lunes, 12 de enero de 2015

Caen los precios del petróleo: oportunidad para la industria nacional

Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
La caída de los precios del petróleo es al mismo tiempo una enorme oportunidad para relanzar la industrialización de la economía venezolana. Los problemas relacionados con la liquidación oportuna de divisas que restringen la capacidad de importación, deben ser vistos como una ocasión para relanzar el desarrollo industrial. En adelante, las necesidades básicas del consumo interno tendrán que ser cubiertas con productos nacionales, toda vez que no se cuenta ya con la abundante renta petrolera que propició la sobrevaluación de la tasa de cambio y entronizó una prolongada tendencia a comprarle al resto del mundo lo que bien pudiera producirse en Venezuela.

La caída de los precios del petróleo y la escasez de divisas plantea nuevamente el reto de industrializar la economía venezolana. Esta es la clave para transformar el capitalismo rentístico dependiente e importador en un nuevo modelo productivo soberano y exportador. En adelante, la política industrial debe ser un componente fundamental de la política económica orientada al logro de los objetivos de seguridad y soberanía alimentaria y productiva. Es la mejor manera de generar empleos verdaderamente productivos, cuya remuneración tenga como contrapartida la producción de una abundante oferta de bienes y servicios destinados a satisfacer las necesidades básicas y esenciales de la sociedad, sin romper el equilibrio que se debe preservar entre la oferta y la demanda para contribuir a estabilizar los precios.

El punto de partida radica en desalentar las importaciones para favorecer la producción nacional. Esto se logra a través de un tipo de cambio que exprese la verdadera productividad de la economía no petrolera, de una política arancelaria y tributaria que proteja el esfuerzo productivo nacional, y de una gama de incentivos fiscales y financieros para la inversión productiva y el fortalecimiento de las capacidades tecnológicas e innovativas.

Los países que han alcanzado un creciente grado de bienestar social han reconocido la importancia de la industria como fuerza motriz del desarrollo económico. En su proceso de transformación productiva, el crecimiento del sector manufacturero con frecuencia ha sido mayor que el crecimiento del PIB, convirtiéndose así en el sector dinamizador. Esto se concreta en un aumento del grado de industrialización, es decir, de la contribución de la industria a la conformación del PIB, en comparación con el aporte de los demás sectores económicos.
Según los indicadores internacionales, un país logra su grado de industrialización cuando el sector manufacturero aporta al menos el 20% del PIB. En Venezuela la industria contribuye con menos del 14%. Mientras la densidad industrial en Colombia es de 1,2 fábricas por cada mil habitantes, en México es 1,7 y en Argentina 1,9. En Venezuela apenas tenemos 0,25 industrias por cada mil habitantes. Aumentar la densidad industrial y su aporte al PIB es el gran reto que el país tiene plateado para superar los problemas de desabastecimiento, escasez, acaparamiento y especulación que tanto malestar generan en la población. Pero no hay que esperar a que reboten los precios del petróleo y se produzca un nuevo auge de la renta, toda vez que la abundancia de dólares es lo que ha estimulado la tendencia a importar y posponer la industrialización de la economía venezolana.

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