viernes, 16 de mayo de 2014

Propuesta 6 a la CEP: Un Pacto Antiinflacionario


Por: Víctor Alvarez R.

En su programa En contacto con Maduro, el Presidente de la República planteó que "debemos tener una economía sana, tanto en lo productivo como en los precios: esa es la mayor garantía de estabilidad social del país". Desde que entró en vigencia la Reconversión Monetaria la inflación acumulada alcanza el 448,3%. Esto significa que el bolívar de hoy equivale a solo 0,1823 céntimos del bolívar fuerte que comenzó a circular en enero de 2008. La inflación acumulada en el primer cuatrimestre llegó a 10,1%. En la Comisión Económica para la Paz (CEP) se pudieran echar las bases para un Pacto Antiinflacionario como expresión de la corresponsabilidad que los sectores público y privado están dispuestos a asumir para derrotar este terrible flagelo que está empobreciendo y arruinado al país. La inflación no solo devora el poder adquisitivo de los trabajadores, sino que también se revierte contra la lógica empresarial de aumentar las ventas para mejorar su rentabilidad.

Hacia un Pacto Antiinflacionario

Derrotar la inflación pasa por reconocer la corresponsabilidad que tienen los sectores público y privado en el desquicie de los precios. La empresa privada tiene que entender que si los aumentos de sueldos son trasladados inmediatamente y en una mayor proporción al precio de venta, esto termina revirtiéndose contra la propia lógica empresarial de aumentar las ventas para maximizar sus ganancias. La inflación erosiona el poder adquisitivo, contrae el consumo de las personas y es una de las causas de la actual desaceleración que sufre la economía venezolana. El salario no es sólo un costo de producción más: es la principal fuerza motriz del consumo privado y de la demanda agregada. Los asalariados, al tener mayores necesidades insatisfechas, cuando reciben un aumento de sueldos tienden a gastarlo todo, no tienen capacidad de ahorro y su propensión al consumo es mayor que la de los capitalistas, los cuales tienen sus necesidades satisfechas. Por eso, cualquier aumento de los sueldos mueve la economía. Cuando se castiga el salario se castiga la actividad económica y se provoca estancamiento y recesión. Los aumentos de sueldos serán la fuerza motriz de la reactivación económica, siempre y cuando no sean trasladados de inmediato y en una mayor proporción a los precios.
A su vez, el gobierno tiene que entender que el financiamiento del BCV a Pdvsa y otras empresas públicas deficitarias ha provocado un crecimiento sin precedentes de la liquidez monetaria. Si el financiamiento del déficit fiscal por parte del BCV se convierte en una práctica reiterada, podríamos caer en una perversa expansión de la oferta monetaria con nefastas consecuencias, toda vez que se agravaría el actual desequilibrio entre la liquidez monetaria y la oferta de bienes y servicios. Esto deteriora el poder de compra de la moneda, lo cual se expresa en una permanente inflación que es imposible de vencer con controles de precios. Así, un gobierno que se ha declarado socialista, paradójicamente estaría atizando la inflación y facilitando un proceso de redistribución regresiva del ingreso que perjudica abiertamente a los trabajadores que viven de un ingreso fijo.
El Art. 318 de la CRBV establece que “El objetivo fundamental del BCV es lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la unidad monetaria”. A su vez, el Art. 320 señala que “El Estado debe promover y defender la estabilidad económica, evitar la vulnerabilidad de la economía y velar por la estabilidad monetaria y de precios, para asegurar el bienestar social”.
La ilusión monetaria
Por su parte, los sindicatos deben comprender que no tienen sentido aumentos de salarios que se vuelven sal y agua con la inflación. Aunque monetariamente se gane más, realmente se puede comprar menos. Una inflación mayor que el incremento salarial es uno de los factores que explica la redistribución regresiva del ingreso. Cuando los precios suben, los salarios no lo hacen de inmediato. Los trabajadores tienen que esperar cada 1° de Mayo o hasta la nueva contratación colectiva (en promedio cada dos años) para que se produzca una nueva compensación salarial. El factor trabajo reacciona con retraso y cuando por fin logra una compensación salarial ya ha sido despojado de buena parte de su ingreso por los factores que manipulan los precios. El ajuste salarial, además de ser tardío, no compensa toda la pérdida del poder adquisitivo. Al ser menor el aumento de los sueldos en comparación con la inflación, se produce una transferencia neta del ingreso de los trabajadores que viven de un sueldo fijo a favor del factor capital. En esas circunstancias es preferible que no suban los sueldos pero que paren la inflación.
Indexar aumentos a la productividad
El incremento de los salarios en Venezuela se ha sustentado en la distribución de la renta petrolera. Como parte del Pacto Antiinflacionario, el incremento salarial debería ir en correspondencia con el aumento de la productividad que, en el caso de la economía venezolana, está muy por debajo del promedio de América Latina. Superar este rezago requiere la incorporación de los trabajadores en las deliberaciones de la CEP para que aseguren su justa participación en la distribución de los beneficios que se deriven de la transformación de la economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo exportador.

1 comentario:

  1. "Se requiere la participación de los trabajadores en las deliberaciones de la CEP para asegurar su justa participación en la distribución de los beneficios económicos....." Correcto Alvarez, he aquí el talón de Aquiles de una economía que se hace llamar socialista pero sin la sustancia del protagonista que es el trabajador. No hay socialismo con cambio de patrones (antes privado y ahora publico) y los trabajadores en el mismo sistema de dominación, Hay que ir a la transformación del sistema como un todo y no a la sustitución de una formula con los mismos elementos matemáticos.

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