Por: Víctor Álvarez R.
La Oficina de
Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de EEUU (OFAC) acaba
de sancionar a Rosneft Trading S.A., la comercializadora de petróleo filial de
Rosneft constituida en Suiza, por negociar con Pdvsa.
Con
la Orden Ejecutiva dictada en agosto pasado se extendieron las sanciones a
terceros que mantengan negocios con empresas del Estado venezolano, al
considerar que, por esa vía, prestan auxilio financiero al régimen de Maduro. Sin
embargo, las petroleras rusas decidieron correr ese riesgo de ser sancionadas. Rosneft
Trading comercializa petróleo venezolano que compra con gran descuento y luego
lo revenden a precios de mercado. Se estima que las compañías rusas manejan más
del 60 % de las exportaciones totales del petróleo venezolano.
Los acuerdos
entre Pdvsa y esta filial de Rosneft para transportar y vender el petróleo
venezolano en otros mercados se convirtieron en un jugoso negocio para Rusia. Se
estima en 400 mil barriles por día la
reventa de crudo venezolano para una ganancia de al menos $ 120 millones al mes
y $ 2.000 millones al año.
Ahora bien, las
divisas que ya no aporta la exportación petrolera a través de Rosneft en
adelante tendrán que ser generadas por la actividad privada y esto exige
terminar de desmontar los controles a la actividad económica y ampliar los
grados de libertad con los que opera la inversión extranjera en Venezuela.
Cobra fuerza la tesis de ofrecer a los
socios extranjeros el control operativo en algunas empresas mixtas y hacer del
negocio petrolero algo tan atractivo que las propias compañías estadounidenses
hagan lobby en la Casa Blanca para que prorroguen sus licencias para operar en
Venezuela y se moderen las sanciones.
Para sobrevivir a
las sanciones y compensar el endurecimiento del cerco comercial y financiero,
el gobierno de Maduro acelerará el proceso de apertura económica que puso en
marcha a partir de la derogación de la Ley de Ilícitos Cambiarios y que amplió con
la derogación de 39 convenios cambiarios que imponían rígidos controles a la
libre convertibilidad de la moneda en el territorio nacional. La liberalización
económica continuó luego con la apertura del mercado interno a importaciones
sin arancel, la autorización de mesas de cambio en la banca, la apertura de
cuentas en divisas y la permisividad de una creciente dolarización, la cual
ahora se considera un mecanismo de ajuste de la economía nacional..
Sin lugar a dudas, el
régimen necesita activar con urgencia nuevas fuentes de divisas, bien sea por
la vía de las inversiones extranjeras, el aumento de las exportaciones
privadas, la repatriación de capitales depositados en la banca internacional y
la recepción de remesas. Con este fin, en las semanas siguientes veremos cómo las
regulaciones y controles que todavía restringen estas operaciones terminarán de
ser desmontadas. Asimismo veremos un proceso de apertura a la inversión
extranjera en sectores antes considerados estratégicos, como también un proceso
de privatización de empresas expropiadas que terminaron quebradas por el
burocratismo y la corrupción.
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