miércoles, 19 de febrero de 2014

Las medidas económicas que faltan

Por: Víctor Álvarez R.

El funcionamiento de Cadivi no impidió que más de $ 20 mil millones fueran defraudados a la Nación. Esto finalmente llevó a su liquidación. Sus funciones serán absorbidas por un Centro Nacional de Comercio Exterior que debe entrar en funciones cuanto antes, con el fin de evitar que se repita la experiencia del año pasado, cuando se eliminó el Sitme sin tener a tiro el funcionamiento del Sicad. Solo así se podrá evitar la incertidumbre que atiza la especulación cambiaria y acrecienta la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo. 

Sin liquidez interna, pero con depósitos externos

Sin liquidez de dólares, el Sicad está condenado a un desempeño semejante al de Cadivi, y no podrá convocar con frecuencia las subastas de divisas provenientes de la renta petrolera. Solo la oferta privada derivada de la reforma de la Ley de ilícitos cambiarios impedirá que se acreciente la brecha entre la tasa de cambio oficial y el paralelo. Para evitar esto, Pdvsa debe suministrar oportunamente y en cantidades suficientes los dólares al BCV, el cual confronta problemas de liquidez, mientras que los depósitos públicos en el exterior superan los $ 130 mil millones. Recuperar el nivel de las reservas operativas implica centralizar en el instituto emisor todos estos fondos en dólares, lo cual ayudará a superar la actual crisis liquidez.  

Eliminar los intermediarios especuladores

El Presidente Nicolás Maduro designó una Comisión para investigar a fondo los ilícitos cambiarios en Cadivi-Sitme y castigar a los responsables. Estos fraudes se facilitaron porque el mecanismo terminó controlado por los operadores cambiarios, donde funcionarios de la banca privada en contubernio con funcionarios públicos, lograron manipular el acceso a las divisas. Esta complicidad facilitó la captura de la renta petrolera a través de la sobrefacturación de importaciones, subfacturación de exportaciones, registro de deuda externa inexistente, importaciones ficticias por empresas de maletín y la especulación cambiaria en el mercado ilegal.

El adecuado funcionamiento del control de cambios y la drástica reducción del dólar paralelo exige abatir esta red de cómplices. Esto pasa por activar la contraloría social apoyada en un uso intensivo de las TIC, para que cualquier ciudadano pueda saber quiénes son los beneficiarios de las divisas, los montos asignados, y el destino que le dan a los recursos a través de los canales de distribución, comercialización y financiamiento. Ojalá el Centro Nacional de Comercio Exterior y la banca pública se conviertan en factores claves de ese nuevo modelo organizativo, y tramiten de manera transparente las solicitudes de divisas, desterrando a los especuladores cambiarios que manipulan el precio de la divisa en el mercado ilegal.

Sincerar la tasa de cambio

Pdvsa es una de los más afectadas por la sobrevaluación del bolívar, toda vez que la tasa de 6.30 Bs/$ no le rinde para pagar una nómina de más de 100 mil empleados, mantener al día el pago a proveedores y financiar las misiones sociales. La propia declaración de ISR de la compañía petrolera se verá afectada y, con ello, su aporte al fisco.

Autorizar a Pdvsa a subastar en el Sicad, si bien puede aliviarle temporalmente los problemas de flujo de caja, no deja de generar una gran distorsión macroeconómica, toda vez que se mantiene la sobrevaluación de la moneda. Esto no solo afecta las finanzas de Pdvsa y su aporte al fisco, sino que mantiene un fuerte estímulo a las importaciones que inhiben el crecimiento de la agricultura e industria, que son precisamente los sectores económicos llamados a sustituir importaciones y diversificar la oferta exportable para generar nuevas fuentes de divisas. De allí la necesidad de fijar una tasa de cambio que exprese la verdadera productividad del aparato productivo nacional.

La reforma fiscal

En Venezuela el déficit fiscal ronda el 15% del PIB, mientras que la evasión del ISR supera el 60% y el IVA que no se entrega al fisco llega al 30%. Para disminuir el déficit fiscal el Gobierno puede devaluar; aumentar el ISR, IVA, o aranceles; reactivar el IDB o el impuesto a los activos empresariales; aumentar la gasolina y las tarifas de luz, agua y gas; con tal de no tener que reducir el gasto público y afectar la inversión social. Unas opciones afectan al factor capital y otras repercuten sobre el factor trabajo. Hasta ahora, la baja presión fiscal ha sido uno de los mecanismos más utilizados para distribuir la renta petrolera y estimular el capitalismo rentístico venezolano. La transformación de la cultura rentista -que vive del petróleo-, en una nueva cultura del trabajo y tributaria, pasa por una profunda reforma fiscal que peche con crecientes impuestos a quienes más tienen para redistribuir estos en favor de quienes menos tienen.

Pragmáticos vs radicales

Para acometer las medidas que están pendientes, hace falta una unidad de criterios que permita lograr coherencia en el accionar de la política económica. Las contradicciones que se observan expresan las tendencias que subyacen en el gobierno, una comprometida con la transformación del capitalismo rentístico en un nuevo modelo productivo socialista, otra tratando de mantener operativo al sector capitalista privado, ante los infructuosos intentos que se han realizado para promover la economía comunal y el control obrero. En este equilibrio inestable, mientras los pragmáticos procuran salvar al gobierno, los radicales tratan de salvar la revolución. @victoralvarezr

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