lunes, 23 de agosto de 2010

Inflación vs. salario

La inflación erosiona el poder adquisitivo, contrae el consumo privado y es causa de recesión. Al no haber suficiente demanda, los capitalistas -en lugar de aumentar los sueldos para reanimar el consumo-, lo que hacen es bajar el nivel de producción y reducir las nóminas, con lo cual empeoran aún más la situación. El empeño por trasladar de inmediato y en una mayor proporción cualquier aumento de sueldos termina revirtiéndose contra la propia lógica del capital de aumentar las ventas para maximizar sus ganancias. De hecho, en la reciente baja del ritmo inflacionario influye la recesión por la que atraviesa la economía nacional.
Los aumentos de sueldos serán la fuerza motriz de la reactivación económica, siempre y cuando no sean trasladados de inmediato y en una mayor proporción a los precios. Solo así se podrá aumentar el poder de compra de los hogares para satisfacer sus necesidades básicas y esenciales. El salario no es sólo un costo de producción más: es la principal fuerza motriz del consumo privado y de la demanda agregada.
La inflación no es mayor gracias a los bienes y servicios cuyos precios están controlados. Pero a pesar del control precios, de los subsidios y de la sobrevaluación del tipo de cambio, la inflación en productos de procedencia nacional llega a 20,3% y la de los importados es de 14,4%. La inflación cerró en julio 2010 en 1,4% mientras que en julio 2009 fue 2,1%. Esta tendencia a la baja no quiere decir que la inflación ha sido derrotada: los precios siguen subiendo pero a menor velocidad.
Los trabajadores que viven de un ingreso fijo ven como el aumento anual de 20% se vuelve sal y agua. Quien devenga un sueldo mínimo de Bs. F. 1.223,89 y tiene que gastar Bs. F. 2.484,73 para solo comprar la Canasta Alimentaria transfiere parte de su ingreso al factor capital que domina la producción y los precios. Los asalariados, al tener mayores necesidades insatisfechas, cuando reciben un aumento de sueldos tienden a gastarlo todo, no tienen capacidad de ahorro y su propensión al consumo es mayor que la de los capitalistas, los cuales tienen sus necesidades básicas y no básicas satisfechas. Cualquier aumento de los sueldos mueve la economía y ayuda a vencer la recesión. Cuando se castiga el salario se castiga la actividad económica y se causa y profundiza la recesión, toda vez que la lógica contradictoria del capital induce a bajar el nivel de producción y a recortar las nóminas, golpeando aún más el ingreso familiar y entrampando la economía en un circulo vicioso de recesión-recorde de producción-ajuste de nóminas-caida de la demanda-recesión .
Los mecanismos del mercado han demostrado su creciente incapacidad para sacar a la economía de este círculo vicioso. Esto hace necesaria una sabia y oportuna intervención del Estado no solo para reactivar la economía sino, fundamentalmente, para transformar la lógica económica basada en la maximización del lucro a través de la intensificación de la explotación de los trabajadores y de la depredación de la naturaleza, por una nueva lógica económica centrada en los principios de solidaridad, cooperación, complementación, equidad y sustentabilidad.

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