Víctor Álvarez R.
Premio nacional de Ciencias
En su visita a La Habana, el presidente de
Francia, Francois Hollande, se sumó a los mandatarios que piden la
anulación del bloqueo económico estadounidense contra Cuba, el cual impide
el flujo de inversiones francesas hacia la isla, perjudica el desarrollo
de la economía cubana y dificulta la satisfacción plena de las
necesidades básicas y esenciales de su gente.
El gobierno cubano presidido por Raúl Castro despliega
una intensa campaña internacional para divulgar su nueva Ley de Inversiones
Extranjeras y los incentivos que ofrece la isla para atraer capitales que le
permitan superar más de medio siglo de bloqueo y auto-bloqueo económico, con
sus nefastas consecuencias de caída de la producción, escasez, racionamiento,
acaparamiento y especulación.
Despojado de viejas ideas que hoy resultan totalmente
anacrónicas e inservibles para mejorar la calidad de vida de su población, la
Revolución Cubana actualiza su modelo económico y asume a las inversiones
extranjeras no como el “invasor imperialista” sino como un “socio fraternal”.
El gobierno cubano entiende perfectamente que la
posibilidad real de tener acceso a las fuentes de financiamiento, tecnologías,
asistencia técnica y mercados para sus productos está estrechamente vinculada a
los incentivos que sea capaz de ofrecer para atraer nuevas y crecientes inversiones.
Por eso Cuba aprobó su nueva Ley de Inversión
Extranjera, ofrece incentivos fiscales, seguridad jurídica, servicios de calidad
y paz laboral en sus zonas especiales de desarrollo, reforma y abre a la
inversión la empresa estatal socialista, corrige las distorsiones cambiarias y avanza
en la unificación monetaria.
No hay dólares para
Fedecámaras (ni para Fedeindustria tampoco)
Miguel
Pérez Abad, en su condición de Comisionado del Estado Mayor Económico, informó recientemente
que “Se acabaron los dólares baratos para el sector
productivo”. Por lo tanto, ya no habrá más divisas a las tasas Cencoex-Sicad
para el sector privado, el cual tendrá que acudir al Simadi.
Pero la adquisición de divisas
a través de este sistema solo será posible siempre y cuando se surta cada vez
más de divisas provenientes de la inversión extranjera, exportaciones privadas
no petroleras, repatriación de capitales y turismo internacional.
Mientras tanto, la insuficiente
oferta de divisas en el Simadi seguirá dependiendo de la menguada renta
petrolera y de la precaria disponibilidad del BCV, el cual ha visto caer el
nivel de reservas internacionales a su nivel más bajo en la última década.
Simadi: un sistema entre privados
A diferencia de Sicad 2 -que en su momento fue
anunciado como un sistema regido por la libre oferta y demanda pero al cual se
le impuso la barrera psicológica de 50 Bs/$-, el Simadi comenzó a operar a una
tasa de cambio muy cercana a la del paralelo, sin mayor intervención
gubernamental.
De hecho, el presidente del BCV, Nelson Merentes,
señaló que “el Simadi es un sistema entre privados”, por lo que el
Gobierno no debería ser un oferente permanente sino ocasional. Hasta ahora, ni
PDVSA ni el BCV han colocado montos importantes en el Simadi y de allí la
brecha con el paralelo.
Si realmente se quiere incentivar una oferta de
divisas de origen privado, el Simadi tiene que ser un régimen cambiario de
flotación libre, sin intervención estatal que intente frenarlo para evitar que
rompa o se aleje de la nueva barrera psicológica de 200 Bs/$, tal como se ha
observado en la última semana.
Pero mientras exista
control de cambios y demanda insatisfecha, el mercado paralelo se mantendrá y
seguirá arrastrando la tasa Simadi.
El 95% de
las divisas que entran a Venezuela son generadas por la factura petrolera de
Pdvsa. Como se sabe, con el colapso de los precios del petróleo este ingreso se
desplomó a la mitad y por eso el Gobierno activó el Simadi, pero hasta ahora no
se ha visto una mayor oferta de divisas privadas que compense la menguada renta
petrolera.
En estos momentos, difícilmente los inversionistas
extranjeros encuentren otro país con una tasa de cambio más favorable que la
del Simadi, un verdadero estímulo cambiario para hacer rendir sus divisas en
moneda local. En un contexto inflacionario -con incrementos de precios de 56% y
68 % en los últimos dos años-, el anclaje cambiario obligaba a los
inversionistas extranjeros a traer más divisas para poder cubrir los crecientes
costos nacionales, y eso castigaba la inversión. En adelante obtendrán más bolívares por cada dólar, lo
cual va a disminuir la cantidad de dólares que necesitan para cubrir los gastos
domésticos.
Necesario más no suficiente
Con la nueva tasa Simadi, los
inversionistas extranjeros que ven a Venezuela con interés pero no terminan de
concretar sus proyectos, ahora encuentran un importante incentivo para acelerar
sus planes de inversión. Sin embargo, para atraer inversiones extranjeras el incentivo
cambiario es necesario más no suficiente. La inversión no fluirá en la escala
que el país necesita mientras no se logre estabilidad macroeconómica, seguridad
jurídica, transparencia y flexibilidad en los controles; paz laboral; y disponibilidad
de insumos básicos, infraestructura y servicios de calidad para la inversión
productiva. Hasta Cuba lo ha reconocido en su nueva Ley de Inversión
Extranjera.
Mientras se
crean las condiciones que estimulen la inversión extranjera, la oferta en el
Simadi seguirá dependiendo de las divisas que vendan Pdvsa y el BCV. De allí
que un asunto clave que hay que aclarar es la tasa de
cambio a la cual los inversionistas extranjeros podrán convertir sus divisas y repatriar luego los dividendos. Para
las nuevas inversiones sería Simadi, pero si esta tasa se aplica a los
dividendos pendientes de inversiones anteriores, las pérdidas cambiarias serían
considerables, toda vez que al entrar al país convirtieron sus divisas a tasa
Cadivi-Cencoex, mientras que para salir o remitir dividendos tendrían que comprar
las divisas 30 veces más caras. Y ante tal falta de claridad e inseguridad
cambiaria nadie va a invertir en Venezuela.
¿Seguirá subiendo el Simadi?
Siendo la
tasa de cambio una relación entre dos monedas –en este caso del bolívar frente
al dólar-, lo ideal sería que a medida que aumente la oferta de divisas
privadas, la tasa Simadi tienda a bajar y estabilizarse en torno a la tasa de
cambio implícita que surge de dividir la liquidez monetaria entre las reservas
internacionales (LM/RI).
La
estabilización de la tasa Simadi en torno a la relación LM/RI dependerá en gran
medida de que el gobierno corrija el déficit fiscal y elimine su financiamiento
monetario a través de las desmesuradas emisiones de dinero sin respaldo que
viene haciendo el BCV. Adicionalmente, para aliviar las presiones sobre el
mercado cambiario se requiere aumentar las tasas de interés y afinar el
funcionamiento del mercado interbancario para estimular el ahorro y evitar que
estos recursos se trasladen a la especulación cambiaria.
Sin lugar a dudas, la
tasa Simadi constituye un poderoso incentivo que mejorará sustancialmente el
flujo de caja en bolívares de los inversionistas extranjeros, pero no impactará
considerablemente el ingreso en divisas del país, a menos que se creen
adecuadas condiciones para la inversión extranjera, empezando por corregir los
desequilibrios fiscales y monetarios para que la tasa Simadi deje de estar tan
subvaluada, se aproxime a la relación LM/RI y finalmente se estabilice en un
nivel que exprese la verdadera productividad de la economía nacional. @victoralvarezr
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