viernes, 7 de agosto de 2015

La pulverización del bolívar

Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias

El artículo 318 de la CRBV plantea que “La unidad monetaria de la República Bolivariana de Venezuela es el bolívar. En caso de que se instituya una moneda común en el marco de la integración latinoamericana y caribeña, podrá adoptarse la moneda que sea objeto de un tratado que suscriba la República”. Sin embargo, de manera oficiosa se conoció que el gobierno está conteste conque las ensambladoras armen vehículos para venderlos en dólares. Trabajadores de las plantas aseguran que ya se han concretado 1.187 operaciones en moneda extranjera y que los compradores pagaron con transferencias en bancos del exterior. Ford ofrece la camioneta Explorer en $ 69.800, la EcoSport en $ 36.900 y el camión Cargo 1721 en $ 70.000.

La dolarización suele ser un fenómeno espontáneo a través del cual las personas buscan protegerse de la erosión que sufre el poder de compra de la moneda nacional. Así, la economía gradualmente va cotizando y transando un número creciente de mercancías en dólares. Sobre todo cuando se trata de productos con un alto componente importado, como vehículos, electrodomésticos, computadoras, teléfonos móviles, etc. Como no resulta rentable comercializarlos en bolívares que luego no alcanzan para reponer las divisas cada vez más caras, se va imponiendo la práctica de fijar el precio y hacer la transacción en dólares.

Debido al colapso de ingreso petrolero, el gobierno no puede garantizar la liquidación oportuna de divisas a los sectores productivos. Sin embargo, les exige que sigan operando para mantener el empleo que allí se genera. Por tal razón, ha comenzado a flexibilizar los mecanismos para que éstos obtengan las divisas por otras vías y así quitarse de encima la enorme presión que tiene de las ensambladoras. Al recibir las divisas directamente de los compradores, las automotrices importan el material de ensamblaje y se mantienen operativas.

Una medida discriminatoria y excluyente

Para un gobierno que tiene como bandera la igualdad y la inclusión social, la dolarización representa una discriminación en contra de la mayoría de los venezolanos que no tienen acceso a las divisas. Solo los privilegiados que lograron capturar una tajada de los dólares de Cadivi/Cencoex/Sicad podrán adquirir esos bienes en dólares. La inmensa mayoría de trabajadores que viven de un ingreso fijo en bolívares tendrían que convertirlo en dólares a la tasa de cambio más cara, lo cual les cierra todo acceso a esta clase de bienes dolarizados.

La venta de vehículos en dólares se suma a  la dolarización de las líneas aéreas y abre vías para que otros sectores con alto componente importado que no están recibiendo divisas ni de Cencoex ni de Sicad planteen aplicar esta misma modalidad. Cabe esperar, entonces, que la dolarización se convierta en un fenómeno cada vez más expandido en todas las cadenas de la industria y el comercio que no tienen acceso al dólar preferencial y que -para no cerrar sus negocios- ven en esta modalidad la posibilidad de su salvación.

¿Por qué se dolariza la economía venezolana?

Como toda moneda, el bolívar tiene como funciones básicas las de servir de unidad de cuenta, de medio de cambio y de depósito de valor. Cuando esas funciones comienzan a deteriorarse, la dinámica económica tiende de manera espontánea y natural a utilizar otra moneda que pueda cumplir de mejor manera tales funciones.  La contracción de la producción nacional, las desmesuradas emisiones de dinero sin respaldo para financiar el déficit fiscal y la caída de las reservas internacionales se han juntado para pulverizar el poder de compra del bolívar. Por lo tanto, la dolarización es la consecuencia inevitable del sostenido deterioro de la moneda nacional.

En la economía venezolana hay una inmensa cantidad de productos cuyo precio se define primero en dólares y luego se traduce en bolívares a la tasa de cambio más alta. Y aunque el bolívar se utilice como medio de cambio, en realidad es el dólar el que se ha usado como unidad de cuenta. Sin embargo, cada vez son más las operaciones de compra y venta que no solo se contabilizan en dólares, sino que también se transan en esa divisa.

Como el bolívar se vuelve sal y agua debido a la inflación, se busca ahorrar en dólares. Con inflaciones de 56  y 68 % en los últimos años y la amenaza de una inflación mayor a 100 % en el 2015, el bolívar no luce como la moneda más adecuada para preservar la capacidad de compra de los ahorros. Por eso la gente prefiere salir tan rápido como pueda de unos bolívares que se deshacen como hielo en el fogón inflacionario. A medida que los dólares son más escasos, su precio sube y se convierte en un mejor depósito de valor para preservar la capacidad adquisitiva de los bolívares que se utilizaron para comprarlos.

Por todas estas razones, el dólar se viene utilizando cada vez más como unidad de cuenta, como medio de cambio y como depósito de valor. Dicho al revés, el bolívar se utiliza cada vez menos como unidad de cuenta para expresar los precios. De hecho, viviendas, locales comerciales, vehículos, electrodomésticos, teléfonos celulares, licores, pasajes aéreos  y un número creciente de mercados  actualmente se cotizan en dólares. El bolívar también se está dejando de utilizar como medio de pago y aunque las operaciones se legalicen en bolívares en la notaría o registro mercantil, con frecuencia la transacción se ha hecho en dólares. Adicionalmente, unas tasas de interés artificialmente bajas que no compensan el poder de compra que la inflación le quita a los ahorros, agravan la aversión al bolívar como reserva de valor.

La dolarización es la consecuencia de la pulverización del bolívar, es la expresión más cruda del fracaso del régimen de cambios múltiples, el cual debe abrirle paso a la unificación cambiaria a un nivel que exprese la verdadera productividad de la economía nacional. De esta forma se podrán sustituir importaciones, respaldar la competitividad de las exportaciones no petroleras, generar nuevas fuentes de divisas que compensen el menguado ingreso petrolero, y fortalecer las reservas internacionales. Solo así se podrá restituir el valor del signo monetario nacional. @victoralvarezr

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