Víctor Álvarez R. / Director de Pedagogía Económica y Política
La
Administración Trump declaró al Cartel de los Soles (CDS) y al Tren de Aragua
(TDA) como organizaciones terroristas y publicó un comunicado en el que acusa a
Nicolás Maduro de estar vinculado a esas bandas criminales. Marco Rubio no
considera a Maduro como el presidente legítimo de Venezuela sino como el jefe
de un cártel narcoterrorista. La fiscal general, Pam Bondi, anunció
el aumento de la recompensa por Maduro a $ 50 millones. La secretaria de prensa de la Casa Blanca,
Karoline Leavitt afirmó que Trump estaba "dispuesto a utilizar
todos los elementos del poder estadounidense para impedir la entrada de drogas
en EEUU y llevar a los responsables ante la justicia". Y The New York Times reveló
que Trump había "firmado en secreto una directiva dirigida al Pentágono
para usar la fuerza militar contra los cárteles de la droga latinoamericanos
que han sido calificados como organizaciones terroristas".
Todas esas declaraciones alimentan una matriz de opinión internacional para convencer al mundo de que Venezuela es un narcoestado que está llenando a EEUU de drogas del CDS y delincuentes del TDA, lo cual expone a los migrantes venezolanos a la sospecha generalizada de estar vinculados a esas organizaciones criminales y justificar así su persecución y deportación masiva y forzada.
El
despliegue naval de EEUU y los ataques letales a embarcaciones tripuladas por supuestos
narcoterroristas venezolanos se puede analizar bajo la lógica de “la paz a
través de la fuerza” que sigue Trump. Según esta visión, EEUU no necesita declarar
una guerra para imponer su voluntad, sino de exhibir su poder y usarlo de
manera puntual para que el adversario se atemorice y se rinda. En esa lógica,
la amenaza es tan importante como la fuerza misma.
Así, el aumento de las recompensas, la
designación del CDS y del TDA como organizaciones terroristas vinculadas a
Maduro, la autorización de acciones encubiertas fuera del territorio de EEUU,
la movilización de naves de guerra en el límite del espacio marítimo
venezolano, y los ataques a embarcaciones venezolanas, forman parte de esa
demostración de fuerza con la que se pretende atemorizar y desmoralizar a la coalición gobernante
para que llegue a la conclusión de que ya no puede mantenerse en el poder y se
rinda. El objetivo es provocar traiciones internas y rupturas que desemboquen en un golpe de Estado,
en la rendición en la mesa de negociaciones o en la huida de Maduro hacia un
país aliado, tal como lo hizo recientemente Bashar al Assad en Siria.
Pero si a pesar de todo este despliegue
de fuerza y amenazas, Trump no logra forzar la
salida de Maduro del poder, entonces podría contemplar acciones más agresivas,
incluyendo ataques militares a objetivos específicos en suelo venezolano,
tal como ocurrió con el reciente ataque a las plantas nucleares de Irán. Todo
esto también nos recuerda el caso de Iraq, país que fue acusado de desarrollar
armas de destrucción masiva, su territorio fue bombardeado; pero luego de la
invasión militar, las armas no se consiguieron y el país quedó envuelto en una
ola de violencia y destrucción.
El
narcotráfico es un problema real que debe ser atacado desde una visión integral
y con la corresponsabilidad de todos y cada uno de los países por los que pasa la
cadena de producción, transporte, distribución y consumo de drogas. Sin mercado
no hay producción, pero EEUU se enfoca en atacar los cultivos ilícitos,
laboratorios y puntos de embarque, sin combatir con la misma determinación las
redes de distribución y consumo en su propio territorio. EEUU encabeza el
ranking de países con mayor volumen de negocios del narcotráfico, con montos
que superan los $ 300 mil millones. Si se trata de vigilar rutas y cuidar
fronteras para combatir al narcotráfico, Trump debería redirigir todo ese
despliegue militar hacia el resguardo de su propio territorio y así evitar que
el lucrativo negocio de las drogas siga creciendo dentro de su país, donde más
de 80 millones de consumidores constituyen el mayor mercado de drogas ilícitas
del mundo.
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