La Asamblea Nacional (AN) tendrá que escoger cinco nuevos rectores
principales y diez suplentes. Jorge
Rodríguez adelantó que: "Hay unas
sorpresas en esos nombres, sobre todo para aquellos que dicen que esta Asamblea
Nacional es ilegal, hay unas sorpresas en esos nombres, sobre todo de personas
que han hecho vida en instituciones cercanas a la oposición”.
Teóricamente ninguno debería
estar vinculado a los partidos políticos del gobierno o de la oposición, pero
en Venezuela esa es una de las condiciones electorales que no se cumple y los
rectores tienden a representar a los bloques políticos en pugna. Lo ideal sería
una fórmula 2-2-1; es decir, dos rectores pro gobierno, dos pro oposición y uno
neutral aceptado por ambas partes.
Jorge
Rodríguez también informó que a solicitud de las Facultades de Ciencias
Jurídicas y Políticas de las universidades autónomas y otras universidades se
concedió una prórroga de 10 días para que terminen de armar sus listas de
postulados y que a principios de septiembre se tendrá el nuevo CNE.
Recordemos
que la división y abstención de la oposición en las Parlamentarias de 2020
facilitó que la coalición gobernante ganara 256 de un total de 277 diputados.
Para las Megaelecciones de 2021 -como el oficialismo no se sentía amenazado por
una oposición dividida y debilitada que además llamaba a la abstención-, el
gobierno permitió una mayor
representación de la oposición y pasó de una correlación de 4-1 a otra de 3-2. Así se eligió un CNE más plural y con mayor autonomía, el cual asumió el reto de lograr un arbitraje
institucional, mejorar las condiciones electorales, reconstruir la confianza en
el voto y en la ruta electoral.
Pero ahora lo que se juega es la Presidencia de la República. La apabullante mayoría oficialista en la AN le permitiría al gobierno imponer un 5-0. Pero esto sería un exabrupto que sentenciaría el desconocimiento nacional e internacional de las próximas elecciones. El gobierno reconocerá el espacio que corresponden a los dos principales bloques de la oposición con la designación de un rector principal para cada uno, y una correlación de 3-2 en el nuevo Directorio.
Elecciones en dictadura
La
mayoría de los precandidatos catalogan al gobierno como una dictadura. Sin
embargo, esperan de él condiciones electorales a tono con los estándares
internacionales. Un nuevo CNE con tres rectores del oficialismo y dos rectores
de oposición será la mejor correlación de fuerzas que la oposición puede
esperar de un gobierno al cual acusan de
autoritario y hegemónico. Es iluso pretender que la dictadura a la que quiere
derrocar les conceda una mayoría de 3 a 2 en el CNE.
En la estructura
organizativa y funcional del poder electoral, no son cinco rectores sino ocho
los que asumen responsabilidades técnicas, institucionales y políticas. Por lo
tanto, la correlación de fuerzas entre el gobierno y la oposición trasciende los cinco rectores principales e
incluye a los rectores suplentes que se incorporan activamente a cada uno de
los órganos subalternos. Además de los dos principales de la oposición, es probable que mantengan los cuatro suplentes, para una correlación
final de 9-6 en el total de 15 rectores principales y suplentes. Adicionalmente están las 24 Oficinas Regionales en todos y cada uno de
los estados del país, cuestión que hay que tener en cuenta en el equilibrio del
poder electoral.
El oficialismo tiene claro el enorme rechazo que sufre entre los electores
y para conjurar la amenaza de ser barrido en las Presidenciales de 2024
necesita un árbitro electoral que luzca parcializado y subordinado a los
intereses del gobierno. Con ese fin forzó la renuncia de todos los rectores
principales y suplentes que venían avanzado en la tarea de restaurar la
legitimidad de desempeño del CNE y ahora hará uso de su aplastante mayoría en
la AN para nombrar otros rectores espanta votos. El objetivo del gobierno es
deteriorar las condiciones electorales, crear dudas sobre el resultado,
erosionar la confianza en el voto, aumentar la apatía electoral y la
abstención, a fin de convertir en mayoría su debilitado apoyo electoral.
Pero la
desconfianza en el voto y la apatía electoral no dependen solo del deterioro en
las condiciones electorales. También dependen de la calidad de los candidatos y
de la oferta electoral. Capitalizar electoralmente el rechazo al gobierno exige
postular una candidatura única y unitaria, con una propuesta de gobierno
conectada con el clamor nacional, que sea capaz de motivar, organizar y
movilizar masivamente a los electores descontentos para así poder avanzar hacia una solución política, electoral y pacífica
del conflicto venezolano.
Escuche el análisis completo en el nuevo podcast de Pedagogía Económica y Electoral https://t1p.de/uet8f
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