Por: Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
El coronavirus no
sólo afecta a los seres humanos, también tiene un impacto en la economía
mundial, la cual cerró 2019 con un crecimiento moderado de 1,5%. Pero ahora, con
la acelerada propagación del coronavirus en más de 114 países, la economía
mundial entra en un período muy difícil y se enfrenta a la amenaza de una
recesión.
Los pasajeros dejan de viajar y el sector
transporte pierde: según la Asociación Internacional del Transporte Aéreo (IATA)
la industria de aerolíneas podría
perder 113.000 millones de dólares en ingresos por la suspensión de miles de
vuelos y el impacto de las medidas preventivas tomadas por los Estados
para evitar la propagación del
coronavirus.
Se desploma el sector turismo: los datos del Consejo Mundial de Viajes y
Turismo (WTTCs) indican que la industria
turística representa un 10,4% del crecimiento económico mundial y genera cerca
de 319 millones de puestos de trabajo, 10% del empleo a nivel global. Según
la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo
(UNCTAD) Las pérdidas globales se elevan a 2 billones de dólares y
aumentarán hasta que se detenga la propagación internacional del virus.
Se paraliza la industria: la suspensión de viajes internacionales y de
la movilidad interna en los países industrializados afectan los procesos de
producción global, al obstaculizar la logística de cadenas productivas
internacionales. Las drásticas medidas adoptadas por varios países impactan a miles de empresas en todo el mundo que
forman parte de cadenas productivas internacionales, han visto afectados su
oportuno aprovisionamiento y no pueden reponer a tiempo los inventarios de
materias primas, insumos y productos terminados, cuestión que origina la
desaceleración, estancamiento y contracción de la actividad industrial, con la
consiguiente escasez y especulación que luego se genera.
Se derrumban las bolsas de valores: el impacto del virus en la aviación se ha reflejado en la
volatilidad de los mercados bursátiles en las últimas semanas, con caídas generalizadas en torno al 10%.
En apenas dos meses, las bolsas de valores han perdido más de un tercio de lo
que ganaron en los doce meses de 2019. Las autoridades económicas no tienen
instrumentos eficaces para encarar esta crisis.
Se hunden los precios del petróleo: las restricciones globales al
tráfico de pasajeros causan una contracción en
la demanda de combustibles que se reduce al ritmo de las medidas
gubernamentales para frenar la propagación de la pandemia. Mientras más países limiten la movilidad
pública, cierren fronteras y cancelen vuelos, mayor será el impacto en la
demanda de petróleo. Por si fuera poco, la sobreproducción de los grandes exportadores
está causando una caída en los precios. La cesta OPEP perdió más de 14
dólares en una semana al pasar de 51,64 dólares por barril a 37,51 dólares por
barril.
Gana el sector de entretenimiento en línea: si bien la expansión internacional del
coronavirus ha significado un duro golpe para el sector del transporte aéreo, industria
turística, eventos deportivos y espectáculos públicos que han tenido que ser
suspendidos, el aislamiento en casa
para no contraer la enfermedad ha impulsado el crecimiento de los
sectores de entretenimiento. Empresas como Netflix han visto aumentar los suscriptores y la facturación, obteniendo jugosas ganancias
que han aumentado el valor de sus acciones en los mercados bursátiles.
Industria farmacéutica es la gran ganadora: este
sector ha crecido empujado por la demanda de suplementos y tratamientos para la
prevención, diagnóstico y control del coronavirus. Al aumentar el
volumen de ventas, las proyecciones de
ganancias seguramente superarán los 30 mil millones de dólares del año anterior.
El
impacto económico sobre Venezuela: según el Ministerio de Petróleo de
Venezuela, la cotización del crudo venezolano cayó más de 13 dólares por
barril, una baja de 32,41% en lo que va de marzo, al caer a 27,19 dólares luego
de haber cotizado en 40,24. Recordemos que en 2019 el precio promedio fue de
56,83 dólares por barril. En 2019, Venezuela
exportó aproximadamente 600.000 barriles diarios de petróleo a un precio
promedio de $ 56 por barril, para un ingreso de aproximadamente de $ 10.950
millones. Para igual volumen de exportaciones pero con un precio reducido en un
tercio, Venezuela recibiría menos de $ 8.000 millones en 2020. Con un nivel de
reservas internacionales de apenas $ 6.900 millones, de los cuales más del 60%
es oro, faltarán divisas para asegurar
el mínimo nivel de importaciones que requiere la economía. La situación puede
ser peor si PDVSA se ve obligada a rebajar
aún más los precios debido a las sanciones impuestas a su
comercializadora Rosneft Trading.
Venezuela no está preparada para enfrentar una masiva y
acelerada propagación del coronavirus. La precariedad de la infraestructura
hospitalaria y la debilidad de un aparato productivo diezmado después de seis
años de recesión, colocan a toda la Nación en un estado de extrema
vulnerabilidad. No le abramos las puertas de nuestros hogares a la enfermedad.
Nuestra primera prioridad ahora debe ser la de reforzar las medidas de
prevención personal para evitar tener que depender de la asistencia del
gobierno o de la solidaridad internacional.
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