Por: Víctor Alvarez R.
En su programa En contacto con Maduro, el
Presidente de la República planteó que "debemos tener una economía sana,
tanto en lo productivo como en los precios: esa es la mayor garantía de
estabilidad social del país". Desde que entró en vigencia la
Reconversión Monetaria la inflación acumulada alcanza el 448,3%. Esto significa
que el bolívar de hoy equivale a solo 0,1823 céntimos del bolívar fuerte que comenzó a
circular en enero de 2008. La inflación acumulada en el primer cuatrimestre
llegó a 10,1%. En la Comisión Económica para la Paz (CEP) se pudieran echar las
bases para un Pacto Antiinflacionario como expresión de la corresponsabilidad
que los sectores público y privado están dispuestos a asumir para derrotar este
terrible flagelo que está empobreciendo y arruinado al país. La inflación no solo devora
el poder adquisitivo de los trabajadores, sino que también se revierte contra
la lógica empresarial de aumentar las ventas para mejorar su rentabilidad.
Hacia un
Pacto Antiinflacionario
Derrotar la inflación pasa por reconocer la
corresponsabilidad que tienen los sectores público y privado en el desquicie de
los precios. La empresa privada tiene que entender que si los aumentos de
sueldos son trasladados inmediatamente y en una mayor proporción al precio de
venta, esto termina revirtiéndose contra la propia lógica empresarial de
aumentar las ventas para maximizar sus ganancias. La inflación erosiona el
poder adquisitivo, contrae el consumo de las personas y es una de las causas de
la actual desaceleración que sufre la economía venezolana. El salario no es
sólo un costo de producción más: es la principal fuerza motriz del consumo
privado y de la demanda agregada. Los asalariados, al tener mayores necesidades
insatisfechas, cuando reciben un aumento de sueldos tienden a gastarlo todo, no
tienen capacidad de ahorro y su propensión al consumo es mayor que la de los
capitalistas, los cuales tienen sus necesidades satisfechas. Por eso, cualquier
aumento de los sueldos mueve la economía. Cuando se castiga el salario se
castiga la actividad económica y se provoca estancamiento y recesión. Los
aumentos de sueldos serán la fuerza motriz de la reactivación económica,
siempre y cuando no sean trasladados de inmediato y en una mayor proporción a
los precios.
A su vez, el gobierno tiene que
entender que el financiamiento del BCV a Pdvsa y otras empresas públicas
deficitarias ha provocado un crecimiento sin precedentes de la liquidez
monetaria. Si el financiamiento del déficit fiscal por parte del BCV se convierte en
una práctica reiterada, podríamos caer en una perversa expansión de la oferta
monetaria con nefastas consecuencias, toda vez que se agravaría el actual desequilibrio
entre la liquidez monetaria y la oferta de bienes y servicios. Esto deteriora
el poder de compra de la moneda, lo cual se expresa en una permanente inflación
que es imposible de vencer con controles de precios. Así, un gobierno que se ha
declarado socialista, paradójicamente estaría atizando la inflación y
facilitando un proceso de redistribución regresiva del ingreso que perjudica
abiertamente a los trabajadores que viven de un ingreso fijo.
El Art. 318 de la CRBV establece que “El objetivo fundamental del BCV es
lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la
unidad monetaria”. A su vez, el Art. 320 señala que “El Estado debe promover y
defender la estabilidad económica, evitar la vulnerabilidad de la economía y
velar por la estabilidad monetaria y de precios, para asegurar el bienestar
social”.
La ilusión monetaria
Por su parte,
los sindicatos deben comprender que no tienen sentido aumentos de salarios que se
vuelven sal y agua con la inflación. Aunque monetariamente se gane más,
realmente se puede comprar menos. Una inflación mayor que el incremento
salarial es uno de los factores que explica la redistribución regresiva del
ingreso. Cuando los precios suben, los salarios no lo hacen de inmediato. Los
trabajadores tienen que esperar cada 1° de Mayo o hasta la nueva contratación
colectiva (en promedio cada dos años) para que se produzca una nueva
compensación salarial. El factor trabajo reacciona con retraso y cuando por fin
logra una compensación salarial ya ha sido despojado de buena parte de su
ingreso por los factores que manipulan los precios. El ajuste salarial, además
de ser tardío, no compensa toda la pérdida del poder adquisitivo. Al ser menor
el aumento de los sueldos en comparación con la inflación, se produce una
transferencia neta del ingreso de los trabajadores que viven de un sueldo fijo
a favor del factor capital. En esas circunstancias es preferible que no suban
los sueldos pero que paren la inflación.
Indexar aumentos a la productividad
El incremento de los salarios en Venezuela se ha
sustentado en la distribución de la renta petrolera. Como parte del Pacto
Antiinflacionario, el incremento salarial debería ir en correspondencia con
el aumento de la productividad que, en el caso de la economía venezolana, está muy
por debajo del promedio de América Latina. Superar este rezago requiere la incorporación
de los trabajadores en las deliberaciones de la CEP para que aseguren su justa participación
en la distribución de los beneficios que se deriven de la transformación de la
economía rentista e importadora en un nuevo modelo productivo exportador.
"Se requiere la participación de los trabajadores en las deliberaciones de la CEP para asegurar su justa participación en la distribución de los beneficios económicos....." Correcto Alvarez, he aquí el talón de Aquiles de una economía que se hace llamar socialista pero sin la sustancia del protagonista que es el trabajador. No hay socialismo con cambio de patrones (antes privado y ahora publico) y los trabajadores en el mismo sistema de dominación, Hay que ir a la transformación del sistema como un todo y no a la sustitución de una formula con los mismos elementos matemáticos.
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