Víctor Álvarez R.
Los malos candidatos
representan una amenaza para recuperar la confianza en la institución del voto.
Quienes quieran movilizar y capitalizar electoralmente el malestar nacional no
pueden ser figuras desprestigiadas, con malos antecedentes, ni personas
arrogantes, soberbias y prepotentes, poseídas por revanchismos y afanes de
venganza. Por el contrario, debe contar con la fortaleza de la humildad para
poder escuchar y canalizar las diferentes alternativas y propuestas para sacar
al país de la crisis.
Los malos candidatos no
motivan a nadie ni contribuyen a superar la abstención. Para vencer la apatía
electoral, hay que postular buenos candidatos con un programa de gobierno
sensato y viable que revitalice la esperanza, motive y movilice al
elector.
En la
Sección Primera del Capítulo II de la Constitución Nacional se establece que el
Presidente o Presidenta de la República debe reunir, entre otras tantas, al menos las siguientes cualidades:
Ser Jefe
de Estado: Lo que quiere decir que debe tener
la convicción y voluntad de unir al país en torno a un proyecto común que
interprete el clamor nacional, y ser capaz de gobernar sin sectarismos para todos los venezolanos
y no solo para quienes votaron por él. En vez de seguir removiendo odios y
afanes de venganzas, debe ser un promotor del reencuentro y la reconciliación de un país
extenuado por la larga y destructiva confrontación entre el gobierno y la
oposición.
Ser Jefe
de Gobierno: como puede nombrar y remover a
los funcionarios que le permiten la Constitución y las leyes, debe ser
capaz de escoger a los mejores talentos del país, independientemente de su
filiación política, que estén dispuestos a comprometerse con el Proyecto
Nacional, complementando sus conocimientos y capacidades en un equipo de alto
desempeño que comprenda la complejidad de la problemática nacional y tenga
clara las acciones que se deben ejecutar para superar los problemas que
castigan a las familias, empresas e instituciones venezolanas.
Ser Comandante en Jefe de la
Fuerza Armada: Para lo cual debe contar con ascendencia
ética y moral, liderazgo político y apoyo popular. Debe inspirar respeto,
reconocimiento, respaldo y tener claro el papel que le corresponde cumplir a la Fuerza
Armada Nacional Bolivariana (FANB) en el proceso de transición, dado el alto grado
de poder económico acumulado e identificación política con el chavismo. Debe
ofrecerle incentivos a la institución armada para que garantice el respeto al
resultado electoral y respalde la alternabilidad en el mando político.
Ser Jefe
de la Hacienda Pública: Debe
ser capaz de administrar con transparencia y probidad las finanzas públicas,
recuperar la industria petrolera para generar las divisas e ingresos fiscales
que la reconstrucción nacional necesita, y construir un nuevo acuerdo nacional a
fin de rentabilizar las reservas petroleras a través de la creación de fondos
para ahorrar e invertir la renta, cuyos rendimientos serán utilizados como
fuente de recursos complementarios del Presupuesto Nacional.
Formular y dirigir el Plan de Desarrollo Nacional: en
función de corregir los desequilibrios macroeconómicos que contraen la
actividad económica y generan inflación, crear un clima de seguridad jurídica y
confianza para estimular la inversión productiva, generadora de empleo estable
y bien remunerado que contribuya a recuperar el poder adquisitivo de los
hogares y encauzar al país por la senda de la paz política y la prosperidad
económica.
Los electores no se
sienten estimulados a votar cuando escuchan el torneo de insultos entre los
dirigentes políticos que siguen hundidos en una destructiva diatriba que no los
conecta con las necesidades del elector. Los candidatos del país descontento
tienen que ser reconocidos luchadores, distinguidos ciudadanos, de buena
trayectoria, con autoridad política y moral, capaces de generar un amplio
respaldo y animar a votar.
Venezuela
se juega su estabilidad y prosperidad en el próximo ciclo electoral en el que
se escogerá al Presidente de la República, diputados a la Asamblea Nacional,
gobernadores, alcaldes, diputados regionales y concejales. Los ciudadanos
venezolanos debemos estar conscientes del enorme poder de cambio y
transformación que juntos podemos lograr si ejercemos masivamente nuestros
derechos civiles y políticos de votar y votar bien.
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