Víctor Álvarez R.
En la opinión pública nacional se ha creado una falsa expectativa que espera que un bloque de la oposición llegue a un acuerdo con el otro bloque que tiene el respaldo de EEUU, el cual se presume como la auténtica oposición y la opción ganadora. Quienes se arrogan la cualidad de auténtica oposición exigen a la Comisión Nacional de Primarias (CNP) que solo participen los “genuinos” opositores para evitar que el gobierno infiltre candidatos de su conveniencia. Con tantas tensiones internas, las primarias corren el riesgo de terminar en un fracaso que desmovilizaría a los electores de la oposición. Y el consiguiente aumento de la abstención favorecería el triunfo de Nicolás Maduro.
El sector de la oposición que cuenta con el apoyo
de EEU se arroga la condición de auténtica
oposición y mira con desprecio y exclusión al otro sector. Los
factores que siguen enfrascados en esta confrontación no terminan de asumir que
un cambio en el mando político del país solo es posible con la unidad:
ü Por un lado está la
coalición de partidos que integran la Plataforma Unitaria;
ü Por otra parte los
nuevos partidos que integran la Alianza Democrática; y,
ü Finalmente, la tendencia
radical liderada por María Corina Machado y su partido Vente Venezuela.
MCM se desmarca de la Plataforma Unitaria y de la
Alianza Democrática a quienes responsabiliza como una oposición fracasada que
no fue capaz de sacar al país de la crisis, a pesar del enorme descontento
nacional con la gestión de gobierno y del amplio respaldo internacional que
recibió.
La Alianza Democrática prefiere seguir siendo
oposición en otro gobierno de Maduro que ser el socio maltratado y excluido en
un eventual gobierno liderado por la Plataforma Unitaria. Y la Plataforma
Unitaria prefiere seguir siendo la oposición con apoyo internacional, que
someterse a un gobierno de una oposición a la que considera falsa,
colaboracionista, plagada de alacranes vendidos al régimen. Más que la firme
determinación de los diferentes bloques de la oposición de derrotar
electoralmente a Nicolás Maduro, lo que está planteado entre ellos es una
disputa por la conducción política de la oposición, la cual se dirimirá en las
Presidenciales de 2024
Las contradicciones antagónicas y los arraigados
odios entre las diferentes oposiciones impiden postular un candidato único y
unitario y, a la fecha, lo más probable es que cada una compita con su
respectivo candidato. Prefieren presentarse divididos y salir derrotados, que
ver a su competidor por el liderazgo de la oposición ganando la elección
presidencial. Así, la elección primaria no será para definir el liderazgo de
toda la oposición sino para escoger al candidato de la Plataforma Unitaria que
competirá en las Presidenciales de 2024 contra el candidato de la Alianza
Democrática y contra la candidatura de MCM. Por lo tanto, será en las
Presidenciales de 2024 cuando se definirá el verdadero e indiscutible liderazgo
de la oposición, que será quien llegué de segundo, detrás de Nicolás Maduro.
El país descontento mira con desencanto el torneo
de insultos entre los bloques de la oposición. Esto no lo estimula a votar. Y la
abstención pone a ganar al candidato oficialista. La división y abstención
aumentan la probabilidad de que Nicolás Maduro convierta en mayoría su menguada
base de apoyo electoral y sea reelecto Presidente de la República hasta el
2030. Es hora de que los diferentes bloques de la oposición reflexionen y recapaciten
para postular un candidato único y unitario que permita capitalizar
electoralmente el enorme descontento con el actual gobierno, a fin de lograr un
cambio en el mando político por la vía democrática, electoral y pacífica.
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