A raíz del endurecimiento de las sanciones económicas de EEUU, la relación entre Venezuela y Rusia pasó de la esfera comercial a la dimensión energética, militar y geopolítica. Lejos de quedar aislados, los países sancionados por EEUU se juntan y estrechan sus lazos de cooperación y colaboración para contrarrestar el efecto negativo de las sanciones. Esto genera efectos geopolíticos que no fueron calculados por los sancionadores estadounidenses y europeos.
Los vínculos comerciales
y militares entre Rusia y Venezuela se acentuaron a raíz del veto impuesto por EEUU a la venta de
repuestos para la flota de aviones F-16, y del bloqueo a la venta de lanchas de
vigilancia costera por parte de España por incluir dispositivos hechos en EEUU.
Al perder estos proveedores, Venezuela buscó sustitutos y compró 24 aviones
caza rusos modelo Su-30Mk2 Sukhoi para sustituir a los F-16; también compró 100.000
fusiles Ak-103 Kalashnikov, sistemas antimisiles S-300, 50 helicópteros, tanques
de guerra y anunció la instalación de una fábrica de fusiles rusos en Venezuela.
Lo que empezó como una relación comercial para la adquisición de equipo
militar, a la larga se transformó en una relación geopolítica. El acercamiento
del gobierno ruso a países en la zona de influencia de EEUU se interpreta como
la respuesta geopolítica del Kremlin en respuesta al ingreso a la OTAN de países
vecinos que tienen frontera con Rusia, lo cual consideran una amenaza. En el
marco del conflicto Rusia-Ucrania, el Kremlin le subió el volumen a su desafío
a
Occidente al no descartar un despliegue militar ruso en Venezuela si aumentan
las tensiones con EEUU. El viceministro de Exteriores ruso, Sergei Ryabkov,
declaró que no podía confirmar ni
excluir la posibilidad de que Rusia estableciera una infraestructura militar en
Cuba y Venezuela.
Rusia y
Venezuela han ejecutado maniobras militares navales a una distancia de 20-50
millas de las costas venezolanas. En la operación combinada Ven-Rus participaron
buques rusos junto a fragatas venezolanas. En diciembre de 2021, la
Asamblea Nacional aprobó la Ley
Aprobatoria del Acuerdo entre el Gobierno de la República Bolivariana de
Venezuela y el Gobierno de la Federación de Rusia sobre el uso del espacio
ultraterrestre con fines pacíficos.
Las
implicaciones geopolíticas de esta relación comercial-militar se amplían con la
creciente presencia rusa en la actividad petrolera y gasífera en Venezuela, que
tradicionalmente han tenido como destino los mercados estadounidenses y europeos.
Venezuela y Rusia firmaron convenios para la certificación de reservas en la
Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) con miras a la explotación de petróleo por
parte de empresas rusas como Gazprom, Rosneft y Lukoil que han participado en proyectos
de gas y en la exploración y explotación de crudos en la plataforma submarina
del Delta del Orinoco y en la FPO. Rusia
ha aumentado su participación en la exploración de petróleo en la FPO a través
de empresas mixtas como: Boquerón, Petroperijá y Petromonagas.
Guerras en Europa y Medio Oriente renuevan interés de EEUU por Venezuela
Las guerras en
Europa y el Medio Oriente han impactado el mapa geopolítico global y obligan a los
principales países consumidores de petróleo a recalcular sus relaciones con Venezuela,
cuyo petróleo fue desplazado en el mercado estadounidense por el petróleo ruso
cuando el Departamento del Tesoro -bajo la Administración Trump-, aplicó las
sanciones comerciales a Pdvsa.
Por los gastos que ocasiona la guerra contra Ucrania,
Rusia no tiene la misma capacidad financiera para auxiliar a sus aliados. Para
alejar a Nicolás Maduro de Vladimir Putin, la Casa Blanca endurece las
sanciones contra Rusia y flexibiliza las sanciones a Venezuela. Esto permitirá
a Pdvsa vender sin descuento en los mercados estadounidenses el petróleo que
remata en los mercados asiáticos. Si Pdvsa logra vender la
misma cantidad de petróleo a los precios actuales, obtendrá $ 4 mil millones
adicionales. Así, la Casa Blanca alejará a Miraflores de los auxilios comerciales y
financieros rusos.
Recordemos que
la relación entre la Casa Blanca y Miraflores se interrumpió en enero de 2019
con el reconocimiento del interinato de Guaidó. Pero después de varios años, la
estrategia de sanciones, gobierno dual y presión diplomática para forzar un
cambio en el mando político en Venezuela no funcionó, el interinato se disolvió
y Nicolás Maduro luce afianzado al poder.
El
incumplimiento de los acuerdos de México se debió a la imposibilidad de los
negociadores de la oposición de flexibilizar las sanciones y devolver los
activos bloqueados. Como estos asuntos solo pueden ser decididos por el
gobierno estadounidense y Maduro es quien realmente tiene el control del
petróleo venezolano, para recuperar el suministro del petróleo venezolano y
alejar a Maduro de Putin, la Casa Blanca ha decidido gestionar directamente su relación
con Miraflores y no ya a través de la Plataforma Unitaria. En una demostración
de hiperrealismo político, dos gobiernos antagónicos empiezan a reconocerse y
respetarse, encontraron puntos de interés común y ahora construyen acuerdos con
efectos geopolíticos y económicos.
Flexibilizar
sanciones tiene más importancia geopolítica para EEUU que para Venezuela
Desde 2019, las sanciones
petroleras prohibieron comercializar con Pdvsa a las empresas estadounidenses,
o de otros países con intereses en EEUU. El petróleo venezolano fue sancionado
y se vende, a través de intermediarios, con descuentos en torno al 40 % del
precio de mercado. Adicionalmente, hay que pagar fletes más caros por la
distancia de los mercados asiáticos y por el riesgo que representa transportar
los crudos de Pdvsa.
Cuando se aplicaron las sanciones a Pdvsa en 2019,
el petróleo nacional fue sustituido en el mercado estadounidense por el
petróleo ruso. Pero, con la invasión de Rusia a Ucrania, el petróleo ruso
también fue sancionado. Ahora, con la prolongación de la guerra en Ucrania y el
escalamiento del conflicto bélico en el Medio Oriente, se acentúa la presión al
alza en los precios de los hidrocarburos, cuestión que ha obligado a EEUU a repensar
las sanciones contra el petróleo y gas venezolanos.
De cara a las Presidenciales de 2024 en EEUU, la Administración
Biden necesita evitar el costo electoral que puede generar el alza en los
precios de los combustibles y la energía. Como el petróleo venezolano puede
contribuir a este objetivo, la OFAC flexibiliza las sanciones y abre nuevamente
el mercado estadounidense a los crudos de Pdvsa.
La Administración Biden
también capitalizar el mérito de haber alejado la amenaza rusa del hemisferio y
haber recuperado para Occidente el petróleo venezolano que se remata en los
mercados asiáticos. La licencia general 44 de la OFAC (LG 44) autoriza a las empresas
mixtas en las que participa Chevron, así como con otros socios privados de
Pdvsa a reactivar la
producción y extracción de petróleo y sus derivados,
así como la importación de insumos necesarios para incrementar la producción de
petróleo para ser exportado a EEUU. Pero la LG 44 excluye a Rusia
al decir claramente: “Esta
licencia no autoriza la disposición de bienes y servicios, inversiones y
cualquier transacción de compañías con sede en Rusia o empresas mixtas con
entidades de la Federación Rusa”.
De esta forma, la Administración Biden no solo se plantea
conjurar la amenaza de un shock de precios de los combustibles y la energía en EEUU, también se propone reorientar los
crudos venezolanos hacia occidente y alejar a Miraflores de los negocios con el
Kremlin y reducir la influencia rusa en Venezuela que, como hemos explicado, ya no
es solo comercial sino también militar y geopolítica.
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