Por:Víctor Álvarez R.
Premio
Nacional de Ciencias
Estimados embajadores
de la Unión Europea y la Cruz Roja Internacional: como ustedes habrán
podido observar, en Venezuela las élites políticas apuestan a exterminarse, al
todo o nada. Extremistas de ambos lados esperan la gran batalla
final en la que aspiran vencer e imponer a su adversario una rendición
humillante e incondicional. Con su obstinada actitud, pueden desencadenar una ola de
violencia con su espiral de odio y afán de venganza que luego resulta muy
difícil sofocar.
De la emergencia humanitaria a la
catástrofe humanitaria
El
23 de febrero es una fecha crítica. El Gobierno
de Nicolás Maduro no acepta la ayuda humanitaria y ha dado órdenes para no
dejarla pasar. Su ingreso puede tener efectos totalmente contraproducentes. ¿Cómo reaccionará la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) cuando la
operación entre a territorio venezolano? ¿Reprimirán o apoyarán? ¿Se mantendrán
leales a Maduro o cerrarán filas con Guaidó? ¿Fijarán posición como una sola
Fuerza o se producirán escisiones en sus diferentes componentes? ¿Respaldará el
pueblo la operación?
En las fronteras con Colombia y Brasil se conforma
un ejército paralelo integrado por mercenarios, paramilitares y desertores de
la FANB, el cual tendría la misión de emplazar a los soldados a dejar pasar la caravana. ¿Y si la FANB se niega?
¿Qué ocurrirá? ¿Si finalmente los militares se voltean esto garantiza un país
pacificado? En
Venezuela hay centenares de colectivos armados y grupos paramilitares, además
de las facciones del ELN y disidentes de las FARC que operan en territorio
nacional. ¿Cómo responderán los colectivos armados? ¿Se
convertirán en una fuerza subversiva capaz de desestabilizar al nuevo Gobierno?
La
ayuda humanitaria no puede ser un pretexto para forzar una confrontación con la
FANB. Si la operación pisa suelo venezolano sin estar previamente convenida con
el Gobierno de Maduro, su ingreso sería un acto muy temerario, una provocación
extrema al régimen. Si la FANB reprime su ingreso, esta acción serviría para
justificar ante la opinión pública internacional una posterior invasión
militar.
Pero
ésta invasión puede no ser tan quirúrgica como se ha dicho. Los excesos que se
cometan llevarían al país a una situación cada vez más violenta, al extremo de desembocar en una guerra civil que nos lleve de la emergencia
humanitaria a una verdadera catástrofe humanitaria. La migración por razones
económicas sería ampliamente superada por la diáspora de venezolanos que
huirían masivamente del horror de la violencia y de la guerra.
Tensar el conflicto interno con una operación de ayuda
humanitaria significa un temerario reto para un Gobierno acorralado que no va a
reaccionar con inteligencia y lucidez y puede reprimir salvajemente como ya ha
demostrado que puede hacerlo. Mientras la única
opción que se le ofrezca a Maduro sea que escoja el país donde se quiere
exiliar o la cárcel de Guantánamo donde pagará condena perpetua, optará por
mantenerse al borde de guerra. Ante esa alternativa, preferirá la narrativa de
una invasión extranjera que lo convierta en “mártir de una agresión
imperialista”. Si a Maduro y al alto mando militar no se le ofrece una salida
aceptable y viable, una cruenta confrontación puede estallar.
Pero esto no
significa impunidad. La transición pacífica implica coexistencia entre lo viejo
y lo nuevo y esto pasa por hacer unas concesiones temporales a la élite
gobernante para que se abra a un Gobierno de Coalición en el que no serán
perseguidos. Una vez reinstitucionalizados los poderes públicos, entre ellos el
TSJ y todo el Poder Judicial, la justicia será activada para que ningún delito
quede impune. Esta espera siempre será menos traumática para la sociedad que el
costo en vidas humanas, heridos, desaparecidos, desplazados y refugiados que
suelen dejan como saldo los escenarios de violencia prolongada y guerra.
Estimados embajadores
de la Unión Europea y Cruz Roja Internacional, hay que
insistir en una solución política para que el país quede pacificado y pueda
recuperar rápidamente su gobernabilidad. La gran tarea de la mediación
internacional es impedir que la obstinación de las élites políticas que
apuestan a exterminarse desemboque en una guerra civil que ahogue en sangre la
esperanza de un pueblo y ponga en peligro la integridad del Estado-Nación.
La alternativa de un Gobierno de
Coalición
La solución a la crisis de gobernabilidad en
Venezuela no es “quítate tú para ponerme yo”, sino la coexistencia pacífica y
la cohabitación en un mismo Gobierno de las fuerzas ahora en pugna. En ese Gobierno de
Coalición no podrían estar Maduro ni su camarilla, ni tampoco sería un chavista
quien lo presida. Eso es políticamente y psicológicamente inviable porque la
mayoría del país no quiere a Maduro y no aceptaría su presencia en un Gobierno
de Coalición. Además, el país no está dividido en dos partes iguales. De ser el
60% en la correlación de fuerzas, el chavismo duro ha quedado reducido a no más
de 25%, pero buena parte de éste está armado. Por lo tanto, no puede ser
subestimado como actor político y, más bien, hay que desarmarlo y pacificarlo.
Para evitar la cacería de brujas que enguerrille al país y desate una espiral
de violencia, es necesario el reconocimiento del chavismo como fuerza política,
toda vez que todavía controla gobernaciones, alcaldías, consejos legislativos
regionales, concejos municipales y mantiene fuerte influencia en la
fuerza armada. Por lo tanto, antes de perseguirlo y empujarlo de una vez a la
oposición o a la resistencia armada, es preferible lograr su respaldo y
neutralizarlo en la fase de transición. Esto es posible si se reconoce su
presencia como actor político, se le garantizan sus derechos políticos y se le
reconoce su espacio en la vida política nacional. Así, la fuerza política y
social chavista, en vez de oponerse y sabotear desde un primer momento al nuevo
Gobierno, formaría parte de la transición y apoyaría la gestión de un Gobierno
de Coalición, cuya misión en el período de transición será aplicar las reformas
económicas y reinstitucionalizar el país para poder convocar unas elecciones
generales limpias y transparentes, de tal forma que quien resulte electo reciba
una economía saneada, poderes públicos depurados y un país pacificado que se
pueda gobernar.
Si
queremos resultados diferentes hay que hacer las cosas de manera diferente. En
vez de endurecer las sanciones económicas y financieras que terminan
repercutiendo sobre la población, la mediación internacional puede ofrecer
incentivos para la conformación de un Gobierno de Coalición que sería apoyado
por la Unión Europea y la Cruz Roja Internacional. El intercambio de incentivos
económicos y financieros por compromisos para sanear la economía y democratizar
al país será mucho más eficaz que endurecer las sanciones. Los incentivos para
la conformación de un Gobierno de Coalición deben incluir el levantamiento de
las sanciones financieras internacionales, inversiones extranjeras,
refinanciamiento de la deuda externa, financiamiento fresco internacional y
asistencia humanitaria.
La
Unión Europea y la Cruz Roja Internacional pueden hacer una oferta creíble al
Oficialismo y la Oposición, siempre y cuando estos incentivos sean a cambio de
conformar un Gobierno de Coalición que se dedique a aplicar las reformas
económicas necesarias, restituir las funciones de la Asamblea Nacional, aprobar
el marco legal que garantice seguridad jurídica y respeto a los derechos
de propiedad, liberar los presos políticos, legalizar los partidos, renovar el
poder electoral para garantizar elecciones limpias y transparentes, con
observación internacional de todo el proceso electoral, convocatoria de elecciones parlamentarias en el 2020 y elecciones
presidenciales en diciembre de 2021, así como garantía de derechos políticos al
sector que resulte derrotado en las elecciones.
Cumplido este
proceso, quien resulte electo recibirá una economía saneada y un país pacificado que se
pueda gobernar. La reconciliación nacional es
clave para la paz. Sin paz no hay gobernabilidad. @victoralvarezr
Estimado profesor Victor Alvarez, escribo desde Ulaanbaatar, Mongolia. El propósito de esta carta es solicitar una entrevista personal en un momento y lugar convenientes para usted. Mi nombre es Battumur Batsuuri, el fundador de una agencia de noticias mongol llamada Angar. Producimos videos educativos sobre temas de economía, política y sociales. Estamos dedicados a educar al público brindando información que no se encuentra en los canales de medios existentes en Mongolia. Nuestro próximo proyecto es Venezuela y su situación. Especialmente la situación económica. Como usted es profesional, quien tiene una experiencia inmensa en este campo, agradeceríamos la oportunidad de entrevistarlo. Estamos dispuestos a enviar nuestras preguntas de la entrevista por adelantado. Como nuestro objetivo es hacer un documental, preferimos entrevistarlo en persona. Si acepta una entrevista de este tipo, sugiera un lugar y un horario disponibles Nos complace compensarle por el tiempo dedicado a la entrevista. Esperamos que acepte nuestra invitación respetuosa. Nuestro equipo estará encantado de viajar a cualquier lugar, en cualquier día y en cualquier momento. Agradecemos su amable consideración. Esperamos recibir una respuesta positiva. Atentamente, Battumur Batsuuri
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