¿Cuánto
debe ser el monto del salario mínimo y cómo pagarlo?
Víctor Álvarez R. / @victoralvarezr
Escuche el análisis completo en el nuevo Podcast de #PedagogíaEconómica
La espiral
inflacionaria sigue pulverizando el valor de la moneda nacional. Quienes ganan
un salario fijo en bolívares son los principales perjudicados de esta brutal
depreciación. El último aumento del salario mínimo se decretó en marzo de 2022,
cuando se fijó en 130 Bs/mes,
aproximadamente 30 $/mes. Entre marzo/2022-febrero/2023 la inflación
acumulada supera el 250% pero el salario mínimo no ha aumentado en bolívares y -debido a la depreciación de la moneda
nacional- ha quedado reducido a solo 5,33 $/mes. O sea, 18 centavos de dólar
diarios. El FMI, BM y ONU estiman que quien gana menos de dos dólares diarios (60 $/mes) está sumido en la
pobreza.
Según la
Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), más del 90% de los hogares
venezolanos es pobre al no poder adquirir la canasta básica que, además de los
alimentos, incluye transporte, servicios de luz, agua, gas, vestido, calzado,
educación, salud, etc. Y más del 50 % de los hogares está en condición de
pobreza crítica, al no poder comprar ni siquiera la canasta alimentaria.
El artículo 91
de la Constitución establece que: “Todo
trabajador tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con
dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas”. Atendiendo a
este mandato constitucional, el
salario mínimo debería ser al menos el costo de la canasta básica y no solo el
costo de la canasta alimentaria.
¿De
dónde saldrán los recursos para pagar un aumento del salario mínimo?
El gobierno
responde que no hay ingresos fiscales suficientes para aumentar el salario
mínimo de la nómina pública al nivel de la canasta alimentaria (400 $/mes) y mucho
menos al nivel de la canasta básica (700 $/mes). El sector privado argumenta
que apenas está saliendo de la recesión y no podría soportar un aumento
semejante que llevaría a muchas empresas a la quiebra.
Pero el salario mínimo no puede
verse solo como un costo de producción más. Un salario digno es una
condición básica para la sobrevivencia humana, pero también es un requisito
para la reactivación económica. Los bajos salarios limitan el consumo privado,
principal componente de la demanda agregada que dinamiza la producción, mueve las ventas y hace posible la ganancia
empresarial. Sostener y ampliar la recuperación económica
necesita aumentar el salario mínimo al menos al nivel de lo que cuesta la
canasta alimentaria y, a medida que la economía mejore, llevarlo al nivel de la
canasta básica que, además de alimentos incluye vestido, calzado, educación,
salud, servicios, etc.
Cuando los
ingresos fiscales son limitados, el Estado debe priorizar la protección de los
sectores sociales más vulnerables. Con base en un principio de solidaridad,
está llamado a aplicar impuestos que hagan posible una redistribución progresiva del ingreso desde los sectores que
más ganan hacia los que menos tienen. Pero seguimos atrapados en un círculo
vicioso, toda vez que aumentar los impuestos en una economía que apenas viene
saliendo de una prolongada recesión sería abortar el proceso de recuperación.
La ola de
protestas de los trabajadores del sector público demanda un salario mínimo
igual a la canasta alimentaria. El problema es de dónde saldrán los fondos para
pagarlo. Algunas fuentes de recursos pudieran ser las siguientes:
ü Impuesto al Débito Bancario (IDB) para pagar
salario mínimo a la nómina de educación y salud.
ü Pagar en petros el salario mínimo al resto de la
nómina pública.
ü Destinar dividendos de Citgo a crear un Fondo de
Pensiones tipo Noruega para pagar a los jubilados.
ü Aumento de gasolina para pagar salario mínimo a la
nómina de alcaldías
ü Retención en las regiones de un % del IVA para
cubrir el aumento en la nómina de las gobernaciones.
Soluciones hay, veremos si hay voluntad política para aplicarlas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario