jueves, 25 de agosto de 2011

No basta con reactivar la economía: lo que importa es transformarla

Ponencia presentada por Víctor Álvarez en el Foro "Claves para el reencuentro de fuerzas progresistas y revolucionarias" realizado en el CIM con la participación de Juan Carlos Monedero, Miguel Angel Pérez Pirela, Nicmer Evans
y la moderación de Luís Bonilla

Hoy voy hacer una reflexión sobre el campo de la economía, tratando de presentar para el debate lo que son los factores, que están todavía pendientes, los objetivos que todavía están pendientes.

¿Y qué hacer entonces para lograrlo? Porque la idea es que tengamos una jornada muy propositiva, que si bien es cierto la hacemos desde la critica leal y comprometida con la revolución, lo hacemos también desde los temas que nos preocupan, que nos duelen y que necesariamente tienen que ser atendidos y abordados para avanzar.

Bien, la Revolución Bolivariana triunfó con la promesa de derrotar el desempleo, la pobreza, la exclusión; ese ha sido la gran motivación, el gran propósito de este proceso de transformación, de cambio.

La Revolución Bolivariana desde un primer momento no se planteó la construcción del socialismo, es años después que declara su carácter anti- imperialista, es años después que declara carácter anti-capitalista, es años después que declara su carácter socialista.

¿Y por qué lo hace? ¿Por qué no plantea desde un primer momento la construcción del socialismo? Eso no estaba claro en el año 98, lo que estaba claro era la necesidad de erradicar esos flagelos sociales que antes comenté.

Y no es, sino a partir del calor del debate que se da en distintas organizaciones de base del propio gobierno, en las organizaciones políticas que apoyan al proceso, que se termina reconociendo que la lógica que generan esos problemas, la lógica que genera desempleo, que genera pobreza, que genera exclusión social, es la propia lógica del sistema capitalista de producción, de la organización social, económica y política, que le es inherente, que le es propia, al sistema capitalista; o sea, cuando se comienza a discutir y se retoma el debate sobre la tensión fundamental en la economía capitalista, la contradicción fundamental que se da entre el capital y el trabajo, entre el interés del trabajador de lograr una mayor remuneración por su esfuerzo productivo, de igual manera que ese sueldo, que ese salario, no solamente le alcance para comprar a duras penas la canasta alimentaria, sino que incluso pueda comprar, adquirir otros bienes, otros servicios, que llegan mucho más allá de los alimentos, pero que son necesarios o imprescindibles para satisfacer sus necesidades básicas, sus necesidades esenciales, allí se crea una tensión.

Porque ya sabemos cuál es, la resistencia de la oposición, del factor capital, del empresario capitalista, a la hora de reconocer y de satisfacer las aspiraciones y las demandas salariales o de beneficios laborales de los trabajadores. Esa tensión entre los trabajadores que requieren y quisieran una jornada laboral más reducida y la pretensión del patrono, del que contrata a los trabajadores de prolongar lo más que pueda su jornada de trabajo, incluso sin ni siquiera reconocerle el pago de horas extra.

Cuando se da ese debate sobre, como esa contradicción, es justamente la causa, la razón, que genera esos problemas de desempleo, de pobreza, de exclusión, es que entonces la revolución retoma la crítica al capitalismo y declara su carácter socialista. Esto ocurre claramente, de manera abierta, en las elecciones del año 2006 cuando en la campaña electoral, el propio presidente Chávez dice: “el que vote por Chávez, vota por el socialismo” y al año siguiente la Asamblea Nacional aprueba el proyecto, le da carácter de Ley al Proyecto Nacional Simón Bolívar, el Primer Plan Socialista de la Nación.

En todos esos años ¿qué pasó en la economía? entonces aquí viene el tema de los asuntos que es necesario revisar y que es necesario rectificar si efectivamente queremos avanzar en la orientación estratégica que nos hemos planteado.

En los primeros años la política económica se basa, se centra, en reactivar el aparato productivo existente, es decir la revolución bolivariana no hereda una economía socialista, no hereda una economía social, la Revolución Bolivariana trabaja e interactúa con el modelo productivo que había y que hay, que era fundamentalmente conformado por empresas mercantiles, por empresas de naturaleza capitalista que aspiran maximizar su ganancia, a maximizar su rentabilidad y que en ese afán, de optimizar o de maximizar su lucro y su beneficio, esa contradicción entre del factor capital y el factor trabajo, se acentúa y se recrudece. Pero ese es el aparato productivo de naturaleza mercantil que hereda la revolución.

En los primeros años, en la necesidad de reducir los enormes niveles de desempleo que recibió la revolución de la cuarta república; no olvidemos que la tasa de desempleo estuvo por encima del 14, 15% durante los primeros años. En el año 2002, 2003 fueron años tan críticos para el país a raíz del golpe de Estado, del paro empresarial y del sabotaje a Pdvsa, la tasa de desempleo abierto llegó a estar en veinte 20%, 20.3 % que semejante es que el tiene hoy España con su crisis, para que tengamos una idea de lo terrible del problema para aquel entonces. Y los que tenían trabajo, los que tenían un empleo, de esos casi el 60% estaba trabajando en el sector informal, que todos sabemos que es un empleo de bajísima calidad.

Entonces, en esos primeros años, el propósito era justamente resolver el problema del desempleo y buena parte de los incentivos de la política económica, de las exoneraciones arancelarias, de los créditos a baja tasa de interés y largo plazo, los dólares preferenciales, los dólares a mitad de precio de lo que indicaba el mercado, del suministro de materias primas de condiciones preferenciales, la capacitación técnica y productiva, las exoneraciones de impuesto sobre la renta o del IVA, en fin, toda esa amplia gama de instrumentos de política económica que puede manejar el gobierno bolivariano, son ofrecidos a ese aparato productivo en función de reactivarlo, de reanimarlo.

Y partir de ahí entonces, muchas de esas empresas que estaban moribundas, que estaban trabajando al 50 al 40% de su capacidad instalada, al borde de la quiebra, empiezan a recibir de esos incentivos en ese propósito de evitar que terminaran de cerrar para que no se agravara el problema del desempleo. Y es allí entonces cuando, se da un largo periodo de crecimiento de la economía venezolana que arranca en el último trimestre del año 2003, es decir, cuando uno revisa las estadísticas uno ve que ese proceso de recuperación de reactivación de la economía que se extendió hasta el primer trimestre del año 2009, fue justamente gracias al despliegue de todos esos apoyos públicos, de todos esos incentivos.

Y efectivamente se logró reactivar el aparato productivo, se generó muchísimo trabajo, muchísimo empleo en esas empresas y en cierta medida se cumplió el objetivo de abatir los altos niveles de desempleo informal, de empleo formal y reducir también contribuir a la reducción de la pobreza y de la exclusión.

Ahora, cuando uno profundiza un poco, para ver qué era lo que estaba creciendo, porque hemos hablado que la economía se reactivaba cada vez que el Banco Central de Venezuela publicaba su informe trimestral y decía que la economía había crecido, bueno celebrábamos y aplaudíamos el éxito de la política economía.

Pero cuando comenzamos a ver, que era lo que estaba creciendo, empezamos analizar la conformación de la economía venezolana, la conformación del producto interno bruto, hay una serie donde se explica cuánto del total que se produce en el país lo ponen las empresas públicas, cuánto del total que ponen de la economía nacional lo ponen las empresas capitalistas, las empresas privadas que explotan al trabajador, que contaminan al ambiente, que pisotean los valores éticos y morales más básicos y elementales, esas cuentas también permiten ver cuánto del total de la producción en el país están en manos de la economía social.

Y para un gobierno que si bien declaró su carácter socialista fue en el año 2006, pero desde un primer momento fue un gobierno popular, gobierno que en el 2006 declaró su carácter socialista, formalmente, por eso comencé haciendo la explicación, porque una cosa fueron las primeras referencias que hizo el Presidente en el evento de los intelectuales y en el Foro de Brasil, pero una cosa es la declaración ya formal del carácter socialista de la revolución; o sea, hay una premisas, unos antecedentes, pero la declaración formal es en la campaña en el año 2006 y realmente ya adquiere carácter de política de Ley cuando se aprueba el Proyecto Nacional Simón Bolívar, Primer Plan Socialista de la Nación.

Entonces, ahí es en donde trazo la raya. Siempre el gobierno tuvo un carácter progresista, revolucionario, identificado con la población más vulnerable, con los sectores más empobrecidos. Entonces, cuando revisamos eso, para ver si efectivamente ese crecimiento de la economía está expresando también un empoderamiento popular, está expresando, es expresión también de un control mayor de los trabajadores directos, de los campesinos, de las comunidades organizadas, de los consumidores sobre esos procesos de producción, resulta que encontramos entonces nuestra primera sorpresa.

Encontramos nuestra primera sorpresa digo, porque era de esperarse que tanto la participación del sector público como la participación de la economía social hubiesen crecido en la conformación del producto interno bruto, o sea de ese 100% de todos los bienes y de esos servicios que se generan para poder satisfacer las necesidades de la sociedad lo esperable era que, un creciente porcentaje de esa producción estuviese en manos de la economía social y en manos del Estado y, relativamente un porcentaje menor en manos de esas empresas que operan con la lógica capitalista en maximizar el lucro, de maximizar la ganancia y la rentabilidad.

Resulta que cuando metemos el microscopio, nos damos cuenta que en estos años la economía más bien se hizo más capitalista. Es decir, el peso del sector privado, el peso del sector capitalista privado creció y crece incluso en momentos en los cuales el Estado está lanzando una intensiva para nacionalizar la Electricidad de Caracas, nacionalizar la Cantv, nacionalizar Sidor, la cementera, las redes de comercialización y distribución de alimentos como Éxito y como, paradójicamente el sector privado crece, el sector público también crece y el sector de la economía social también crece, pero crece a distintas velocidades y esta es la explicación del porque a pesar de todo esto la economía mercantil capitalista crece más, más rápido y es allí entonces un de los asuntos que tenemos que revisar para rectificar para poder lograr en los años que viene ese crecimiento económico, se dé sobre todo en los sectores de la economía social y en aquellos espacios que en donde por razones estratégicas se entienda que el Estado debe asumir el control.


Pero no es solamente que crece la economía capitalista, es que cuando uno analiza la distribución del ingreso, es que cuando uno analiza la distribución de la riqueza, es decir cómo se reparte el fruto del esfuerzo productivo entre los patronos, entre los trabajadores, entre el Estado, resulta que nos damos cuenta en esos años también la participación de los trabajadores en lugar de aumentar, se redujo. Y la participación del factor capital de los patronos en la distribución del ingreso en lugar de reducirse, aumentó.

Entonces bueno ¿cómo es esto? ¿Cómo es esto que una revolución que declara su carácter anti-imperialista, que declara su carácter anti-capitalista, que declara su carácter socialista, cómo explicar esto que la economía se haya hecho más capitalista? ¿Cómo explicar esto que en una Revolución que declara su carácter popular, que se cuadra al lado de los trabajadores, resulta que la explotación de los trabajadores se ha intensificado y se ha recrudecido?

Bueno, lo medular de la explicación es que toda esa gama de incentivos que les hablé al comienzo, el sector que mejor los aprovecha, que mejor los utiliza, es justamente ese sector capitalista económico. O sea, esa recuperación de la economía venezolana no se dio gracias a las fuerzas del mercado, o sea, no fueron las fuerzas ciegas del mercado, la mano invisible del mercado la que llevó las empresas a recuperarse, a reactivarse.

Esa economía se recupera gracias a todos esos incentivos que son aprovechados fundamentalmente como ya lo dije por el sector capitalista, por ese sector mercantil. Todos los sectores crecen, solo que como dije antes crece a distinta velocidad.

El sector capitalista privado crece por el canal de 80, o sea, va a un ritmo de crecimiento impetuoso. El sector público que también crece, lo hace, pero lo hace por el canal de 40 y el sector de la economía social, débil, naciente, sin suficiente capacidad de tener accesos a esos incentivos, lidiando con todas la trabas burocráticas, lidiando además con unas condiciones y una reglas para tener acceso a los beneficios que favorecen más que todo a los más poderosos, que parece que fuera diseñados por ellos y en donde todavía queda mucho por cambiar, bueno crece pero lo hace por el hombrillo, y como he dicho muchas veces para ilustrar con una exageración pedagógica, o sea, lo hace con un caucho espichado.

Planteamientos

¿Qué hacer de ahora en adelante entonces para revertir esa situación? Porque si ya hemos reconocido que la causa que genera el desempleo, que genera la pobreza, que genera la exclusión social, es el gran compromiso que tiene la revolución bolivariana con su pueblo, si ya entendemos que es la lógica de la maquinaria capitalista lo que lo genera y, para poder erradicar entonces las causas estructurales que genera esos flagelos sociales lo que hay es que cambiar entonces la economía capitalista, el sistema capitalista, transformarla en un nuevo modelo productivo gobernado por otros principios de cooperación, de solidaridad, de complementación, de equidad, de sustentabilidad y de donde sabemos no es el propio mecanismo del mercado que más bien tiende a reproducir esa lógica del capital lo que va a cambiar sino que tiene que ser con una actuación del Estado, lo que no podemos seguir haciendo en los años que viene es, dirigiendo o concentrando buena parte de estos incentivos fiscales, arancelarios, cambiarios de compra gubernamentales para que los aproveche fundamentalmente nada más y nada menos que las empresas que generan esos flagelos que queremos corregir, porque sino lo que haremos es reproducir justamente el modelo que genera pobreza y exclusión.

Y por eso entonces es uno de los de los planteamientos que hemos venido haciendo desde el Centro Internacional Miranda, es justamente la necesidad de re-orientar, re-direccionar, esos incentivos a favor de esas empresas de la economía social, que en estos momentos aportan menos del 2% del Producto Interno Bruto. Es decir, cuando uno hace el análisis para ver qué porcentaje del calzado, de los alimentos, de las medicinas, los distintos bienes que necesita una familia resulta que apenas el 2% es lo que se produce en la economía social y un 70% sigue estando bajo el control del sistema capitalista, del sector mercantil. Por supuesto todos los problemas de presiones inflacionarias, de acaparamiento, de especulación seguirán reproduciéndose y multiplicándose mientras esa situación no cambie.

Entonces, en adelante una de las cosas que tiene que efectivamente revisarse es esa, lo que no quiere decir que en una economía donde el 70% de la producción está en manos del sector privado, quede excluido de esos incentivos porque tampoco se trata de un bandazo y sin haber creado la economía socialista, entonces apostar a la quiebra o al fracaso de esa otra economía. Tiene que ser muy bien administrado en esa transición solo que en adelante el acceso, el disfrute a esos incentivos por parte del sector capitalista privado tiene que darse sujeto al cumplimiento de unas condiciones, de unos compromisos por parte de ese sector, que recibe todo, que recibe unos créditos baratos del Bandes, del Banco Bicentenario, del Banco de Venezuela, a una tasa de interés que es menos de la mitad de lo que cobra la banca comercial, recibe dólares preferenciales a un precio que es la mitad de lo que dice el mercado, porque lo recibe a 4.30 pero si uno les pregunta cuánto cuesta un dólar, ¿Cuánto cuesta un dólar en el mercado? Nos van a decir 8, nos van a decir 10, y se les da sin embargo ese incentivo, participan en condiciones ventajosas en todas las contrataciones públicas en la construcción de obras, en las compras gubernamentales, reciben materia prima en condiciones favorables de Pequivén, de las empresas básicas de Pdvsa, sin que cumplan ningún compromiso con la construcción de ese modelo productivo o sin que cumplan ningún compromiso en la lucha contra la pobreza y la exclusión social.

En adelante entonces, el acceso a esos incentivos debería quedar condicionado al cumplimiento de una serie de objetivos y de metas muy concretas para erradicar la pobreza y la exclusión social. Yo creo que entonces ese es el gran reto, de la gran tarea que viene, para que efectivamente podamos ver como en un modelo productivo que durante muchos años o varios años seguirá siendo una economía mixta, con una presencia importante del sector privado y del sector público en la economía social, el sector que más crezca sea ese sector productivo y que esté en manos de los trabajadores, que esté en manos de las comunidades, en manos de los consumidores organizados, que sea capaz de generar una abundante oferta de bienes y servicios de altísima calidad, de precios muy solidarios para poder satisfacer nuestras necesidades.

Creemos que la Revolución ha avanzado en el plano social, hemos en corto tiempo logrado la mejora de importantes indicadores sociales que han sido reconocidos incluso por distintos organismos internacionales, ha habido una revolución política, porque en Venezuela el mapa político cambió, pero la gran asignatura pendiente que tenemos todavía es en materia económica, o sea, en materia económica la Revolución tiene que plantearse objetivos y metas mucho más claros porque una revolución política sin una revolución económica, una revolución social sin una revolución económica es una revolución insostenible, inviable en el mediano y largo plazo, por eso el gran reto de ahora en adelante y lo ratifico una vez más, es reorientar todos esos incentivos de políticas públicas en función de sector de la economía social, de la economía solidaria de la economía popular, de condicionar el acceso a esos incentivos por parte del sector privado al cumplimiento de los objetivos y metas muy concretas en la lucha contra la pobreza y la exclusión social. -

En defensa de las reservas internacionales

El errático comportamiento de las economías estadounidense y europea se refleja en el debilitamiento del dólar y el euro. Ante un mercado interno abatido por los estragos de la crisis, sus posibilidades de recuperación dependerán de la evolución de las exportaciones y no de la demanda agregada interna. Pero una moneda fuerte frena las ventas en el exterior. A los exportadores siempre les conviene una moneda devaluada, mientras que para los importadores un tipo de cambio sobrevaluado es lo mejor. Por eso, los gobiernos de esas potencias apuestan a la devaluación de sus propias monedas y exigen a China y otros países competidores que revalúen sus monedas.

La guerra entre los especuladores se ha exacerbado y los ataques contra el dólar y el euro erosionan la capacidad de estas monedas como reserva de valor, obligando a sustituirlas por otras divisas menos vulnerables. Especialistas coinciden en señalar que las nuevas turbinas de la economía mundial son los 5 países BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica y sugieren tomar posiciones de reservas internacionales en sus monedas. De hecho, un creciente porcentaje está denominado en la divisa de las economías más sólidas del BRICS, las cuales no dejan de crecer mientras las otras se desploman.

Los países del sur suelen tener parte de sus reservas en letras del tesoro estadounidense, por las cuales reciben un interés en torno al 1 %. Pero al solicitar préstamos a instituciones internacionales se ven obligados a pagar una tasa superior al 8%. Reciben poco por lo que se entregan pero entregan mucho por lo que reciben. Por eso surge el Banco del Sur, para que un porcentaje creciente de estas reservas sea depositado en él, a una tasa de interés mayor a la que pagan las letras del tesoro; pero a su vez, pagando por los préstamos una tasa menor a la que cobran los organismos financieros internacionales.

Venezuela mantiene reservas en torno a los $ 29.000 millones, de las cuales 18.000 están en oro. El resto está denominado en dólares, euros, derechos especiales de giro y otros instrumentos financieros depositados en bancos de Estados Unidos y de Europa. Y el oro, en lugar de estar en las bóvedas del BCV, está custodiado en otros países.

La declaración del carácter antiimperialista y socialista de la Revolución Bolivariana implica un riesgo político real que ya tuvo su primera manifestación en el intento fallido de la Exxon de embargar $ 12.000 millones en activos de PDVSA. Buena parte de las reservas internacionales de Libia, que ascienden a $ 200 mil millones, también fueron embargadas. Para un proceso asediado por el interés de las grandes corporaciones transnacionales de controlar la riqueza petrolera de Venezuela, la amenaza de embargo sobre las reservas internacionales tenía que ser conjurada.

La nacionalización del oro puede beneficiar al ciudadano común en la medida que pueda adquirir títulos emitidos por el BCV respaldados por oro. Estos se cotizarían en la Bolsa Pública y a través de un mercado secundario debidamente regulado se podrían transar según el precio del mercado, tal como se hace con la onza troy de oro. Esto ayudaría a recoger el exceso de liquidez que se destina a especular con dólares, euros, inmuebles, terrenos, vehículos y otros bienes y servicios. Asimismo, estimularía la repatriación de las colocaciones en dólares y euros que empresas, inversionistas y particulares mantienen en el exterior, contribuyendo así al fortalecimiento de la economía venezolana y del signo monetario nacional.

lunes, 15 de agosto de 2011

Hay que estimular la producción para derrotar la inflación

Texto completo de la entrevista concedida a la periodista
Patricia Rondón, publicada en PRIMICIA

1. ¿Cómo se podría definir la Ley de Costos y Precios Justos. Para qué servirá?

Parto de la buena voluntad que inspira el esfuerzo por aprobar esta Ley. Más allá de lo que está escrito en el objeto de la ley, la defino como un nuevo intento del gobierno para enfrentar las ganancias especulativas que ejercen una permanente presión alcista sobre los precios y anulan los incrementos salariales que anualmente se aprueban para favorecer la recuperación del poder adquisitivo de los trabajadores que viven de un ingreso fijo. Por supuesto, no pueden estar de acuerdo con esta ley quienes se acostumbraron a enriquecerse de la noche a la mañana, imponiendo altos precios que garantizaban márgenes de beneficios extraordinariamente superiores a la tasa de interés o de inflación, que deberían ser dos referencias para estimar un margen de ganancia razonable.

2. ¿Cómo incidirá su aplicación en la economía venezolana?

Dependerá de la eficiencia con la que se aplique. Si se aplica bien tendremos muy satisfechos a una inmensa mayoría de consumidores que viven de un ingreso fijo y encontrarán en el mercado una abundante oferta de bienes y servicios de buena calidad y precios solidarios. A su vez, los productores tendrán asegurado un margen razonable de ganancias y podrán seguir operando en un mercado con un creciente poder de compra. Pero esta ley debe ir acompañada de una revisión y rectificación de la política económica, particularmente de la sobrevaluación del tipo de cambio. El subsidio al dólar se traduce en un subsidio a las importaciones que desplazan la producción nacional. El uso de la política cambiaria como instrumento de política antiinflacionaria está agotado. Se otorgan dólares preferenciales pero el precio de venta las mercancías importadas se calcula con base al dólar del mercado paralelo.

3. Sin se aplica tal como está planteada hasta ahora ¿qué cambiará en el país dentro de un año?

Los empresarios exigen transparencia y reglas claras del juego, pero a la hora de poner sobre la mesa la información sobre sus costos de producción y márgenes de ganancia montan toda una alharaca. Si se aplica cómo está planteada el país sabrá lo que se importa con dólar preferencial y, por lo tanto, no se puede vender como si se importara al dólar del mercado paralelo. También habrá más transparencia en el conocimiento de la estructura de costos y en la formación de los precios. La ley es útil para enfrentar la especulación, pero la mejor estrategia antiinflacionaria es el crecimiento y desarrollo de un nuevo modelo productivo capaz de generar una abundante oferta de bienes y servicios de alta calidad y precios solidarios para sustituir importaciones y diversificar las exportaciones. Hay que estimular la producción nacional para derrotar la inflación.

4. ¿Cómo debe ser su reglamento, qué orientaciones debe tener?

El reglamento es clave para acordar los sistemas automatizados y confiables de recolección y análisis de la información, para establecer los mecanismos de toma de decisiones concertadas entre empresarios, consumidores y gobierno que eviten decisiones arbitrarias y discrecionales de la burocracia. Por eso debe dejar clara la frecuencia de revisión y ajuste de la estructura de costos y los criterios con base en los cuales se fijarán los precios. Del reglamento dependerá la flexibilidad, dinamismo y oportunidad con el que se aplique esta Ley.

5. ¿Esta ley generará escasez, inflación?

No necesariamente. La clave está en su aplicación dinámica y oportuna. Hay que entender que la fijación de precios se hará en los productos de consumo final, pero no sobre los precios de la fuerza de trabajo, materias primas, bienes intermedios, maquinarias y equipos. Si el precio de todos estos insumos que se requieren para producir aumenta de manera incesante, obviamente se incrementarán los costos y habrá que ajustar oportunamente los precios antes de que estos se queden por debajo de los costos de producción. Si se quedan anclados los precios de venta del bien de consumo final mientras los precios de los insumos no dejan de aumentar, se castigaría el margen de ganancias y hasta se generarían pérdidas. En tales condiciones, ni siquiera las empresas de la economía social podrían producir. Si esto se tiene claro por parte de los administradores de la ley y se actúa consciente y responsablemente, de manera flexible, dinámica y oportuna, no tienen porqué castigarse la producción, ni causar escasez, acaparamiento o especulación. Ese es el reto.

6. ¿Cómo incidirá en la competencia y en la eficiencia de las empresas?

No todos los productores tienen el mismo costo, hay unos muy competitivos y otros demasiado ineficientes. Estos últimos argumentarán que es injusto fijar el precio con base en los costos de los productores más competitivos. Pero si el precio de venta se fija con base en los altos costos de las empresas más ineficientes, entonces se castigará al consumidor y se facilitará la obtención de ganancias extraordinarias a los productores más competitivos que tienen los menores costos. Para que la Ley logre su objetivo de favorecer al consumidor los precios se deben fijar con base en los costos de los productores más eficientes y apoyar a través de incentivos de política tecnológica e industrial una mejora sostenida de la productividad, calidad y competitividad de los productores más débiles e ineficientes. Es muy importante promover la creación de miles de empresas de la economía social, sin fines de lucro pero sin vocación de pérdida, que compitan con las empresas mercantiles y las obliguen a bajar sus precios. En Venezuela es muy baja la densidad empresarial y por eso predominan las prácticas monopólicas y oligopólicas, no hay competencia, por el contrario se tiende a cartelizar los precios.

7. ¿Servirá esta ley para financiar el socialismo a través de recaudaciones o multas?

El socialismo venezolano es rentista. Es la inversión social de buena parte del ingreso petrolero lo que ha permitido mejorar en corto tiempo los indicadores sociales que miden la calidad de vida y grado de bienestar de la sociedad. Pero el socialismo venezolano debería ser más solidario y menos rentista. Quiero decir que debería financiarse con una mayor contribución de los sectores que más ingreso tienen, a favor de la población más vulnerable y excluida. Sin embargo, la presión fiscal en Venezuela sigue siendo muy baja y la evasión en el pago del ISR y otros impuestos y tasas le resta al fisco importantes ingresos. Aquí ni siquiera se cobra impuesto a los activos empresariales, no se cobra peaje en las autopistas, no se cobra impuesto indirecto a través de la gasolina que casi es regalada, ni se recauda el impuesto predial. Hasta el dólar se vende a mucho menos del precio que dice el mercado y con esto se subsidia a una burguesía importadora, se castiga al aparato productivo y se sacrifican importantes ingresos fiscales que se podrían recaudar si la divisa se vendiera al precio justo. El gasto público, los presupuestos de las gobernaciones y alcaldías se financian fundamentalmente con la renta petrolera. Lo que se puede recaudar por multas son migajas en comparación con la magnitud de la renta petrolera. Es falso que esta ley sea para financiar el socialismo.