Los países que han alcanzado un creciente grado de bienestar social han reconocido la importancia de la industria como la fuerza motriz del desarrollo económico. En su proceso de transformación productiva, el crecimiento del sector manufacturero con frecuencia ha sido mayor que la velocidad de crecimiento del PIB, convirtiéndose así en el sector dinamizador del desarrollo económico, lo cual se expresa en un aumento del grado de industrialización, es decir, de la contribución de la industria en la conformación del PIB, en comparación con el aporte de los demás sectores económicos. Según los indicadores internacionales, un país ha logrado su grado de industrialización cuando el sector manufacturero aporta al menos el 20% del PIB. En Venezuela la industria contribuye con apenas el 13 %. Sin lugar a dudas, este el gran reto que el país tiene plateado para superar los problemas de desabastecimiento, escasez, acaparamiento y especulación que tanto malestar generan en la población. 

8.    La economía al mando


El Presidente Nicolás Maduro anunció que en 2015  le dará prioridad a la atención del área económica[viii]. Tal es la gravedad de la crisis económica actual que la anterior idea de priorizar la política por encima de la economía empieza a ser sustituida por la importancia que el Primer mandatario ahora reconoce a la economía.

El propio Presidente anunció al país su decisión de delegar las demás áreas de gobierno para concentrase en la atención de la problemática económica. Con esta sentencia reconoce que la economía ha pasado a ser la restricción que no era en los tiempos de abundante renta petrolera. El dato ahora es la economía y la variable que se va a ajustar es la política.

Y no podía ser de otra manera. En esta nueva crisis de la economía rentista, la oferta de dólares ya no crece a una velocidad mayor que la demanda de divisas. La otrora abundante renta petrolera se ha tornado en una severa escasez de divisas y esto sentencia el descalabro del modelo rentista que todo lo resolvió a fuerza de petrodólares. Estimular la inversión nacional y extranjera para reactivar la economía obligará a una revisión y adecuación del rígido sistema de controles que inhibió la producción nacional. Solo una nueva lógica de inversión productiva generará trabajo digno, estable y bien remunerado que es la mejor manera de ganarle la batalla al desempleo, la pobreza y la exclusión social.

a)    Ajuste económico en un año electoral


2014 fue uno de los pocos años en los que no hubo elecciones ni de presidente, ni de gobernadores, ni de alcaldes, ni de parlamentarios. Un ambiente político despejado era el mejor viento a favor para recuperar el clima de sana gobernabilidad que conviene al interés nacional. Pero se fue el año 2014 y no se tomaron las medidas necesarias para recuperar los equilibrios macroeconómicos que se necesitan para reactivar la economía.

En 2015 habrá elecciones parlamentarias. Adoptar medidas para estabilizar la economía en medio de un ciclo electoral resulta complejo por el costo político que se le atribuye. La creencia limitante es que a los ajustes macroeconómicos, a las medidas de cambio estructural y a la erradicación de las prácticas clientelares, se les atribuye un costo político que el gobierno no está dispuesto a pagar en la antesala de las elecciones parlamentarias. Así, la racionalidad económica queda subordinada a la lucha por el poder. Ganar las elecciones presidenciales, parlamentarias  o regionales siempre será la prioridad. Si se pierden los comicios, otros serán los que controlen el reparto y uso de la renta.

Pero no ajustar la economía empeorará los problemas de escasez, acaparamiento y especulación. Ante la evidencia cada vez más clara de que estos flagelos son causados por los errores de política económica, los mismos no podrán seguir siendo atribuidos a la “guerra económica”. Eso ya no es creíble por la población y el gobierno no debería insistir más en ese pretexto, a riesgo de provocar una crisis de gobernabilidad con un creciente descontento social que en cualquier momento puede explotar. Las descomunales colas en los supermercados en enero confirman el agotamiento de los inventarios y sentencian el colapso de los controles de cambio y de precios. Los anaqueles solo podrán llenarse si se corrigen las distorsiones macroeconómicas y se aplica una eficaz política de reactivación industrial que permita compensar lo que ya no se puede importar.

b)   Del asistencialismo rentista al esfuerzo productivo


En la primera etapa de la política social bolivariana prevaleció una orientación asistencialista, toda vez que resultaba urgente desactivar la bomba de tiempo social heredada de la IV República. La inversión social de la renta petrolera permitió aliviar los estragos de la pobreza, pero sin tener muy claro que las compensaciones tendrían un carácter temporal ni que deberían ser sustituidas por nuevos programas orientados a profundizar la inserción de la población pobre y excluida al sistema educativo y de capacitación productiva.

La clave de una política social que contribuya a transformar la mentalidad rentista en una nueva cultura del trabajo radica en transformar las asignaciones permanentes y sin condiciones en un incentivo temporal, sujeto al logro de metas para  elevar el nivel educativo y la capacitación técnica, como fundamento para el desarrollo de proyectos productivos que hagan posible la inserción de los excluidos en la construcción de un nuevo modelo productivo liberador. El poco peso de la economía social en el PIB y en la Población Económicamente Activa indica que la política social de carácter asistencialista y compensatoria no ha contribuido a este propósito. Esto impone una profunda revisión y rectificación de una política social que, si bien ha aliviado las condiciones de los hogares pobres a través de una amplia gama de gratuidades y subsidios, no ha erradicado las causas estructurales que generan desempleo, pobreza y exclusión social.

c)    Reinvención de las misiones sociales  


La política social asistencialista y compensatoria no ofreció antes, ni podrá ofrecer nunca, una solución estructural a la problemática del desempleo, la pobreza y la exclusión social. La prolongación incondicional de las compensaciones, lejos de erradicar sus causas, por el contrario exacerban la cultura rentista que pretende vivir indefinidamente de ingresos que no son fruto del trabajo. Las medidas compensatorias crean inercias que condicionan su evolución a largo plazo y las asignaciones se vuelven “derechos inalienables”, comprometiendo cuantiosos recursos que tendrían mejores resultados si fuesen destinados a la capacitación técnica y al financiamiento de proyectos productivos.

La reinvención de las misiones sociales implica que la compensación se mantendrá pero será coyuntural e irá desapareciendo a medida que el aumento del nivel educativo, la capacitación técnica y el financiamiento a proyectos productivos faciliten la inclusión social en el sistema económico, de tal forma que los favorecidos dejen de depender de las asignaciones de las misiones y puedan satisfacer sus necesidades a partir de su propio esfuerzo productivo. A través de la creación de millares de empresas comunales y de propiedad social, bajo el control de los trabajadores y la comunidad, se facilitará la incorporación de los excluidos en la producción de los bienes y servicios que resultan imprescindibles para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales.

De allí la importancia de repensar y reinventar las misiones que nacieron con una orientación asistencialista y compensatoria para impulsar su salto cualitativo, cuyo nuevo principio rector debe ser: “De cada quien según su capacidad y a cada cual según su trabajo”. A la luz de este principio socialista, las asignaciones quedarán condicionadas al logro de metas en materia de estudio y capacitación técnica, superando la cultura rentista que pretende vivir de ingresos que no son fruto del esfuerzo productivo y así abrirle paso a una nueva cultura sustentada en el valor del trabajo.




 
NOTAS
[i] http://www.bcv.org.ve/Upload/Comunicados/aviso301214.pdf
[ii] http://www.bcv.org.ve/Upload/Comunicados/aviso301214.pdf
[iii] http://www.elmundo.com.ve/noticias/economia/politicas-publicas/fitch--economias-de-venezuela-y-argentina-seguiran.aspx
[iv] http://www.elmundo.com.ve/noticias/economia/mercados/moodys--desajuste-fiscal-de-venezuela-no-plantea-r.aspx
[vi] http://www.bcv.org.ve/c2/indicadores.asp
[vii] http://www.correodelorinoco.gob.ve/caracas/maduro-si-se-rompen-fronteras-racionalidad-iremos-al-pueblo/