jueves, 28 de abril de 2022

Conversaciones Estelares con líderes empresariales: Jorge Botti


"Para el sector privado ha sido 

problemático  lidiar con las sanciones"


El ex presidente de Fedecámaras hace tres recomendaciones:


ü  Que haya un claro mensaje del alto gobierno de EEUU sobre la disposición de flexibilizar las sanciones debido a su efecto indeseado sobre el sector privado. 

  

ü  Apertura de un canal expedito de comunicación con la OFAC para que tanto proveedores como organismos financieros internacionales y agentes económicos venezolanos puedan hacer consultas y resolver problemas.


ü  Mensaje oficial a sectores empresariales americanos, europeos y organismos financieros para que no carguen la mano en el sobrecumplimiento de las sanciones.  


Sanciones económicas destruyen redes de suministro



Víctor Álvarez R. 

 

El declive de la industria petrolera y la prolongada contracción de la economía venezolana comienzan a partir del año 2014, mucho antes de que comenzarán a aplicarse las sanciones económicas. No son la causa sino el agravante de una crisis económica y social que venía de mal en peor.

Además de las sanciones personales a funcionarios del oficialismo, se han aplicado sanciones financieras y comerciales a PDVSA y otras empresas. Las financieras inmovilizan bienes y recursos de la República, impiden recibir y realizar transferencias bancarias, gestionar créditos y otras operaciones financieras. Las comerciales prohíben a cualquier empresa estadounidense -o extranjera con operaciones en territorio de EEUU- realizar operaciones de compra-venta de bienes y servicios con empresas administradas por el gobierno venezolano.

La justicia estadounidense considera un delito grave colaborar con el gobierno venezolano para evadir las sanciones. Quienes sean descubiertos corren el riesgo de ser acusados de conspiración y terminar sancionados, multados y hasta encarcelados. Esto inhibe a clientes y proveedores internacionales de mantener sus negocios con Venezuela. Como suele ser difícil saber si a través de un intermediario privado se está llevando a cabo alguna triangulación con una empresa pública, prefieren no correr el riesgo y rompen unilateralmente sus relaciones económicas con el país. Nadie quiere arriesgar sus negocios en un mercado tan grande como el de EEUU por mantener negocios con Venezuela.

Las transnacionales petroleras fueron obligadas a abandonar sus operaciones en Venezuela, bancos estadounidenses han cerrado cuentas de empresas, organizaciones y personas venezolanas; tenedores privados de bonos de PDVSA no los pueden negociar ni transferir; proveedores de dominios en Internet han suspendido cuentas de usuarios nacionales; ciudadanos y empresas estadounidenses ni siquiera pueden comprar un boleto de Conviasa porque eso sería hacer negocios prohibidos con el gobierno venezolano.

Quienes defienden las sanciones argumentan que éstas no prohíben las transacciones relacionadas con el suministro de alimentos y medicinas, pero al castigar las exportaciones de petróleo e impedir pagos internacionales, dejan al país sin los ingresos necesarios para poder comprarlos. También se dificulta y encarece la comprar de materias primas, insumos, maquinarías y equipos.

Pdvsa, Hidroven, Corpoelec, Pdvsa Gas, Cantv y demás empresas públicas han perdido sus tradicionales proveedores estadounidenses y europeos. Se han roto redes de suministro y cadenas de valor internacional en las que estaba inserta Venezuela. Al amparo de la Ley Antibloqueo, los espacios vacíos son ocupados por empresas de otros países también sancionados que han desarrollado estrategias para moverse en un terreno minado y hacer negocios poco transparentes y de alto rendimiento, en menoscabo del interés nacional.

En efecto, para evadir las sanciones, el gobierno recurre a triangulaciones y secretas transacciones con aliados a los cuales concede grandes descuentos para que se arriesguen a colocar la producción de Pdvsa en los mercados internacionales. También les acepta elevados sobreprecios para que sean intermediarios en la compra de los alimentos, medicinas, insumos y equipos que el gobierno distribuye clientelarmente.  

Cuatro años después, los hechos indican que las sanciones económicas no funcionaron para forzar el cambio político con el que justificaron su aplicación. Por el contrario, han causado daños colaterales a las empresas privadas, organizaciones humanitarias y de derechos humanos, agravando las precarias condiciones de vida de los sectores más vulnerables, dándole al gobierno el pretexto perfecto para construir una narrativa épica de resistencia antiimperialista y evadir la responsabilidad que tuvo la nefasta política de controles, expropiaciones y corrupción en la crisis económica y social de la nación. Lucifer

 

viernes, 22 de abril de 2022

Los abajo firmantes


Víctor Álvarez R.

Líderes empresariales, cívicos, académicos y políticos de Venezuela, defensores de la democracia, firmaron una Carta Abierta al Presidente Biden y solicitaron reimpulsar las negociaciones entre el gobierno y la oposición a fin de revisar las sanciones económicas que no lograron el objetivo de provocar un estallido social que desembocara en un cambio de gobierno. Argumentan que la prolongación de las sanciones ha generado efectos colaterales no deseados sobre las empresas privadas, organizaciones humanitarias y hogares venezolanos y deben ser revisadas. La polémica no se hizo esperar.

El detonante de la polémica es una afirmación que se hace en la Carta: “Las sanciones económicas y la política de máxima presión no lograron sus objetivos”.

En ninguna línea de La Carta se lee una petición de levantar las sanciones personales a quienes han violado derechos humanos, cometido actos de corrupción y han incurrido en el lavado dinero. En el texto tampoco se plantea eliminar incondicionalmente las sanciones financieras y comerciales sino flexibilizarlas a cambio de compromisos del gobierno para mejorar las condiciones sociales, económicas y políticas.

Lo que si se sugiere es revisar, flexibilizar y levantar las sanciones económicas que causan efectos colaterales en organizaciones humanitarias y en la empresa privada e impiden generar las divisas que el país necesita y otros sectores económicos distintos al petróleo aún no están en capacidad de generar, debido a su poca competitividad internacional.

La Carta hace mención a la crisis humanitaria de un país que después de ufanarse de tener el salario mínimo más alto de América Latina, se descalabró al extremo de ser actualmente uno de los países más pobres y desiguales del continente. En el texto se plantea adoptar mecanismos para asegurar que los ingresos petroleros adicionales que el país perciba por la flexibilización de las sanciones se destinen -bajo supervisión internacional- a atender las necesidades urgentes de los venezolanos.

La Carta plantea la necesidad de reactivar el proceso de negociación que se interrumpió en México, cuya reanudación necesita facilitación y apoyo internacional. Esta negociación no será en blanco y negro. En unos casos, una sanción concreta se removerá si y solo si el gobierno cumple con un determinada condición; en otros casos habrá que levantar primero las sanciones para destrancar el proceso.

La Carta deja claro que las sanciones no han sido la causa de la crisis económica y social que azota a Venezuela, sino el fracaso de un modelo basado en políticas equivocadas y en una voraz corrupción. Las sanciones fueron diseñadas para causar daño y lo lograron al agravar la crisis económica y social, pero no lograron provocar el estallido social que supuestamente provocaría el cambio de gobierno. Por el contrario, han generado efectos colaterales sobre las empresas privadas, organizaciones humanitarias y hogares venezolanos. 

Incluso, poderosos intereses económicos estadounidenses también se han visto perjudicados, toda vez que las sanciones obligaron a las transnacionales petroleras a abandonar sus negocios en Venezuela. Ni siquiera los tenedores de bonos de la deuda externa emitida por Pdvsa y la República han podido cobrar un centavo.

Negar que las sanciones han causado daños a la economía y la sociedad solo puede venir de una dirigencia política ausente, desconectada de la dramática realidad que sufre el país por la nefasta combinación de malas políticas gubernamentales causantes de la crisis, y unas sanciones económicas que la agravan.

¿Quiénes son Los abajo firmantes?

La carta fue inicialmente firmada por: Alejandro Sucre, Alfredo Padilla, Andrés Rojas, Blanca Vera Azaf, Feliciano Reyna, Francisco Rodríguez, Jorge Botti, Jorge Makriniotis, José Guerra, José Antonio Gil Yepes, José Manuel Puente, Juan Ernesto Aguilera, Luis Vicente León, Marcela León, Luis Oliveros, Manuel Sutherland, Marianela Herrera, Mariela Ramírez, Michael Penfold, Pablo Zambrano, Rafael Quiroz, Reinaldo Quintero, Ricardo Cusanno, Tamara Herrera y Víctor Álvarez.

Ninguno de los 25 firmantes se arroga la representación de otros sectores. Cada uno tiene un peso específico y en conjunto forman un coro de voces cuyas opiniones ejercen influencia en la opinión pública venezolana. Se les ha llamado Los abajo firmantes pero no son ni un think tank, ni una ONG, ni mucho menos un partido político.

Cada uno firmó a título personal, sin pretender representar a nadie. No son voceros de ninguna organización sino voces individuales que gozan de prestigio académico, técnico y profesional, y autoridad ética y moral. Su objetivo fue romper la inercia y estimular un debate necesario en un país descontento, que no cuenta con una dirigencia política que interprete el sentir nacional y le ofrezca una mejor alternativa a la de continuar bajo el mando de un gobierno autoritario y principal responsable de la crisis que sufre la nación.

Según Datanálisis, el rechazo a los partidos es cada vez mayor y sus mediciones coinciden con otras encuestadoras serias del país. Maduro tiene solo 18% de apoyo popular y un 67% de los venezolanos quieren un cambio de gobierno, pero también las encuestas dicen que sólo un 15% de los venezolanos creen que la oposición es capaz de generar un cambio. El 70 % de los consultados rechaza las sanciones económicas internacionales.

La Carta es una iniciativa de gente muy diversa que tiene por delante el reto de explorar otras coincidencias para mantenerse unida. Se diferencia de otras iniciativas que irrumpen en el debate público con una visión compartida, unidad de criterios y estructura organizativa.

El punto de confluencia entre los firmantes de La Carta es su interés común por una solución política a la crisis venezolana. Esto pasa por reactivar las negociaciones en México, por complementar capacidades y recursos para atender la emergencia humanitaria, y por revisar aquellas sanciones económicas que están generando efectos no deseados sobre las empresas privadas y las organizaciones humanitarias. Si se quieren resultados diferentes hay que hacer las cosas de manera diferente. Las sanciones no van a funcionar para forzar un cambio de gobierno pero pueden funcionar para que el gobierno cambie sus políticas en función de lograr tres objetivos básicos:

ü  Priorizar la atención a la emergencia humanitaria y detener el empobrecimiento de la población.

ü  Seguridad jurídica y protección de inversiones para crear un ambiente propicio a la actividad económica.

ü  Mejorar condiciones electorales de cara a unas Presidenciales 2024 a tono con estándares internacionales.

Escuche el contenido de la Carta Abierta al Presidente Biden en el nuevo podcast de #PedagogíaEconómica https://t1p.de/y9fhr

jueves, 21 de abril de 2022

¿En cuánto puede aumentar producción de petróleo venezolano este año?


Víctor Álvarez R. 

Según la OPEP, en 2021 la producción de petróleo venezolano aumentó 19,7%, al pasar de un promedio anual de 540 a 670 mil barriles diarios, con un pico en diciembre de 871 mil barriles de petróleo diarios (MBPD). Técnicamente no se ha incrementado la capacidad de producción sino que se ha reactivado la que está instalada. El incremento neto se logrará al superar la producción potencial actual de 1,8 millones de barriles de petróleo diarios (MMBPD) que, si se aprovecha, permitirá producir entre 1,2 a 1,5 MMBPD, siempre y cuando se levanten las sanciones y la industria petrolera se abra a la inversión privada nacional y extranjera.

Según datos de PDVSA, en Venezuela hay 16.371 pozos clasificados en las siguientes categorías:

3.721 pozos de Categoría 01, que están activos y produciendo.

12.650 pozos Categoría 2 y 3, que están inactivos, unos por reparaciones menores y otros por trabajos mayores que requieren la contratación de taladros y equipos que PDVSA no tiene.

En los pozos de Categoría 1 se requiere invertir $ 500.000 en cada uno; en los de Categoría 2 el monto sube a $ 700.000; reparar pozos de categoría 3 puede costar hasta $ 1.2 MM. Para perforar un pozo nuevo hay que invertir entre $ 2-4 MM. 

PDVSA está endeudada y no tiene fondos para levantar la producción. El actual esquema de inversión con mayoría accionaria estatal de 51% no funciona y exige evaluar la conveniencia para el interés nacional de impulsar una apertura petrolera en la que el socio privado pueda tener la mayoría accionaria y ser el operador integral de la empresa mixta, dejando claro que la propiedad de los yacimientos siempre será del Estado.

En 2021, las importaciones estadounidenses de petróleo ruso fueron de 671 MBD, mientras que Venezuela envió entre 500-700 MBPD al mercado asiático. En represalia por la invasión a Ucrania, Joe Biden prohibió las importaciones de petróleo ruso. Para compensar este suministro, la Casa Blanca explora la posibilidad de flexibilizar las sanciones a PDVSA y re-direccionar el petróleo venezolano al mercado estadounidense.

Para burlar las sanciones, el crudo nacional se vende con descuento. Y para transportarlo se paga un sobreprecio a las navieras. Según cálculos de la Cámara Petrolera Venezolana, Venezuela pierde $ 18 millones al día. Ecoanalítica calcula una pérdida anual de $ 4 mil millones. Si Biden y Maduro acuerdan un canje de sanciones por suministro seguro de petróleo, el oro negro venezolano podría venderse sin descuento, ni pagar sobreprecio por su transporte. Esto generaría más divisas para inyectar al mercado cambiario, estabilizar el precio del dólar y cubrir las importaciones de materias primas, insumos y repuestos que se necesitan para repotenciar los servicios públicos de agua, electricidad, gas, telecomunicaciones y para reactivar el aparato productivo del país.

Muy por encima de la pugna política entre quienes apuestan al fracaso del otro para quedarse con el poder, un acuerdo en estos términos a quién más conviene es al interés nacional. 

Vea el análisis completo en el nuevo video Youtube de #PedagogíaEconómica https://youtu.be/RfK3_MZrINQ

miércoles, 13 de abril de 2022

¿Es posible desdolarizar la Economía venezolana?



Víctor Álvarez R. 


La dolarización en Venezuela fue la válvula de escape cuando la voraz hiperinflación derretía la moneda nacional como cubitos de hielo y nadie quería que le pagaran en bolívares. El signo monetario del país dejó de cumplir sus funciones para medir los precios, servir como medio de pago y por eso el dólar lo sustituyó cada vez. Después de cuatro años, el país finalmente salió de la hiperinflación y ahora el gobierno se plantea desdolarizar la economía. ¿Es esto posible?

Hay fenómenos económicos que son originados por una causa muy concreta. Sin embargo, cuando ésta desaparece, el fenómeno persiste. La dolarización es uno de ellos. Salimos de la hiperinflación pero la dolarización continua. ¿A qué se debe la dolarización inercial?

En primer lugar, la cobertura de la dolarización es muy grande. Según diversos estudios, en las principales ciudades del país más de 65 % de las operaciones de compra-venta se hacen en dólares. Y mientras más personas utilicen la divisa extranjera habrá más resistencia para volver al bolívar. Otra dificultad para desdolarizar es que los bolívares son escasos y por más que los consumidores deseen pagar en moneda nacional, no tienen cómo. Los bolívares que cada quien tiene en su cuenta apenas alcanzan para completar el pago de la factura.

La política monetaria restrictiva dejó sin bolívares a la banca para otorgar préstamos a la producción y el consumo y forzó aún más el uso del dólar. El gobierno autorizó a las empresas a emitir papeles comerciales en dólares e indujo al sistema bancario a crear productos destinados a la custodia y uso del creciente circulante en dólares que no podía seguir siendo guardado en cajas fuertes o gavetas.

Cuando la dolarización se ha extendido tanto, resulta más complicado y caro usar la moneda nacional, a menos que se encarezca el uso del dólar, tal como el gobierno pretende hacer con el IGTF que pecha con 3% los pagos en dólares. Si una persona hace una compra de 100 dólares y paga en divisas tendría que pagar 3 % de IGTF, aparte del 16 % de IVA. La lógica del gobierno es que quien use divisas pagará más. Por lo tanto, le convendrá ir al banco y cambiar los dólares en bolívares. Si el objetivo del gobierno es hacer retroceder la dolarización, con este impuesto a los pagos en divisas puede que incentive el uso del bolívar, pero también incentivará la informalidad de los pagos en divisas en transacciones en las que no se pedirá la factura para no pagar el impuesto.

Una vez que la dolarización ha alcanzado cierto nivel de cobertura y penetración es difícil echarla para atrás. Y no es castigando el uso de divisas o criptoactivos como se logrará reconstruir la confianza en la moneda nacional. Si no se fortalece el bolívar, los hogares, empresas e instituciones seguirán refugiándose en el dólar. Para recuperar la confianza en la moneda nacional y desdolarizar la economía hay que abatir la inflación, y esto solo se logra reactivando la producción, corrigiendo el déficit fiscal y erradicando su financiamiento con emisiones de dinero sin respaldo.

La moneda nacional necesita tener respaldo en las reservas internacionales, pero también en una economía pujante y cada vez más fuerte. La dolarización se puede revertir si se pone en marcha un plan integral de reformas económicas bien pensado, con las medidas correctas, aplicadas en un orden lógico y a la velocidad adecuada. Y esto no se logra de la noche a la mañana, llevará su tiempo y requerirá poner la economía al mando, por encima de los cálculos políticos y electorales.

Vea el análisis completo en el nuevo video de #PedagogíaEconómica https://youtu.be/trgaH3k3MTk

jueves, 7 de abril de 2022

¿Por qué el salmón ahumado de Noruega es más barato que el cochino frito de El Junquito?





Víctor Álvarez R. 


Esta situación se debe a que, en 2021, la inflación en Venezuela fue de 686%, mientras que el precio del dólar o tasa de cambio subió 321%, apenas la mitad. Esto significa que el dólar se encareció mucho menos que los demás productos.

Actualmente, el dólar es la mercancía más barata y todo lo que se compre con él resultará más barato que la producción nacional, sobre todo si en los demás países la inflación anual resultó ser considerablemente menor que la inflación venezolana.

En vez de producir en un país castigado por los sobrecostos que generan los cortes de electricidad, el racionamiento de agua, la escasez de gas industrial, las deficientes telecomunicaciones, el deterioro de la infraestructura y la migración del talento humano, el negocio más rentable es importar, mucho más si las importaciones están exoneradas del pago de arancel e IVA.

Los sectores productivos nacionales solicitan al gobierno corregir las ventajosas condiciones en las que compiten los productos importados, pero eso significaría devaluar el bolívar para encarecer las importaciones, subir el arancel a 30 % y cobrar el IVA de 16 %. El impacto sería un aumento de los precios de los productos importados en torno al 100 %. Así, la producción nacional podría competir en precios, pero esto recrudecería la inflación y tendría un costo político-electoral que el gobierno no está dispuesto a pagar.

En esas condiciones de sobrevaluación del tipo de cambio, exoneración de aranceles e IVA es inviable la promesa gubernamental de sustituir importaciones por producción nacional para abastecer el mercado interno y exportar.

¿Cómo armonizar la necesidad de los hogares de tener acceso a productos buenos y baratos con la necesidad de sustituir importaciones, diversificar las exportaciones y proteger el empleo que se genera en el aparato productivo nacional?

El gran reto está en la cooperación y complementación de los sectores público y privado para diseñar políticas públicas y estrategias empresariales orientadas a crear ventajas competitivas sustentadas en la generación de conocimientos científicos y tecnológicos para mejorar continuamente la productividad, calidad y competitividad de la producción nacional.

Escuche el análisis completo en el nuevo podcast de #PedagogíaEconómica https://t1p.de/aq9yw