miércoles, 19 de febrero de 2014

¿Cómo se origina la especulación cambiaria?


Por: Víctor Álvarez R.


En una economía capitalista normal, el valor agregado se distribuye bajo la forma de salarios y ganancias. Sin embargo, en presencia de una renta internacional, los montos absolutos y las proporciones de las remuneraciones al trabajo y el capital pueden resultar considerablemente alterados, toda vez que la renta captada por el Estado es luego distribuida entre los factores económicos y sociales internos.

De allí que, al distribuir la renta, tanto la ganancia capitalista como los salarios de los trabajadores se verán incrementados por encima de los niveles que en sentido estricto les corresponden, de acuerdo a los niveles de producción y productividad internos. Las proporciones en las que se repartirá la renta entre capital y trabajo dependerán de la orientación política que muestren los gobernantes que logren controlar el poder ejecutivo y la estructura del Estado.

La sobrevaluación de la tasa de cambio


La tasa de cambio equivale al monto de bolívares entregado por cada unidad de la divisa extranjera. Así, entre dos economías normales (sin la distorsión del ingreso rentístico) la tasa de cambio suele estar determinada por sus productividades relativas, toda vez que en su proceso de intercambio comercial, lo que pasa de un país a otro son bienes y servicios que resultan de sus niveles de productividad, cuya expresión monetaria es la tasa de cambio.

Ahora bien, cuando el 95 % del ingreso en divisas proviene de una renta internacional -y no de exportar bienes con valor agregado nacional- encontrar una  tasa de cambio que exprese la productividad de la economía real no es una tarea fácil. El Estado-propietario recibe unos dólares del resto del mundo que no tienen una contrapartida en el esfuerzo productivo interno, por lo que su decisión de repartirlos a través del mercado suele cumplirse a una tasa de cambio que se fija sin tener en cuenta la productividad real del aparato productivo.

En consecuencia, un abundante ingreso rentístico crea condiciones objetivas que facilitan la sobrevaluación de la moneda nacional. Esto se manifiesta en una tasa oficial barata cuyo nivel solo se modificará en situaciones de escasez de divisas y déficit fiscal. Por lo tanto, en la sobrevaluación de la tasa de cambio se encuentra uno de los mecanismos más importantes para distribuir la renta internacional en favor de los agentes económicos y sociales internos.

La privatización de la renta petrolera

El canje de bolívares por dólares no es otra cosa que el intercambio de capacidades de compra externa e interna. Según sea la tasa de cambio oficial, el Estado propietario del 95 % del ingreso en divisas pone en manos privadas la renta que es propiedad pública. Si vende los dólares baratos, entonces entrega más poder de compra externo del que recibe a través de unos bolívares que no compran lo mismo en el mercado interno. Por eso, la sobrevaluación de la tasa de cambio permite comprar barato afuera, lo que resulta más caro adentro.

A través del intercambio desigual en el mercado de divisas, el Estado transfiere la renta petrolera a quienes compran la divisa barata. Pero la consecuencia no deseada es que este dólar subsidiado facilita la importación ventajosa de toda clase de bienes que inhiben y desplazan la producción nacional, perjudicando así el logro de los objetivos de soberanía alimentaria y productiva. Cuando esta tensión se recrudece por un mal manejo de la política cambiaria, el crecimiento de la agricultura e industria nacionales se frena debido a la creciente y prolongada sobrevaluación de la tasa de cambio.

La especulación cambiaria

En una economía rentista, debido a la presión inflacionaria que ejerce el desequilibrio entre la pujante demanda y la rigidez de la oferta, se recurre al anclaje cambiario como instrumento de política antiinflacionaria. La situación hace crisis cuando cae la renta petrolera o se retrasa la liquidación oportuna de divisas. Se activa, entonces, un mercado paralelo hacia el cual se desplaza la demanda insatisfecha, originando una creciente brecha entre la tasa de cambio oficial y la cotización de la divisa en el mercado ilegal. Esta última cotización se termina convirtiendo en la tasa de cambio que se aplica para el cálculo del precio de venta al público, incluso de los productos que se importan a la tasa de cambio oficial. Esta práctica a todas luces especulativa, termina anulando el efecto antiinflacionario de la política cambiaria, a la vez que asegura exorbitantes ganancias a aquellos agentes económicos que resultan favorecidos con la asignación de la divisa a la tasa preferencial, pero que defraudan a la Nación y especulan en contra del consumidor.

Esta es la razón de la reciente ola especulativa, la cual es catalizada cada vez que los salarios nominales crecen por encima de la productividad, o cuando se decretan aumentos y pagos de utilidades, bonos y otros emolumentos, sin tomar en cuenta la evolución de la producción nacional. De allí el alza de los precios en los meses en que se liquidan las utilidades o se pagan los aguinaldos. Esta inyección de recursos confiere una adicional capacidad de compra a la gran masa laboral, tras cuya captura se lanzan los sectores económicos que manipulan los precios, convirtiendo la inflación y la especulación en los mecanismos a través de los cuales el factor capital recaptura la renta y logra una distribución del ingreso que le resulta abiertamente favorable. @victoralvarezr

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