Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Como viene ocurriendo desde hace más de 40 años, el
recrudecimiento de las tensiones y conflictos en el Medio Oriente suele
impactar el comportamiento de los precios del petróleo, y esto es precisamente
lo que acaba de ocurrir una vez más. Nuevamente la siniestra fortuna de los
países de la OPEP se hace presente. La celebración de unos depende de la
tragedia de otros. Un atentado terrorista en las instalaciones petroleras de
Aramco dispara los precios e inunda de petrodólares a los países exportadores. ¿Convertirá
Venezuela esta tragedia en una oportunidad para generar ingresos adicionales
que le permitan levantar la extracción de crudos y aprovechar aún más el alza
de los precios del petróleo?
El impacto de los
atentados en la oferta mundial de petróleo
Arabia Saudita cerró la mitad
de su producción de petróleo después de que una serie de ataques con drones
causaron graves daños a la planta de procesamiento de petróleo más grande del
mundo. El grupo de resistencia de Yemen,
Ansarolá (Hutíes) bombardeó con drones 2 refinerías de petróleo perteneciente a
la empresa estatal Saudí Aramco, ubicadas en las ciudades de Abqaiq y Khurais.
El impacto
de los ataques a las instalaciones afectará a casi 5,7 millones de barriles de
producción de crudo por día. Según Aramco, esto equivale aproximadamente al 5%
de la producción diaria de petróleo del mundo, En agosto, Arabia Saudita
produjo 9.85 millones de barriles por día, según las últimas cifras de la
Agencia de Información de Energía de EEUU.
El ministro de Energía
saudita, Abdulaziz bin Salman, informó que los ataques también llevaron a
detener la producción de gas, cuestión que reducirá el suministro de gas
natural en un 50%. Mientras no se reconstruyan las instalaciones afectadas y se
normalice la producción de petróleo y gas, el precio de los hidrocarburos
subirá en el mercado internacional.
¿Qué pasará con el
precio del petróleo?
Justo cuando los analistas ajustaban sus
proyecciones de precios de los crudos con base en la evolución de la economía y
el comercio internacional, se producen los atentados en Arabia saudita que han
provocado un alza no esperada en los precios de los hidrocarburos.
Los analistas habían reducido sus pronósticos de
precios del petróleo al más bajo nivel en los últimos 16 meses, debido a una
demanda global más suave originada por la desaceleración económica y la
incertidumbre que genera la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Calculaban
que la demanda se contraería en los países desarrollados y se desaceleraría en
los países emergentes. Así, las tasas de crecimiento esperadas para el próximo
año no son suficientes como para elevar significativamente la demanda de
petróleo.
Una encuesta de Reuters entre 51 analistas
pronosticó que el crudo Brent LCOc1 promediaría 65.02 $/b en 2019 –un 4% menos
que la proyección de 67.47 $/B del mes anterior-, pero semejante al promedio de 65.08 $/b en lo que va de 2019.
La proyección de 2019 para los futuros de crudo intermedio West Texas CLc1 ya la
habían ajustado al mínimo desde enero de 2018, a $ 57.90 por barril, por debajo
del pronóstico de $ 59.29 del mes pasado. WTI ha promediado $ 57.13 este año. La
Administración de Información de Energía de EEUU, la Agencia Internacional de
Energía y la OPEP también habían rebajado en agosto sus pronósticos de
crecimiento de la demanda para 2019.
Solo un recrudecimiento de las tensiones en el
Medio Oriente podría impactar considerablemente el comportamiento de los
crudos, mucho más que el impacto de las sanciones de EE.UU contra Irán y
Venezuela. Y esto es precisamente lo que acaba de ocurrir. La Agencia
Internacional de Energía asegura que los mercados mundiales de petróleo están bien abastecidos, pero a Aramco le puede
llevar varias semanas restaurar las
instalaciones destrozadas y recuperar la producción, cuestión que elevaría los
precios del petróleo a un nivel en el que se mantendrían hasta
tanto Arabia Saudita normalice el suministro. El escenario más afortunado
para los países exportadores de petróleo lo ofrece Forbes que proyecta una
escalada de precios del crudo hasta los 100 $/b, pronóstico que no se cumplió.
¿Podrá Venezuela
aprovechar el alza de los precios del petróleo?
La producción de Pdvsa ha caído por debajo de los
800 mil barriles diarios. Los yacimientos están muy deteriorados. La atención a
los crudos convencionales fue desplazada por la prioridad que se le dio a la
Faja Petrolífera del Orinoco (FPO). La extracción y mejoramiento de crudos
pesados y extrapesados absorbió un creciente porcentaje de los recursos financieros,
pero al caer los precios por debajo de los 60 $/b, su explotación se hizo económica
y financieramente inviable.
La FPO tiene una capacidad de producción de 1
millón 400 mil barriles diarios pero solo se está produciendo 400 mil. La
posibilidad de aumentar esa cifra es casi nula porque los costos de esas
operaciones con precios por debajo de 60 $/barril se hacen inviables. En un
contexto de bajos precios del petróleo y restricciones financieras no es
posible dedicar el mismo esfuerzo a la FPO.
Al caer los precios en el mercado petrolero
internacional, las inversiones en la FPO comenzaron a generar un rendimiento
negativo. El deterioro de la tasa de retorno de la inversión prolongará su
recuperación por muchos años. Si se quieren aprovechar las alzas coyunturales
en los precios de los crudos, lo mejor es no invertir más en la FPO y reorientar
los escasos fondos hacia los campos convencionales donde los costos de
extracción son menores y se puede asegurar una mayor rentabilidad.
El costo de perforar un nuevo pozo supera los $ 2
millones. Intevep tiene un Plan en el que recomienda reactivar 13.800 pozos
categoría 1 y 2, cuyo costo de recuperación está entre $ 500.000 a $ 1.300.000 por
pozo. Pero hay que terminar los estudios para ver cuál campo es más
rentable, cuál se descarta y se cierra, y cuál finalmente se va a reactivar
y aprovechar.
La Cámara Petrolera de Venezuela (CPV) tiene una
propuesta para elevar en un millón de barriles la capacidad actual de
extracción. La propuesta de la CPV se basa en proyectos desarrollados por
empresas petroleras. Ese objetivo puede llevar más de 2 años y requiere de un
gran esfuerzo paralelo en otras áreas críticas en las cuales hay cuentas por
pagar a empresas de servicios petroleros que superan los $15.000 millones,
con las cuales es necesario normalizar la relación comercial para que puedan
traer equipos y personal especializado que Pdvsa no tiene. Hay deudas con los
socios de las empresas mixtas y necesidades de mantenimiento mayor en
infraestructura petrolera y eléctrica que también requieren cuantiosos recursos
de los que no dispone ni el gobierno ni la estatal petrolera.
Los litigios que se inicien debido a las cuentas
por pagar pueden paralizar el esfuerzo de recuperación de la extracción de
petróleo. Por eso, la estrategia de levantar la producción debe contemplar una
propuesta viable para que acreedores y proveedores se dispongan a renegociar
las deudas financieras y comerciales. Para recuperar la extracción de petróleo
se requiere saneamiento financiero y estabilidad económica, de lo contrario
será muy difícil atraer la inversión
extranjera que urge para levantar en el menor plazo posible el nivel actual de
producción.
La quimera de los 2
millones de barriles para finales de 2019
El pasado 10 de agosto, en un acto en el Parque El
Calvario, el presidente Nicolás Maduro dijo: “vamos logrando remontar la producción a más de un millón, y tenemos
que plantearnos la gran meta a fin de año: estar en los 2 millones de barriles
de petróleo, riqueza para invertir en vivienda, salud, educación”.
Levantar la producción a 2 millones b/d al cierre
de 2019 es una meta imposible de cumplir con un PIB que a lo sumo llegará a $
75.000 millones en 2019. No hay divisas disponibles para invertir en la
reactivación de la industria petrolera. No hay capacidad financiera para
levantar la extracción de crudos con esfuerzo propio. Ni el Gobierno ni Pdvsa
administran recursos suficientes para financiar las inversiones que se
requieren para levantar la producción.
Según el Ministerio de Finanzas y el BCV, Venezuela
tiene en default $ 57.139 millones, de los cuales, $ 26.044 millones son de Pdvsa. Los
compromisos totales de Pdvsa ascienden a $ 100.795 millones y la deuda externa
del país se ubica en $ 91.96. Esta deuda financiera no incluye la deuda
comercial petrolera con China, ni pagos de indemnizaciones.
Para que el petróleo no se quede en el subsuelo, esta
cruda realidad financiera impone un nuevo acuerdo nacional que supere la visión
del monopolio estatal y abra la industria petrolera a la inversión privada
nacional y extranjera. Solo así será posible aumentar la extracción en 2
millones de barriles diarios adicionales en los próximos 10 años y rentabilizar
un recurso natural para que aporte las divisas que un incipiente sector exportador
privado tampoco podrá generar.
Venezuela no es el
país con las reservas de petróleo más grandes del mundo
La política de certificación de reservas que se
realizó en 2005 fue la base para sustentar el mito de Venezuela como el país
con las mayores reservas del mundo. Ciertamente en la FPO está la mayor
acumulación de petróleo del mundo, el 20% de petróleo del globo está allí, pero
eso no quiere decir que sean reservas técnicamente viables y económicamente
rentables.
El último reporte
anual de la firma independiente noruega Rystad Energy sobre las reservas
mundiales de crudo recuperables, coloca a Venezuela en noveno lugar, con unos
68.000 millones de barriles, bastante menos que los 300 mil millones que sostiene
la información oficial del Ministerio del Petróleo y Pdvsa. Estados Unidos está
en el primer lugar, seguido de Arabia Saudita, Rusia y Canadá.
La clave para
entender esta diferencia está en el concepto de crudos recuperables. La
extracción de petróleo de la FPO, además de ser técnicamente viable, también
tiene que ser económicamente rentable. Para cubrir los costos de extracción, mejoramiento
y generar una adecuada remuneración de la inversión, la FPO necesita precios
del petróleo entre 80 y 100 dólares por barril. Con precios por
debajo de 60 $/b, los crudos pesados no pueden competir, salen del mercado y
por lo tanto no pueden considerarse reservas.
A raíz de los ataques a Arabia Saudita, el aumento coyuntural de los
precios del petróleo puede dar un margen de maniobra a Pdvsa para generar
ingresos adicionales que le permitan levantar su producción, pero este respiro
se agotará a medida que Aramco reconstruya las instalaciones afectadas,
recupere su producción y se normalice la
situación en el mercado petrolero internacional.
Las sanciones impiden
levantar la extracción de petróleo
Las sanciones que comenzaron a aplicarse en 2017 y
se endurecieron en 2019 aceleran y profundizan la caída de la producción
petrolera que Pdvsa ya se venía registrando desde 2014. El pasado 5 de agosto
de 2019, la administración de los EE.UU decretó una nueva Orden Ejecutiva
contra el Gobierno de Venezuela. La diferencia en este nuevo decreto es que no
son sanciones personales a funcionarios del Gobierno sino ahora contempla el
bloqueo de los activos de Pdvsa, Citgo y otros activos de la República de
Venezuela en territorio de los EE.UU.
La Orden Ejecutiva 13.884, en conjunto con las
otras seis órdenes ejecutivas, crea un marco de sanciones muy amplio y estricto
que limita a Pdvsa y demás empresas públicas venezolanas realizar operaciones
comerciales y financieras. El impacto de esta medida se traduce en la
imposibilidad de trasferir, usar en pago, exportar, retirar o negociar de
ninguna manera los activos propiedad de la República.
El impacto de las sanciones no solo lo sufren las
empresas públicas, también se hace extensivo a las empresas privadas de origen
venezolano. Al no poder distinguir claramente la naturaleza pública y
privada de sus cuentahabientes, la banca
internacional teme ser víctima de las sanciones y esto la lleva a cerrar
indiscriminadamente las cuentas de origen venezolano.
Así, las sanciones no solo cierran el margen de
maniobra a Pdvsa y sus filiales sino que también terminan afectando a empresas
privadas que necesitan mantener su relación económica y financiera con sus
clientes y proveedores internacionales. Al no poder movilizar sus fondos en el
sistema financiero internacional, esta restricción afecta la adquisición de
materia prima, insumos, repuestos, maquinarias y equipos que se requieren para
la actividad productiva. En tales condiciones, es muy difícil que Pdvsa pueda
aprovechar el auge coyuntural de los precios del petróleo. La siniestra fortuna esta vez será para los
demás países de la OPEP.
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