Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
La mala gestión de PDVSA y sus empresas filiales constituye la causa
principal del colapso de la producción petrolera y del deterioro de la
capacidad de refinación. Esto se ha visto agravado por el endurecimiento de las
sanciones económicas aplicada por el gobierno de EEUU que complican el acceso a
los mercados financieros y de bienes y servicios, incluyendo componentes para
la refinación del petróleo en combustibles y lubricantes. El impacto de las
sanciones económicas se exacerba ahora con el malestar social que ha generado
el cierre de DirectTV en Venezuela debido a que las sanciones prohíben los
canales Globovisión y PdvsaTV, pero el gobierno de Maduro se negó a sacarlos de
la programación.
A Chevron las sanciones le recortan margen de maniobra. La OFAC le dio plazo hasta noviembre a esta compañía estadounidense para
que termine de finiquitar sus negocios con PDVSA y esto se traduce en una nueva
reducción de las operaciones de exploración y extracción de petróleo, cuestión
que repercute en los contratos de servicios y adquisición en las empresas
mixtas con PDVSA.
Rosneft también se vio
presionada a salir de Venezuela.
La petrolera rusa tiene accionistas internacionales cuyos intereses fueron
afectados por las sanciones económicas. Para evadir este impacto, Rosneft liquidó todos sus activos en el país, cuyas filiales
llegaron a comercializar un promedio de 400.000 b/d. Ahora, sin la
intermediación de Rosneft, Pdvsa tiene que hacer frente a las sanciones que le
impiden comercializar directamente su petróleo, pero el problema es que los
precios del petróleo están tan bajos que ya no hay margen para conceder
descuentos a las navieras que se arriesgan a transportar y comercializar el
petróleo venezolano.
Otro caso poco conocido es el de Nynas, una petrolera de origen sueco en
la que PDVSA adquirió el 50,01 % de su capital en el marco de la política de
internacionalización que se inició en la década de los 80. Nynas fue acondicionada para recibir crudos
del estado Zulia, pero el despacho de aproximadamente 60.000 barriles diarios
del Lago de Maracaibo se interrumpió a raíz de las sanciones a PDVSA. Esto
erosionó la rentabilidad de Nynas que se declaró en bancarrota, se acogió a un
proceso de reestructuración de la deuda y, para evadir las sanciones, planteó
como salida reducir la participación de Pdvsa para que la petrolera sueca no
fuese considerada su filial. Reducir la participación de PDVSA de 50,01% a 15%
significa una pérdida del 35% de la participación accionaria de PDVSA.
Con esta venta, el Plan
de Reestructuración de PDVSA comienza con una privatización poco transparente de
sus activos el exterior, lo cual acelera el fin caótico y desordenado del modelo
nacionalista y estatista que prevaleció en la industria petrolera venezolana y
deja muchas dudas sobre la protección de los activos de Pdvsa y la República en
el exterior y en el territorio nacional.
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