Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Despojado de “ideas obsoletas”, como las calificara el
propio Raúl Castro, el gobierno cubano despliega una intensa campaña
internacional para promover su nueva Ley de Inversiones Extranjeras y los
incentivos que ofrece la isla para atraer capitales que le permitan superar más
de medio siglo de bloqueo y auto-bloqueo económico. La Habana asume que la
posibilidad real de tener acceso a las fuentes de financiamiento, tecnologías,
asistencia técnica y mercados para sus productos está estrechamente vinculada a
los incentivos que sea capaz de ofrecer para atraer nuevas y crecientes
inversiones.
Promover inversiones extranjeras es la vía que ha
escogido el gobierno cubano para aumentar la producción y superar los crónicos
problemas de escasez y racionamiento que a lo largo de más de medio siglo han
azotado a su población. La vanguardia revolucionaria asume a la inversión extranjera
no como el invasor imperialista que
restaurará el capitalismo sino como un socio
estratégico en la actualización del modelo económico de la Revolución. Con
ese fin, ofrece incentivos fiscales, seguridad jurídica, servicios de calidad y
paz laboral en sus zonas especiales de desarrollo. Adicionalmente,
reforma y abre a la inversión extranjera la empresa estatal socialista, corrige
las distorsiones cambiarias y avanza en la unificación monetaria.
Lecciones para Venezuela
El 95% de
las divisas que entran a Venezuela son generadas por la factura petrolera de
Pdvsa. Pero con el colapso de los precios del petróleo este ingreso se desplomó
a la mitad y en adelante la oferta de divisas seguirá dependiendo de la
menguada renta petrolera y de la precaria disponibilidad del BCV, el cual ha
visto caer el nivel de reservas internacionales a su nivel más bajo en la
última década.
En este
contexto de restricciones de divisas, se perfilan nuevas oportunidades para
compensar la baja del ingreso petrolero. Difícilmente los inversionistas extranjeros
encuentren otro país con una tasa de cambio más favorable que la del Simadi, un
verdadero estímulo cambiario para hacer rendir sus divisas en moneda local. Con
incrementos de precios de 56% y 68 % en los últimos dos años, el anclaje
cambiario a 6,30 y 12 obligaba a los inversionistas extranjeros a traer más
divisas para poder cubrir los crecientes costos nacionales, y eso castigaba la
inversión. En adelante, obtendrán más
bolívares por cada dólar, lo cual va a disminuir la cantidad de divisas que
necesitan para cubrir los gastos domésticos.
Bajo un régimen de
cambios múltiples (Cencoex, Sicad, Simadi) un asunto que hay que
aclarar es la tasa de cambio a la cual los inversionistas extranjeros podrán repatriar los dividendos. Para las nuevas inversiones sería Simadi,
pero si esta tasa se aplica a los dividendos pendientes de inversiones
anteriores, las pérdidas cambiarias serían considerables, toda vez que al
entrar al país convirtieron sus divisas a tasa Cadivi-Cencoex, mientras que
para salir o remitir dividendos tendrían que comprar las divisas a la tasa
Simadi, 30 veces más caras. Y ante tal falta de claridad e inseguridad
cambiaria nadie va a invertir en Venezuela. Por eso Cuba corrige
las distorsiones cambiarias y avanza en la unificación monetaria.
Siendo la
tasa de cambio una relación entre dos monedas -en este caso del bolívar frente
al dólar-, a medida que aumente la oferta de divisas privadas, la tasa Simadi tenderá
a bajar y estabilizarse en torno a la tasa de cambio implícita que surge de dividir
la liquidez monetaria entre las reservas internacionales (LM2/RI), que está en
torno a 100 Bs/$, la mitad de la tasa Simadi y apenas un 25 % del umbral al que
ha llegado el dólar paralelo. Esto dependerá en gran medida de que el gobierno
corrija el déficit fiscal y elimine su financiamiento monetario a través de desmesuradas
emisiones de dinero sin respaldo. Adicionalmente, para aliviar las presiones
sobre el mercado cambiario de quienes no quieren ahorrar en bolívares que se
derriten bajo el fuego de la inflación, se requiere aumentar las tasas de interés
para estimular el ahorro y evitar que este torrente de bolívares se desplace a
la especulación cambiaria.
La tasa Simadi constituye un poderoso incentivo que
mejorará sustancialmente el flujo de caja en bolívares de los actuales inversionistas
extranjeros. Sin
embargo, este incentivo cambiario es necesario más no suficiente. La inversión
no fluirá en la escala que el país necesita mientras no se logre estabilidad
macroeconómica, seguridad jurídica, transparencia y flexibilidad en los
controles, paz laboral, así como disponibilidad de insumos básicos,
infraestructura y servicios de calidad para la inversión productiva. Hasta Cuba
lo ha reconocido en su nueva Ley de Inversión Extranjera.
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