Por: Víctor Álvarez R. / Director de Pedagogía Económica y Electoral
La noche del 28 de julio el Coordinador de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), Omar Barboza, declaró que contaban con 30 % de las actas que daban como ganador a Edmundo González Urrutia (EGU). Luego María Corina Machado (MCM) denunció que a los testigos de EGU se les estaba negando copia del acta y que apenas tenían el 45 %. En los días siguientes, a través de un intenso operativo, pudieron completar más más del 80% de las actas, 45 % son las copias impresas entregadas a los testigos de los Comanditos y el resto son copias escaneadas recibidas por miembros de mesa y otras vías. La PUD publicó todas estas copias en el sitio web habilitado, pero hay que tener en cuenta que un alto porcentaje no son copias impresas sino copias escaneadas que pudieron ser deliberadamente alteradas y enviadas al Comando de EGU-MCM para ensuciar la base de datos, tal como ocurrió con las planillas del referendo revocatorio.
Para no
generar dudas sobre el verdadero ganador de las Presidenciales del 28-J, el CNE
debió publicar las actas originales, pero no lo hizo. Y sin las actas del CNE
no se puede realizar la auditoría y certificación de los resultados. Solo con
unos resultados que puedan estar sustentados con los votos que realmente fueron
depositados en todas y cada una de las urnas es que puede surgir un gobierno
legítimo que cuenta con el apoyo de la soberanía nacional ejercida a través del
voto.