viernes, 22 de mayo de 2020

Nuevo Modelo de Negocios en la Industria Petrolera


Víctor Álvarez R. 
Premio Nacional de Ciencias
Con la reforma de 2006 se forzó la conversión a empresas mixtas de los convenios operativos y asociaciones estratégicas y se impuso la mayoría accionaria de PDVSA. Eran los años de la arrogancia rentística en los que el Gobierno presumía de no necesitar la inversión privada para aumentar la producción de petróleo a cinco millones de barriles diarios. Pero ahora la situación es muy distinta. Ni Pdvsa ni el Estado tienen recursos para evitar que la producción siga declinando.
La canasta de petróleo venezolana se ha tornado cada vez más pesada y menos rentable. Dos tercios de la extracción actual son de crudos pesados y extra-pesados, pero el régimen fiscal no toma en cuenta las diferencias entre los yacimientos. Explotar el petróleo extrapesado de la FPO es más costoso que extraer el petróleo ligero del Zulia o Monagas. La regalía -que es la remuneración que recibe el Estado por su condición de propietario del petróleo, pero que el inversionista registra como un costo- en vez de ser un porcentaje fijo para todos los yacimientos y tipos de crudos, se debería ajustar según las condiciones concretas de cada uno.
Para que el petróleo no se quede en el subsuelo, esta cruda realidad financiera impone un nuevo acuerdo nacional que supere la visión del monopolio estatal y abra la industria petrolera a la inversión privada nacional y extranjera. Solo así será posible rentabilizar un recurso natural para que aporte las divisas que un incipiente sector exportador privado no podrá generar. Esto implica un nuevo modelo de negocios basado en incentivos fiscales, aumento de la inversión privada en las empresas mixtas y la apertura al capital privado en las actividades conexas.

Actualmente PDVSA realiza sus operaciones en la industria petrolera a través de:
ü  46 empresas mixtas
ü  5 licencias de gas
ü  34 unidades de producción de esfuerzo propio
ü  2 filiales distribuidas en 4 áreas: Oriente, Occidente, Costa Afuera y FPO
Esfuerzo Propio: Desarrollo de las actividades de exploración y explotación de campos, con capital 100% de PDVSA, sin asociación con ninguna otra empresa.
Empresas Mixtas: Desarrollo de operaciones de exploración y explotación con uno o varios socios privados que tienen una participación máxima de 49% del capital.
Licencias: Desarrollo de operaciones de exploración y explotación de yacimientos de gas por parte de terceros, sin intervención de PDVSA.
Asociaciones de Servicios Compartidos (ASC): operaciones de exploración y explotación a través de la contratación de empresas de servicios, respaldando el pago con la venta del crudo.
Tanto las operaciones de esfuerzo propio como las empresas mixtas se realizan en campos que tienen grandes diferencias en materia de:
ü  Tipo de crudos: extrapesados, pesados, medios, livianos, condensados y gas.
ü  Madurez de las reservas probadas
ü  Complejidad geológica de los yacimientos
ü  Tipo de locación del campo (tierra o costa afuera)
ü  Niveles de producción actual
ü  Costo de producción
A fin de mejorar el esfuerzo propio y optimizar las empresas mixtas, un nuevo modelo de negocios en la industria petrolera pasa por cerrar la brecha que existe entre los proyectos de bajo riesgo y alta rentabilidad y los proyectos de alto riesgo y baja rentabilidad. Para equiparar la rentabilidad entre los campos con crudos extrapesados más difíciles para su explotación, con los campos de crudos livianos y medianos menos complicados, se requiere una gama de incentivos que haga atractiva la inversión.
Ante las severas limitaciones financiera que tiene PDVSA para sostener su esfuerzo propio, se plantea que los negocios de bajo riesgo y alta y baja rentabilidad se hagan bajo el modelo de Acuerdo de Servicios Conjuntos (ASC), donde las actividades de exploración y producción sean realizadas por una empresa de servicios que cobre una tarifa y calcule su pago de acuerdo al total de barriles extraídos.
Como PDVSA no cuenta con fondos suficientes para revertir la declinación de la extracción que hace con esfuerzo propio, se plantea flexibilizar la participación de capital privado para convertir en empresas mixtas las unidades de alto riesgo y baja rentabilidad de PDVSA, ofreciendo en venta el 49,99% de las acciones.
Para disuadir la resistencia que opondrán las tendencias nacionalistas y estatistas, el argumento es licitar primero aquellas áreas y/o bloques con mayor riesgo y escala de inversiones que PDVSA no puede acometer y así ese petróleo que está reposando en el subsuelo se convierta en ingresos por regalías, ISLR e impuestos parafiscales que de lo contrario el país no percibiría.
Con este fin se plantea una reforma legal para que PDVSA pueda incluso legar a reducir su participación accionaria por debajo del 50% en empresas mixtas con alto grado de riesgo y baja rentabilidad. El argumento es que así la compañía podría liberar recursos para financiar su esfuerzo propio en áreas de menor riesgo y mayor rentabilidad. Y en aquellos casos donde PDVSA no pueda sostener su esfuerzo propio se plantea convertirlos en empresas mixtas para que el inversionista privado sea quien financie la recuperación de la extracción de petróleo.
Según el Ministerio de Finanzas y el BCV, Venezuela tiene en default $ 57.139 millones, de los cuales,  $ 26.044 millones son de Pdvsa. Los compromisos totales de Pdvsa ascienden a $ 100.795 millones y la deuda externa del país se ubica en $ 91.96. La deuda con socios y proveedores se disparó a más de 17 mil millones de dólares. Estos retrasos vienen del año 2012, cuando se registraron reclamos de contratistas y proveedores, entre ellos Schlumberger, Halliburton, Baker Hughes, Weatherford y decenas de proveedores nacionales.
En atención al interés de los inversionistas de cobrar la deuda pendiente, se plantea un mecanismo de pago de la mora que PDVSA tiene con las Empresas Mixtas y otros acreedores por la vía de convertir esa deuda en inversión. Esto significa que PDVSA podrá cancelar el capital e interés que tiene pendientes, convirtiendo ese monto en activos a favor de la participación porcentual del inversionista privado.
El nuevo modelo de negocios que se plantea implica derogar el Decreto Nº 5200 con Rango de Ley de Migración a Empresas Mixtas de los Convenios de Asociación de la Faja Petrolífera del Orinoco y Convenios de Exploración a Riesgo y Ganancias Compartidas, y derogar también la Ley Orgánica que Reserva al Estado Bienes y Servicios Conexos a las Actividades Primarias de Hidrocarburos, de tal forma que los bienes en cuestión puedan ser traspasados al capital privado y éste retome las actividades conexas en la industria petrolera, tales como: inyección de gas y agua a yacimientos, servicios lacustres, compresión de gas, tratamiento de aguas y servicios especializados, los cuales se encuentran en estado de abandono.
La ley de Hidrocarburos Líquidos permite el desarrollo de operaciones de exploración y explotación de yacimientos de gas por parte de terceros, sin intervención de PDVSA, pero con restricciones a la hora de fijar el precio de venta y con la obligación de vender el gas a PDVSA y empresas del Estado. El planteamiento es que si estas restricciones se flexibilizan, entonces se podrá atraer inversiones privadas que financien hasta el 100% de los proyectos destinados a la recolección, compresión y transmisión del gas natural que se ventea, quema y desperdicia en las diferentes áreas de producción petrolera del país.
Los subsidios a los combustibles representan una carga financiera de $ 11.000 millones anuales que bien pudieran destinarse a repotenciar la capacidad de refinación nacional. La escasez es tan grave que la gasolina se cotiza hasta en 3 $/litro. Ni tan calvo ni con dos pelucas. Sincerar el precio de los combustibles se puede hacer con base en el precio de indiferencia en las diferentes fronteras; es decir, igualar el precio en ambos lados para que deje de ser rentable el contrabando.
La eliminación de este ruinoso subsidio permitirá liberar fondos para repotenciar las refinerías y modernizar el sistema de transporte público. Al sincerar el precio de los combustibles se crearán mejores condiciones para atraer la inversión privada bajo un nuevo modelo de negocio basado en la figura de Licencias que permiten a los privados realizar las actividades de refinación sin asociarse con el Estado.
Sin lugar a dudas, el desplome del ingreso en divisas de Pdvsa y las severas restricciones fiscales del Estado sentencian la necesidad de buscar nuevas fuentes de financiamiento y esto pasa por incentivar la inversión privada nacional y extranjera. Pero para lograrlo, se impone un cambio sustantivo en la estrategia estatista que hundió a la industria petrolera en el burocratismo y la corrupción.

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