Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Si con el
petróleo a 90 $/b en Venezuela ha habido escasez de divisas, al caer a menos de
60 $/b -que es el precio estimado en el Presupuestado 2015- los problemas de desabastecimiento,
escasez, acaparamiento y especulación se agravarán. Para evitar un creciente
malestar social en un año electoral, el gobierno tendrá que adecuar los
acuerdos de cooperación energética a las nuevas restricciones presupuestarias. Ante
tal escenario, Cuba podría dejar de recibir 100 mil barriles diarios de
petróleo y esto tendría un impacto semejante al que sufrió la isla en 1991, cuando
colapsó el bloque socialista y dejó de recibir el 100% del petróleo que le
enviaba la URSS.
Sin energía
el descalabro de la economía cubana fue inevitable y engendró una severa crisis
social que se expresó en el éxodo de miles de cubanos en pequeñas balsas
artesanales que con frecuencia naufragaban en las aguas del Mar Caribe. Una
crisis semejante es la que ahora el gobierno de Raúl Castro quiere evitar. Al revisar los convenios de cooperación energética, Cuba recibirá un volumen
decreciente de petróleo y esto gradualmente se traducirá en menos médicos y
técnicos, que es lo que a cambio envía Cuba a Venezuela.
Al anunciar
la decisión, Obama reconoció que el empeño por aislar a Cuba durante más de 50
años, lejos de doblegar la Revolución, estimuló la solidaridad con el pueblo
cubano y la condena de los EE.UU. en la ONU. A medida que se desmonte el Bloqueo,
el gobierno cubano no podrá justificar los errores de las políticas internas. Por
esta razón, Cuba acelera la modernización de su modelo económico. El parlamento
cubano aprobó un nuevo marco legal para la inversión extranjera y los ministros
del gobierno han desplegado una intensa actividad por países de Europa y Asia
para promover las nuevas oportunidades de inversión. Esto también ha influido
en la decisión de los EE.UU. que -para no terminar desplazados por las inversiones
europeas o asiáticas- han dado el paso de normalizar las relaciones
diplomáticas y propiciar un mayor flujo de inversiones para aprovechar las oportunidades
que la isla ofrece en la extracción de níquel, energía, infraestructura y
turismo.
Como el reinicio de las relaciones diplomáticas automáticamente
no significa el fin del bloqueo, el cual es un mandato de las leyes Torricelli
y Helms-Burton que solo pueden ser derogadas por el Congreso, Obama
profundizará las negociaciones con los republicanos que controlan la mayoría parlamentaria
para levantar las sanciones contra Cuba, a cambio de sanciones más severas
contra Venezuela. Al fracaso de la diplomacia estadounidense de evitar las
reiteradas condenas al Bloqueo, se suma también la preocupación de Washington
por la influencia que Venezuela ha ejercido en la integración latinoamericana a
través de la palanca petrolera. Ahora que los precios del petróleo se han
desplomado y Venezuela no podrá mantener al mismo nivel los convenios de
cooperación energética, el gobierno de los EE.UU. se propone neutralizar la
"petro-diplomacia bolivariana" y su gran influencia sobre los países que
forman parte de PetroCaribe, el Alba, Unasur y la Celac.
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