Víctor Álvarez R. / Pedagogía Electoral
Ante el cuestionado resultado electoral en las
Presidenciales del 28 de julio, nuevamente se escuchan las consignas
abstencionistas que plantean que “en Venezuela se
vota, pero no se elige”, que “dictadura no cae con votos”, que “participar en
las próximas elecciones es convalidar la farsa electoral del régimen”.
Los abstencionistas alegan que no pueden
participar porque sus candidatos están inhabilitados, presos o en el exilio.
Pero cuando les quitan la inhabilitación y deciden participar, entonces los consideran alacranes y traidores. Los electores no se sienten estimulados a votar cuando escuchan este torneo
de insultos entre la dirigencia política que les impide a conectarse con las
necesidades reales de la gente.
Un sector de la oposición decidió llamar a la
abstención y el otro decidió participar, pero se presentó dividido, con dos y
tres candidatos para cada cargo en disputa. Una vez más, el país descontento no contará con
candidaturas únicas y unitarias. Y así, la abstención y
división de la oposición nuevamente pueden convertir en mayoría a la minoría
oficialista.
Ciertamente, los malos candidatos representan una
amenaza para recuperar la confianza en la institución del voto. Quienes aspiren
a capitalizar electoralmente el malestar nacional no pueden ser figuras
desprestigiadas, con malos antecedentes, ni personas arrogantes y prepotentes,
poseídas por revanchismos y afanes de venganza. Los malos candidatos no motivan
a nadie ni contribuyen a superar la abstención.
Pero si dedicamos un poco de tiempo a revisar las postulaciones,
encontraremos buenos candidatos, reconocidos luchadores sociales, con autoridad
ética y moral, que han dedicado buena parte de su vida a la organización y participación ciudadana en iniciativas
de reencuentro y reconciliación nacional, impulsadas de abajo hacia arriba, para
recuperar espacios de resistencia y lucha institucional en los diferentes estados y municipios del país.
Claro que hay buenos candidatos que merecen nuestro
voto. Como electores, interesados en mejorar las condiciones de vida, tenemos
que votar y votar bien. Por eso hay que identificar y hacer
campaña por los buenos candidatos, aquellos de destacada trayectoria que tengan
ideas claras y motiven a votar.
¡El voto tiene que ser consciente, el voto tiene
que ser inteligente!
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