Víctor Álvarez R. / Premio Nacional de Ciencias
En la
diatriba político-electoral venezolana brilla por su ausencia el debate de
ideas, las ofertas programáticas, la visión del país que se quiere construir. Esta
vacuidad del discurso político revela la falta de análisis y comprensión de los
problemas nacionales. Los partidos no
tienen canales para escuchar y dar respuestas a las necesidades de la gente. Su
dirigencia no
estudia las causas de la problemática económica y social y no sabe cómo
resolverla. No tienen propuestas para derrotar la inflación, estimular la
actividad económica, detener el alza del dólar, mejorar los servicios de agua,
electricidad, gas, telecomunicaciones, repotenciar los sistemas públicos de
educación y salud, superar la escasez de combustible, ni mucho menos salvar
Citgo o reconstruir la industria petrolera.
El elector crítico y consciente no encuentra
opciones para analizar y evaluar los pro y contra, las ventajas y desventajas
de unas alternativas que no se le ofrecen. La ciudadanía acusa este vacío y
por eso no se siente atraída ante la proliferación de candidatos que perciben
como más de lo mismo: manipulación emocional para lograr sus ambiciones
personales y partidistas.
Los partidos políticos venezolanos han
perdido vigencia como medio de organización y participación ciudadana.
Están desprestigiados y no dan señales de reinventarse para desarrollar nuevas
formas de conexión con una sociedad que no quiere que le sigan describiendo la
cruda realidad que sufre cada día, sino
soluciones a los problemas que la atormentan. Al no generar propuestas para
resolver los principales problemas que azotan al país, el debate se llena de
ataques y contra ataques personales. Es la política del escándalo.
Las organizaciones políticas están tan desdibujadas y escuetas que ni
siquiera tienen un registro actualizado de militantes organizados.
No tienen con qué armar sus maquinarias electorales para defender los votos en
todos y cada uno de los centros y mesas electorales que se instalarán a lo
largo y ancho del territorio nacional. Tan
es así, que la mayoría de los electores no está enterado de que el 22 de
octubre hay una elección primaria. Más del 95 % de los migrantes no se registraron para participar
en la primaria y solo el 25 % de los consultados afirma que votará en la
primaria. La apatía y la desmovilización se imponen.
La incertidumbre en torno a la elección primaria
Los partidos políticos tienen
un propósito común: conquistar el poder. Se diferencian por su ideología,
doctrina y estrategias. Su acción política es una combinación
de razón y emoción, de inteligencia y pasión. Requiere análisis y comprensión
de la realidad que se quiere transformar, un programa de gobierno atractivo y
estimulante, un buen candidato, con visión de estadista, liderazgo y capacidad
de gestión, una maquinaria electoral capaz de organizar y movilizar al
electorado.
Pero los
partidos viven sumergidos en sus crisis internas y pugnas con otros partidos.
La oposición critica al chavismo por aferrarse al gobierno, exige democracia y
alternancia en el poder, pero le cierran el paso al nuevo liderazgo, dando
origen a pugnas internas que ha sido el pretexto perfecto para judicializarlos,
intervenirlos y entregarles la dirección a disidentes dispuestos a pactar con
el gobierno.
Luego
de casi un cuarto de siglo de hegemonía chavista, la Plataforma Unitaria
convoca una elección primaria en la que se presentan 13 precandidatos que no
han sido capaces de articular un mensaje político con el que la sociedad
venezolana se identifique al dar respuesta a su problemática. Cada quien anda
por su lado y así es imposible construir alianzas que conviertan el triunfo
electoral en una meta posible.
En el
debate de la UCAB, María Corina Machado afirmó que en la primaria se elegirá un
líder de la oposición y ratificó que su objetivo es llegar hasta el final; es
decir, hasta asumir el liderazgo de la oposición. Luego hablará con Petro,
Lula, Fernández, Boric, Arce y López Obrador para que presionen a Maduro y la
dejen inscribirse en el CNE como candidata a la Presidencia de la República.
La
primaria genera aprehensiones en quienes están rezagados en las encuestas y no
quieren someterse a la dirección de MCM. Hay precandidatos como Benjamín Rausseo, Antonio Ecarri, Manuel
Rosales, Henrique Capriles, Carlos Prosperi que no se inscribieron en la
primaria o no muestran el mismo entusiasmo. Rafael Arráiz Lucca y María
Carolina Uzcátegui renunciaron a la Comisión Nacional de Primaria y atizaron
las dudas sobre un proceso que puede resultar excluyente. Si las tensiones internas en la Plataforma Unitaria
dan al traste con la elección primaria, no hará falta que el TSJ la suspenda.
Los mejores estrategas se preparan para los peores
escenarios
El
conflicto venezolano se puede resolver mediante el diálogo, la negociación y
los acuerdos, pero hay quienes apuestan a prolongar las tensiones. Las
negociaciones en Caracas, República Dominicana, Oslo, Barbados y México no dieron
los resultados políticos, económicos y sociales esperados.
En la
cumbre UE-Celac realizada en Bruselas, Macron promovió una nueva reunión entre
el gobierno y la Plataforma Unitaria para destrancar las negociaciones. Acordaron
volver en noviembre, después de las primarias. Estados Unidos entrará en
campaña electoral y la agenda venezolana quedará postergada. Por lo tanto, no
habrá canje de sanciones por mejores condiciones electorales, ni desbloqueo de
los fondos venezolanos para mejorar las condiciones sociales.
El populismo exagera el estímulo de
las emociones que nublan la razón. El
desprecio, la descalificación y el insulto parecieran ser los principios
rectores de la política venezolana, cuyo ejercicio exacerba las bajas
pasiones. A MCM la
han atacado grupos del oficialismo y HCR también ha sido víctima de arremetidas
violentas. Las descalificaciones, insultos y agresiones violentas signarán la
campaña electoral. Al calor de la campaña electoral, en Venezuela se atizará la
confrontación política.
Si
el PSUV pierde las Presidenciales de 2024 puede perderlo todo. Teme no poder
aguantar la euforia triunfalista de la oposición, ser barrido en las
parlamentarias y perder la mayoría de gobernadores, alcaldes, diputados
regionales y concejales. El oficialismo sabe que en las Presidenciales de 2024
se juega su sobrevivencia y por eso no se descarta una Megaelección que le
permita desplegar toda su maquinaria electoral bajo el lema: o nos salvamos todos o no se salva ninguno.
El gobierno no va dejar
correr en la cerrera presidencial a quien luego se convierta en su verdugo. Por
eso abusa de las inhabilitaciones políticas para sacar de la contienda
electoral a candidatos incómodos o potencialmente ganadores. Quienes aspiren a
capitalizar electoralmente el descontento nacional tiene que estar preparados
para estas maniobras. Al forzar la renuncia del CNE, obstaculizar la asistencia
técnica a la primaria, inhabilitar candidatos e impedir la observación
internacional, el gobierno deteriora las condiciones electorales para inducir
la división y abstención de la oposición.
¿Cuáles son las condiciones
que es necesario crear para que se puedan celebrar unas elecciones
competitivas? La solución electoral y pacífica del conflicto venezolano -que haga
posible una alternancia en el poder sin revanchismos y afanes de venganza- tiene que ser pactada con el chavismo, al cual se le deben dar garantías y confianza de
que no será perseguido, enjuiciado ni encarcelado. Solo así entregarán el poder.
Escuche el análisis completo
en el nuevo podcast de Pedagogía Económica y Electoral https://t1p.de/d6q9b
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