En una reciente entrevista con José Vicente Rangel, Luis Britto García
encendió las alarmas al señalar que el Petro es una forma de vender petróleo a
la mitad de su valor. Ciertamente, con el argumento de estimular su compra
temprana, la voz oficial de la Superintendencia de Criptomonedas había
informado que el descuento podría llegar hasta el 60%. Por eso, un porcentaje de
la emisión se adjudicó en la preventa de manera directa, a partir de una escala
de descuentos cuyo mínimo es de 10%, tal como se lee en el Libro Blanco del
Petro.
Quienes adquieran el Petro con semejantes descuentos a través de
adjudicaciones directas, los podrán revender luego en bolívares para pagar impuestos,
tasas, tarifas, servicios públicos, combustibles y demás rubros que han sido
autorizados por el gobierno. Así, el beneficiario de la adjudicación directa
paga la mitad del barril de petróleo al comprar los Petro, y luego recibe el
doble al venderlos.
Si el petróleo que lo respalda sube, el Petro puede registrar un alza en
su precio y así su tenedor obtendrá más bolívares. Pero esta apreciación del
Petro beneficiará solo a los tenedores y no a la República, toda vez que para
ésta el Petro es una obligación por la que debe responder, en caso de que se
haga exigible la garantía.
Al atribuirle funciones de medio de pago al Petro, se incentiva su venta
especulativa y da origen a la bicicleta financiera que advierte Luis Britto. El
descuento de 50-60 % anima la compra de Petros, que luego son vendidos en
bolívares al 90-100%, y con esos bolívares se vuelven a comprar Petros con
descuento en futuras emisiones para que así el ciclo especulativo se repita
infinidad de veces.
Operación de crédito
público
Luis Britto también afirmó que el Petro es una operación de crédito
Público. La propia documentación oficial lo ha presentado como un instrumento
para romper el bloqueo financiero impuesto por el gobierno de los EE.UU.
Considerando que el respaldo del Petro viene de los 5.342 millones de
barriles certificados en el Campo 1 del Bloque Ayacucho en la FPO, será
necesario emitir instrumentos financieros que represente los 100 millones de
barriles que respaldan los 100 millones de petros, a razón de un barril de
petróleo por cada Petro. Es decir, se trata de titularizar 100 millones de los
5.342 millones que están certificados en el Campo 1 del Bloque Ayacucho, para
dejar claro que no se van a hipotecar todos los yacimientos de la FPO.
Por lo tanto, se trata de una operación de crédito público y el título
representativo del respaldo del Petro será un instrumento negociable que
equivale a la cantidad de barriles de petróleo que sirven de respaldo, y no
compromete el resto de las reservas certificadas en un determinado campo,
bloque o yacimiento.
En lugar de haber presentado al Petro como una criptomoneda para
camuflar su verdadero objetivo, el gobierno ha debido hablarle claro al país y
explicar que se trata de un criptobono; es decir, de la emisión de un instrumento
financiero, tal como si hubiese sido una emisión de bonos convencionales de
deuda.
Venta de petróleo a futuro
La recuperación de la producción de Pdvsa va a llevar su tiempo. A
través del Petro, el petróleo se vende a futuro porque en estos momentos Pdvsa
no tiene la capacidad operativa para extraer y vender esos 100 millones de
barriles. Tampoco podría atender el reclamo de exigibilidad de la garantía en
el corto y mediano plazo.
¿Qué pasaría si los inversionistas que compraron el petro en la oferta
pública o en el mercado secundario luego hacen exigible el respaldo en
petróleo?
Legalmente, el respaldo de una moneda es exigible por parte de quien
tiene la misma. Una emisión de moneda con respaldo implica un pasivo
contable para el emisor. Su respaldo o equivalente puede ser reclamado por el
tenedor de la moneda, cuestión que no ocurre con las criptomonedas fiduciarias
que no cuentan con respaldo material, sino que se basan en la confianza.
Negar la exigencia de la garantía del Petro anularía la ventaja que el
gobierno le atribuye como una criptomoneda con respaldo. Esta decisión
contradictoria desplomaría la cotización del Petro y haría imposible su
aceptación en los mercados, abortando así el objetivo gubernamental de
convertirlo en un instrumento para captar divisas.
PDVSA cargará con el peso
del Petro
El pago recibido por la venta de los Petros entra a formar
parte del Activo del ente emisor, mientras que los Petros vendidos se registran
en el Pasivo. Así se mantiene el equilibrio del Balance General. Para poder
responder a una eventual exigencia de los tenedores del Petro, el emisor debe
tener la propiedad de los barriles de petróleo. Pero
resulta que quien los tiene es Pdvsa y no la Superintendencia de Criptomonedas,
la cual nació sin recursos para adquirir los 100 millones de barriles que
respaldan los 100 millones de Petros.
Como la Superintendencia de Criptomonedas no tiene la propiedad sobre
los 100 millones de barriles, ni siquiera en títulos representativos de estos,
ante la eventualidad de que los tenedores hagan exigible la garantía de los
Petros, será Pdvsa la que asuma la extracción, transporte y entrega de los
barriles de petróleo que respaldan cada Petro reclamado. Y lo hará sin haber
recibido el pago previo por los 100 millones de barriles que respaldaron la
emisión de 100 millones de Petros.
Para que esta carga
no la tenga que soportar la menguada Pdvsa, la Superintendencia de
Criptomonedas debe comprarle a la compañía los títulos representativos de los
100 millones de barriles que respaldan la emisión de los Petros, o que Pdvsa
asuma directamente las emisiones futuras de Petros. Así podrá captar los
recursos que necesita para pagar las deudas con los acreedores y proveedores
que necesita preservar, en función de recuperar su producción.
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