Los exiguos
ingresos fiscales hay que orientarlos a evitar la propagación del coronavirus,
pero igualmente se debe mantener a flote la producción de alimentos y la
prestación de los servicios públicos advirtió el economista Víctor Álvarez
La
paralización del país por la llegada del nuevo coronavirus viene a agravar una
crisis económica continuada que ahora pone al Estado venezolano en una
encrucijada, pues requiere recursos para combatir la propagación y los efectos
del nuevo coronavirus, pero a la vez no muestra señales de querer ceder en
posiciones políticas que afectan al sector productivo y mantienen unas
sanciones internacionales que le impiden financiarse.
Oficialmente,
las cifras de contagio de covid-19 en Venezuela se conservan muy por debajo de
las demás naciones; pero existe el temor de que aumenten los brotes tomando en
cuenta que algunas personas no tomaron las debidas precauciones al ser
declarada la pandemia.
En
conversación vía telefónica con TalCual, el economista e investigador Víctor
Álvarez aseguró que las prometidas ayudas del gobierno de Nicolás Maduro a la
población, en cuanto a pagar salarios, ayudar al sector informal y compensar a
las empresas solo se podrán hacer emitiendo dinero sin respaldo y, por ende
causando más inflación.
“Venezuela
es un país cuyas finanzas públicas están quebradas por la prolongada recesión
que ha llevado a miles de empresas a cerrar cada ejercicio fiscal con pérdidas,
sin poder pagar mayores impuestos. La hiperinflación ha desembocado en una
creciente informalización de las operaciones de compra-venta en las que no se
pide la factura fiscal para ahorrarse el pago del IVA y la Tesorería Nacional
está seca y no tiene recursos para compensar la postergación del ISLR o rebajas
en el IVA a no ser con emisiones de dinero inorgánico, que atizarían la
hiperinflación”, señaló el premio nacional de Ciencias 2013.
Destacó que
la cuarentena social para reducir el contagio del COVID-19 afecta a la
producción y el comercio, y puede agravar los problemas de escasez, sobre todo,
una vez que se agoten los inventarios y no quede una sola caja en los
depósitos.
“Pequeñas y
medianas empresas paradas –indicó-, sin producción y sin ventas, comienzan a
sufrir problemas de flujo de caja y no tienen ni para pagar la nómina. Los
gremios empresariales han planteado posponer el cobro del ISLR y disminuir el
IVA, pero la lógica del Gobierno es diferente, ya que necesita cobrar cuanto
antes el ISLR a fin de contar con más recursos para encarar la amenaza del coronavirus”.
Prioridad
Con este
panorama al frente, el exministro de Industrias Básicas y Minería Víctor
Álvarez señaló que el sacrificio fiscal del Estado va a restar recursos a la
lucha contra el coronavirus y no servirá de nada si no se consigue controlar
antes la pandemia.
“Los exiguos
ingresos fiscales hay que destinarlos de manera prioritaria a las medidas
preventivas para evitar un contagio masivo y acelerado que no pueda ser
atendido por el precario sistema hospitalario del país. Tener claras las
prioridades es la clave para concentrar los esfuerzos en la causa del problema,
en vez de distraer recursos en paliar unas consecuencias que seguirán
manifestándose si no se controla antes la propagación de la enfermedad. Es
necesario comprender que esta no es una crisis económica sino una crisis
sanitaria que se puede transformar en una catástrofe humanitaria si no se
tienen las prioridades claras” aseveró Víctor Álvarez.
Impacto
–El
precio del petróleo venezolano sigue en caída y es menor a los costos de
producción. ¿Estamos finalmente ante el colapso de la industria?
-En un país
que tiene bajo su subsuelo reservas probadas en torno a los 300 mil millones de
barriles de petróleo no se puede hablar de un colapso de la industria
petrolera, incluso si Pdvsa se llegara a declarar en quiebra. Hay que entender
que se trata de un problema temporal. Las restricciones globales al tráfico de
pasajeros para combatir la propagación del coronavirus causan una contracción en la demanda de combustibles. Las
previsiones de la demanda mundial del petróleo se reducen al ritmo de las
medidas gubernamentales para frenar la propagación de la pandemia.
Mientras más países limiten la movilidad pública, cierren sus fronteras y
cancelen vuelos, mayor será el impacto en la demanda de petróleo.
Debacle
“Por si
fuera poco –prosiguió-, la sobreproducción de los grandes productores está
causando una caída en los precios que la OPEP no ha podido contener y, por
supuesto, arrastran la cotización del crudo venezolano que, por si fuera poco,
está bloqueado por los EEUU en los mercados internacionales y para poder
venderlo Pdvsa ofrece enormes descuentos. La situación puede ser peor si Pdvsa
se ve obligada a rebajar aún más los precios debido a las sanciones impuestas a
su comercializadora Rosneft Trading”.
Víctor
Álvarez indicó que, en 2019, Venezuela exportó aproximadamente 600.000 barriles
diarios de petróleo a un precio promedio de $56 por barril, para un ingreso de
aproximadamente de $ 10.950 millones. “Para igual volumen de exportaciones,
pero con un precio reducido en un tercio, Venezuela recibiría menos de $ 5.000
millones en 2020. La debacle de los precios del petróleo no conviene ni
siquiera a los productores de EEU, que tienen altos costos de extracción y no
podrían soportar las pérdidas que genera un precio del barril por debajo de los
50 $/barril, pero superada la pandemia viene un rebote de la economía global y
el mercado petrolero se volverá a estabilizar”.
Sin gasolina
-El gobierno
inició un racionamiento de la gasolina justo cuando decretó las medidas de
cuarentena, pero es sabido que hay una fuerte escasez del producto.
-Antes de la
cuarentena ya había de hecho un creciente racionamiento de combustibles. Las
largas colas para llenar un tanque en la gran mayoría de ciudades y pueblos del
país así lo confirman. Es del conocimiento público que la capacidad de
refinación en el país está por el piso. No se producen combustibles ni
lubricantes. Un alto porcentaje de la gasolina con la que rueda el país es
importada, traída desde refinerías de la India y comprada en otros países. La
oficialización del racionamiento es sencillamente el reconocimiento de una
situación de hecho y, al afectar la movilidad de la gente por transporte
terrestre, ha servido para aumentar la cobertura del confinamiento. Los
especuladores están revendiendo la gasolina a 1 dólar por litro y quien la
necesita lo paga. Quizás este sea el momento oportuno para internacionalizar el
precio de los combustibles y destinar las ganancias que se generen a la
modernización y ampliación del transporte público en todos y cada uno de los
335 municipios del país.
-Tarek el
Aisami afirmó que la escasez de gasolina se debe se debe al bloqueo de EEUU.
¿Tiene algo de veracidad esa afirmación?
-La escasez
de gasolina tiene su origen en la mala gestión de Pdvsa y sus empresas
filiales, entre ellas las refinerías. Pero también es cierto que a esa Pdvsa
exhausta y moribunda la rematan las sanciones. Está claro que, si Pdvsa no
puede vender petróleo, tampoco puede generar ingresos para repotenciar las
refinerías ni comprar los aditivos que hacen falta para refinar los crudos en
combustibles y lubricantes. El problema radica en que el debate sobre las
sanciones está muy distorsionado por intereses políticos subalternos, muy
alejados del interés nacional. Por un lado, está la narrativa oficialista y de
los sectores gobierneros que atribuye a las sanciones la causa de la crisis
económica y, por el otro, los extremistas de la oposición que a estas alturas
todavía afirman que las sanciones se dirigen única y exclusivamente a
funcionarios corruptos, negando la existencia de sanciones económicas.
Llamado a la comunidad internacional
“La
prolongación de las sanciones en plena crisis del coronavirus no hará otra cosa
que agravar la tragedia nacional y exacerbar la diáspora que huye de la
escasez, el hambre, la enfermedad, la hiperinflación y la inseguridad. Para
destrancar el juego, la comunidad internacional está llamada, más bien, a
sustituir las sanciones financieras y comerciales por incentivos económicos a
favor de la conformación de un Gobierno de Coalición que abra las puertas a una
solución política, pacífica, democrática y electoral a la crisis venezolana,
condición básica para avanzar hacia el reencuentro y la a reconciliación
nacional. Si quieren resultados diferentes tendrían que hacer las cosas de
manera diferente”, sostuvo Víctor Álvarez.
-¿Cómo
reactivar la producción de gasolina? Hay refinerías paralizadas y no hay dinero
para comprar los elementos químicos para producirla
-Exacto, no
hay dinero. Los ingresos fiscales no alcanzan para todo. El Gobierno se
enfrenta al dilema de atender la emergencia del coronavirus y mantener a flote
la producción de alimentos, medicinas, agua, electricidad, gas y combustibles.
Pero la situación financiera es muy difícil. Según el Ministerio de Finanzas y
el BCV, Venezuela tiene en default $ 57.139 millones, de los cuales, $ 26.044
millones son de Pdvsa. Los compromisos totales de Pdvsa ascienden a $ 100.795
millones y la deuda externa del país se ubica en $ 91.960 millones. Para
recuperar la capacidad de producción y refinación hay que reestructurar la
deuda financiera y comercial de Pdvsa. Esto es imprescindible para la
reinserción de la compañía en los mercados financieros internacionales.
“Para que el
petróleo no se quede en el subsuelo, esta cruda realidad financiera impone un
nuevo acuerdo nacional que supere la visión del monopolio estatal y abra la industria
petrolera a la inversión privada nacional y extranjera. Solo así será posible
aumentar la extracción en 2 millones de barriles diarios adicionales en los
próximos 10 años y rentabilizar un recurso natural para que aporte las divisas
que un incipiente sector exportador privado no podrá generar”, aseguró Víctor
Álvarez.
Sin dinero
-¿Tiene
proyecciones del tiempo que puede aguantar el país en esta situación de
cuarentena y qué se precisa para recuperar la producción una vez finalizada la
misma?
-Estamos en
tiempo de descuento y no hay mucho oxígeno para cubrir las necesidades básicas
y esenciales. En los hogares ya no hay plata. Y si las empresas no producen ni
venden, entonces tampoco generan ingresos para pagar sus nóminas. Para sostener
la cuarentena, el Gobierno necesita ingresos para transferir fondos a las
empresas, gobernaciones, alcaldías e instituciones a fin de que éstas puedan
depositar la quincena a los trabajadores confinados y, sobre todo, a los que
trabajan por cuenta propia en el sector informal y ponen comida en la mesa de
su casa con lo que se ganan día a día.
“En el muy
corto plazo, el margen de maniobra para recuperar la producción mientras se
ataca la pandemia está en las medidas monetarias y financieras. Hay que reducir
el encaje legal e inyectarle liquidez a los bancos para reactivar el crédito a
la producción y el consumo y dar oxígeno financiero a las empresas. Las
sanciones económicas tienen que ser suspendidas, a Pdvsa se le debe dejar
vender el petróleo en los mercados internacionales y los fondos de la República
que están congelados en el sistema financiero internacional deben ser liberados
y administrados por la Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, la Organización Mundial de la Salud y la Cruz Roja Internacional, y
dirigidos a financiar la reactivación de la producción nacional de alimentos y
medicinas”, precisó Víctor Álvarez.
Reactivación
Añadió que,
en el mediano plazo, las medidas que se requieren son más complejas porque
Pdvsa, ni en este gobierno ni en el que venga, dispondrá de fondos suficientes
para levantar la producción petrolera y reactivar el aparato productivo.
“En un país
arruinado por el burocratismo y la corrupción hoy más que nunca se requiere un
nuevo marco legal y entorno institucional para estimular las cuantiosas
inversiones privadas, nacionales y extranjeras, que se necesitan no solo para
reconstruir la industria petrolera y reactivar la producción nacional, sino
también para repotenciar los servicios públicos de electricidad, agua, gas,
telecomunicaciones e infraestructura de puertos, aeropuertos, autopistas y
ferrovías. La escala de estas inversiones no las podrá cubrir un fisco
quebrado, tal como ocurrió en los años demenciales de la arrogancia rentística,
cuando el petróleo lo pagaba todo”.
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