POR: Víctor Álvarez R.
Escuche el análisis completo en el nuevo podcast de #PedagogíaEconómica: https://t1p.de/kyjy8
Como viene ocurriendo
desde hace casi 50 años, cada conflicto bélico suele impactar los precios del
petróleo y esto es precisamente lo que acaba de ocurrir. Nuevamente la
siniestra fortuna de los países de la OPEP se hace presente. La invasión de
Rusia a Ucrania disparó los precios de los crudos e inunda de petrodólares a
los países exportadores.
EEUU anunció sanciones al petróleo y gas rusos, pero
esta medida puede resultar contraproducente para sus propios habitantes y
aliados. Debido al peso específico de Rusia en el mercado energético mundial,
cualquier alteración de la oferta rusa inevitablemente se reflejará en los
precios. Rusia es la sexta reserva mundial de petróleo y la primera de gas
natural. Junto a Arabia Saudita y EEUU son los mayores productores de crudo. Es
el segundo mayor exportador de petróleo y surte a UE, China y EEUU. Es el
segundo mayor productor de gas y el máximo exportador.
La disminución de los
suministros de Rusia ya está generando un gran impacto en los precios que
rondan los 130 $/b. Estimaciones conservadoras proyectan en el corto plazo un
incremento del crudo marcador Brent a 150 $/b. Si se endurecen y prolongan las
sanciones, las proyecciones pueden superar el umbral de 200 $/b.
¿Podrá Venezuela aprovechar el alza de los precios del petróleo?
Según la OPEP, la
producción de PDVSA está por debajo de los 800 mil barriles diarios. Los
yacimientos están muy deteriorados y ni el Gobierno ni PDVSA tienen suficientes
recursos para repotenciar la industria petrolera. Mientras se mantengan las
sanciones, será sencillamente imposible atraer las inversiones privadas que se
necesitan para aumentar la extracción de crudos y aprovechar la actual
tendencia alcista de los precios del petróleo.
Recordemos que la Orden
Ejecutiva 13.884 prohíbe a las compañías e inversionistas con intereses en EEUU
hacer negocios con PDVSA. Esta medida restringe el acceso del gobierno
venezolano al sistema financiero internacional y bloquea las propiedades e
intereses del Estado venezolano en territorio de EEUU. El castigo se extiende a
personas y empresas privadas que violen o intenten violar las prohibiciones
incluidas en esta Orden. Al no poder distinguir claramente la naturaleza
pública o privada de sus clientes, las compañías extranjeras y banca
internacional temen ser víctimas de las sanciones y por eso deciden unilateralmente
interrumpir sus negocios con personas y empresas de origen venezolano.
El costo electoral de las sanciones a Rusia
La Administración Biden
prohibió las importaciones de petróleo ruso, equivalentes a 670 mil BPD. Los suministros de
energía rusa están en riesgo y sin un rápido sustituto esto tendría un grave impacto en la generación de
electricidad, trasporte terrestre y aéreo, y en la actividad económica en
general, lo cual podría generar
un alto costo político electoral a la Administración Biden y al partido
Demócrata en las próximas elecciones. Por eso, una misión de alto
nivel de Biden se reunió con Nicolás Maduro y planteó la posibilidad de
flexibilizar las sanciones a cambio de que Venezuela suministre el petróleo que
EEUU dejará de comprar a Rusia.
Chevron
ha hecho mucho lobby ante el Departamento del Tesoro para que se le permita
seguir operando en Venezuela y sería el primer beneficiario de este acuerdo al recuperar
la extracción de crudos y reanudar las exportaciones de petróleo venezolano a
sus propias refinerías, reemplazando el petróleo ruso. Otras refinerías en EEUU
como Valero Energy, Citgo Petroleum y PBF Energy también podrían volver a
utilizar crudos venezolanos.
Canje de sanciones por compromiso de no instalar bases militares rusas
Cuando
la diplomacia es desplazada por el lenguaje de la guerra, las partes en
conflicto exigen apoyo incondicional. Quien vacilé queda bajo sospecha. De la
solidaridad de Maduro con Putin solo puede esperarse un endurecimiento de las
sanciones financieras y comerciales de EEUU contra Venezuela.
Este
escenario haría más difícil la recuperación de Pdvsa y la reactivación de la
economía nacional, a menos que se avance en un acuerdo entre la Casa Blanca y
Miraflores para levantar las sanciones a cambio de proveer a EEUU de petróleo
venezolano y evitar así que se disparen los precios de la energía y los
combustibles, cuestión que generaría un alto costo político electoral a la
Administración Biden y al Partido Demócrata en las próximas elecciones.
Con
las sanciones a Rusia, se empieza a agotar la bombona de oxígeno financiero del
Kremlin a Miraflores. Incluso, los fondos de Venezuela pueden quedar
retenidos en los bancos rusos que han sido sancionados y ya no podrán hacer
pagos o transferencias a través del sistema SWIFT. Un canje de levantamiento de
sanciones a cambio de suministro seguro de petróleo venezolano le permitiría a
Biden alejar a Maduro de su alianza con Putin.
En este contexto, la
empresa privada venezolana, las organizaciones humanitarias y de derechos
humanos, y la opinión pública en general pueden asumir un papel más activo y
protagónico para erradicar los daños colaterales e impactos no deseados que les
han generado la sobreaplicación de las sanciones económicas. De cara a la
solución pacífica del conflicto venezolano, estos actores no gubernamentales
pueden plantear a la Casa Blanca un compromiso de nunca más plantear que todas
las opciones están sobre la mesa –incluida la intervención militar- a cambio
del compromiso de Miraflores de no autorizar ejercicios militares con tropas
rusas en el territorio nacional, espacio aéreo ni aguas territoriales, ni mucho
menos la instalación de bases militares rusas.
Un acuerdo de esta
naturaleza conjurará el riesgo de convertir a Venezuela en un espacio del minado
tablero geopolítico entre Rusia y EEUU. Escuche el análisis completo en el
nuevo podcast de #PedagogíaEconómica: https://t1p.de/kyjy8
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