viernes, 31 de julio de 2015

¿Por qué Cuba promueve la inversión extranjera?

Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias

Despojado de “ideas obsoletas”, como las calificara el propio Raúl Castro, el gobierno cubano despliega una intensa campaña internacional para promover su nueva Ley de Inversiones Extranjeras y los incentivos que ofrece la isla para atraer capitales que le permitan superar más de medio siglo de bloqueo y auto-bloqueo económico. La Habana asume que la posibilidad real de tener acceso a las fuentes de financiamiento, tecnologías, asistencia técnica y mercados para sus productos está estrechamente vinculada a los incentivos que sea capaz de ofrecer para atraer nuevas y crecientes inversiones.

Promover inversiones extranjeras es la vía que ha escogido el gobierno cubano para aumentar la producción y superar los crónicos problemas de escasez y racionamiento que a lo largo de más de medio siglo han azotado a su población. La vanguardia revolucionaria asume a la inversión extranjera no como el invasor imperialista que restaurará el capitalismo sino como un socio estratégico en la actualización del modelo económico de la Revolución. Con ese fin, ofrece incentivos fiscales, seguridad jurídica, servicios de calidad y paz laboral en sus zonas especiales de desarrollo. Adicionalmente, reforma y abre a la inversión extranjera la empresa estatal socialista, corrige las distorsiones cambiarias y avanza en la unificación monetaria.

Lecciones para Venezuela

El 95% de las divisas que entran a Venezuela son generadas por la factura petrolera de Pdvsa. Pero con el colapso de los precios del petróleo este ingreso se desplomó a la mitad y en adelante la oferta de divisas seguirá dependiendo de la menguada renta petrolera y de la precaria disponibilidad del BCV, el cual ha visto caer el nivel de reservas internacionales a su nivel más bajo en la última década.

En este contexto de restricciones de divisas, se perfilan nuevas oportunidades para compensar la baja del ingreso petrolero. Difícilmente los inversionistas extranjeros encuentren otro país con una tasa de cambio más favorable que la del Simadi, un verdadero estímulo cambiario para hacer rendir sus divisas en moneda local. Con incrementos de precios de 56% y 68 % en los últimos dos años, el anclaje cambiario a 6,30 y 12 obligaba a los inversionistas extranjeros a traer más divisas para poder cubrir los crecientes costos nacionales, y eso castigaba la inversión. En adelante, obtendrán más bolívares por cada dólar, lo cual va a disminuir la cantidad de divisas que necesitan para cubrir los gastos domésticos.

Bajo un régimen de cambios múltiples (Cencoex, Sicad, Simadi) un asunto que hay que aclarar es la tasa de cambio a la cual los inversionistas extranjeros podrán repatriar los dividendos. Para las nuevas inversiones sería Simadi, pero si esta tasa se aplica a los dividendos pendientes de inversiones anteriores, las pérdidas cambiarias serían considerables, toda vez que al entrar al país convirtieron sus divisas a tasa Cadivi-Cencoex, mientras que para salir o remitir dividendos tendrían que comprar las divisas a la tasa Simadi, 30 veces más caras. Y ante tal falta de claridad e inseguridad cambiaria nadie va a invertir en Venezuela. Por eso Cuba corrige las distorsiones cambiarias y avanza en la unificación monetaria.

Siendo la tasa de cambio una relación entre dos monedas -en este caso del bolívar frente al dólar-, a medida que aumente la oferta de divisas privadas, la tasa Simadi tenderá a bajar y estabilizarse en torno a la tasa de cambio implícita que surge de dividir la liquidez monetaria entre las reservas internacionales (LM2/RI), que está en torno a 100 Bs/$, la mitad de la tasa Simadi y apenas un 25 % del umbral al que ha llegado el dólar paralelo. Esto dependerá en gran medida de que el gobierno corrija el déficit fiscal y elimine su financiamiento monetario a través de desmesuradas emisiones de dinero sin respaldo. Adicionalmente, para aliviar las presiones sobre el mercado cambiario de quienes no quieren ahorrar en bolívares que se derriten bajo el fuego de la inflación, se requiere aumentar las tasas de interés para estimular el ahorro y evitar que este torrente de bolívares se desplace a la especulación cambiaria.

La tasa Simadi constituye un poderoso incentivo que mejorará sustancialmente el flujo de caja en bolívares de los actuales inversionistas extranjeros. Sin embargo, este incentivo cambiario es necesario más no suficiente. La inversión no fluirá en la escala que el país necesita mientras no se logre estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica, transparencia y flexibilidad en los controles, paz laboral, así como disponibilidad de insumos básicos, infraestructura y servicios de calidad para la inversión productiva. Hasta Cuba lo ha reconocido en su nueva Ley de Inversión Extranjera.

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