Víctor Álvarez R.
Premio Nacional de Ciencias
Debido
al colapso de los precios del petróleo, el Gobierno de Venezuela se ha
declarado en una búsqueda intensiva de divisas que permitan compensar el
descalabro de la renta petrolera. Con ese fin, el presidente de la República,
Nicolás Maduro, firmó el decreto para cuantificar y certificar las reservas
mineras contenidas en el Arco Minero del Orinoco.
En
un encuentro con 150 empresas nacionales e internacionales de 35 países realizado
en BCV, el Gobierno presentó las potencialidades para la extracción del oro,
cobre, diamante, coltán, hierro, bauxita y otros minerales de alto valor
industrial que subyacen en los 114 mil kilómetros cuadrados que conforman el
Arco Minero, al margen del río Orinoco. Maduro invitó a los
inversionistas y dio instrucciones para proceder de inmediato a la firma de
memoranda de entendimiento con las empresas que estén dispuestas a incorporarse
a la exploración y explotación del Arco Minero. Los cálculos más optimistas y
generosos estiman que hay 7.000 toneladas
de reserva de oro que -al precio actual de 1.100 dólares la onza-, representan
un potencial financiero superior a los 200 mil millones de dólares.
De
hecho, se informó sobre la firma de un memorando de entendimiento entre la
transnacional Gold Reserve y el Gobierno para la conformación de una empresa
mixta para la exploración y explotación de oro. Este anuncio pone fin a una
larga disputa en el CIADI que obligó a Venezuela a pagar una indemnización de
más de 740 millones de dólares por haber revocado la concesión para la
explotación del oro. Recordemos que el fallecido presidente Hugo Chávez tomó
control de las concesiones de Gold Reserve en 2009 en el yacimiento Brisas del
Cuyuní, que representa aproximadamente 3% de las reservas probadas con un
estimado de 10,2 millones de onzas de oro.
Tras
"un pleito y un conflicto que teníamos ahora somos socios para el ganar,
ganar, para el desarrollo de un proyecto de más de 5.000 millones de
dólares", dijo Maduro en un giro del discurso anticapitalista y antiimperialista
que caracterizó a los principales líderes del Gobierno mientras los precios del
petróleo estuvieron altos. Después de la ola de expropiaciones que alejó de
Venezuela a los inversionistas extranjeros, el Ministro de Petróleo y Minería
señaló que el acuerdo con Gold Reserve "demuestra al país la
responsabilidad que tiene ante los inversionistas internacionales de resolver
las discrepancias que se hayan sucedido y no solo eso, sino que hemos
convertido en un tremendo motor de inversión esa disputa porque hemos firmado
también aquí el acuerdo de inversión por 5.000 millones de dólares".
La
convocatoria a explotar el Arco Minero representa un cambio en el discurso
oficial. Mientras los precios del petróleo se mantuvieron altos y la renta
petrolera fue abundante, el fallecido Presidente Chávez suspendió la
explotación del oro y el carbón como soporte del discurso ambientalista y en
defensa del planeta que desplegó en los principales foros internacionales y que
quedó plasmado en el Objetivo 5 del Plan de la Patria. Chávez se opuso
tajantemente a la explotación del carbón y el oro por considerarlas actividades
muy depredadoras y altamente contaminantes. Pero al no ahorrar nada y acabarse
la bonanza petrolera más grande que haya disfrutado Venezuela en toda su
historia, Maduro se ha visto obligado a decretar la emergencia económica y su
sobrevivencia pasa por reconciliarse con las transnacionales mineras para que
retomen los proyectos mineros que habían sido suspendidos por Chávez.
El impacto ambiental del extractivismo minero
La
actividad minera ha demostrado ser incompatible con los propósitos de proteger
la naturaleza y la salud de los seres humanos. El extractivismo minero viene
normalmente acompañado del deterioro de los recursos naturales de las áreas
explotadas, la destrucción de la biodiversidad, la contaminación de fuentes de
agua con productos químicos, y la erosión de los suelos.
Los
costos sociales y ambientales de la actividad minera suelen exceder los
beneficios que genera para la sociedad en su conjunto, especialmente cuando se
carece de una capacidad efectiva de vigilancia y control, y cuando dicha
actividad genera solo beneficios marginales para la sociedad. Los principales beneficiarios
suelen ser las empresas transnacionales autorizadas para la explotación,
mientras que los costos sociales y ambientales suelen ser transferidos a toda
la sociedad.
En
la gran mayoría de los casos, se trata de actividades altamente destructivas de
la naturaleza. En el caso del oro, los daños son causados por el uso de
químicos sin protocolos de seguridad y control, tales como el mercurio y el
cianuro; en el caso de otros minerales por el enorme volumen de tierra que hay
que remover y por los desechos tóxicos que la actividad extractiva genera.
En lugar
de innovar otras formas para certificar las reservas y respaldar las reservas
internacionales de oro sin tener que provocar el impacto ambiental que
significa remover toneladas de tierra para obtener una onza de oro, el Gobierno
retoma la cuestionada idea de extraer el oro y convertirlo en lingotes para monetizarlo
y utilizarlo como reservas internacionales.
¿Extractivismo o pobreza?
El extractivismo-rentista es un modelo de acumulación
basado en la obtención de una creciente renta por la explotación de recursos
naturales. Lleva a la dependencia de los países ricos en materias primas pero
pobres en tecnología, los cuales se limitan a vender en el mercado
internacional tales recursos, en lugar de transformarlos industrialmente. Se
trata de un modelo que anula otras
opciones, tales como el turismo, las fuentes alternas de energía o la
agroecología, debido a los daños ambientales y sociales que ocasiona la
actividad extractiva.
Presionados
por la urgencia de resolver los problemas sociales y de escasez, la cultura
extractivista-rentista mantiene la inercia de exportar el mayor volumen de
recursos naturales al mejor precio posible. Este círculo vicioso se empeora
justamente cuando aumentan los precios del petróleo y minerales, toda vez que
el mayor ingreso en divisas fortalece la capacidad de importación, postergando
la diversificación del aparato productivo.
La
crisis estalla cuando los precios del petróleo se desploman, cae el ingreso en
divisas y la producción nacional resulta insuficiente para atender un nivel de
consumo que se han expandido debido a la inyección doméstica de la renta
internacional. Para compensar el colapso de los precios del petróleo el
gobierno busca ahora otras fuentes de ingreso rentístico a través de la
reactivación del Arco Minero, justo cuando los precios del petróleo y los
minerales están a la baja. El neo-extractivismo
empobrecedor se expresa en el empeño del gobierno por aumentar la explotación
de recursos naturales, con el argumento de que así se pueden generar los
ingresos necesarios para financiar la inversión social y productiva. Si bien es cierto que los
anticipos que reciba el gobierno por las concesiones mineras significan una
máscara de oxígeno para sortear la crisis, en esencia se trata de una huida
hacia adelante y no representa una verdadera alternativa al modelo
extractivista-rentista.
Hay que romper con el falso dilema de
“extractivismo o pobreza”. Para enfrentar con
éxito la severa crisis económica que azota al país se impone superar el modelo
extractivista basado en la explotación intensiva de la naturaleza. Esto solo
conduce al agotamiento de los yacimientos y reservas. Incluso los recursos
renovables se terminan explotando a un ritmo superior a su tasa de reposición
y, desde la Leyenda del Dorado, después de cinco siglos de extractivismo solo
ha quedado depredación ambiental y exclusión social. @victoralvarezr
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