lunes, 19 de junio de 2023

Cambios en el CNE: Los mejores estrategas se prepararan para los peores escenarios

 

Víctor Álvarez R. 

Con la maniobra de forzar la sustitución de los rectores del CNE antes de que cumplieran su período legal, el gobierno actúa con mucha astucia. Sabe del enorme rechazo que sufre entre los electores y para conjurar la amenaza de ser barrido en las Presidenciales de 2024 hará todo lo que esté a su alcance para deteriorar las condiciones electorales. Por eso procede a designar un nuevo CNE con rectores espanta votos que creen dudas sobre el proceso electoral, erosionen la confianza en el voto, dividan a sus adversarios y aumenten la apatía electoral y abstención que  conviertan  en mayoría su decadente caudal electoral.

Los mejores estrategas se preparan para los peores escenarios. Bajo un régimen autoritario no hay que esperar elecciones libres ni competitivas. Los precandidatos de la oposición radical catalogan al gobierno de Maduro como una dictadura. Sin embargo, espera del régimen condiciones electorales a tono con los estándares internacionales. A una dictadura no se le piden elecciones libres y limpias, se le enfrenta en desventaja y en las peores circunstancias.

El oficialismo tiene claro que no cuenta con la mayoría popular. Su caudal de votos ha mermado elección tras elección. Solo si enfrenta a una oposición dividida en un ambiente de apatía electoral es que hará concesiones para celebrar unas elecciones con el mínimo de condiciones cuyo resultado pueda ser reconocido nacional e internacionalmente, aunque con observaciones y reparos. Pero si el oficialismo calcula que está comprometida su continuidad en el poder, empañará la transparencia del proceso electoral para exacerbar la división y abstención que lo pongan a ganar.

Hay quienes le hacen el juego a la estrategia divisionista y abstencionista del gobierno y rebuscan argumentos para no medirse en unos comicios asistidos por un CNE que consideran imparcial y con el cual la oposición ganó la Asamblea Nacional en 2015, y conquistó 124 alcaldías y cuatro gobernaciones en las Megaelecciones de 2021. Con estos resultados se demostró que ya están dadas las condiciones políticas y electorales básicas para que el malestar nacional pueda votar, competir y ganar.

Las favorables condiciones políticas son más decisivas que las desventajosas condiciones electorales. En efecto, con más del 75º% del electorado en contra de la gestión del gobierno, alegar la falta de condiciones electorales es un pretexto de quienes temen caer derrotados al presentarse divididos por no haber sido capaces de subordinar al interés nacional sus intereses políticos particulares y sus ambiciones personales.

Un CNE con mayoría oficialista será funcional a la necesidad de sobrevivencia de un régimen que teme ser perseguido y encarcelado si pierde las elecciones. Mientras esta amenaza se mantenga, el oficialismo apelará a cualquier maniobra para no perder el poder: inhabilitación de candidatos, obstrucciones a la actualización del Registro Electoral, restricciones a los migrantes para que no puedan registrarse ni votar, uso ventajoso de los medios de comunicación y recursos públicos, reducción del número de centros electorales para provocar largas colas y cambios de ubicación de electores a otros centros de votación para que no puedan votar.

En una maniobra que se veía venir para desanimar la propensión a votar que comenzaba a crecer, tiene lugar la renuncia de los rectores principales y suplentes afectos al oficialismo en el Consejo Nacional Electoral (CNE). Se anuncia también la designación por parte de la Asamblea Nacional (AN) de la Comisión Preliminar del Comité de Postulaciones. En la designación del poder electoral, un CNE con tres rectores del oficialismo y dos rectores de oposición será la mejor correlación de fuerzas que la oposición puede esperar de un gobierno al cual  acusa de autoritario y hegemónico. ¿O acaso pretende que la dictadura que quiere derrocar le conceda una mayoría de 3 a 2 en el ente rector del poder electoral? Bajo un régimen autoritario no hay que esperar elecciones libres ni competitivas. A una dictadura no se le piden elecciones libres y limpias, se le enfrenta en desventaja y en las peores circunstancias.

El liderazgo opositor tiene que evitar caer en la jugada del gobierno y reducir su discurso a la mejora de las condiciones electorales, descuidando el desarrollo de una oferta electoral sintonizada con la urgencia de una población exhausta por la crisis. La elección de los nuevos rectores llevará varios meses y si la dirigencia política no conecta su narrativa con las necesidades de la gente, el elector no se sentirá motivado a votar, ni siquiera en la elección Primaria porque no encontrará propuestas convincentes para superar la problemática económica que atormenta a los hogares venezolanos.

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario