Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Más allá de la retórica
nacionalista y estatista de la Revolución Bolivariana, la misma que declaró su
carácter antiimperialista y socialista, en Venezuela la extracción de petróleo
es realizada cada vez más por la inversión privada.
De no haber sido por las
empresas mixtas, la extracción total de petróleo se habría desplomado aún más.
La producción propia de Pdvsa ha caído más que la producción total y ahora extrae
menos de un tercio del nivel que logró en 1999. Semejante caída ha sido
parcialmente compensada por la producción de las empresas mixtas que aportan la
mitad de la menguada extracción de petróleo.
Con la reforma de 2006 se forzó la conversión a
empresas mixtas de los convenios operativos y asociaciones estratégicas y se
estableció que Pdvsa debía tener mayoría accionaria. Eran los años del boom de
los precios y del auge rentístico en los que Pdvsa no necesitaba de la
inversión privada para acometer los grandes proyectos de inversión. Pero ahora
la situación es radicalmente distinta. Ni Pdvsa ni el Estado cuentan con
recursos para recuperar la extracción de petróleo.
Los graves problemas de la
industria petrolera no pueden ser resueltos con un maquillaje de las políticas
vigentes. La recuperación estructural de Pdvsa requiere un cambio sustantivo de
la estrategia estatista que entregó la industria al burocratismo, el pseudosindicalismo y la
corrupción.
La preservación de
un tipo de cambio libre y flotante que exprese la verdadera productividad del
aparato productivo nacional, y no solo el de la actividad petrolera, es una
condición básica para corregir y erradicar las graves distorsiones que han
perjudicado a Pdvsa y la industria petrolera en general.
La canasta de petróleo venezolana se ha tornado cada vez más pesada y
menos rentable. Casi dos tercios de la extracción actual son de crudos pesados
y extra-pesados. Pero el régimen fiscal no toma
en cuenta las diferencias entre los yacimientos. Explotar el petróleo extrapesado de la FPO
es más costoso que extraer el petróleo ligero del Zulia o Monagas. Para
compensar los mayores costos e inversiones hay que ofrecer incentivos fiscales
como bajar la regalía o los impuestos a través de
un régimen fiscal progresivo en el que la participación del Estado mejore a la
par que mejora la rentabilidad de los proyectos. Así, la regalía, que es la
remuneración que recibe el Estado por su condición de propietario de los
recursos del subsuelo -pero que el inversionista la registra como un costo-, en
vez de ser un porcentaje fijo se podrá ajustar según las condiciones concretas
de cada yacimiento y de las circunstancias por las que atraviese el mercado
petrolero internacional.
La deuda financiera externa de Pdvsa creció de 3
mil millones de dólares en 2005 a 44 mil millones de dólares en 2015. La
empresa está en default
con sus bonos. A finales de febrero, el atraso en el pago de la deuda era de
2.333 millones de dólares. La deuda con socios y proveedores se disparó a más
de 17 mil millones de dólares. Estos retrasos vienen del año 2012, cuando se
registraron reclamos de contratistas y proveedores, entre ellos Schlumberger,
Halliburton, Baker Hughes, Weatherford y decenas de proveedores nacionales. La
reestructuración de la deuda financiera y comercial de Pdvsa es un proceso
imprescindible para la reinserción de la compañía en los mercados financieros
internacionales.
Tomando en cuenta el desplome
del ingreso en divisas Pdvsa, así como las severas restricciones fiscales del
Estado, es necesario buscar nuevas fuentes de financiamiento y esto pasa por incentivar
la inversión privada nacional y extranjera.
La Dimensión macroeconómica de la
recuperación petrolera
Recuperar la industria petrolera requiere corregir
las distorsiones y desequilibrios macroeconómicos que han conformado un
ambiente muy adverso y hostil para las operaciones de Pdvsa, sus empresas
filiales y las empresas mixtas. Esto implica:
ü Corregir las
distorsiones cambiarias que obliga a rematar las petrodivisas a una baja tasa
de cambio que le impide a Pdvsa obtener los bolívares necesarios para cubrir
sus gastos domésticos y la condena a sufrir un crónico déficit operacional.
ü Corregir el déficit
fiscal y erradicar su financiamiento con emisiones de dinero que propagan la
hiperinflación.
ü Sincerar los precios
para que reflejen los costos de producción, remuneren la inversión y generen
los excedentes para financiar nuevas inversiones.
ü Reestructurar la deuda
externa para aliviar los costos financieros y reinsertar a Pdvsa en los
mercados financieros internacionales.
ü Flexibilizar el régimen
fiscal petrolero al nivel de las condiciones internacionales para poder
competir en la atracción de la inversión privada nacional y extranjera.
Dimensión
mesoeconómica: cambios institucionales para atraer inversiones
La Constitución permite la inversión privada en la
exploración y explotación de los yacimientos de gas y de petróleo. Lo que no
permite es la privatización de los yacimientos que serán siempre propiedad del
Estado, así como Pdvsa será siempre una empresa 100% pública. Para estimular la
inversión privada nacional y extranjera es necesario crear consensos para
adecuar el marco legal y el entorno institucional que rige y regula la
explotación de los hidrocarburos líquidos y gaseosos.
Reformar Ley Orgánica de Hidrocarburos Gaseosos: la ley vigente permite
a las empresas privadas una participación de 100% en toda la cadena de valor,
desde su producción hasta la comercialización, pero existen condiciones que
limitan la operatividad, toda vez que obligan a la empresa que obtenga la
licencia a regirse por los precios arbitrariamente fijados por PDVSA. En las
licencias de la plataforma deltana y costa afuera, la ley obliga a
destinar esa producción al mercado nacional, pero para estimular inversiones hay
que destinar un porcentaje a la exportación.
Reformar la Ley Orgánica de Hidrocarburos Líquidos: El fallecido presidente Chávez
aceptó el 100% de la inversión privada para la explotación del gas. ¿Cuál es la
diferencia entre un yacimiento de gas y uno de petróleo? ¿Por qué la inversión
privada no puede llegar a 100% en proyectos para la extracción, refinación y
comercialización de crudos y derivados? Según los artículos 302 y 303 de la
Constitución, los yacimientos pertenecen al Estado y Pdvsa es una empresa 100 %
estatal. Si se deja claro que los yacimientos nunca dejarán de ser propiedad de
la Nación y que Pdvsa seguirá siendo una empresa 100% del Estado, es posible
flexibilizar la participación de la inversión privada. Una cosa es
privatizar los yacimientos y otra muy distinta abrir la extracción e
industrialización de los hidrocarburos a la inversión privada. Se tendría que modificar esta ley que obliga al Estado a mantener una participación
mayor del 50% en las empresas mixtas.
Reformar la Ley de
Actividades conexas: en 2009 se reformó esta ley para
dejar en manos del Estado las actividades conexas en el sector de Hidrocarburos.
Fue cuando se estatizaron las empresas contratistas del lago de Maracaibo. Esta
medida no dio resultado, fue un estruendoso fracaso y los resultados están a la
vista. Por lo tanto, esa ley tiene que ser reformada o derogada, al igual que
el decreto presidencial 1.648 que reservó al Estado el control de los
derivados de los hidrocarburos y estableció un monopolio estatal que degeneró
en caldo de cultivo para la corrupción. Igual tratamiento debe recibir la Ley Orgánica
de Reordenamiento del Mercado Interno de Combustibles Líquidos de 2008,
que estatizó la distribución y el
transporte de combustibles en el mercado interno.
En las empresas mixtas puede haber una mayor
participación del socio privado para estimular nuevas inversiones bajo la
fiscalización del Ministerio, tal como lo establece la Ley de Hidrocarburos
Gaseosos que permite que el socio privado en la empresa mixta tenga una
participación mayoritaria en la cadena productiva, desde la extracción del
hidrocarburo hasta su comercialización, pasando por su refinación.
Entorno institucional
El Ministerio de Petróleo y Pdvsa fueron politizados y
terminaron siendo fuentes de empleo clientelar y brazo ejecutor de las tareas
encomendadas por el partido de gobierno. El Ministerio de Petróleo no tiene
capacidad técnica para regular el sector de hidrocarburos. Es Pdvsa la que
supervisa a las empresas mixtas y a los socios extranjeros, siendo a la vez
regulador y regulado. En el nuevo marco institucional debe haber una clara
separación entre el Ministerio y Pdvsa. La compañía debe reenfocarse en sus negocios
medulares de exploración, extracción, refinación y comercialización y
concentrar su limitada capacidad de inversión en áreas de bajo riesgo y altas
ganancias, donde los socios operativos no sean necesarios y los contratistas de
servicios puedan proveer la tecnología y la asistencia requerida.
El fortalecimiento
institucional es clave para optimizar el aprovechamiento del gran potencial de
recursos petrolíferos y gasíferos que posee Venezuela. Una propuesta que está
rodando es la de crear una Agencia reguladora autónoma, especializada en
petróleo y gas, tal como lo han hecho Brasil, Colombia y México. En este
esquema, el Ministerio de Petróleo diseña la política
petrolera, el presidente de Pdvsa dirige las inversiones y negocios de la
compañía, y la Agencia reguladora implementa la política y fiscaliza a toda la
industria.
Dimensión
microeconómica de la recuperación petrolera
Venezuela debe plantearse una
política de industrialización de los hidrocarburos para agregar valor a sus
crudos convencionales, pesados y reservas de gas natural.
Industrialización del
gas: Venezuela figura como el
octavo país con mayores reservas probadas de gas y el segundo en el hemisferio con
201 trillones de pies cúbicos. La producción record de 7.926 millones de pies cúbicos
diarios se alcanzó en 2016, lo que colocó al país entre los 15 grandes
productores del mundo. Pero en 2018 se redujo a 6.000 millones de pies cúbicos.
La producción petrolera ha caído en torno a 1 millón de barriles por día, pero
la quema de gas asociado ha subido a 2.000 millones de pies cúbicos diarios,
debido a que no se está reinyectando en los yacimientos, ni se ha avanzado en
los proyectos para recuperarlo. Las licencias de gas, tanto las de tierra firme
como costa afuera, contribuyen actualmente con una producción de 800 millones
de pies cúbicos diarios; y se podrían agregar 400 millones de pies cúbicos día
adicionales para un total de 1.200 millones de pies cúbico diarios que se
pueden industrializar a través de la inversión extranjera.
Sustituir subsidios a
combustibles por subsidios directos a los hogares: Venezuela
tiene los precios de la gasolina y energía más bajos del mundo, cuestión que
estimula el desperdicio, la mala distribución del ingreso y el contrabando. Los
precios de productos refinados del petróleo, el gas natural y la electricidad
en el mercado interno deben ser ajustados para que reflejen su costo de
oportunidad. Para compensar el impacto en el presupuesto de los hogares, un
porcentaje de los recursos generados por el aumento de la gasolina y la eliminación
gradual de los subsidios indirectos deben ser destinados a financiar las
transferencias directas a los hogares.
Transferencia de
tecnología: Venezuela tiene abundantes reservas de crudos convencionales pero la
mayoría está en áreas en declinación que requieren complejas técnicas de
recuperación. La producción en los campos más rentables ha venido colapsando
debido a la falta de inversión y la incompetencia operacional. El crudo extra
pesado no puede ser comercializado sin antes mejorarlo en refinerías
especializadas o mezclándolo con crudos ligeros o productos refinados. Pdvsa se verá limitada en los mercados financieros internacionales por varios
años y esta es una razón para asociarse con empresas privadas que aporten capital,
transfieran tecnología y contribuyan a la formación de su factor humano.
Máxima incorporación
de contenido nacional: para lograr un impacto
expansivo sobre la industria nacional, las empresas inversionistas privadas de
capital nacional y extranjero deben incorporar el máximo contenido de valor
agregado nacional en los proyectos de inversión, incluyendo la contratación de
trabajadores, profesionales y técnicos
venezolanos. Esta tiene que ser una condición básica que deberán cumplir las
empresas en los procesos de licitación. Esto permitirá desarrollar proveedores
nacionales cada vez más competitivos en calidad
y precios que luego podrán exportar bienes y servicios petroleros a los
mercados internacionales.
Estos son apenas algunos de los arreglos políticos, económicos y jurídicos que será
necesario construir en un país arruinado por el burocratismo y la corrupción,
en el que hoy más que nunca se requieren cuantiosas inversiones privadas,
nacionales y extranjeras, para reconstruir no solo la industria petrolera, sino
también los servicios públicos de electricidad, agua, gas, telecomunicaciones e
infraestructura de puertos, aeropuertos, autopistas y ferrovías que un fisco
quebrado ya no podrá asumir, tal como ocurrió en los años demenciales del
rentismo cuando el petróleo lo pagaba todo . @victoralvarez
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