La pugna por la distribución del ingreso entre trabajo y capital se expresa en el saldo neto del intercambio de aumento de sueldos por inflación. En dependencia de cuál sea mayor estaremos en presencia de una distribución progresiva o regresiva del ingreso.
El factor trabajo reclama aumentos de sueldos para compensar el poder adquisitivo perdido como consecuencia de la inflación. Por su parte, el factor capital registra tales aumentos como un incremento en los costos de producción. Para no afectar su margen de ganancias, inmediatamente lo traslada al precio en igual, mayor o menor proporción. Los trabajadores en cambio tienen que esperar hasta la nueva contratación colectiva (que en promedio suele ser cada dos años) para que se produzca una nueva compensación salarial.
El INPC tuvo en julio una variación de 1,4%, menor que 1,8% en mayo y 2,1% en junio. Es la menor tasa intermensual en los últimos 16 meses y sugiere una tendencia hacia la baja. Pero esto no quiere decir que los precios dejen de crecer: siguen subiendo pero a un ritmo menor. De hecho, la variación anualizada a julio 2010 desaceleró de 31,3% a 30,5 %, aunque la variación acumulada en los 7 meses de 2010 se ubica en 18,0%, superior a la acumulada en igual período de 2009 cuando llegó a 13,1%. La inflación acumulada en 11 años y 7 meses es de 835% y desde que entró en vigencia la reconversión monetaria es de 90,4%.
En promedio, la inflación anual es superior al aumento de sueldos que suele ser de 20%. En el Estrato I, el más pobre, la inflación anualizada fue 35,8 %. Por lo tanto, en este canje de aumento de sueldos por inflación, los ricos se hacen cada vez más ricos mientras los pobres son cada vez más pobres. Al ser mayor la inflación que el aumento de sueldos, se produce una transferencia neta del ingreso del factor trabajo que vive de un sueldo fijo a favor del factor capital que ajusta con rapidez la mayoría de los precios. El factor trabajo reacciona con retraso y cuando por fin logra una compensación salarial, ya ha transferido buena parte de su ingreso a los factores que dominan los precios. Según la distribución factorial del ingreso, en 1998 al trabajo le tocaba el 39.7%, superior al 36.2 % del que se apoderaba el capital. Diez años después, cayó a 32.8 % mientras que la del capital subió a 48.8%.
Cuando se castigan los sueldos se castiga también el ritmo de actividad económica. Al no haber suficiente demanda, en lugar de aumentar los sueldos para reanimar el consumo, el factor capital lo que hace es bajar el nivel de producción y reducir las nóminas, con lo cual empeora aún más la situación. El salario no es sólo un costo de producción más. Es la principal fuerza motriz de la demanda agregada. El factor trabajo, al tener mayores necesidades insatisfechas, cuando recibe aumento de sueldos tiende a gastarlo todo. No tiene capacidad de ahorro y su propensión al consumo es mayor que la del factor capital que tiene sus necesidades básicas satisfechas.
Los aumentos de sueldos impulsarán la reactivación económica siempre y cuando no sean trasladados de inmediato y en una mayor proporción a los precios. Es hora de entender que proteger el aumento de los sueldos es lo que puede reactivar la economía y vencer la recesión.
El factor trabajo reclama aumentos de sueldos para compensar el poder adquisitivo perdido como consecuencia de la inflación. Por su parte, el factor capital registra tales aumentos como un incremento en los costos de producción. Para no afectar su margen de ganancias, inmediatamente lo traslada al precio en igual, mayor o menor proporción. Los trabajadores en cambio tienen que esperar hasta la nueva contratación colectiva (que en promedio suele ser cada dos años) para que se produzca una nueva compensación salarial.
El INPC tuvo en julio una variación de 1,4%, menor que 1,8% en mayo y 2,1% en junio. Es la menor tasa intermensual en los últimos 16 meses y sugiere una tendencia hacia la baja. Pero esto no quiere decir que los precios dejen de crecer: siguen subiendo pero a un ritmo menor. De hecho, la variación anualizada a julio 2010 desaceleró de 31,3% a 30,5 %, aunque la variación acumulada en los 7 meses de 2010 se ubica en 18,0%, superior a la acumulada en igual período de 2009 cuando llegó a 13,1%. La inflación acumulada en 11 años y 7 meses es de 835% y desde que entró en vigencia la reconversión monetaria es de 90,4%.
En promedio, la inflación anual es superior al aumento de sueldos que suele ser de 20%. En el Estrato I, el más pobre, la inflación anualizada fue 35,8 %. Por lo tanto, en este canje de aumento de sueldos por inflación, los ricos se hacen cada vez más ricos mientras los pobres son cada vez más pobres. Al ser mayor la inflación que el aumento de sueldos, se produce una transferencia neta del ingreso del factor trabajo que vive de un sueldo fijo a favor del factor capital que ajusta con rapidez la mayoría de los precios. El factor trabajo reacciona con retraso y cuando por fin logra una compensación salarial, ya ha transferido buena parte de su ingreso a los factores que dominan los precios. Según la distribución factorial del ingreso, en 1998 al trabajo le tocaba el 39.7%, superior al 36.2 % del que se apoderaba el capital. Diez años después, cayó a 32.8 % mientras que la del capital subió a 48.8%.
Cuando se castigan los sueldos se castiga también el ritmo de actividad económica. Al no haber suficiente demanda, en lugar de aumentar los sueldos para reanimar el consumo, el factor capital lo que hace es bajar el nivel de producción y reducir las nóminas, con lo cual empeora aún más la situación. El salario no es sólo un costo de producción más. Es la principal fuerza motriz de la demanda agregada. El factor trabajo, al tener mayores necesidades insatisfechas, cuando recibe aumento de sueldos tiende a gastarlo todo. No tiene capacidad de ahorro y su propensión al consumo es mayor que la del factor capital que tiene sus necesidades básicas satisfechas.
Los aumentos de sueldos impulsarán la reactivación económica siempre y cuando no sean trasladados de inmediato y en una mayor proporción a los precios. Es hora de entender que proteger el aumento de los sueldos es lo que puede reactivar la economía y vencer la recesión.
Teniendo claro que nuestra economia, es capitalista y los pasos dados hacia el Socialismo son apenas insipientes, fenomenos como el comentado son logicos, sobre todo, cuando dependemos en extremo del flujo de caja petrolero y la ecomonia se desarrolla en el marco de las importaciones. Mientras mantengamos el modelo actual en donde el sector terciario de la economia, en especial el importador, es el motor, dificilmente venceremos la "Estanflacion" actual. Debemos dar el salto y cerrar la economia de puertos en donde todo se resuelve comprando en Dolares. Debemos dar valor a nuestra moneda y revolucionar el sistema de compras para desligarla progresiva pero geometricamente del modelo dolar, heredado de la IV y que campea en la V.
ResponderEliminar"Los aumentos de sueldos impulsarán la reactivación económica siempre y cuando no sean trasladados de inmediato y en una mayor proporción a los precios. Es hora de entender que proteger el aumento de los sueldos es lo que puede reactivar la economía y vencer la recesión."
ResponderEliminarLa otra es que rompamos de una vez por todas con la Economía Capitalista; que por lo menos empecemos por Nacionalizar toda la Banca y reevaluemos progresivamente nuestra moneda, no el maquillaje de dividir entre mil y cambiar el nombre de bolívares por bolívares fuertes.
Aquí cuando alguien se le ocurre la idea de realizar los cambios profundos para avanzar científicamente hacia una Sociedad Socialista, es excomulgado como quien dice y satanizados por los burócratas burgueses y pequeños burgueses; pues ellos piensan llevarse todas sus riquezas, llenas de sangre y sudor del pobre; al Sepulcro.
Acuerdese que el factor capital, en manos del Estado, es bastante alto en Venezuela con el agravante de que la mayor acumulavión la tiene el Estado.Quiero decir, no existe nadie mas rico, individual o corporativamente que el Estado.
ResponderEliminarUsted mismo dice que la inflación subió en relación al 2009, además, dificilmente puede señaslarse que bajó porque en un mes haya bajado. Todavía no puede señalarse que es una tendencia. Espere 2 meses mas, al menos para sostener tal afirmació. En realidad Ud., como todos nosotros, desea que la inflacon baje y sustituye su deseo por una afirmación. Creo que aun la inflación y los precios suben.Saludos
ResponderEliminarCamarada. Ud sabe que los únicos que discuten a tiempo las contrataciones colectivas son los patronos privados. El Estado las retrasa mucho y ese efecto perverso de que no podemos acercarnos siquiera a la inflación nos castiga.
ResponderEliminarCerrar la "economía de puertos" que expone el primer anónimo es excesivo de entrada porque en este momento dependemos para comer de la importación. Y la propuesta del segundo anónimo es también extrema... saltar de golpe al socialismo es quebrar, el estado no puede con toda la carga... duelale a quien le duela hay que incentivar la actividad privada, pero ponerle el ojo, supervisar, establecer leyes que protejan el trabajo sin asfixiar al capital...
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