Víctor Álvarez R. / @victoralvarezr
La Embajada de los EEUU en Venezuela posteó que: “El alivio para
los sectores de petróleo y gas venezolano se renovará en abril sólo si los representantes
de Maduro cumplen con sus compromisos”. La oposición pide elecciones libres y el gobierno pide
elecciones libres de sanciones. Si después del 18 de abril se reimponen las
sanciones se darán más excusas para no mejorar las condiciones electorales.
La Administración Biden ha dicho que “el enfoque estadounidense
es en un proceso que restaure la democracia y no en un candidato particular”.
Si la inscripción de MCM como candidata presidencial deja de ser un punto de
honor para la Plataforma Unitaria y para EEUU, crece la posibilidad de celebrar
las elecciones presidenciales en unas condiciones aceptables, cuyo resultado
pueda ser reconocido nacional e internacionalmente.
Los días más difíciles del aislamiento internacional han pasado. El gobierno
encontró nuevos aliados que lo ayudarán a resistir un escalamiento de las
sanciones. Lograr unas elecciones competitivas obliga a pensar en medidas más
efectivas. La estrategia no puede ser la del garrote. Al contrario, tiene que
ofrecer más y mejores incentivos para mejorar las condiciones electorales, a
fin de realizar unos comicios a tono con los estándares internacionales.
Flexibilizar sanciones aleja a Venezuela de los rivales geopolíticos de EEUU
La flexibilización de las sanciones
reflejó un cambio de la política exterior de EEUU con respecto a Venezuela. La
LG 44 no autoriza operaciones con empresas mixtas en las que están involucradas
personas naturales o jurídicas localizadas en la Federación Rusa. Pero con la reimposición de las sanciones, Venezuela será
lanzada nuevamente a los brazos de los enemigos geopolíticos de EEUU, quienes
le ofrecen no dejarlo solo porque los mueve el interés de ocupar y asumir el
control de los espacios vacíos que dejan los EEUU y la UE. Rusia, China,
Turquía e Irán celebran la reimposición de las sanciones porque les permite
ampliar su presencia en la explotación y comercialización del petróleo, gas,
oro y minerales venezolanos.
Un elemento clave que pesa sobre la decisión
de la Administración Biden es alejar a sus rivales geopolíticos de la industria
petrolera venezolana. Biden puede argumentar ante sus
electores que -al prorrogar las licencias a Venezuela-, aleja las amenazas
chinas, rusa e iraní del hemisferio, y así asegurar para Occidente el
suministro del petróleo y gas venezolanos que se destina a los mercados
asiáticos.
Si la revisión
anunciada por el Departamento de Estado encuentra en la mejora de las
condiciones electorales los contrapesos necesarios a la inhabilitación de
MCM, EEUU seguirá comprando el petróleo
venezolano a precios de mercado y así el gobierno no necesitará los auxilios
financieros de Rusia, China, Irán o Turquía. Esta es una ganancia geopolítica que puede
compensar ampliamente los costos de cualquier déficit en la mejora de las
condiciones electorales en Venezuela, incluyendo la inhabilitación de MCM y el
impedimento a la inscripción de su sustituta, Corina Yoris. Del balance que EEUU haga entre el
cumplimiento de los acuerdos político-electorales firmados en Barbados y su
interés de recuperar el suministro del petróleo venezolano en un mercado
signado por la incertidumbre que genera las guerras en Ucrania y el Medio
Oriente, dependerá la decisión que tome.
En un escenario
bélico crece importancia estratégica del petróleo venezolano
Las guerras en Ucrania y el
Medio Oriente, y la amenaza de un escalamiento del conflicto debido a los
ataques de Irán contra Israel, ubican nuevamente a Venezuela como un proveedor
clave de petróleo. En este contexto, mantener las licencias ayudará a levantar
la producción petrolera nacional con destino al mercado estadounidense. Por el
contrario, la reimposición de las sanciones terminará de lanzar a Venezuela a
los brazos de los rivales geopolíticos de EEUU, con una mayor presencia de
Rusia, Irán y China en la industria petrolera venezolana.
EEUU tiene entre sus prioridades la seguridad energética y esto lo puede
lograr si permite la participación de compañías americanas en el negocio
gasífero y petrolero venezolano. Cuando los precios del petróleo suben, EEUU se
ve obligado a consumir buena parte de sus reservas estratégicas, las cuales
debe reponer cuánto antes. A EEUU le interesa mantener los mercados energéticos bien abastecidos
y
prolongar las
licencias a las compañías estadounidenses y europeas, aunque se las reimponga a
Pdvsa, será la decisión que seguramente tomará la Administración Biden. Los yacimientos de Venezuela están fuera de la zona
de guerra, y representan una fuente cercana y confiable de hidrocarburos, en
comparación con el riesgo e inestabilidad de países involucrados en los
conflictos bélicos.
Venezuela, Irán, Irak, Libia, Kuwait y Arabia Saudita concentran cerca del
80% de las reservas mundiales, pero solo aportan el 25% de la producción
global. En el mediano y largo plazo, entre el 8-10% de la oferta fósil recaerá
sobre Venezuela, único país cercano a EEUU con potencial para elevar su
producción sustancialmente. En los próximos años, EEUU necesitará a Venezuela y
eso requiere crear las condiciones para recuperar el nivel de producción, desde
los actuales 800 mil barriles de petróleo diarios (MBPD) a 3 millones (MMBPD).
A un ritmo de 200 MBDP adicionales cada año, aumentar 2 MMBPD hasta llegar a 3
MMBPD llevará al menos 10 años de inversión sostenida. Y esto pasa por mantener
las licencias y terminar de eliminar definitivamente las sanciones.
Ante
una escalada de la guerra en Ucrania y Medio Oriente que pueda llevar el precio
del petróleo a 100 $/b con su impacto en el precio de los combustibles y la
energía, para evitar el costo electoral en las Presidenciales de Noviembre, la
Administración Biden está emplazada a tomar las decisiones que le aseguren un
suministro confiable y oportuno de petróleo.
A Maduro le interesa que -en caso de ganar las elecciones debido a la
división y abstención de la oposición-, su triunfo suyo sea reconocido por la
Casa Blanca y se levanten definitivamente las sanciones. Se moverá sin traspasar
la línea roja para que las presidenciales del 28 de julio, aunque reciban
algunos cuestionamientos, sean reconocidas por EEUU. A Maduro le conviene más
un Biden reelecto que un Trump de vuelta, quien seguramente no lo reconocería
como presidente de Venezuela.
En la campaña electoral de EEUU, el tema migratorio es muy sensible y
puede resultar decisivo. La flexibilización de las sanciones contribuirá a
mejorar las condiciones económicas y sociales del país, lo cual aliviaría la
incesante migración venezolana que genera problemas internos en los EEUU. Con
la prórroga de las licencias a las petroleras estadounidense, Biden podrá
capitalizar electoralmente el mérito de haber resuelto el conflicto venezolano,
recuperado para el mercado estadounidense el petróleo que Pdvsa vende en los
mercados asiáticos, mostrar avances en la solución del problema migratorio, y
haber alejado la amenaza rusa, china e iraní del hemisferio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario