viernes, 7 de agosto de 2015

¿Qué pasa con el Simadi?

Víctor Álvarez R.
Premio nacional de Ciencias

En su visita a La Habana, el presidente de Francia, Francois  Hollande, se sumó a los mandatarios que piden la anulación del bloqueo económico  estadounidense contra Cuba, el cual impide el flujo de inversiones francesas hacia la isla, perjudica el desarrollo de  la economía cubana y dificulta la satisfacción plena de las necesidades básicas y esenciales de su gente.

El gobierno cubano presidido por Raúl Castro despliega una intensa campaña internacional para divulgar su nueva Ley de Inversiones Extranjeras y los incentivos que ofrece la isla para atraer capitales que le permitan superar más de medio siglo de bloqueo y auto-bloqueo económico, con sus nefastas consecuencias de caída de la producción, escasez, racionamiento, acaparamiento y especulación.

Despojado de viejas ideas que hoy resultan totalmente anacrónicas e inservibles para mejorar la calidad de vida de su población, la Revolución Cubana actualiza su modelo económico y asume a las inversiones extranjeras no como el “invasor imperialista” sino como un “socio fraternal”.

El gobierno cubano entiende perfectamente que la posibilidad real de tener acceso a las fuentes de financiamiento, tecnologías, asistencia técnica y mercados para sus productos está estrechamente vinculada a los incentivos que sea capaz de ofrecer para atraer nuevas y crecientes inversiones.

Por eso Cuba aprobó su nueva Ley de Inversión Extranjera, ofrece incentivos fiscales, seguridad jurídica, servicios de calidad y paz laboral en sus zonas especiales de desarrollo, reforma y abre a la inversión la empresa estatal socialista, corrige las distorsiones cambiarias y avanza en la unificación monetaria.

No hay dólares para Fedecámaras (ni para Fedeindustria tampoco) 

Miguel Pérez Abad, en su condición de Comisionado del Estado Mayor Económico, informó recientemente que “Se acabaron los dólares baratos para el sector productivo”. Por lo tanto, ya no habrá más divisas a las tasas Cencoex-Sicad para el sector privado, el cual tendrá que acudir al Simadi.

Pero la adquisición de divisas a través de este sistema solo será posible siempre y cuando se surta cada vez más de divisas provenientes de la inversión extranjera, exportaciones privadas no petroleras, repatriación de capitales y turismo internacional.

Mientras tanto, la insuficiente oferta de divisas en el Simadi seguirá dependiendo de la menguada renta petrolera y de la precaria disponibilidad del BCV, el cual ha visto caer el nivel de reservas internacionales a su nivel más bajo en la última década.

 

Simadi: un sistema entre privados

A diferencia de Sicad 2 -que en su momento fue anunciado como un sistema regido por la libre oferta y demanda pero al cual se le impuso la barrera psicológica de 50 Bs/$-, el Simadi comenzó a operar a una tasa de cambio muy cercana a la del paralelo, sin mayor intervención gubernamental.

De hecho, el presidente del BCV, Nelson Merentes, señaló que “el Simadi es un sistema entre privados, por lo que el Gobierno no debería ser un oferente permanente sino ocasional. Hasta ahora, ni PDVSA ni el BCV han colocado montos importantes en el Simadi y de allí la brecha con el paralelo.

Si realmente se quiere incentivar una oferta de divisas de origen privado, el Simadi tiene que ser un régimen cambiario de flotación libre, sin intervención estatal que intente frenarlo para evitar que rompa o se aleje de la nueva barrera psicológica de 200 Bs/$, tal como se ha observado en la última semana.

Pero mientras exista control de cambios y demanda insatisfecha, el mercado paralelo se mantendrá y seguirá arrastrando la tasa Simadi.


El 95% de las divisas que entran a Venezuela son generadas por la factura petrolera de Pdvsa. Como se sabe, con el colapso de los precios del petróleo este ingreso se desplomó a la mitad y por eso el Gobierno activó el Simadi, pero hasta ahora no se ha visto una mayor oferta de divisas privadas que compense la menguada renta petrolera.

En estos momentos, difícilmente los inversionistas extranjeros encuentren otro país con una tasa de cambio más favorable que la del Simadi, un verdadero estímulo cambiario para hacer rendir sus divisas en moneda local. En un contexto inflacionario -con incrementos de precios de 56% y 68 % en los últimos dos años-, el anclaje cambiario obligaba a los inversionistas extranjeros a traer más divisas para poder cubrir los crecientes costos nacionales, y eso castigaba la inversión. En adelante obtendrán más bolívares por cada dólar, lo cual va a disminuir la cantidad de dólares que necesitan para cubrir los gastos domésticos.

Necesario más no suficiente

Con la nueva tasa Simadi, los inversionistas extranjeros que ven a Venezuela con interés pero no terminan de concretar sus proyectos, ahora encuentran un importante incentivo para acelerar sus planes de inversión. Sin embargo, para atraer inversiones extranjeras el incentivo cambiario es necesario más no suficiente. La inversión no fluirá en la escala que el país necesita mientras no se logre estabilidad macroeconómica, seguridad jurídica, transparencia y flexibilidad en los controles; paz laboral; y disponibilidad de insumos básicos, infraestructura y servicios de calidad para la inversión productiva. Hasta Cuba lo ha reconocido en su nueva Ley de Inversión Extranjera.

Mientras se crean las condiciones que estimulen la inversión extranjera, la oferta en el Simadi seguirá dependiendo de las divisas que vendan Pdvsa y el BCV. De allí que un asunto clave que hay que aclarar es la tasa de cambio a la cual los inversionistas extranjeros podrán convertir sus divisas y repatriar luego los dividendos. Para las nuevas inversiones sería Simadi, pero si esta tasa se aplica a los dividendos pendientes de inversiones anteriores, las pérdidas cambiarias serían considerables, toda vez que al entrar al país convirtieron sus divisas a tasa Cadivi-Cencoex, mientras que para salir o remitir dividendos tendrían que comprar las divisas 30 veces más caras. Y ante tal falta de claridad e inseguridad cambiaria nadie va a invertir en Venezuela.

¿Seguirá subiendo el Simadi?

Siendo la tasa de cambio una relación entre dos monedas –en este caso del bolívar frente al dólar-, lo ideal sería que a medida que aumente la oferta de divisas privadas, la tasa Simadi tienda a bajar y estabilizarse en torno a la tasa de cambio implícita que surge de dividir la liquidez monetaria entre las reservas internacionales (LM/RI).

La estabilización de la tasa Simadi en torno a la relación LM/RI dependerá en gran medida de que el gobierno corrija el déficit fiscal y elimine su financiamiento monetario a través de las desmesuradas emisiones de dinero sin respaldo que viene haciendo el BCV. Adicionalmente, para aliviar las presiones sobre el mercado cambiario se requiere aumentar las tasas de interés y afinar el funcionamiento del mercado interbancario para estimular el ahorro y evitar que estos recursos se trasladen a la especulación cambiaria.

Sin lugar a dudas, la tasa Simadi constituye un poderoso incentivo que mejorará sustancialmente el flujo de caja en bolívares de los inversionistas extranjeros, pero no impactará considerablemente el ingreso en divisas del país, a menos que se creen adecuadas condiciones para la inversión extranjera, empezando por corregir los desequilibrios fiscales y monetarios para que la tasa Simadi deje de estar tan subvaluada, se aproxime a la relación LM/RI y finalmente se estabilice en un nivel que exprese la verdadera productividad de la economía nacional. @victoralvarezr

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